Hola Alpacín, bienvenida al Foro.
El reloj, a pesar de las dos roturas que tiene -una mal remendada y la otra con el cobre a la vista- no deja de ser un buen reloj, con el mítico sello de Cuervo y Sobrinos, sello generalmente muy valorado.
Digo "generalmente" porque yo no lo valoro más de lo que es: un simple importador que suena mucho al oído, como la archifamosa Tifany´s &Co, pero que nunca fabricó un reloj.
Bueno, ocurre que por motivos fetichistas-cinéfilos a mí "me pone" mucho más la Tiffany´s & Co, pero no dejo de tener claro que a penas era un simple importador - vendedor que diseñaba joyas, pero no relojes.
Yo no le daría demasiada importancia a ese par de roturas. Si el reloj fuera mío y no tuviera intención de venderlo trataría de acondicionarlo al máximo: reparar las roturitas (tan habituales en los esmaltados y más aún en los Roskopf), una limpieza en profundidad al exterior y una puesta a punto al interior y listo.
Por cierto, puede ser verdad que esas roturas las haya causado un relojero poco habilidoso, ya que ese es el punto débil de las esferas. Las esferas (o diales o cuadrantes) esmaltados tienen una gran virtud: Si no les pasa nada, al cabo de dos o tres siglos permanecen igual de bien que cuando se fabricaron. Las esferas metálicas por contra envejecen muy mal. Pero claro, si les pasa algo, las roturas son así de horribles, cosa que no le pasa a las esferas de metal pintado.
Ocurre que esos diales son unas láminas de cobre muy fino, y por ende maleables y blandas, recubiertas de esmalte, que es absolutamente rígido.
Y ya sea porque se aprietan demasiado fuerte los tornillos de anclaje del dial, o por cualquier otra causa, la base de cobre se deforma y se acaban produciendo grietas o esa especie de heridas que da horror verlas.
Pero yo no echaría todas las culpas al relojero -o curioso- que las desmontó, creo que hay más causas que originan esos espantos.