Sólo dos fotos "testimonio" para adelantaros que hay un antes y un después de visitar la última gran Manufactura independiente.
No sólo por el "marco incomparable" que representa Ginebra
sino porque lo que hay más allá de estas puertas (y no os hagáis ilusiones: *tampoco* permiten sacar fotos dentro) es de tal impacto que me ha hecho reconsiderar la frase que una vez le escuché a un forero:
a alguno se le llena la boca con que Patek es el no va más pero se acaban comprando un Nautilus porque no llegan a una complicación (en realidad su expresión era más cruda, pero creo que se me entiende). Lo cierto es que el grado de trabajo que he visto realizar sobre un Nautilus, desde el troquelado de las tres piezas que componen la caja a partir de un bloque de acero y su progresivo fresado/torneado (una hora completa sólo para la carrura), hasta el trabajo de pulido por etapas del brazalete lo han convertido en un serio candidato. Los oficios artesanos como el de pulidor (no hay una escuela ni un método para ello: o sabes o no sabes. Y sabes a base de práctica, mucha práctica) son un tesoro que Patek quiere preservar a toda costa porque en ellos reside la esencia de su filosofía.
Los salones de la rue du Rhône (la botique de la marca en la ciudad de Ginebra) son parte de ella, pero al mismo tiempo dudo que otras Manufacturas dispongan de un parque de máquinas CNC tan de última generación como las que vi...
Voy a preparar un artículo como se merece la visita y desde ahora ya os pido disculpas por lo escaso y poco útil de las fotos, aunque sí tuve la suerte -gran suerte, me dijeron- de ver en directo esta trío después de haber sido mostrado a otros visitantes del Salón:
De izquierda a derecha, el Sky Moon Tourbillon 6002, el crono monopulsador 5208 y el Sky Moon Tourbillon 5002. Debo decir que el 5208 es, desde que lo vi hace dos años en Basilea, la pieza por la que suspiraría en el inverosímil caso de que pudiera planteármelo, aunque incluso entonces sufriría: la cadencia de producción es extremadamente lenta y hay una alta demanda. No es de extrañar: reúne las complicaciones más atractivas al menos para mí: Repetición de minutos, calendario perpetuo de salto instantáneo en ventanillas y cronógrafo monopulsante... casi parecería que las fases de luna no tienen importancia.
Lo dicho, estén atentos a sus pantallas