Ahora me estoy acordando de que mi otro abuelo tenía también un reloj y una radio, pero estos funcionaban con bocadillos de chorizo, sí sí, de chorizo, pero además tenía que ser chorizo de cantimpalos, no valían bocadillos de jamón, de queso o de tortilla con pimientos, no, tenían que ser bocadillos de chorizo de cantimpalos... La explicación es bien simple: dentro del reloj y de la radio había dos enanitos (uno por artefacto, claro), y para que hiciesen funcionar los aparatos tenían que darles dos bocadillos al día y lo único que les gustaba era el chorizo de cantimpalos, así el del reloj podía pasarse el día dando pedales para poner en marcha los engranajes del mecanismo (además tenía sonería, cada hora punta el enanito soltaba un eructo -eso sí, había que mantener el reloj alejado-), y de la misma manera el de la radio podía pasarse el día dando noticias. Había un inconveniente y es que todas las mañanas mi abuelo tenía que poner en hora el reloj, ya que el enanito también dormía por las noches (más adelante inventó el reloj de dos enanitos que nunca se paraba: cuando uno descansaba el otro se ponía a dar pedales, pero era demasiado grande para llevarlo en la muñeca ya que tenían dentro su cocina, su baño y su dormitorio, fue el precursor del carillón moderno), y en lo referente a la radio había otro inconveniente y es que si bien el enanito entretenía y era muy locuaz, pero como es de suponer las noticias se las inventaba, de manera que cuando el pobre de mi abuelo salía a comentar los partidos a la calle le zurraban a collejas, por lo que acabó escuchando sólo el canal 'Historias de la Mili'...