oldchrono
Magister Collector
Sin verificar
Quedada en Buenos Aires. Algunos misterios develados... o casi.
Hola amigos!!
Me quedaba pendiente relatarles que en oportunidad de la quedada realizada en Buenos Aires en el día de ayer, se aprovechó para develar un par de misterios que habían quedado pendientes de unos hilos publicados en el Foro durante la semana pasada.
Uno de ellos, era referido a mi cronógrafo Gigandet, que yo mostrara hace unos días, surgiendo la duda acerca del movimiento que lo impulsaba, dado que yo no había podido abrirlo (o no me animaba a hacerlo, por el riesgo de arruinar su prístina caja de oro)
(lamento no poder encontrar en cuál de los hilos ocurrió. Tal vez Don Luis o algún otro amigo pueda referenciar aquí dicho hilo)
Lo cierto es que en la ocasión, después de que Don Luis lanzara su opinión sobre cuál era efectivamente el calibre en cuestión, surgió su desafío -apuesta-. La respuesta no se hizo esperar, y varios colegas del Foro hicieron llegar sus propias opiniones, respondiendo a la apuesta.
Quedamos entonces, en que yo llevaría mi Gigandet a la quedada, y trataríamos de abrir allí mismo el reloj, cosa que por supuesto hice.
Fue entonces que quien decidió tomar el toro por las astas, o mejor dicho, tomar mi Bergeon abre relojes en su mano, fue el amigo Daniel/Rodserling, quien así armado, y tomando coraje, procedió a abrir el reloj satisfactoriamente ante la atenta vista de los asistentes (y por cierto mi mirada ansiosa, rogando que no se le escapara el filo de la herramienta y se rayara la caja!!). Afortunadamente, la apertura fue más sencilla de lo esperado, gracias a la experiencia y habilidad de Daniel en estos menesteres.:
El misterio del movimiento, quedó rápidamente develado, cuando después de quitar la tapa y el guardapolvos, quedó a la vista un movimiento impoluto, Valjoux 7733, latiendo acompasadamente mientras movía sus engranajes, transmitiendo vida a sus agujas.
Una vez más, se puso de manifiesto que la suposición anunciada por Don Luis era la correcta, y ahora únicamente falta saber cómo habrá de satisfacerse el resultado de las apuestas. En este sentido, le paso a Don Luis la palabra.
El otro misterio pendiente, se refería al relato que hiciera nuestro querido Don Luis, acerca de un misterioso personaje de la localidad de Baclabá, quien, dedicado a componer los relojes de su comarca, a partir de cierto día comenzó cierta afición a la cuchillería, a punto tal que los cuchillos, navajas y cortaplumas, desaparecían misteriosamente de toda la región, siendo atribuido tal prodigio, a las artes de este sujeto.
Finalmente (y siempre siguiendo el relato de Don Luis) el misterioso relojero-cuchillero, ante la manifiesta y generalizada hostilidad de las gentes del lugar, quienes sospechaban que el raro prodigio de la desaparición masiva de la cuchillería lugareña, tenía que ver con este señor, éste emigró de sus lejanas tierras que lo vieron nacer y ejercer su profesión, viniendo a recalar a tierra argentina, instalándose en un oscuro rincón de Buenos Aires, donde se dedicó con gran exito y buen hacer, a cambiar pilas de relojes, en un tiendita en donde se hallaba rodeado de cuchillos de la más variada forma y procedencia, y grandes stocks de pilas de todo tamaño y voltaje.
Intrigado como yo estaba con esta leyenda, Don Luis me había prometido relatar el final de esta historia y algunos otros pormenores, el día de la quedada.
Fue así que además de la ilusión de juntarme con los amigos y colegas de afición locales, yo llevaba a esta "quemada", un interés adicional y secreto, cual era conocer los detalles de este misterio.
Bueno, lo cierto es que en un aparte de la reunión, Don Luis me confió que, finalmente, el misterioso personaje relojero-cuchillero-cambiador de pilas, decidió "quemar las naves", vender sus stocks de cuchillería, y de pilas, y se dedicó a una pasión suya que nadie conocía, y que era la repostería.
Como testimonio de esta actividad impensada, Don Luis me trajo dos obsequios: una pieza de Baclabá original (imagino que horneada por mismísimo el relojero-cuchillero), típica de su comarca de origen, para que la degustara yo solito en casa, y una pequeña y muy coqueta cortaplumas, único ejemplar que pudo rescatar a tiempo de la liquidación de este personaje devenido en repostero.
El Baclabá delicioso, fue terminado en casa, en unos pocos bocados (confieso que no tuve ningún remordimiento por no haberlo compartido con mis amigos en el Restaurante), y la preciosa cortaplumas, pasa a integrar mi colección de elementos de corte a la cual soy también aficionado.
Muchas Gracias Don Luis!! Le mando mi afectuoso abrazo!
Y como solíamos decir en los cuentos que contamos a nuestros niños: "Colorín colorado, este cuentito se ha terminado"!!
Hola amigos!!
Me quedaba pendiente relatarles que en oportunidad de la quedada realizada en Buenos Aires en el día de ayer, se aprovechó para develar un par de misterios que habían quedado pendientes de unos hilos publicados en el Foro durante la semana pasada.
Uno de ellos, era referido a mi cronógrafo Gigandet, que yo mostrara hace unos días, surgiendo la duda acerca del movimiento que lo impulsaba, dado que yo no había podido abrirlo (o no me animaba a hacerlo, por el riesgo de arruinar su prístina caja de oro)
(lamento no poder encontrar en cuál de los hilos ocurrió. Tal vez Don Luis o algún otro amigo pueda referenciar aquí dicho hilo)
Lo cierto es que en la ocasión, después de que Don Luis lanzara su opinión sobre cuál era efectivamente el calibre en cuestión, surgió su desafío -apuesta-. La respuesta no se hizo esperar, y varios colegas del Foro hicieron llegar sus propias opiniones, respondiendo a la apuesta.
Quedamos entonces, en que yo llevaría mi Gigandet a la quedada, y trataríamos de abrir allí mismo el reloj, cosa que por supuesto hice.
Fue entonces que quien decidió tomar el toro por las astas, o mejor dicho, tomar mi Bergeon abre relojes en su mano, fue el amigo Daniel/Rodserling, quien así armado, y tomando coraje, procedió a abrir el reloj satisfactoriamente ante la atenta vista de los asistentes (y por cierto mi mirada ansiosa, rogando que no se le escapara el filo de la herramienta y se rayara la caja!!). Afortunadamente, la apertura fue más sencilla de lo esperado, gracias a la experiencia y habilidad de Daniel en estos menesteres.:
El misterio del movimiento, quedó rápidamente develado, cuando después de quitar la tapa y el guardapolvos, quedó a la vista un movimiento impoluto, Valjoux 7733, latiendo acompasadamente mientras movía sus engranajes, transmitiendo vida a sus agujas.
Una vez más, se puso de manifiesto que la suposición anunciada por Don Luis era la correcta, y ahora únicamente falta saber cómo habrá de satisfacerse el resultado de las apuestas. En este sentido, le paso a Don Luis la palabra.
El otro misterio pendiente, se refería al relato que hiciera nuestro querido Don Luis, acerca de un misterioso personaje de la localidad de Baclabá, quien, dedicado a componer los relojes de su comarca, a partir de cierto día comenzó cierta afición a la cuchillería, a punto tal que los cuchillos, navajas y cortaplumas, desaparecían misteriosamente de toda la región, siendo atribuido tal prodigio, a las artes de este sujeto.
Finalmente (y siempre siguiendo el relato de Don Luis) el misterioso relojero-cuchillero, ante la manifiesta y generalizada hostilidad de las gentes del lugar, quienes sospechaban que el raro prodigio de la desaparición masiva de la cuchillería lugareña, tenía que ver con este señor, éste emigró de sus lejanas tierras que lo vieron nacer y ejercer su profesión, viniendo a recalar a tierra argentina, instalándose en un oscuro rincón de Buenos Aires, donde se dedicó con gran exito y buen hacer, a cambiar pilas de relojes, en un tiendita en donde se hallaba rodeado de cuchillos de la más variada forma y procedencia, y grandes stocks de pilas de todo tamaño y voltaje.
Intrigado como yo estaba con esta leyenda, Don Luis me había prometido relatar el final de esta historia y algunos otros pormenores, el día de la quedada.
Fue así que además de la ilusión de juntarme con los amigos y colegas de afición locales, yo llevaba a esta "quemada", un interés adicional y secreto, cual era conocer los detalles de este misterio.
Bueno, lo cierto es que en un aparte de la reunión, Don Luis me confió que, finalmente, el misterioso personaje relojero-cuchillero-cambiador de pilas, decidió "quemar las naves", vender sus stocks de cuchillería, y de pilas, y se dedicó a una pasión suya que nadie conocía, y que era la repostería.
Como testimonio de esta actividad impensada, Don Luis me trajo dos obsequios: una pieza de Baclabá original (imagino que horneada por mismísimo el relojero-cuchillero), típica de su comarca de origen, para que la degustara yo solito en casa, y una pequeña y muy coqueta cortaplumas, único ejemplar que pudo rescatar a tiempo de la liquidación de este personaje devenido en repostero.
El Baclabá delicioso, fue terminado en casa, en unos pocos bocados (confieso que no tuve ningún remordimiento por no haberlo compartido con mis amigos en el Restaurante), y la preciosa cortaplumas, pasa a integrar mi colección de elementos de corte a la cual soy también aficionado.
Muchas Gracias Don Luis!! Le mando mi afectuoso abrazo!
Y como solíamos decir en los cuentos que contamos a nuestros niños: "Colorín colorado, este cuentito se ha terminado"!!