Hoy amanecí con la sensibilidad a flor de piel, y que mejor decisión que la de intentar interpretarla para después plasmarla en forma de palabras.
Yo llevo ya unos cuantos años participando en este espléndido foro, incluso en el año 2020, me gané la taza (¡Que momento mas feliz!) más por persistencia que por destreza, y al margen de dicho acontecimiento, este espacio cibernético se convirtió para mí en un gran refugio tanto para aprender, como para amilanar el incesante rigor de la cotidianidad.
A causa del mal de Alzheimer que abrazó sin piedad alguna a la hermosa abuela que me cupo en suerte, me dediqué de alguna forma a livianar y a acompañar su padecimiento diariamente, y me alejé temporalmente con resignación de muchas de las cosas de las que me fascina disfrutar.
Hace un año y dos meses, aquella dama dejó de existir terrenalmente para siempre, y mientras asimilaba ese sopapo raudo e inclemente que me dio la vida justo en el Ecuador de mi alma, decidí volver a alquilar un piso en el mejor barrio cibernético del mundo llamado: "Foro de relojes especiales", donde he vuelto a participar de una manera frecuente, donde recibo con demasiado cariño los "me gusta" y los comentarios que hacen ustedes acerca de mis intervenciones y fotos, las cuales perpetro con mas esfuerzo que con talento para adjuntarlas en el hilo diario, y cual si fuera poco, he logrado construir una inquebrantable devoción cual si fuera el más acérrimo de los creyentes, para procurar seguir aprendiendo de este hermoso arte de la horología, mientras ensimismado alucino fisgoneando con mis ojos, de la magnífica esbeltez de sus piezas de ensueño.
No siendo más, me disculpo de antemano si me excedí con esta prosa chueca pero llenísima de cariño, y nuevamente les doy las gracias a todos y a cada uno de ustedes, por ser los mejores vecinos de este espléndido barrio llamado: Foro de relojes especiales.
