Osinar
Forer@ Senior
Sin verificar
Se dice que hay cosas que no se han de prestar. Hay refranes que acreditan que poca gente deja su pluma a otro, por ejemplo, o que pocos hombres toleran el "uso" ajeno de sus parejas. Algo similar he oído alguna vez acerca de los relojes. Que si son personalísimos, que si tal que si cual.
Sin embargo, practico muy satisfactoriamente el préstamo a largo plazo de mis maquinitas. Parientes o amigos -de determinado perfil perfil personal y a los que veo con mucha frecuencia- son requeridos por mí de vez en cuando para que tengan y usen algún reloj durante un tiempo (nunca más allá deun año). En este momento, sin ir más lejos, están "fuera de casa" un precioso Oris diver azul, un Hami reserva de marcha y un Samurai naranja edición limitada.
Obtengo varios beneficios o satisfacciones, algunos de los cuales soy incapaz de describir. Esos relojes andan y se ruedan con la frecuencia deseable, lo que en mis manos no podrían hacer por mucho que rotase mis nueve pelucos. Además, siento que siguen vivos, que ven mundo, que van creciendo, que se hacen relojes mayorcitos. Por otra parte, siento una bonita sensación al verlos en la muñeca de la persona a la que se los he cedido temporalmente (es curioso: estéticamente, me suelen gustar más en manos ajenas que en las mías; debe ser porque desde fuera se los ve en ángulos que la propia posesión impide). Por último, hay personas que lo agradecen mucho, ya que algunos no podrían mostrar unas muñecas tan automáticamente vestidas por sus propios medios; y eso me produce también una impresión dichosa.
Tampoco es desechable la sensación de "estreno" que me produce el regreso a casa tras el plazo pre-acordado. Es como si acabase de comprarlo. Se renueva ese deleite tan singular que solemos sentir al recibir un nuevo "nene"...
Riesgos. Puede que sí. Pero no más que en el uso propio.
¿Cómo lo véis? ¿Practicáis esa costumbre?
Saludos. Osinar.
Sin embargo, practico muy satisfactoriamente el préstamo a largo plazo de mis maquinitas. Parientes o amigos -de determinado perfil perfil personal y a los que veo con mucha frecuencia- son requeridos por mí de vez en cuando para que tengan y usen algún reloj durante un tiempo (nunca más allá deun año). En este momento, sin ir más lejos, están "fuera de casa" un precioso Oris diver azul, un Hami reserva de marcha y un Samurai naranja edición limitada.
Obtengo varios beneficios o satisfacciones, algunos de los cuales soy incapaz de describir. Esos relojes andan y se ruedan con la frecuencia deseable, lo que en mis manos no podrían hacer por mucho que rotase mis nueve pelucos. Además, siento que siguen vivos, que ven mundo, que van creciendo, que se hacen relojes mayorcitos. Por otra parte, siento una bonita sensación al verlos en la muñeca de la persona a la que se los he cedido temporalmente (es curioso: estéticamente, me suelen gustar más en manos ajenas que en las mías; debe ser porque desde fuera se los ve en ángulos que la propia posesión impide). Por último, hay personas que lo agradecen mucho, ya que algunos no podrían mostrar unas muñecas tan automáticamente vestidas por sus propios medios; y eso me produce también una impresión dichosa.
Tampoco es desechable la sensación de "estreno" que me produce el regreso a casa tras el plazo pre-acordado. Es como si acabase de comprarlo. Se renueva ese deleite tan singular que solemos sentir al recibir un nuevo "nene"...
Riesgos. Puede que sí. Pero no más que en el uso propio.
¿Cómo lo véis? ¿Practicáis esa costumbre?
Saludos. Osinar.