Buenos días,
Como parte de organización, el pasado sábado tuve que llegar temprano a la sede del evento, disfrutando de los momentos iniciales de la feria. Los expositores van llegando de manera silenciosa, localizan su mesa y empieza el ritual de abrir maletas y empezar a disponer las piezas perfectamente repartidas por la mesa. Los organizadores se encargan de asistir a los expositores, proporcionándoles las identificaciones y ajustando las luces y la ventilación. Son cosas que no se aprecian cuando vas de comprador, pero desde luego implican un cierto esfuerzo y dedicación que quedan ocultados.
Las 9 menos diez de la mañana y ya hay algunas parejas esperando en la puerta para entrar. Las dos personas encargadas de la mesa de la entrada retienen sus ansias de querer ser los primeros en acceder a la sala, conversando de manera amena con ellas.
La mesa “de recepción” está ubicada estratégicamente para recoger un poco de información sobre la procedencia de los asistentes y sus impresiones, información que se ve correspondida con un tintero Pelikan de color violeta (dispuestos en forma de pirámide). Mientras tanto, nombres emblemáticos de este mundillo intercambiando piezas, un aliciente más para asistir como expositor a estos eventos.
Ya desde primera hora la asistencia es buena, llegando al punto álgido hacia el mediodía, momento en el que se puede oír un gran bullicio en la sala.
Los expositores negociando precios (mientras espero para hacer una pregunta sobre el precio de una Parker 51, la persona que tengo delante compra una Omas 361 Magnum y una Montblanc 149 después de estar negociando un buen rato) y los compañeros y amigos hablando de sus adquisiciones y ofertas que se pueden encontrar en las diferentes mesas. Después de casi cuatro horas en la sala decido sentarme un momento, conversando con los compañeros que ahora custodian la entrada. Con las compras ya hechas es momento de desfilar a casa para la comida. Una lástima no haberme podido quedar a comer con los compañeros, pero las obligaciones familiares me han condicionado un poco este año.
Finalmente, mostraros mis compras. No son muy abultadas, pero tenía el firme propósito de ceñirme a un presupuesto y lista de deseos razonable. En primer lugar, el libro de reparaciones de estilográficas traducido al castellano por Ariel Zuñiga. Aproveché que el autor estaba en la sala para pedirle una dedicatoria:
Segunda adquisición del día, una Parker 51 vacumatic cedar blue, que necesitaba de cambio de saco:
Después de desmontarla, ya está en remojo:
Aunque en el proceso he roto el sistema de llenado (no había manera de sacarlo). Ya tengo en camino un repuesto para volverla a la vida:
Mi tercera compra fue papel, en concreto:
Por último, una Pelikan pequeñita que completa mi mini colección de estas joyas modernas:
Espero que os haya parecido entretenida esta crónica del evento. Espero que otros compañeros se animen a presentar sus adquisiciones e impresiones.
¡Saludos!