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Gracias J!¡Enhorabuena! Simplemente por lo que comentas de los acabados, voy a intentar pasarme un día a verlo en directo. Es un aspecto de la relojería que me llama mucho la atención, y habiendo mencionado, durante tu descripción, a A. Lange&Söhne y Laurent Ferrier, ya me hago una idea del nive que estamos hablando. Gracias por compartir.
Gracias Zaknafein. Me alegro te haya gustado.Espectacular.
Vaya reloj, quién pudiera.
Para quitarse el sombrero. No se puede decir más, ni escribir mejor. Tus presentaciones son... lo más de lo más !.Muy buenas,
Hoy voy a contaros acerca de un reloj y de una marca alemana de Altísima Relojería, realmente muy exclusiva. Está en Glashütte y es competencia directa de la que la mayoría de los aficionados pensaría que es con esas características (ALS). Fundada en el año 2008, es una marca moderna que realiza relojes de diseño elegante. Su nombre viene del creador de la Escuela Alemana de Relojería (creada en 1878), edificio donde por cierto ahora está ubicado el Museo de Relojería Alemana de Glashütte. Moritz Grossmann fue compañero de estudios relojeros en Dresde, y buen amigo, de Ferdinand Adolph Lange. Sí, sí, el fundador de A. Lange & Söhne. Ambos se establecieron en Glashütte y compartieron siendo actores protagonistas una de las épocas más fértiles en la historia de la relojería alemana. A la muerte de Moritz en 1885 su empresa no sobrevivió.
Ver el archivos adjunto 2383648
Y más de 120 años después, curiosamente trabajadores de la empresa de su amigo Lange, la resucitaron. La cabeza visible y máxima ejecutiva de ese grupo de ex -ALS es Christine Hutter, que digamos conocía como la palma de su mano la forma de trabajar en Glashütte, habiendo estado previamente trabajando en Wempe, Glashütte Original y A. Lange & Söhne. De inicio caracterizó sus relojes como algo extraordinariamente exclusivos con unos acabados excelsos y sobre todo únicos. Y eso que la competencia en la comarca lo ponía a un nivel prácticamente imposible. Para ello estableció una fabricación limitadísima a unos 200 relojes al año, empleando en la empresa una plantilla en teoría sobredimensionada para tal producción. De los 45 empleados de la compañía más de 30 son relojeros, lo cual implica que cada relojero dedica un mínimo de dos meses completos a la manufactura de un reloj. Tantas horas permiten una extenuante labor en los acabados de las partes de cada pieza dando lugar a un nivel de excelencia en la calidad sublime. Pasados 14 años desde el lanzamiento de su primera colección la marca se ha consolidado y convertido en objeto de deseo de bastantes coleccionistas de Alta Relojería.
Ver el archivos adjunto 2383651
Respecto al modelo que nos ocupa, el Benu Enamel, consigue su nombre de la deidad egipcia representada por un pájaro mitológico y que es el símbolo de la eternidad de la vida (nacimiento y resurrección), cual Ave Fénix. Su espectacular esfera esmaltada a fuego contrasta con los números arábigos e índices en azul, y está insertada en una caja de acero insistentemente pulida a mano. Sus dimensiones son algo grandes para el estándar de un reloj de vestir con 41mm de diámetro y 11,35mm de altura, pero por algún motivo en muñeca no lo aparentan, quedando una imagen en la que la mirada se pierde en ese mar de esmalte blanco de su dial sin percatarnos realmente de sus medidas. Por otro lado sus 42 horas de reserva de marcha siendo un calibre manual se me antojan un tanto escasas. Ahí tiene un punto de mejora.
Ver el archivos adjunto 2383652
El calibre, del que luego describiremos en detalle sus acabados, tiene una funcionalidad muy interesante y exclusiva a la marca. Se trata de un mecanismo implementado en la corona y en el pulsador extra que ofrece la caja a las 4, que proporciona una precisión total a la hora de poner en hora el reloj. Al tirar de la corona se produce una parada del segundero. Hasta ahí algo dentro de lo normal. Lo que convierte en algo diferente a esta puesta en hora es lo que sucede a continuación de dicha parada. La corona para nuestra sorpresa se vuelve a colocar automáticamente en su posición de cerrada (supuestamente a través de un muelle que hace de presión contraria cuando tiramos de la tija de la corona). En ese momento el reloj sigue parado pero con la corona ya cerrada y es cuando se permite girar la corona para poder ponerlo en hora. Una vez conseguida la hora exacta que deseamos, para ponerlo en marcha hay que pulsar el botón inferior que hará que el segundero vuelva a latir. De esa forma se consigue evitar el peligro de mover algo la minutera cuando en cualquier reloj volvemos a apretar la corona (recordemos que aquí la corona ya está cerrada previamente), pudiendo establecer el cambio de hora con una exactitud prácticamente perfecta. Sistema único patentado por la marca (corona con pulsador Grossmann), y muy útil una vez lo has probado. Al menos a mí me ha quitado un problema de encima cuando me concentro en apretar la corona con la fuerza y movimiento preciso en cualquier cambio de hora, evitando mover siquiera un milímetro la propia corona al cerrarse y, por tanto, la minutera.
Ver el archivos adjunto 2383653
Vayamos ahora a uno de los extraordinarios emblemas de la marca, que además en este caso es visible en la esfera. Son sus agujas. Son de fabricación propia, lo cual permite a la marca dotarlas de un punto extremadamente singular que proporciona un carácter único a cada pieza. Nunca creí que podría ver agujas que pudieran hacer sombra a las de Laurent Ferrier, pero me equivocaba. Cada exquisita aguja está pulida, redondeada y acabada a mano, lo cual ya indica una garantizada excelencia en el resultado. Pero lo realmente impresionante es el color. El acero de cada aguja se calienta a fuego de forma individual por encima de la temperatura estándar consiguiendo un color azul-violáceo más allá del habitual azul. Las agujas confieren como resultado colores variables, por lo que el relojero tiene la dificultad añadida de combinar escrupulosamente el trío único de manecillas de un color similar para cada pieza. Este color además se realza sobremanera con el contraste del brillo del tapón central biselado y pulido a espejo donde van montadas las agujas. Por ello cada reloj tiene una particularidad visible única. Como curiosidad añadida el mismo tratamiento respecto al color se realiza en los tornillos del calibre.
Ver el archivos adjunto 2383665
Para finalizar dejamos el plato fuerte. La estrella absoluta de esta pieza y también sello propio de la marca. Se trata de su calibre manufactura 100.1 visto desde la trasera. Tampoco creía que nunca pudiera ver algo al nivel de elaboración e impacto visual en un calibre solo hora como lo que se ve en un A. Lange & Söhne, pero también estaba equivocado. Yo no recuerdo haber visto jamás en decoración y acabados algo como esto previamente. Todo lo que aparece en el calibre parece haber sido hecho de la forma más meticulosa posible. Las joyas no son los habituales rubíes rojos sino zafiros blancos y tres impresionantes chatones de oro vistos. Los tornillos son del mismo color y tratamiento intenso que las agujas. Los puentes vistos están perlados manualmente homenajeando la decoración habitual de las marcas de Glashütte. La platina de plata alemana cubre tres cuartos del calibre y está decorada metódicamente con varias franjas de cepillado, y con los grabados de letras hechos totalmente a mano. El fabuloso volante, que late a unas tranquilas 18.000rph, es de diseño propio patentado (Grossmann balance), hecho a mano totalmente in-house y lleva adaptado de forma individual tanto su espiral Nivarox como su sistema de regulación excepcionalmente acabado, donde su eje es un extraordinario zafiro blanco cuyos contornos están trabajados de forma espectacular. Todo ello, junto con el resplandor del brillante oro amarillo exhaustivamente tratado de lo poco que se observa de su tren de ruedas, provoca un efecto de absoluta admiración al escrutarlo. Además, respecto a las dos grandes ruedas superpuestas en la platina, la correspondiente a la corona está obsesivamente pulida a espejo, mientras que la rueda del barrilete está cepillada a conciencia en forma de caracol de tal forma que al girar la corona provoca el efecto hipnótico de espiral infinita.
Ver el archivos adjunto 2383657
Viendo todo esto en su conjunto es muy posible que teniendo otro calibre visto sólo hora de cualquier otra marca que se nos ocurra, este
Mouritz Grossmanm 100.1 le pondría en serios aprietos en complejidad y variedad de acabados, y probablemente incluso en calidad.
Ver el archivos adjunto 2383659
Como no soy capaz de sacar macros decentes de cada componente dejo este link a la web de la marca donde se exponen fotos aumentadas de las diferentes partes del calibre, que creo merecen la pena observar de cerca:
CALIBRE 100.1 - Moritz Grossmann – Einzigartige mechanische Uhren aus Glashütte | Schönstes deutsches Handwerk
Neben herausragenden Uhrwerken fertigen wir als einzige Manufaktur in Glashütte sogar unsere Zeiger selbst. Das ist schönstes deutsches Handwerk.en.grossmann-uhren.com
Mi historia con este reloj es bastante reciente. Conocía la marca pero con la escasez de puntos de venta y los pocos modelos que había anualmente en el mercado me era imposible centrar ese objetivo. El otro día se abrió un hilo con una artículo de un nuevo lanzamiento de un reloj suyo y volví a interesarme por sus piezas. Al buscar cierta información me salió que en España ya había distribuidor y que era Grassy. Curiosamente la relojería que también distribuye desde hace bien poco y de forma exclusiva a Czapek en España (muy recomendable el entrar a echar un vistazo). Teniendo más factible el poder ver en directo piezas de la marca, decidí hacer una visita y me encontré con cuatro modelos. Y curiosamente uno era el que cumplía las condiciones que me había planteado para adquirirlo conociendo previamente los modelos existentes por la web de la marca: que no fuera de oro ni rosa ni amarillo, que no tuviera numerales romanos, que tuviera el sistema exclusivo de puesta en hora del reloj, que tuviera esa locura de trasera vista que había visto en tantas fotos y, sobre todo, que tuviera las agujas azules-violetas especiales de la marca. Y ahí estaba, delante de mis narices y adaptándose como un guante a mi muñeca. Al quitármelo le di vueltas a la corona alucinando en la trasera con el efecto visual de espiral que producía mi movimiento de giro al barrilete. Y cuando lo fui a poner en hora noté cómo la corona volvía a su posición inicial de forma totalmente natural, moví esas preciosas agujas azul-violetas y disfruté al apretar el botón de marcha totalmente despreocupado de mover lo más mínimo la minutera. Esa sensación de tener algo muy especial en las manos, junto que con el agradabilísimo trato recibido por parte del personal de la relojería, me hizo lanzarme de lleno a por algo que un par de semanas antes ni se me había pasado por la cabeza.
Mencionar y agradecer especialmente en Grassy a Lara, que aparte de asegurarme ser entusiasta seguidora del foro, realizó con muchísimo interés todas las gestiones para que pudiera felizmente adquirir el reloj.
Os dejo con alguna foto más. Espero os haya gustado aunque sea una pequeña parte de lo que claramente me gusta a mí.
Ver el archivos adjunto 2383660
Ver el archivos adjunto 2383661Ver el archivos adjunto 2383662
Ver el archivos adjunto 2383664
Muy buenas,
Hoy voy a contaros acerca de un reloj y de una marca alemana de Altísima Relojería, realmente muy exclusiva. Está en Glashütte y es competencia directa de la que la mayoría de los aficionados pensaría que es con esas características (ALS). Fundada en el año 2008, es una marca moderna que realiza relojes de diseño elegante. Su nombre viene del creador de la Escuela Alemana de Relojería (creada en 1878), edificio donde por cierto ahora está ubicado el Museo de Relojería Alemana de Glashütte. Moritz Grossmann fue compañero de estudios relojeros en Dresde, y buen amigo, de Ferdinand Adolph Lange. Sí, sí, el fundador de A. Lange & Söhne. Ambos se establecieron en Glashütte y compartieron siendo actores protagonistas una de las épocas más fértiles en la historia de la relojería alemana. A la muerte de Moritz en 1885 su empresa no sobrevivió.
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Y más de 120 años después, curiosamente trabajadores de la empresa de su amigo Lange, la resucitaron. La cabeza visible y máxima ejecutiva de ese grupo de ex -ALS es Christine Hutter, que digamos conocía como la palma de su mano la forma de trabajar en Glashütte, habiendo estado previamente trabajando en Wempe, Glashütte Original y A. Lange & Söhne. De inicio caracterizó sus relojes como algo extraordinariamente exclusivos con unos acabados excelsos y sobre todo únicos. Y eso que la competencia en la comarca lo ponía a un nivel prácticamente imposible. Para ello estableció una fabricación limitadísima a unos 200 relojes al año, empleando en la empresa una plantilla en teoría sobredimensionada para tal producción. De los 45 empleados de la compañía más de 30 son relojeros, lo cual implica que cada relojero dedica un mínimo de dos meses completos a la manufactura de un reloj. Tantas horas permiten una extenuante labor en los acabados de las partes de cada pieza dando lugar a un nivel de excelencia en la calidad sublime. Pasados 14 años desde el lanzamiento de su primera colección la marca se ha consolidado y convertido en objeto de deseo de bastantes coleccionistas de Alta Relojería.
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Respecto al modelo que nos ocupa, el Benu Enamel, consigue su nombre de la deidad egipcia representada por un pájaro mitológico y que es el símbolo de la eternidad de la vida (nacimiento y resurrección), cual Ave Fénix. Su espectacular esfera esmaltada a fuego contrasta con los números arábigos e índices en azul, y está insertada en una caja de acero insistentemente pulida a mano. Sus dimensiones son algo grandes para el estándar de un reloj de vestir con 41mm de diámetro y 11,35mm de altura, pero por algún motivo en muñeca no lo aparentan, quedando una imagen en la que la mirada se pierde en ese mar de esmalte blanco de su dial sin percatarnos realmente de sus medidas. Por otro lado sus 42 horas de reserva de marcha siendo un calibre manual se me antojan un tanto escasas. Ahí tiene un punto de mejora.
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El calibre, del que luego describiremos en detalle sus acabados, tiene una funcionalidad muy interesante y exclusiva a la marca. Se trata de un mecanismo implementado en la corona y en el pulsador extra que ofrece la caja a las 4, que proporciona una precisión total a la hora de poner en hora el reloj. Al tirar de la corona se produce una parada del segundero. Hasta ahí algo dentro de lo normal. Lo que convierte en algo diferente a esta puesta en hora es lo que sucede a continuación de dicha parada. La corona para nuestra sorpresa se vuelve a colocar automáticamente en su posición de cerrada (supuestamente a través de un muelle que hace de presión contraria cuando tiramos de la tija de la corona). En ese momento el reloj sigue parado pero con la corona ya cerrada y es cuando se permite girar la corona para poder ponerlo en hora. Una vez conseguida la hora exacta que deseamos, para ponerlo en marcha hay que pulsar el botón inferior que hará que el segundero vuelva a latir. De esa forma se consigue evitar el peligro de mover algo la minutera cuando en cualquier reloj volvemos a apretar la corona (recordemos que aquí la corona ya está cerrada previamente), pudiendo establecer el cambio de hora con una exactitud prácticamente perfecta. Sistema único patentado por la marca (corona con pulsador Grossmann), y muy útil una vez lo has probado. Al menos a mí me ha quitado un problema de encima cuando me concentro en apretar la corona con la fuerza y movimiento preciso en cualquier cambio de hora, evitando mover siquiera un milímetro la propia corona al cerrarse y, por tanto, la minutera.
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Vayamos ahora a uno de los extraordinarios emblemas de la marca, que además en este caso es visible en la esfera. Son sus agujas. Son de fabricación propia, lo cual permite a la marca dotarlas de un punto extremadamente singular que proporciona un carácter único a cada pieza. Nunca creí que podría ver agujas que pudieran hacer sombra a las de Laurent Ferrier, pero me equivocaba. Cada exquisita aguja está pulida, redondeada y acabada a mano, lo cual ya indica una garantizada excelencia en el resultado. Pero lo realmente impresionante es el color. El acero de cada aguja se calienta a fuego de forma individual por encima de la temperatura estándar consiguiendo un color azul-violáceo más allá del habitual azul. Las agujas confieren como resultado colores variables, por lo que el relojero tiene la dificultad añadida de combinar escrupulosamente el trío único de manecillas de un color similar para cada pieza. Este color además se realza sobremanera con el contraste del brillo del tapón central biselado y pulido a espejo donde van montadas las agujas. Por ello cada reloj tiene una particularidad visible única. Como curiosidad añadida el mismo tratamiento respecto al color se realiza en los tornillos del calibre.
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Para finalizar dejamos el plato fuerte. La estrella absoluta de esta pieza y también sello propio de la marca. Se trata de su calibre manufactura 100.1 visto desde la trasera. Tampoco creía que nunca pudiera ver algo al nivel de elaboración e impacto visual en un calibre solo hora como lo que se ve en un A. Lange & Söhne, pero también estaba equivocado. Yo no recuerdo haber visto jamás en decoración y acabados algo como esto previamente. Todo lo que aparece en el calibre parece haber sido hecho de la forma más meticulosa posible. Las joyas no son los habituales rubíes rojos sino zafiros blancos y tres impresionantes chatones de oro vistos. Los tornillos son del mismo color y tratamiento intenso que las agujas. Los puentes vistos están perlados manualmente homenajeando la decoración habitual de las marcas de Glashütte. La platina de plata alemana cubre tres cuartos del calibre y está decorada metódicamente con varias franjas de cepillado, y con los grabados de letras hechos totalmente a mano. El fabuloso volante, que late a unas tranquilas 18.000rph, es de diseño propio patentado (Grossmann balance), hecho a mano totalmente in-house y lleva adaptado de forma individual tanto su espiral Nivarox como su sistema de regulación excepcionalmente acabado, donde su eje es un extraordinario zafiro blanco cuyos contornos están trabajados de forma espectacular. Todo ello, junto con el resplandor del brillante oro amarillo exhaustivamente tratado de lo poco que se observa de su tren de ruedas, provoca un efecto de absoluta admiración al escrutarlo. Además, respecto a las dos grandes ruedas superpuestas en la platina, la correspondiente a la corona está obsesivamente pulida a espejo, mientras que la rueda del barrilete está cepillada a conciencia en forma de caracol de tal forma que al girar la corona provoca el efecto hipnótico de espiral infinita.
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Viendo todo esto en su conjunto es muy posible que teniendo otro calibre visto sólo hora de cualquier otra marca que se nos ocurra, este
Mouritz Grossmanm 100.1 le pondría en serios aprietos en complejidad y variedad de acabados, y probablemente incluso en calidad.
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Como no soy capaz de sacar macros decentes de cada componente dejo este link a la web de la marca donde se exponen fotos aumentadas de las diferentes partes del calibre, que creo merecen la pena observar de cerca:
CALIBRE 100.1 - Moritz Grossmann – Einzigartige mechanische Uhren aus Glashütte | Schönstes deutsches Handwerk
Neben herausragenden Uhrwerken fertigen wir als einzige Manufaktur in Glashütte sogar unsere Zeiger selbst. Das ist schönstes deutsches Handwerk.en.grossmann-uhren.com
Mi historia con este reloj es bastante reciente. Conocía la marca pero con la escasez de puntos de venta y los pocos modelos que había anualmente en el mercado me era imposible centrar ese objetivo. El otro día se abrió un hilo con una artículo de un nuevo lanzamiento de un reloj suyo y volví a interesarme por sus piezas. Al buscar cierta información me salió que en España ya había distribuidor y que era Grassy. Curiosamente la relojería que también distribuye desde hace bien poco y de forma exclusiva a Czapek en España (muy recomendable el entrar a echar un vistazo). Teniendo más factible el poder ver en directo piezas de la marca, decidí hacer una visita y me encontré con cuatro modelos. Y curiosamente uno era el que cumplía las condiciones que me había planteado para adquirirlo conociendo previamente los modelos existentes por la web de la marca: que no fuera de oro ni rosa ni amarillo, que no tuviera numerales romanos, que tuviera el sistema exclusivo de puesta en hora del reloj, que tuviera esa locura de trasera vista que había visto en tantas fotos y, sobre todo, que tuviera las agujas azules-violetas especiales de la marca. Y ahí estaba, delante de mis narices y adaptándose como un guante a mi muñeca. Al quitármelo le di vueltas a la corona alucinando en la trasera con el efecto visual de espiral que producía mi movimiento de giro al barrilete. Y cuando lo fui a poner en hora noté cómo la corona volvía a su posición inicial de forma totalmente natural, moví esas preciosas agujas azul-violetas y disfruté al apretar el botón de marcha totalmente despreocupado de mover lo más mínimo la minutera. Esa sensación de tener algo muy especial en las manos, junto que con el agradabilísimo trato recibido por parte del personal de la relojería, me hizo lanzarme de lleno a por algo que un par de semanas antes ni se me había pasado por la cabeza.
Mencionar y agradecer especialmente en Grassy a Lara, que aparte de asegurarme ser entusiasta seguidora del foro, realizó con muchísimo interés todas las gestiones para que pudiera felizmente adquirir el reloj.
Os dejo con alguna foto más. Espero os haya gustado aunque sea una pequeña parte de lo que claramente me gusta a mí.
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Gracias Walter!Precioso reloj y un reportage a la altura del reloj.
No quiero criticar el reloj para nada, pero dos cosas no son lo mio.
1. La caja no tiene nada, es como una lata, nada cepillado, todo pulido, nada que se llaman "corporate identity". Creo se llama asi hoy en dia.
Pero entiendo, que el diseno es la debilidad de todos los relojes de Glashütte. Simplemente no hay, so called Bauhaus.
2. Para que esta el contrapeso de la aguja de los minutos? Esto se hace para los segunderos, que giran mucho mas rapido, pero el minutero va muy lento. Encima estoy buscando siempre el minutero, porque pienso es un segundero central.
El movimiento con esta corona con pulsador es una autentica maravilla. Tambien los Cotes de Geneve, en este caso Cotes de Glashütte o algo asi, perfecto. No parecen espinas de pescado, como los de la Santa Trinidad, que es muy pobre para decirlo unavez.
Gracias por traerlo, Jorge
Un abrazo
Jeje! Muchas gracias Jaime!Para quitarse el sombrero. No se puede decir más, ni escribir mejor. Tus presentaciones son... lo más de lo más !.
Jajajaja. Hoy además, me pillas un poco de resaca... y me presentas estas cosas, pues qué quieres !!.Jeje! Muchas gracias Jaime!
Contigo juego en casa.
Lo de la resaca debe ser contagioso. Al menos ya somos dos…Jajajaja. Hoy además, me pillas un poco de resaca... y me presentas estas cosas, pues qué quieres !!.
Magnífica clase, Profesor.Muy buenas,
Hoy voy a contaros acerca de un reloj y de una marca alemana de Altísima Relojería, realmente muy exclusiva. Está en Glashütte y es competencia directa de la que la mayoría de los aficionados pensaría que es con esas características (ALS). Fundada en el año 2008, es una marca moderna que realiza relojes de diseño elegante. Su nombre viene del creador de la Escuela Alemana de Relojería (creada en 1878), edificio donde por cierto ahora está ubicado el Museo de Relojería Alemana de Glashütte. Moritz Grossmann fue compañero de estudios relojeros en Dresde, y buen amigo, de Ferdinand Adolph Lange. Sí, sí, el fundador de A. Lange & Söhne. Ambos se establecieron en Glashütte y compartieron siendo actores protagonistas una de las épocas más fértiles en la historia de la relojería alemana. A la muerte de Moritz en 1885 su empresa no sobrevivió.
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Y más de 120 años después, curiosamente trabajadores de la empresa de su amigo Lange, la resucitaron. La cabeza visible y máxima ejecutiva de ese grupo de ex -ALS es Christine Hutter, que digamos conocía como la palma de su mano la forma de trabajar en Glashütte, habiendo estado previamente trabajando en Wempe, Glashütte Original y A. Lange & Söhne. De inicio caracterizó sus relojes como algo extraordinariamente exclusivos con unos acabados excelsos y sobre todo únicos. Y eso que la competencia en la comarca lo ponía a un nivel prácticamente imposible. Para ello estableció una fabricación limitadísima a unos 200 relojes al año, empleando en la empresa una plantilla en teoría sobredimensionada para tal producción. De los 45 empleados de la compañía más de 30 son relojeros, lo cual implica que cada relojero dedica un mínimo de dos meses completos a la manufactura de un reloj. Tantas horas permiten una extenuante labor en los acabados de las partes de cada pieza dando lugar a un nivel de excelencia en la calidad sublime. Pasados 14 años desde el lanzamiento de su primera colección la marca se ha consolidado y convertido en objeto de deseo de bastantes coleccionistas de Alta Relojería.
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Respecto al modelo que nos ocupa, el Benu Enamel, consigue su nombre de la deidad egipcia representada por un pájaro mitológico y que es el símbolo de la eternidad de la vida (nacimiento y resurrección), cual Ave Fénix. Su espectacular esfera esmaltada a fuego contrasta con los números arábigos e índices en azul, y está insertada en una caja de acero insistentemente pulida a mano. Sus dimensiones son algo grandes para el estándar de un reloj de vestir con 41mm de diámetro y 11,35mm de altura, pero por algún motivo en muñeca no lo aparentan, quedando una imagen en la que la mirada se pierde en ese mar de esmalte blanco de su dial sin percatarnos realmente de sus medidas. Por otro lado sus 42 horas de reserva de marcha siendo un calibre manual se me antojan un tanto escasas. Ahí tiene un punto de mejora.
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El calibre, del que luego describiremos en detalle sus acabados, tiene una funcionalidad muy interesante y exclusiva a la marca. Se trata de un mecanismo implementado en la corona y en el pulsador extra que ofrece la caja a las 4, que proporciona una precisión total a la hora de poner en hora el reloj. Al tirar de la corona se produce una parada del segundero. Hasta ahí algo dentro de lo normal. Lo que convierte en algo diferente a esta puesta en hora es lo que sucede a continuación de dicha parada. La corona para nuestra sorpresa se vuelve a colocar automáticamente en su posición de cerrada (supuestamente a través de un muelle que hace de presión contraria cuando tiramos de la tija de la corona). En ese momento el reloj sigue parado pero con la corona ya cerrada y es cuando se permite girar la corona para poder ponerlo en hora. Una vez conseguida la hora exacta que deseamos, para ponerlo en marcha hay que pulsar el botón inferior que hará que el segundero vuelva a latir. De esa forma se consigue evitar el peligro de mover algo la minutera cuando en cualquier reloj volvemos a apretar la corona (recordemos que aquí la corona ya está cerrada previamente), pudiendo establecer el cambio de hora con una exactitud prácticamente perfecta. Sistema único patentado por la marca (corona con pulsador Grossmann), y muy útil una vez lo has probado. Al menos a mí me ha quitado un problema de encima cuando me concentro en apretar la corona con la fuerza y movimiento preciso en cualquier cambio de hora, evitando mover siquiera un milímetro la propia corona al cerrarse y, por tanto, la minutera.
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Vayamos ahora a uno de los extraordinarios emblemas de la marca, que además en este caso es visible en la esfera. Son sus agujas. Son de fabricación propia, lo cual permite a la marca dotarlas de un punto extremadamente singular que proporciona un carácter único a cada pieza. Nunca creí que podría ver agujas que pudieran hacer sombra a las de Laurent Ferrier, pero me equivocaba. Cada exquisita aguja está pulida, redondeada y acabada a mano, lo cual ya indica una garantizada excelencia en el resultado. Pero lo realmente impresionante es el color. El acero de cada aguja se calienta a fuego de forma individual por encima de la temperatura estándar consiguiendo un color azul-violáceo más allá del habitual azul. Las agujas confieren como resultado colores variables, por lo que el relojero tiene la dificultad añadida de combinar escrupulosamente el trío único de manecillas de un color similar para cada pieza. Este color además se realza sobremanera con el contraste del brillo del tapón central biselado y pulido a espejo donde van montadas las agujas. Por ello cada reloj tiene una particularidad visible única. Como curiosidad añadida el mismo tratamiento respecto al color se realiza en los tornillos del calibre.
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Para finalizar dejamos el plato fuerte. La estrella absoluta de esta pieza y también sello propio de la marca. Se trata de su calibre manufactura 100.1 visto desde la trasera. Tampoco creía que nunca pudiera ver algo al nivel de elaboración e impacto visual en un calibre solo hora como lo que se ve en un A. Lange & Söhne, pero también estaba equivocado. Yo no recuerdo haber visto jamás en decoración y acabados algo como esto previamente. Todo lo que aparece en el calibre parece haber sido hecho de la forma más meticulosa posible. Las joyas no son los habituales rubíes rojos sino zafiros blancos y tres impresionantes chatones de oro vistos. Los tornillos son del mismo color y tratamiento intenso que las agujas. Los puentes vistos están perlados manualmente homenajeando la decoración habitual de las marcas de Glashütte. La platina de plata alemana cubre tres cuartos del calibre y está decorada metódicamente con varias franjas de cepillado, y con los grabados de letras hechos totalmente a mano. El fabuloso volante, que late a unas tranquilas 18.000rph, es de diseño propio patentado (Grossmann balance), hecho a mano totalmente in-house y lleva adaptado de forma individual tanto su espiral Nivarox como su sistema de regulación excepcionalmente acabado, donde su eje es un extraordinario zafiro blanco cuyos contornos están trabajados de forma espectacular. Todo ello, junto con el resplandor del brillante oro amarillo exhaustivamente tratado de lo poco que se observa de su tren de ruedas, provoca un efecto de absoluta admiración al escrutarlo. Además, respecto a las dos grandes ruedas superpuestas en la platina, la correspondiente a la corona está obsesivamente pulida a espejo, mientras que la rueda del barrilete está cepillada a conciencia en forma de caracol de tal forma que al girar la corona provoca el efecto hipnótico de espiral infinita.
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Viendo todo esto en su conjunto es muy posible que teniendo otro calibre visto sólo hora de cualquier otra marca que se nos ocurra, este
Mouritz Grossmanm 100.1 le pondría en serios aprietos en complejidad y variedad de acabados, y probablemente incluso en calidad.
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Como no soy capaz de sacar macros decentes de cada componente dejo este link a la web de la marca donde se exponen fotos aumentadas de las diferentes partes del calibre, que creo merecen la pena observar de cerca:
CALIBRE 100.1 - Moritz Grossmann – Einzigartige mechanische Uhren aus Glashütte | Schönstes deutsches Handwerk
Neben herausragenden Uhrwerken fertigen wir als einzige Manufaktur in Glashütte sogar unsere Zeiger selbst. Das ist schönstes deutsches Handwerk.en.grossmann-uhren.com
Mi historia con este reloj es bastante reciente. Conocía la marca pero con la escasez de puntos de venta y los pocos modelos que había anualmente en el mercado me era imposible centrar ese objetivo. El otro día se abrió un hilo con una artículo de un nuevo lanzamiento de un reloj suyo y volví a interesarme por sus piezas. Al buscar cierta información me salió que en España ya había distribuidor y que era Grassy. Curiosamente la relojería que también distribuye desde hace bien poco y de forma exclusiva a Czapek en España (muy recomendable el entrar a echar un vistazo). Teniendo más factible el poder ver en directo piezas de la marca, decidí hacer una visita y me encontré con cuatro modelos. Y curiosamente uno era el que cumplía las condiciones que me había planteado para adquirirlo conociendo previamente los modelos existentes por la web de la marca: que no fuera de oro ni rosa ni amarillo, que no tuviera numerales romanos, que tuviera el sistema exclusivo de puesta en hora del reloj, que tuviera esa locura de trasera vista que había visto en tantas fotos y, sobre todo, que tuviera las agujas azules-violetas especiales de la marca. Y ahí estaba, delante de mis narices y adaptándose como un guante a mi muñeca. Al quitármelo le di vueltas a la corona alucinando en la trasera con el efecto visual de espiral que producía mi movimiento de giro al barrilete. Y cuando lo fui a poner en hora noté cómo la corona volvía a su posición inicial de forma totalmente natural, moví esas preciosas agujas azul-violetas y disfruté al apretar el botón de marcha totalmente despreocupado de mover lo más mínimo la minutera. Esa sensación de tener algo muy especial en las manos, junto que con el agradabilísimo trato recibido por parte del personal de la relojería, me hizo lanzarme de lleno a por algo que un par de semanas antes ni se me había pasado por la cabeza.
Mencionar y agradecer especialmente en Grassy a Lara, que aparte de asegurarme ser entusiasta seguidora del foro, realizó con muchísimo interés todas las gestiones para que pudiera felizmente adquirir el reloj.
Os dejo con alguna foto más. Espero os haya gustado aunque sea una pequeña parte de lo que claramente me gusta a mí.
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Muchas gracias Juan!Magnífica clase, Profesor.
Gracias loco4eber!Un reloj exquisito, impecable desde donde se analice. La fineza y detalle del movimiento es una locura. Saludos.
Gracias Walter!
Del punto 1 estoy contigo. La caja no tiene en sí nada extraordinario en su tratamiento. Típica de Glashütte en pulido. Eso sí, las asas curvas como garras son por lo que me he dado cuenta muy similares a las que hay en las cajas del Souverain de F. P. Journe. Coincidencia ó no es en los únicos relojes que las he visto en esa disposición curva tan marcadas.
Respecto al punto 2, no sé en este modelo el porqué de ese contrapeso de la minútela más allá del realce estético de las agujas. Pero como curiosidad en otro modelo de la marca sí tiene un sentido funcional. Tal y como le he comentado en su comentario a Gastonet te presento al Moritz Grossmann Tourbillon, el cual está colocado a la 6 tapando la visión de lo que marca la minutera con su aguja. Y para solucionar el no poder ver bien esos minutos han colocado un semiíndice en el centro de la esfera con el sector de minutos que el Tourbillon no deja ver a las 6, y está señalado con el contrapeso de la aguja de la minutera. Al menos aquí sí está esa aguja hecha así por un motivo específico (por cierto que ese Tourbillon tiene la excelsa dificultad de pararse de la misma forma que se pararía el segundero al cambiar la hora, y comienza a caminar de nuevo con el pulsador de las 4):
Ver el archivos adjunto 2384427
Abrazo Walter!
Muchas gracias! Genial que te guste tanto.Me encanta su “sencillez”, Jorge: esa esfera tan limpia y ordenada (alemana ), y ese diseño tan elegante, con el blanco esmaltado precioso, y el azul hipnótico de las agujas. Es uno de los que más me gusta de los tuyos. Disfrútalo (aunque ya sé que lo haces).
Gracias mikeltxo, sí que es elegante el “bicho”.Muy elegante este bicho, gracias Jorge por compartir, pedazo colección tienes amigo!
Disfrútalos con salud!
Gracias Unai!Que gran hilo!! Y que decir del reloj, una auténtica maravilla.
Siempre se agradece poder acercarnos a este mundo de la alta relojería a través de tus hilos.
Un saludo y buen lunes
Gracias por el fabuloso relato que acompaña a la presentación esta pieza.
Qué finura, qué elegancia y qué limpieza en todos los detalles.
Alta relojería de verdad. Enhorabuena compañero, y a disfrutarlo!
Saludos,
_micotam.
No sé si me gusta más el relato y análisis del reloj o el reloj en si, una vez más, sublime pieza
Jeje! Esos son de otra liga en precios (en la que juega y destaca por ejemplo Greubel Forsey).Muchas felicidades por el estreno ...ahora a disfrutarlo sacándolo de paseo ...
Espero ansioso tu próxima presentación de algún De Bethune o Ferdinand Berthoud....😜