A mediados de los noventa, en e lSanchez Pizjuan se enfrentaban Sevilla y Deportivo de la Coruña, en el transcurso de este partido Maradona hizo una bestial entrada a Albístegui (jugador del
Depor). El masajista del Sevilla, asustado, corrió a asistir al jugador, aunque este fuese del equipo contrario. Este detalle pareció no gustarle nada a Bilardo
https://es.wikipedia.org/wiki/Carlos_Salvador_Bilardo (polémico entrenador del Sevilla) que desde la banda no dejaba de gritar:
“Pisálo. Pisálo. Los colorados son los nuestros. Al enemigo ni agua“
Esta frase corrió como la pólvora de campo en campo, la afición coreaba “
písalo, písalo” cuando algún jugador del equipo contrario caía por algún lance del juego.
Meses después, el Zaragoza jugaba la ida de aquella mítica Recopa de Europa del 95 (la del
gol de Nayim) contra el Chelsea inglés en la
Romareda. Los ingleses llegaron a Zaragoza acompañados de 5000 problemáticos hooligans.
Con 3-0 el Zaragoza tenía el partido bastante bien encaminado, y los aficionados ingleses muy descontentos (y seguramente borrachos) empezaron a armar jaleo. La Policía intervino muy duramente y los hooligans se defendieron incluso lanzando asientos.
Por entonces el resto del público ya no miraba el partido estaban asombrados con el penoso espectáculo que estaba aconteciendo en el fondo sur del estadio maño. Desde el fondo norte se empezó a jalear a la Policía con el famoso
písalo, písalo… y el resto del estadio se sumó a la fiesta. Fue entonces cuando sorprendentemente los hooligans abandonaron la violencia y sorprendentemente se giraron hacia las gradas y comenzaron a aplaudir.
Al día siguiente los periódicos británicos hablaban maravillas de la afición maña y de la reacción que tuvieron ante la carga policial…
Peace and love, titularon, maravillados del excelente comportamiento español.
Afortunadamente el idioma nos separaba.