Confieso que no conozco nada de la idiosincrasia de los japoneses, más que lo que se ve en las películas, y no quisiera quedarme con una impresión superficial. Pero da la sensación de que se trata de una gente sumamente disciplinada y trabajadora. Estos días, por desgracia se habla mucho de ellos, y daré dos opiniones oidas por la radio estos días:
La primera, se la oí a un especialista en cultura japonesa. El periodista le preguntó extrañado, a qué se debía que no se vieran gestos e desesperación, llantos, o lamentaciones en las imágenes que llegan de Japón, ya que razones sobradas tienen estos días. El experto dijo que están educados para no mostrar sus emociones porque eso podría molestar a los demás
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La segunda, se la oí a Xabier Azkargorta, el entrenador de fútbol. Pasó tres años entrenando al Yokohama Marinos, al sur de Tokio. Decía que eran sumamente disciplinados, tanto que si durante un partido le decía un jugador que se pusiera en la izquierda e hiciera no se qué, lo hacía, pero sin tomar iniciativas. Costaba mucho trabajo hacerles entender que podía subir o bajar por la banda si lo veía conveniente, esperaba a que el entrenador se lo mandara.
A mi modo de ver, no sé si son samurais o no, pero tienen un sentido del deber, y una capacidad de trabajo (han sido la segunda potencia económica mundial hasta hace bien poco), que sin duda, van a reparar los daños del terremoto y del tsunami en un tiempo récord, si alguien puede hacerlo son ellos. Pero la radioactividad, es otra cosa, y sin ser un experto (en nada lo soy), me parece más preocupante. Desde luego, nadie podrá decir que estos héroes de Fukushima no están haciendo todo lo humanamente posible, y algo más (mucho) de propina.