Las sociedades estatales intentan la cuadratura del círculo: son propiedad del Estado, es decir, de capital público, pero están administradas como empresas privadas. Se supone que ofrecen un servicio que se considera de relevancia social pero al mismo tiempo deben rendir cuentas y tener beneficios que vuelven a las arcas del Estado.
¿Esto es siquiera posible? Depende de en qué punto del espectro político te encuentres, dirás que sí o que no.
La izquierda dice que las sociedades estatales son una manera de desentenderse de prestar el servicio y que lo único que se logra con ellas es precarizar el empleo, pues lo primero que hace una sociedad estatal es sustituir a los funcionarios porcontratados indefinidos (en el mejor de los casos) o temporales. Menos derechos, menos empleados, menos gasto. Ypor supuesto, ajustan los precios al alza.Resultado: servicio más caro y con menor valor social, dice la izquierda.
La derecha dice que están bien como preparación para la privatización: que hay que hacer eficiente al Estado, mejorar su rendimiento y que no todo puede ser gratis. Pero ellos quieren que se vendan y pasen a ser totalmente privadas.
La izquierda dice que un servicio público es para garantizar derechos, no para tener beneficios. La derecha, que los derechos sólo se pueden garantizar a largo plazo si el Estado está financieramente sano. La izquierda dice que si un servicio público tiene que tener números rojos, que los tenga. La derecha dice que hay que priorizar y que el Estado no da para todo.
Y ahí está correos. ¿Recibir y enviar cartas es un derecho y debe ser un servicio público como la sanidad o la seguridad puública o la educación ¿O es una manera de que el Estado ingrese dinero para otras cosas que deben ser públicas sí o sí?
Hay muchos otros sectores con la misma pregunta.
Vuestra opinión la podéis expresar el 18 de diciembre