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Sin verificar
Freccero
Difícil encaje tiene este pequeño reloj, pues ni es de bolsillo ni de pulsera, no es reloj de carruaje o de pared, tampoco de mesa.
Nos encontramos con una modalidad muy singular de reloj de viaje o "travel watch", de diminuta apariencia, aunque de gran belleza. Su marca Freccero, su caja firmada Eszeha, ambos nombres linajudos, emblemáticos como veremos.
FRECCERO:
La relación entre la firma Patek Philippe y la familia Freccero comenzó en el año 1929 y se mantuvo durante 70 años. De ese vínculo surgió que muchos de los relojes de la marca suiza, vendidos por Freccero, llevaran la firma de la empresa uruguaya como forma de distinción.
La joyería se instaló en el año 1868 en Ituzaingó y Rincón, a cargo de Oscar Spangerberg, un alemán que a los pocos años vendería el negocio a su dependiente Francisco J. Freccero.
Tres décadas después, en 1908, se trasladó al local de la calle 25 de Mayo, hasta la actualidad, según narró a El País Enrique Freccero, bisnieto del fundador.
A mediados del siglo XX hubo un hurto insólito que golpeó muy fuerte las finanzas de la empresa. Durante la Segunda Guerra Mundial la firma Freccero había comprado 100 relojes a la fábrica Patek Philippe, un pedido que en la actualidad superaría el millón de dólares, estimó el empresario.
La muy neutral Suiza remitió el cargamento por tierra hasta Portugal. Desde allí, los relojes fueron embarcados hacia Montevideo. El buque debía atravesar el Atlántico y evitar el férreo bloqueo naval de los aliados y los nazis.
Cuando se supo que el barco había logrado llegar al puerto de Montevideo, toda la familia fue hasta la oficina del despachante de Aduana.
Luis Freccero le contó a su hijo Jorge, y éste a Enrique, que la familia se paró en el muelle. Desde allí el despachante les mostró el cajón que traía los relojes: vacío. Y allí mismo comprobaron que la importación había sido hurtada dentro del Puerto de Montevideo.
La amargura fue enorme y por poco quiebra la firma. Sin embargo, la tradición pudo más y la empresa se recompuso. Tiempo después se enterarían que los relojes robados en el puerto fueron vendidos por muy poco dinero.
Pasaron cuarenta años de aquel episodio para que se cerrara el capítulo final de la novela: la Aduana remató una serie de objetos abandonados, entre ellos tres de aquellos carísimos relojes Patek Philippe.
Esta casa ha sido desde sus inicios, concesionaria de las más afamadas y prestigiosas marcas suizas, como Patek Philippe, Vacheron Constantin, y Rolex, entre otras.
Oldcrono indicaba a la sazón que “Siempre consideré como sumamente interesantes, aquellos ejemplares de relojes vintage, que adicionalmente a los marcajes propios del fabricante, aparecen con sus diales marcados con el nombre de una casa importante y legendaria.
Podemos mencionar, como ejemplo, a los diales de los relojes de marcas prestigiosas que comercializaban casas como Tiffany´s en EE.UU., Serpico & Laino en Venezuela, y en Sud América Freccero”.
Como sabemos, eran muy pocas las joyerías que podían aspirar a semejante trato por parte de los fabricantes suizos, e imagino que deberían cumplir con muy estrictos requisitos de renombre, responsabilidad, y cantidad de ejemplares vendidos, para poder acceder a que su nombre fuese grabado en el dial en origen. Solo unas pocas casas de joyería y relojería europeas, y unas muy pocas en toda América, detentaron tal honor y distinción.
Con respecto al cajista, ESZEHA fue fundada en Pforzheim, Alemania, por Karl Scheufele I en 1904. Eszeha es la pronunciación en alemán de las tres primeras letras de su nombre. En 1911, Karl Scheufele I inventó un sistema especial de brazalete para relojes de dama que se constituye en el primer precedente del reloj de pulsera, cuya invención patentó y proporcionó grandes beneficios, así como por sus brazaletes de oro y platino. En 1920 limitó la producción de joyería y se centró sólo en la relojería. Los movimientos fueron importados de Suiza- JLC, IWC, Vacheron & Constantin y Eterna. Su nieto, Karl Scheufele III más tarde compraría Chopard en 1963. Fue considerado como uno de los más importantes joyeros de Alemania.
He aquí al susodicho objeto de investigación:
Su caja de plata cincelada tiene una persianita que al abrirla obliga al reloj a elevarse.
Posee un aire art decó su esfera, muy años 20, similar en aspecto a un Cartier o JLC, muy bella sin duda.
Con respecto al movimiento, no aparece firmado, pero todo indica que es de calidad, con còtes de Genève y 19 mm de diámetro.-Espero que alguien pueda arrojar luz sobre su autoría-
Marca de caja Eszeha encerrando este calibre:
En mi búsqueda por la red encontré estos dos calibres idénticos al mío en caja de plata Eszeha:
Un saludo, amigos
Difícil encaje tiene este pequeño reloj, pues ni es de bolsillo ni de pulsera, no es reloj de carruaje o de pared, tampoco de mesa.
Nos encontramos con una modalidad muy singular de reloj de viaje o "travel watch", de diminuta apariencia, aunque de gran belleza. Su marca Freccero, su caja firmada Eszeha, ambos nombres linajudos, emblemáticos como veremos.
FRECCERO:
La relación entre la firma Patek Philippe y la familia Freccero comenzó en el año 1929 y se mantuvo durante 70 años. De ese vínculo surgió que muchos de los relojes de la marca suiza, vendidos por Freccero, llevaran la firma de la empresa uruguaya como forma de distinción.
La joyería se instaló en el año 1868 en Ituzaingó y Rincón, a cargo de Oscar Spangerberg, un alemán que a los pocos años vendería el negocio a su dependiente Francisco J. Freccero.
Tres décadas después, en 1908, se trasladó al local de la calle 25 de Mayo, hasta la actualidad, según narró a El País Enrique Freccero, bisnieto del fundador.
A mediados del siglo XX hubo un hurto insólito que golpeó muy fuerte las finanzas de la empresa. Durante la Segunda Guerra Mundial la firma Freccero había comprado 100 relojes a la fábrica Patek Philippe, un pedido que en la actualidad superaría el millón de dólares, estimó el empresario.
La muy neutral Suiza remitió el cargamento por tierra hasta Portugal. Desde allí, los relojes fueron embarcados hacia Montevideo. El buque debía atravesar el Atlántico y evitar el férreo bloqueo naval de los aliados y los nazis.
Cuando se supo que el barco había logrado llegar al puerto de Montevideo, toda la familia fue hasta la oficina del despachante de Aduana.
Luis Freccero le contó a su hijo Jorge, y éste a Enrique, que la familia se paró en el muelle. Desde allí el despachante les mostró el cajón que traía los relojes: vacío. Y allí mismo comprobaron que la importación había sido hurtada dentro del Puerto de Montevideo.
La amargura fue enorme y por poco quiebra la firma. Sin embargo, la tradición pudo más y la empresa se recompuso. Tiempo después se enterarían que los relojes robados en el puerto fueron vendidos por muy poco dinero.
Pasaron cuarenta años de aquel episodio para que se cerrara el capítulo final de la novela: la Aduana remató una serie de objetos abandonados, entre ellos tres de aquellos carísimos relojes Patek Philippe.
Esta casa ha sido desde sus inicios, concesionaria de las más afamadas y prestigiosas marcas suizas, como Patek Philippe, Vacheron Constantin, y Rolex, entre otras.
Oldcrono indicaba a la sazón que “Siempre consideré como sumamente interesantes, aquellos ejemplares de relojes vintage, que adicionalmente a los marcajes propios del fabricante, aparecen con sus diales marcados con el nombre de una casa importante y legendaria.
Podemos mencionar, como ejemplo, a los diales de los relojes de marcas prestigiosas que comercializaban casas como Tiffany´s en EE.UU., Serpico & Laino en Venezuela, y en Sud América Freccero”.
Como sabemos, eran muy pocas las joyerías que podían aspirar a semejante trato por parte de los fabricantes suizos, e imagino que deberían cumplir con muy estrictos requisitos de renombre, responsabilidad, y cantidad de ejemplares vendidos, para poder acceder a que su nombre fuese grabado en el dial en origen. Solo unas pocas casas de joyería y relojería europeas, y unas muy pocas en toda América, detentaron tal honor y distinción.
Con respecto al cajista, ESZEHA fue fundada en Pforzheim, Alemania, por Karl Scheufele I en 1904. Eszeha es la pronunciación en alemán de las tres primeras letras de su nombre. En 1911, Karl Scheufele I inventó un sistema especial de brazalete para relojes de dama que se constituye en el primer precedente del reloj de pulsera, cuya invención patentó y proporcionó grandes beneficios, así como por sus brazaletes de oro y platino. En 1920 limitó la producción de joyería y se centró sólo en la relojería. Los movimientos fueron importados de Suiza- JLC, IWC, Vacheron & Constantin y Eterna. Su nieto, Karl Scheufele III más tarde compraría Chopard en 1963. Fue considerado como uno de los más importantes joyeros de Alemania.
He aquí al susodicho objeto de investigación:
Su caja de plata cincelada tiene una persianita que al abrirla obliga al reloj a elevarse.
Posee un aire art decó su esfera, muy años 20, similar en aspecto a un Cartier o JLC, muy bella sin duda.
Con respecto al movimiento, no aparece firmado, pero todo indica que es de calidad, con còtes de Genève y 19 mm de diámetro.-Espero que alguien pueda arrojar luz sobre su autoría-
Marca de caja Eszeha encerrando este calibre:
En mi búsqueda por la red encontré estos dos calibres idénticos al mío en caja de plata Eszeha:
Un saludo, amigos
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