Como verás por la fecha, llevo diez u once (onze, según la ESO) días dándole vueltas (bueltas) a tu respuesta y la conclusión a la que llego es que el orientador es inocente. Bueno, quizá es lo mejor que se pueda decir. Te agradezco el trabajo que te has tomado, aunque sospecho que detrás de todo esto está el doctor Froid. Saludos
Buenas noches. Ya no lean más.
La verdad es que al Doctor Freud le gustaba estar detrás. Le encantaba. Eso, y su nunca bien entendida afición a las migas con chorizo, le granjeó numerosos adversarios en los torneos medievales. Infundios, dirán algunos...pero el caso es que no se le conoce ninguna victoria por más de tres goles en la disciplina del hacha-contra-cabeza, la recogida de caracoles bajo fuego de ballestas (lo cual seguramente esta mal dicho), y jamás pasó (no está documentado) del empate en los setecientos mil metros obstáculos...
Aun así, su legado en materia de obstetricia, indudablemente eclipsada por sus chorradas sobre los sueños -que utilizaba con relativo éxito para ligar en los barrios bajos de Berlín-es fuente de la que bebe la Mafia siciliana cuando se afana en nuevos métodos de cobro contra deudas inexistentes.
La historia de la humanidad la escriben deportistas/procesadores de Word como el Doctor Freud, héroes anónimos del asfalto, que gracias a Internet, las Fábulas de Samaniego, el Diario El Pais y los Fancines de Gijón y Mieres, no han sido relegados a la sombra de otros (Milikito, Gengis Khan, Manterola, etc, con mejores agentes de prensa y managers) y podemos releerlos al objeto de suplir a los documentales de la 2 si se va la luz.
Avanzar en cualquier aspecto del Doctor, sin acudir a su dominio de la papiroflexia aplicada a edificación residencial (segunas viviendas, básicamente), sería ignorar una faceta que le consigió mantener un nivel aceptable de alcoholismo durante unos cincuenta años, con vigoroso entusiasmo a pesar de que cada vez (sobre todo a altas horas de la noche) le costaba más doblar los papelitos esos...
No tiene sentido intentar comprenderle sin apreciar la figura de su inexistente hermano hermafrodita y de orejas puntiagudas, a quien le prestó una conmovedora atención cuando, por ejemplo, tenía que cambiar la rueda del coche, y se aturullaba sobre en qué sentido se afloja las tuercas. Sin él, el Doctor Freud seguramente sería tan sólo bedel, o Einstein, o presentador de un programa de werstling americano con la formula de la energía.
Dr. Freud, Ambrosio, como le gustaba que le llamasen en la intimidad, gracias por su contribucion a el mundo moderno! (al margen de esa tontería de que la tierra se mueve...de ser así, los de Cantabria habríamos llegado ya a Fuenterrabia, y no es el caso. De hecho, es más bien al revés...)
Bueno, lo dejo.
Pongo un sello, y lo echo al correo -si consigo despegarlo esta vez del portátil, que ya van catorce y es un un engorro explicarle al del Corte Inglés que no estoy loco-
