Montxo Grau
Milpostista
Sin verificar
Si hay algo realmente vergonzoso es la soberbía estúpida y el victimismo lloriqueante de aquéllos que, en verdad, no han dejado de reírse descaradamente de tod@s a los que ( dicen ) representan, y aún es más abominable sus proclamas a la libertad y derechos cuando, por definición, sus acciones tienen por norma joderlos como si nada, que la gente es tonta y se deja…
Resulta inquietante – tenebroso, incluso - , a muy pocas horas de un episodio singular, que éste sea (des)calificado por todos los medios escritos de grupos massmedia como un “ataque a la democracia” , “ gravísima coacción a la libertad” y unas cuantas payasadas a cual más idiota.
Y, sobretodo, es aberrante el todos para uno cerril y vomitivo que los representantes públicos promocionan a mayor gloria de sus pautas, que como todos sabemos son de imprescindible e innegable ayuda para salvar nuestras desvalidas almas y desencaminados pensares.
Ya va siendo hora ( y es muy tarde, quizás ) que deje de usarse tan fascinerosamente el vocablo Democracia cuando sólo creen – y procuran – la Partitocracia, a ser posible incluso con unicamente dos, que no es cuestión de permitir la tiranía de las minorías - y se atreven a decirlo sin más, que a boutades no les ganan ni los franceses que en eso son los más -; ya va siendo hora que sus reivindicaciones asuman, aunque sólo sea por mero decoro, de una puñetera vez alguna que se realmente útil a ese público fiel al que tanto deben y que, de entrada, ya está harto que le den por ahí y, además, como decimos aquí, “cornut i pagar el beure”…
No deja de ser malévola – por tenue - la defición “Indignados” a un colectivo que está, de sobras, hasta los huevos de tanta mierda y que, por una extralimitación ( criticable, sí, pero perfectamente asumible ) de unos han otorgado carta blanca a leña al mono que tanto excita al Piolín ofuscado, descerebrado con ínfulas de salvar la decencia y las buenas maneras, evitando el gas mostaza o el Napalm más que nada por los recortes presupuestarios…
¿ Cómo se atreven a hablar de indignidad quienes se han instalado hace ya muchos años en sus brazos, a tutti pleni y pagando los otros, que eso es lo que tiene de gracioso la gracia – sabiendo que sólo ellos se rien - ?
¿ Qué mezquina intención les lleva a hablar de “líneas rojas” cuando ellos se han pasado por el forro toda la gama cromática del arco iris , y aún nos hacen saber que todo es por nuestro bien, que qué sabremos nosotros de las cosas de la vida, que de pringaos no pasamos, o menos incluso… ?
¿ Qué legitimidad real tiene quien no escucha, quien no debería más que deberse a otros y sólo los utiliza interesadamente – en el interés suyo, claro está - ?
¿ Dónde debe enmarcarse la obscena comparación que algunos medios – absolutamente delirante la editorial de La Vanguardia – efectuan relacionando el “atropello” de ayer con los hechos del 23-F... obviando algo tan evidente como que en esa acción los salvadores del mundo mundial iban armados hasta las cejas y, por si ellos hubiese sido, se pasan por la piedra – y por la culata – a todo menda viviente del hemiciclo ?
¿ A qué viene ese horrorizarse por gestos de violencia cuando sus propuestas y respuestas a la sociedad son de “joderos que sois pobres y a mí me la sudan vuestras cuitas” ?
Además, esa reprobación mayúscula mira por donde se convierte en aquiesencia cómplice cuando no les afecta a ellos, y entonces aplauden sin reparo toda reprimenda a demostrados paladines de la in(humanidad ) que, y eso sí que es de burla guapa, en sus países argumentan justamente los mismos aspectos que los elegidos de aquí para que no los mueva ni la madre que los parió.
Escudarse en que el fin no justifica los medios es, en ciertos aspectos, tan insostenible como parar la otra mejilla cuando ya te has arreado tanto en la otra que las gónadas no saben donde esconderse…
Uno lee y revisa toooooooodos los comentarios ( y visiona imágenes de todas las tendencias ) acerca de una jornada en el Parc de la Ciutadella y llega a pensar que ayer hubo un intento dramático de dejar la toma del Palacio de la Moneda en Chile en un juego de niños malcriados.
Y que yo sepa, allí no hubo ni lanzallamas, ni bazokas ni guillotinas en masa.
Espero que no tarden en aparecer, porque lo están pidiendo a gritos todos estos representantes del pueblo con su endogámica inutilidad y su sordera permanente.
Porque lo más grotesco e inadmisible de todo lo acontecido fue, indudablemente, los vuelos de helicópteros a mayor servicio de una casta de impresentables.
Entre ellos y el Kaos, éste es mucho más sincero.
Montxo.
Resulta inquietante – tenebroso, incluso - , a muy pocas horas de un episodio singular, que éste sea (des)calificado por todos los medios escritos de grupos massmedia como un “ataque a la democracia” , “ gravísima coacción a la libertad” y unas cuantas payasadas a cual más idiota.
Y, sobretodo, es aberrante el todos para uno cerril y vomitivo que los representantes públicos promocionan a mayor gloria de sus pautas, que como todos sabemos son de imprescindible e innegable ayuda para salvar nuestras desvalidas almas y desencaminados pensares.
Ya va siendo hora ( y es muy tarde, quizás ) que deje de usarse tan fascinerosamente el vocablo Democracia cuando sólo creen – y procuran – la Partitocracia, a ser posible incluso con unicamente dos, que no es cuestión de permitir la tiranía de las minorías - y se atreven a decirlo sin más, que a boutades no les ganan ni los franceses que en eso son los más -; ya va siendo hora que sus reivindicaciones asuman, aunque sólo sea por mero decoro, de una puñetera vez alguna que se realmente útil a ese público fiel al que tanto deben y que, de entrada, ya está harto que le den por ahí y, además, como decimos aquí, “cornut i pagar el beure”…
No deja de ser malévola – por tenue - la defición “Indignados” a un colectivo que está, de sobras, hasta los huevos de tanta mierda y que, por una extralimitación ( criticable, sí, pero perfectamente asumible ) de unos han otorgado carta blanca a leña al mono que tanto excita al Piolín ofuscado, descerebrado con ínfulas de salvar la decencia y las buenas maneras, evitando el gas mostaza o el Napalm más que nada por los recortes presupuestarios…
¿ Cómo se atreven a hablar de indignidad quienes se han instalado hace ya muchos años en sus brazos, a tutti pleni y pagando los otros, que eso es lo que tiene de gracioso la gracia – sabiendo que sólo ellos se rien - ?
¿ Qué mezquina intención les lleva a hablar de “líneas rojas” cuando ellos se han pasado por el forro toda la gama cromática del arco iris , y aún nos hacen saber que todo es por nuestro bien, que qué sabremos nosotros de las cosas de la vida, que de pringaos no pasamos, o menos incluso… ?
¿ Qué legitimidad real tiene quien no escucha, quien no debería más que deberse a otros y sólo los utiliza interesadamente – en el interés suyo, claro está - ?
¿ Dónde debe enmarcarse la obscena comparación que algunos medios – absolutamente delirante la editorial de La Vanguardia – efectuan relacionando el “atropello” de ayer con los hechos del 23-F... obviando algo tan evidente como que en esa acción los salvadores del mundo mundial iban armados hasta las cejas y, por si ellos hubiese sido, se pasan por la piedra – y por la culata – a todo menda viviente del hemiciclo ?
¿ A qué viene ese horrorizarse por gestos de violencia cuando sus propuestas y respuestas a la sociedad son de “joderos que sois pobres y a mí me la sudan vuestras cuitas” ?
Además, esa reprobación mayúscula mira por donde se convierte en aquiesencia cómplice cuando no les afecta a ellos, y entonces aplauden sin reparo toda reprimenda a demostrados paladines de la in(humanidad ) que, y eso sí que es de burla guapa, en sus países argumentan justamente los mismos aspectos que los elegidos de aquí para que no los mueva ni la madre que los parió.
Escudarse en que el fin no justifica los medios es, en ciertos aspectos, tan insostenible como parar la otra mejilla cuando ya te has arreado tanto en la otra que las gónadas no saben donde esconderse…
Uno lee y revisa toooooooodos los comentarios ( y visiona imágenes de todas las tendencias ) acerca de una jornada en el Parc de la Ciutadella y llega a pensar que ayer hubo un intento dramático de dejar la toma del Palacio de la Moneda en Chile en un juego de niños malcriados.
Y que yo sepa, allí no hubo ni lanzallamas, ni bazokas ni guillotinas en masa.
Espero que no tarden en aparecer, porque lo están pidiendo a gritos todos estos representantes del pueblo con su endogámica inutilidad y su sordera permanente.
Porque lo más grotesco e inadmisible de todo lo acontecido fue, indudablemente, los vuelos de helicópteros a mayor servicio de una casta de impresentables.
Entre ellos y el Kaos, éste es mucho más sincero.
Montxo.