Sanza
Baneado
Como no sé nada de relojes, cuento cosas de las personas, para lo cual no hace falta tanto talento.
En fin.
Ayer dos amigos, a cada cual más maricón (figuradamente, por no poner cabrón, que queda mal, o cabronazo, que queda pobre), se encontraron delante mío después de mucho tiempo.
Se abrazaron, se emocionaron, y nos sentamos a charlar.
Uno de ellos tardó poco en preguntar al otro que por qué no llevaba el Rolex, que dónde estaba el cronógrafo Rolex que lleva desde hace unos treinta años (creo, es que estos están muy cascados, de pasárselo bien).Que dónde rayos lo tenía.
El interpelado le dijo que, aconsejado por otro maricón (en este caso de playa, osea, yo) lo había llevado a pasar una revisión y el del CO le había dicho que se lo cambiaba por el que quisiera, o por un coche, o por su mujer, que es charlatana pero limpia, o por acciones del BSCH que de 4€ han pasado a 5 en 24 h.
Vamos, que se había dado cuenta que no era cuestión de ir por ahí maltratando lo que le explicaban que era la releche (se lo tuvo que decir el de la relojería, se ve que a mí, que soy poco fiable, y bebo cantidades escandalosas de xxx -eso ponía en las botellas de los TBOs- no se me debe hacer ningún caso por si las moscas).
Así que lo deja en casa para adorarlo en privado.
Y lleva puesto otro suizo que le regalé yo, que premio el que me ignoren con dádivas y jolgorio, como buen cristiano.
Naturalmente le explicó al interesado que el nuevo reloj era de mentiras, que se lo había comprado a un señor muy moreno y muy simpático por la calle, que además le obsequió con un CD de Bustamante, y que si lo quería se lo daba pero ya mismo, para clavar clavos, o algo.
Vamos, tres maricones de tomo y lomo en plena efervescencia.
A lo que voy: hay gente por la que te interesas en saber por qué ha engordado, se le ha caido el pelo, o se ha puesto tetas, al cabo de los años.
Y también objetos que forman parte de uno y que extraña no ver.
De estos hay pocos, pocos se lo merecen.
Y si faltan, se nota.
PD: Por Dios, que la foto de la web que he bajado sea de uno auténtico, que si no me autocapo.
En fin.
Ayer dos amigos, a cada cual más maricón (figuradamente, por no poner cabrón, que queda mal, o cabronazo, que queda pobre), se encontraron delante mío después de mucho tiempo.
Se abrazaron, se emocionaron, y nos sentamos a charlar.
Uno de ellos tardó poco en preguntar al otro que por qué no llevaba el Rolex, que dónde estaba el cronógrafo Rolex que lleva desde hace unos treinta años (creo, es que estos están muy cascados, de pasárselo bien).Que dónde rayos lo tenía.
El interpelado le dijo que, aconsejado por otro maricón (en este caso de playa, osea, yo) lo había llevado a pasar una revisión y el del CO le había dicho que se lo cambiaba por el que quisiera, o por un coche, o por su mujer, que es charlatana pero limpia, o por acciones del BSCH que de 4€ han pasado a 5 en 24 h.
Vamos, que se había dado cuenta que no era cuestión de ir por ahí maltratando lo que le explicaban que era la releche (se lo tuvo que decir el de la relojería, se ve que a mí, que soy poco fiable, y bebo cantidades escandalosas de xxx -eso ponía en las botellas de los TBOs- no se me debe hacer ningún caso por si las moscas).
Así que lo deja en casa para adorarlo en privado.
Y lleva puesto otro suizo que le regalé yo, que premio el que me ignoren con dádivas y jolgorio, como buen cristiano.
Naturalmente le explicó al interesado que el nuevo reloj era de mentiras, que se lo había comprado a un señor muy moreno y muy simpático por la calle, que además le obsequió con un CD de Bustamante, y que si lo quería se lo daba pero ya mismo, para clavar clavos, o algo.
Vamos, tres maricones de tomo y lomo en plena efervescencia.
A lo que voy: hay gente por la que te interesas en saber por qué ha engordado, se le ha caido el pelo, o se ha puesto tetas, al cabo de los años.
Y también objetos que forman parte de uno y que extraña no ver.
De estos hay pocos, pocos se lo merecen.
Y si faltan, se nota.
PD: Por Dios, que la foto de la web que he bajado sea de uno auténtico, que si no me autocapo.