El cerebro ya ha elegido cuando nosotros empezamos a ser conscientes de lo que "queremos elegir". El cerebro elige por nosotros en base a las emociones, que a su vez se conforman en base a lo que nuestro cerebro inconsciente considera que es mejor para nosotros. Yo creo que es una red excesivamente compleja como para entenderlo plenamente.
Pongamos el ejemplo de la marca universal de lujo por excelencia: Rolex. Cuando vemos un Rolex real por primera vez, o cuando nos fijamos en él, llevamos recibido un flujo de información a través de anuncios, libros, películas, eventos, etc. tremendo. Luego, para empezar, nuestro cerebro ya no es parcial y considera que es un objeto de mucho valor. Igual pasa con el oro, no nos gusta porque su color es muy bonito o porque es muy maleable, sino por lo que representa.
También entra en juego el tema de la fiabilidad. Si Rolex fuera una patata, no tendría el prestigio que tiene. Está es una idea generalizable a todo en la vida, por ejemplo a la estructura social. La gente cree que los personajes prestigiosos, que los grandes profesionales, los políticos y tantos otros puestos de responsabilidad, si están ahí es porque valen más que el resto... Craso error demasiado a menudo (tenía que soltarlo
en el caso que nos atañe, la fiabilidad percibida llega a nuestro cerebro a través de ese razonamiento.
El marketing es algo tremendamente importante. Identificarnos con la marca, con la pieza, conseguir que nuestro cerebro perciba que seremos mejores, más atractivos, más listos o más interesantes no es cosa fácil ni barata de conseguir y de mantener, y en el caso que tenemos entre manos, Rolex, se ha hecho muy bien. Pero una vez que está logrado, nuestro cerebro inventará las excusas necesarias para justificarlo...
Y después está lo de que no pierde valor, que es una inversión, que es para tus hijos... Creencias que nos llegan y que hacemos nuestras.
Y por último está el poder de la masa, la inercia. Modela nuestra intención, nuestros gustos, a menudo sin que seamos conscientes de ello. Relojes que antes no me gustaban me han llegado a gustar y mucho. ¿Ahora los entiendo y sé apreciarlos como es debido? Creo que no van los tiros por ahí, aunque yo quiera creérmelo...
En definitiva, creo que muy poca gente tiene el conocimiento necesario para decidir si un reloj vale o no lo que cuesta (salvo el casio que nombraban antes), y que la mayoría (me incluyo a la cabeza) compramos por esa emoción que nos genera el cerebro a partir de todos los datos acumulados inconscientemente. La cabeza la usamos para saber donde está nuestro límite económico, si acaso...