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Expulsado del foro
Sin verificar
Toda mi vida he amado los relojes, seguramente por que mi padre tambien los amaba y les dedicaba tiempo para cuidarlos. El era conocedor y respetuoso hacia todo lo alemán y así heredé un Junghans de pared y un Kinzle tambien de pared y dos entrañables radios Telefunken que conservo y que todavía funcionan..... con ese sonido cálido de sus lamparas.
A lo largo de los años, he ido comprando moderadamente algún que otro reloj, pero sin seguir un criterio de colección, sólo guiado por mi peculiar y personal gusto. Incluso, sin saber mucho, di nueva vida a un reloj Campderá encontrado en un día lluvioso y que felizmente funciona con precisión impecable.
A mediados de este año, indagando por internet, fui descubriendo el mundo de la segunda mano y la posibilidad de adquirir algunos relojes bonitos a precios razonables, de acuerdo a mis limitadas y razonables posibilidades. Unas veces con acierto, otras por inexperiencia, adquiriendo ejemplares de escaso valor de colección. Pero hasta la fecha, he acumulado unos 50 ejemplares, que me proporcionan un gran placer, desde el tramite de la compra, hasta la recepción, limpieza y aceitado. Y luego, claro, verlos funcionar a todos con perfecta exactitud colma todas mis aspiraciones de coleccionista novato.
La mayoría han sido limpiados con esmero, sin desmontarlos del todo, solo limpiando los bujes a la vista y regando con queroseno en abundancia la maquinaria, resguardando del riego los barriletes, y luego aceitando cuidadosamente. Los relojes, hasta ahora, han respondido muy bien y todos me han funcionado, a pesar de los muchos años de supuesta brega y mal trato.
Sólo, en los casos de rotura de cuerda los he llevado al profesional.
Pero constato, por lo menos por mi corta experiencia, que los profesionales del reloj han cambiado radicalmente sus maneras profesionales y su actitud hacia los clientes es distante, tajante, a veces incluso insultante, un tanto prepotente, , despreciativa hacia los coleccionistas y desmesuradamente cara su intervención, la mayoría de las veces. Hay, desde luego, honrosas excepciones, pero este comentario no va dirigido contra el buen profesional.
Volviendo a mis chapuceras reparaciones, sobre relojes aparentemente desahuciados después de años de funcionamiento, y que luego han funcionado con exactitud y estabilidad, no puedo entender que la tónica del relojero actual sea siempre el total desmontaje de los relojes, a precios que sólo los herederos de un reloj suelen asumir por recuerdo o nostalgia de sus mayores. Y eso no hace relojería, es pan para hoy y hambre para mañana.
Otros se niegan a reparar los relojes de "bolas" por el mucho tiempo que les deben de dedicar y que no pueden revertir en el precio de la reparación al cliente. Otros, ni conocen lo que es un reloj Ormolú. Y no hablemos de los relojes eléctricos en cualquiera de sus diversas variedades, ni electromagnéticos tipo Kundo, ni Brillié reloj madre ni sus relojes "esclavos".
Recientemente, he adquirido un reloj Cloisonné del que ningún profesional me pudo orientar ni informar. Yo conocía la técnica por mi afición a las antigüedades.
Yo, un modestisimo e ignorante novato, no encuentra, en la actitud el profesional, el maestro que me oriente profesionalmente en el crecimiento de mi colección, aunque afortunadamente he encontrado entre mis amigos Tantdetemps, Tonito,Tiber,Juanolas,Garcia,Lasker etc importantes ayudas desinteresadas, que me animan y me invitan a seguir con entusiasmo.
La actitud errónea del profesional relojero , con esa errónea posición de no querer colaborar animando a los pocos coleccionistas de relojes, que todavía quedan, alimentando su afición, le llevará fatalmente a competir comercialmente, cambiando las pilas de los relojes de pulsera, con supermercados, zapateros, cerrajeros copia llaves etc.
Los relojeros deberían ser centro de reunión de aficionados en consultas, cambios de opinión y engrandecimiento de la relojería mecánica. Contrariamente, a la menor ocasión, aprovechan para despacharte con la escusa de su mucho trabajo. De no cambiar de actitud, fomentando afición y soporte, sus días están fatalmente contados. O esa es por lo menos mi personal opinión, de acuerdo con mi corta y breve experiencia.
Yo, si tuviera un negocio de relojería, actuaria de una forma más eficiente, pero para eso se ha de amar profundamente esa profesión.
A lo largo de los años, he ido comprando moderadamente algún que otro reloj, pero sin seguir un criterio de colección, sólo guiado por mi peculiar y personal gusto. Incluso, sin saber mucho, di nueva vida a un reloj Campderá encontrado en un día lluvioso y que felizmente funciona con precisión impecable.
A mediados de este año, indagando por internet, fui descubriendo el mundo de la segunda mano y la posibilidad de adquirir algunos relojes bonitos a precios razonables, de acuerdo a mis limitadas y razonables posibilidades. Unas veces con acierto, otras por inexperiencia, adquiriendo ejemplares de escaso valor de colección. Pero hasta la fecha, he acumulado unos 50 ejemplares, que me proporcionan un gran placer, desde el tramite de la compra, hasta la recepción, limpieza y aceitado. Y luego, claro, verlos funcionar a todos con perfecta exactitud colma todas mis aspiraciones de coleccionista novato.
La mayoría han sido limpiados con esmero, sin desmontarlos del todo, solo limpiando los bujes a la vista y regando con queroseno en abundancia la maquinaria, resguardando del riego los barriletes, y luego aceitando cuidadosamente. Los relojes, hasta ahora, han respondido muy bien y todos me han funcionado, a pesar de los muchos años de supuesta brega y mal trato.
Sólo, en los casos de rotura de cuerda los he llevado al profesional.
Pero constato, por lo menos por mi corta experiencia, que los profesionales del reloj han cambiado radicalmente sus maneras profesionales y su actitud hacia los clientes es distante, tajante, a veces incluso insultante, un tanto prepotente, , despreciativa hacia los coleccionistas y desmesuradamente cara su intervención, la mayoría de las veces. Hay, desde luego, honrosas excepciones, pero este comentario no va dirigido contra el buen profesional.
Volviendo a mis chapuceras reparaciones, sobre relojes aparentemente desahuciados después de años de funcionamiento, y que luego han funcionado con exactitud y estabilidad, no puedo entender que la tónica del relojero actual sea siempre el total desmontaje de los relojes, a precios que sólo los herederos de un reloj suelen asumir por recuerdo o nostalgia de sus mayores. Y eso no hace relojería, es pan para hoy y hambre para mañana.
Otros se niegan a reparar los relojes de "bolas" por el mucho tiempo que les deben de dedicar y que no pueden revertir en el precio de la reparación al cliente. Otros, ni conocen lo que es un reloj Ormolú. Y no hablemos de los relojes eléctricos en cualquiera de sus diversas variedades, ni electromagnéticos tipo Kundo, ni Brillié reloj madre ni sus relojes "esclavos".
Recientemente, he adquirido un reloj Cloisonné del que ningún profesional me pudo orientar ni informar. Yo conocía la técnica por mi afición a las antigüedades.
Yo, un modestisimo e ignorante novato, no encuentra, en la actitud el profesional, el maestro que me oriente profesionalmente en el crecimiento de mi colección, aunque afortunadamente he encontrado entre mis amigos Tantdetemps, Tonito,Tiber,Juanolas,Garcia,Lasker etc importantes ayudas desinteresadas, que me animan y me invitan a seguir con entusiasmo.
La actitud errónea del profesional relojero , con esa errónea posición de no querer colaborar animando a los pocos coleccionistas de relojes, que todavía quedan, alimentando su afición, le llevará fatalmente a competir comercialmente, cambiando las pilas de los relojes de pulsera, con supermercados, zapateros, cerrajeros copia llaves etc.
Los relojeros deberían ser centro de reunión de aficionados en consultas, cambios de opinión y engrandecimiento de la relojería mecánica. Contrariamente, a la menor ocasión, aprovechan para despacharte con la escusa de su mucho trabajo. De no cambiar de actitud, fomentando afición y soporte, sus días están fatalmente contados. O esa es por lo menos mi personal opinión, de acuerdo con mi corta y breve experiencia.
Yo, si tuviera un negocio de relojería, actuaria de una forma más eficiente, pero para eso se ha de amar profundamente esa profesión.
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