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¿Echamos un polvo?

  • Iniciador del hilo landatx
  • Fecha de inicio
Estado
Hilo cerrado
  • #26
No están nada mal tus enseñanzas. Quién sabe, quizá se puedan utilizar durante alguna conversación amena...
 
  • #27
Lo que se aprende en éste Follo, digo Foro, ¿ en qué estaría yo pensando...?
 
  • #28
No tenía ni idea. Muy interesante y ameno.:huh:
Gracias:yes:
 
  • #29
Unai!!!!!!!!!!, Cierra el hilo de una pu... vez :-((, que te voy a acabar diciendo que si!!!!!!!!!!. ::bash::
 
  • #30
Unai!!!!!!!!!!, Cierra el hilo de una pu... vez :-((, que te voy a acabar diciendo que si!!!!!!!!!!. ::bash::


Una cosa es que foll*m:Ds poco y otra cosa es... bahh mejor no sigo:laughing1::laughing1:.
 
  • #31
Alucinante lo instructivo que llega a ser este foro. Y que cuando entre por primera vez pense que solo era para frikis relojeros. Y veo que tambien hay fumaos, locuelos, chalaos, instruidos (unos cuantos).......jope, menuda fauna.
Un abrazote!!!:worshippy::Cheers::Cheers:
 
  • #32
- ¿Usted usa rapé?… Quizá sea ésta la causa final de la existencia de la nariz humana. -

Samuel Taylor Coleridge

Salu2
 
  • #33
"Poner los cuernos". Todo este tipo de anécdotas me encantan. La expresión "poner los cuernos" como acepción de infidelidad tiene su origen en los vikingos. Sus jefes podían escoger entre todas las mujeres jóvenes de su territorio a la que estimaran más convenientes para contraer matrimonio o simplemente como amante, si éstas estaban casadas. Cuando el jefe hacía efectivo este derecho, en la puerta de la joven se colocaba una enorme cornamenta de alce, naciendo la famosa frase: “Te pusieron los cuernos” o “eres un cornudo”.
 
  • #34
"Poner los cuernos". Todo este tipo de anécdotas me encantan. La expresión "poner los cuernos" como acepción de infidelidad tiene su origen en los vikingos. Sus jefes podían escoger entre todas las mujeres jóvenes de su territorio a la que estimaran más convenientes para contraer matrimonio o simplemente como amante, si éstas estaban casadas. Cuando el jefe hacía efectivo este derecho, en la puerta de la joven se colocaba una enorme cornamenta de alce, naciendo la famosa frase: “Te pusieron los cuernos” o “eres un cornudo”.

Esta también es muy buena, no lo había ido.

Un saludo
 
  • #35
Puestos a ello, también el menda va a aportar algo. Si ya estaba posteado antes, que sirva de recordatorio:

GILIPOLLAS

En Madrid hay una calle llamada de Gil Imón, haciendo de travesaño entre el Paseo Imperial y la Ronda de Segovia. Es una calle dedicada al que fue alcalde de la capital, D. Gil Imón, por los tiempos de doña Mariquita de mi corazón, cuando el duque de Osuna organizaba sus célebres bailes, a los que acudía la crema social, para poner en el escaparate familiar a lindas damitas de la buena sociedad, como oferta casadera, las cuales acudían ataviadas con su miriñaque de fino muaré. A las damitas de entonces se les aplicaba el apelativo de "pollas", que en el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) llevan, como sexta acepción, figurada y familiarmente, el significado de jovencitas, algo que hoy se ignora, pues el lenguaje en la actualidad se ha vuelto recio y tosco: la polla de entonces es la "tía" de ahora y las mentes malévolas sustituyen el significado antiguo por otro de morbosas connotaciones.

El tal Don Gil era un personaje de relieve (la prueba está en que tiene dedicada una calle) y su nombre aparecía frecuentemente en los ecos de sociedad de las revistas del corazón de la época. El hombre, después de atender a los acuciantes problemas que su cargo de alcalde comportaba, se sentía obligado a responsabilizarse de sus deberes familiares, como buen padre.

Tenía dos hijas en edad de merecer, feotillas ellas, no muy sobradas de gracejo, y hasta un tantico tontuelas. Y se hacía acompañar por ellas a todos aquellos sitios a los que, invitado como primera autoridad municipal, tenía que acudir. Tras la imponencia de unos bigotes municipales, se ocultaba un corazón de padre.

-¿Ha llegado ya D. Gil?

-Sí, ya ha llegado D. Gil y, como siempre, viene acompañado de sus pollas.

D. Gil departía animadamente con los próceres de la actualidad, y, mientras tanto, sus pollitas iban a ocupar algún asiento que descubrieran desocupado, a esperar a que algún pollo (en masculino (solía aderezarse con pera:"pollo-pera") se les acercase, cosa siempre poco probable. La situación, una y otra vez repetida, dio lugar a la asociación mental de tontuelidad con D. Gil y sus pollas.

Al tonto, a secas, podía llamársele: bambarria, menguado, zampatortas, chirrichote, rudo, zamacuco, papanatas, tolondro, ciruelo, zote, mamacallos, mameluco, majadero, zopenco, mastuerzo, borrico, tonto, necio, obtuso, imbécil, mentecato, idiota, torpe, lelo Pero ¿cómo describir esa circunstancia tan compleja de tontuelidad inconsciente? Decía padre Ramón que el que es tonto y lo sabe no es tonto del tó.

Los imaginativos y bien humorados madrileños lo tuvieron fácil: para expresar la idea de tontuelo, tontaina, tontucio, tontuelidad integral e inconsciente (lo de con malicia o sin malicia es otra cuestión; con el tiempo, habrá de todo) ¡Ya está!: Gil (D.Gil)- y-pollas (las dos jovencitas hijas suyas) = gil-i-pollas.

Y cundió la especie por "el todo Madrid", que compuso esta palabra especial, castiza, nacida en la Capital del Reino y, puesta en circulación con el marchamo del Oso y el Madroño, siendo después exportada al resto de España, ganándose a pulso el derecho de entrar en la Real Academia Española.
 
  • #36
Un gran post, no solo de relojes se aprende en este foro ;-)
 
  • #37
:worshippy::worshippy::worshippy::worshippy::worshippy::worshippy:
Lo que no saquemos de ese foro no lo sacamos de ninguna parte:ok::


Puestos a ello, también el menda va a aportar algo. Si ya estaba posteado antes, que sirva de recordatorio:

GILIPOLLAS

En Madrid hay una calle llamada de Gil Imón, haciendo de travesaño entre el Paseo Imperial y la Ronda de Segovia. Es una calle dedicada al que fue alcalde de la capital, D. Gil Imón, por los tiempos de doña Mariquita de mi corazón, cuando el duque de Osuna organizaba sus célebres bailes, a los que acudía la crema social, para poner en el escaparate familiar a lindas damitas de la buena sociedad, como oferta casadera, las cuales acudían ataviadas con su miriñaque de fino muaré. A las damitas de entonces se les aplicaba el apelativo de "pollas", que en el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) llevan, como sexta acepción, figurada y familiarmente, el significado de jovencitas, algo que hoy se ignora, pues el lenguaje en la actualidad se ha vuelto recio y tosco: la polla de entonces es la "tía" de ahora y las mentes malévolas sustituyen el significado antiguo por otro de morbosas connotaciones.

El tal Don Gil era un personaje de relieve (la prueba está en que tiene dedicada una calle) y su nombre aparecía frecuentemente en los ecos de sociedad de las revistas del corazón de la época. El hombre, después de atender a los acuciantes problemas que su cargo de alcalde comportaba, se sentía obligado a responsabilizarse de sus deberes familiares, como buen padre.

Tenía dos hijas en edad de merecer, feotillas ellas, no muy sobradas de gracejo, y hasta un tantico tontuelas. Y se hacía acompañar por ellas a todos aquellos sitios a los que, invitado como primera autoridad municipal, tenía que acudir. Tras la imponencia de unos bigotes municipales, se ocultaba un corazón de padre.

-¿Ha llegado ya D. Gil?

-Sí, ya ha llegado D. Gil y, como siempre, viene acompañado de sus pollas.

D. Gil departía animadamente con los próceres de la actualidad, y, mientras tanto, sus pollitas iban a ocupar algún asiento que descubrieran desocupado, a esperar a que algún pollo (en masculino (solía aderezarse con pera:"pollo-pera") se les acercase, cosa siempre poco probable. La situación, una y otra vez repetida, dio lugar a la asociación mental de tontuelidad con D. Gil y sus pollas.

Al tonto, a secas, podía llamársele: bambarria, menguado, zampatortas, chirrichote, rudo, zamacuco, papanatas, tolondro, ciruelo, zote, mamacallos, mameluco, majadero, zopenco, mastuerzo, borrico, tonto, necio, obtuso, imbécil, mentecato, idiota, torpe, lelo Pero ¿cómo describir esa circunstancia tan compleja de tontuelidad inconsciente? Decía padre Ramón que el que es tonto y lo sabe no es tonto del tó.

Los imaginativos y bien humorados madrileños lo tuvieron fácil: para expresar la idea de tontuelo, tontaina, tontucio, tontuelidad integral e inconsciente (lo de con malicia o sin malicia es otra cuestión; con el tiempo, habrá de todo) ¡Ya está!: Gil (D.Gil)- y-pollas (las dos jovencitas hijas suyas) = gil-i-pollas.

Y cundió la especie por "el todo Madrid", que compuso esta palabra especial, castiza, nacida en la Capital del Reino y, puesta en circulación con el marchamo del Oso y el Madroño, siendo después exportada al resto de España, ganándose a pulso el derecho de entrar en la Real Academia Española.
 
  • #38
Aqui os dejo esto de la revista quo. para ayudar

Diccionario sexual
Diccionario de términos sexuales, de la "A" a la "Teta"

La mayoría del vocabulario erótico que utilizamos está integrado por eufemismos que surgieron para burlar la censura. Pero emplear palabras vulgares o 'fuertes', así como inventarse nombres para los genitales u otras partes del cuerpo, ayuda a fortalecer la confianza en la pareja y a hacer más divertidas y excitantes las relaciones.
"El hecho de que el hombre descubriese su capacidad para nombrar las cosas obligó a crear una lengua secreta, pícara y festiva para referir aquello que no debía ser mencionado. Uno de esos 'aquellos' conflictivos en las sociedades occidentales y cristianas ha sido y es el sexo", comenta el escritor Antonio Tello en su libro Gran diccionario erótico de voces de España e Hispanoamérica.
En este sentido, la lengua castellana generó un amplísimo número de acepciones sexuales a partir de voces y locuciones aparentemente inocuas o creó otras consideradas como equívocos -por ejemplo, carajo podía ser un palo o el pene- o malsonancias, según el criterio social y religioso del momento. De hecho, la mayoría de los términos que se emplean en el lenguaje popular son eufemismos. Es el caso de la palabra bacalao -alude al olor de los genitales- o chona -designa la vulva-. "Esto se hizo con la intención de burlar la censura, ya que en Occidente, por influencia de la religión judeocristiana, la represión ha sido fuerte y el sexo siempre se ha considerado tabú, por entenderse como un acto pecaminoso. por eso gusta tanto el uso de palabras procaces, porque satisface en cierta forma las ansias de subversión y transgresión", explica Antonio Tello.
Y tú, ¿qué nacionalidad prefieres?

El uso de gentilicios, que surgen porque la conducta a la que aluden se practicaba con frecuencia en ese país, es común en el sexo. Aunque, a veces, se emplean como burla.


  • Ruso: Masaje del ano
  • Turco: La mujer, con las manos atadas, espera a dar placer o recibirlo
  • Árabe: El hombre está boca arriba y la mujer le 'cabalga'
  • Florentino: La mujer sujeta el pene con la piel hacia atrás
  • Sajón: La mujer presiona la base del pene con el fin de retrasar la eyaculación
  • Japonés: Coito en el suelo o sobre almohadas, con numerosas posiciones en cuclillas
  • Sueco: Sexo en grupo
  • Napolitano: Homosexual
  • Cubana: Masturbación con el pene entre los pechos
  • Tailandés: Masaje realizado con los senos por todo el cuerpo
  • Francés: Sexo oral, llamado así por la supuesta habilidad de las galas para la felación
  • Griego: Coito anal

Carácter pícaro y festivo
La palabra 'griego' para designar al coito anal se debe a que era una práctica frecuente entre hombres en la Grecia clásica. Los portugueses usan la expresión 'contar azulejos' para la masturbación.
Y, precisamente, gracias a esto el repertorio de términos relacionados con el sexo se ha ido enriqueciendo cada vez más hasta el punto de que podríamos hablar de un lenguaje pseudoliterario, dada la gran cantidad de figuras que se emplean. Las más abundantes son las metáforas formales -por ejemplo, llamar a los testículos borlas porque penden como éstas y además se asemejan- y funcionales -al pene se le denomina ballesta, porque se arma y dispara como ella-. También son frecuentes las formas onomatopéyicas, como ñaca-ñaca, para referirse al coito. E incluso existen anglicismos que hemos castellanizado, como echar un quiqui -viene de quickly, que significa rápido en inglés- para referirnos a un coito rápido u ocasional, o foqui-foqui -procede del verbo fuck (follar)-.
No obstante, a esta riqueza también ha contribuido el carácter festivo y pícaro de nuestra cultura. "La civilización latina siempre ha ensalzado el goce y, como la fuerza de eros es muy creativa, en nuestro país muchos términos se han inventado con un fin lúdico, como motivo de divertimento y picardía", cuenta Antonio Tello.
Cultura genitalizada
En todo caso, aunque el campo de la actividad sexual es muy amplio, el vocabulario gira, sobre todo, en torno al pene, la vulva, los testículos, el coito, la homosexualidad, la virginidad, la prostitución y el adulterio. En opinión de Antonio Tello, esto se debe fundamentalmente a dos motivos: "por una parte, los cuatro primeros términos son elementos que nuestra cultura -excesivamente genitalizada- considera básicos en el sexo. En cuanto a las demás acepciones aluden a aspectos a los que el Cristianismo ha dado mucha trascendencia y sobre los que ha dictado normas restrictivas".
Tampoco hay que olvidar que, según el antropólogo José Dueso, "en nuestro idioma abunda lo soez, lo peyorativo y lo denigratorio, especialmente en lo que se refiere a los genitales femeninos, en comparación con los masculinos. La razón estriba en que han sido los varones los que han inventado la mayoría de los términos. El machismo -apoyado por los poderes sociales- y la mayor permisividad sexual del hombre han hecho el resto", añade.
Además, el hecho de que durante bastante tiempo en determinados círculos se haya considerado que la sexualidad de la mujer tenía una finalidad meramente procreativa y de satisfacción del varón explica que, tradicionalmente, el sexo masculino haya utilizado expresiones como pasarse a la mujer por la piedra, llevársela al catre, cepillársela, beneficiársela… o, en Hispanoamérica, bigotear, machetear o medir el aceite. Y es que, "se entendía que era el hombre quien tomaba la iniciativa y llevaba las riendas", asegura Antonio Tello.

Curiosamente, el lenguaje de los números es universal. Así, el 69 es una metáfora formal de dos cuerpos superpuestos en sentido contrario practicando el sexo oral. Pero, en lo relativo a términos sexuales, hay diferencias en cada idioma. Y el castellano es uno de los más ricos….

  • Hacer el amor: 'Follar' viene del latín 'follis' -significa fuelle- y se utiliza por la similitud con el movimiento de este utensilio. En la expresión 'echar un polvo', el polvo hace alusión al semen, y se dice 'echar un casquete' porque el glande semeja el casco del pene. En vasco, se usa 'larrua jo' (jugar la piel).
  • Vagina: 'Coño' procede del latín 'cunnus', que significa cuña. También son comunes 'conejo' -eufemismo que surge del parecido fonético entre 'cunnus' y 'cunniculus'-,'chocho' o 'chumino' -dan idea de cosa blanda por la sonoridad de la 'ch'-, 'almeja' -por su similitud con el molusco-, 'parrús' -en valenciano- y 'potorro' -en vasco-. En Canarias le llaman 'quiquiricuando'.
  • Erección: Según el escritor Antonio Tello, se dice 'estar empalmado' porque la palma de la mano es una de las cosas que se utilizan para poner erecto el pene. En gallego se dice 'ter o carallo teso'. En Vizcaya, 'altan egon' (estar de alta) significa 'estar cachondo'.
  • Coito anal: La palabra 'sodomización' se debe a la ciudad de Sodoma, donde era común esta práctica. Además, se dice 'dar por el culo' -si se es sujeto activo- y 'tomar por el culo' -sujeto pasivo-.
  • Pene: 'Polla' procede del latín 'pullus' -cría de cualquier animal-. Existen multitud de metáforas formales, como 'pito' -el silbato se asemeja a una verga y dos testículos-, 'nabo', 'cola'… 'pijo', 'picha' y 'pilila' son onomatopeyas de pis. 'Minga' viene del latín 'mingere' (mear). 'Pinga', de pender. También se llama 'cipote' -antiguamente era una porra- porque el pene se asemeja a ello.
  • Masturbación: 'Hacerse una paja' tiene su origen en la acción de sacar la paja -la caña del cereal separada del grano-. 'Cascársela' procede del latín 'quassare' (sacudir) y 'pelársela' alude a descubrir algo oculto. En el País Vasco se habla de 'kampaia jo' (tocar la campana). En gallego se dice 'facer unha pera'. Y en Hispanoamérica, 'hacerse una manuela'.
  • Sexo oral: Además de 'mamada' para la felación, para el 'cunnilingus' se usa 'bajarse al pilón', que es una metáfora formal y funcional de la vulva -se asemeja y se usa como un pilón-. En Argentina se dice 'hacer una mineta'.
  • Orgasmo: Cuando una persona llega al clímax se habla de 'correrse' o 'irse', porque en ese momento hay algo que se va -el semen-, aunque se utiliza en ambos sexos. También se emplean los términos 'derramar' y 'regar' para referirse a la eyaculación.
  • Semen: 'Leche', 'lefa' -eufemismo de 'leche', por deformación fónica-, 'pringue', 'savia'… son metáforas formales, porque el esperma se asemeja en su color o textura a estas sustancias. En Hispanoamérica se le llama 'afrecho' (cereal molido).
  • Testículos: 'Cojones' es una voz procedente del latín 'coleo-onis', que alude a algo colgante. También se dice 'cojonera' para referirse al escroto. Además, se les llama 'huevos', 'pelotas' o 'bolas', por su similitud en cuanto a la forma, o 'cataplines', que es un eufemismo juguetón.
  • Pechos: A las 'tetas' -término que al parecer es una creación expresiva infantil- se las denomina 'peras', 'melones' o 'globos' por el parecido en cuanto a la forma. También, 'domingas' u 'orejas', un eufemismo exclusivo de la jerga 'cheli' de Madrid que se aplica a los senos porque cuelgan.
 
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