Pues yo estoy parecido. Y la culpa es de mi novia, que me regaló -tras verla a 15 euros, eso sí- la Enciclopedia Susaeta de Relojes de Pulsera (2008). Yo era de siempre un acumulador de relojes, pero no entendía nada, sólo que daban la hora. Me gustaba mirarlos, tenerlos y llevarlos, pero sin un criterio muy definido más allá de la estética. Sin yo saberlo, el maligno estaba allí, latente, acechando. Fue empezar a leer, empezar a entender, empezar a distinguir... y las zarpas de la misma bestia interior de que habla Tango empezaron a asomar.
Y en fin, aquí estoy desde hace unos días, preguntando, leyendo, aprendiendo, buscando... Y lo bien que quedan los relojes en el expositor que he comprado! Antes no los llevaba puestos; curiosamente, ahora que conozco su valor -de algunos, aunque no es que tenga ninguna verdadera joya, salvo un Longines Flagship con incrustaciones de brillantes- los llevo más que antes porque los entiendo y es como llevar una ovia colgada del brazo.
El otro día llevaba un Seiko automatic 17 jewels chapado en oro, setentero classic-style, para asegurarme de que funcionaba bien. Y claro, hoy día no es muy típico llevar relojes totalmente en oro; una compañera de curro me dijo: "ese reloj parece de esos que dan en las pelis americanas cuando te jubilas". Aún no sé si es un comentario elogioso o no...
En fin, Tango, que ánimo, yo debo tener CRI-R. Crisis Relojera Intensiva Retardada...