Claudio
Milpostista
Sin verificar
En primer lugar he de hacer una aclaración: este aporte NO VA sobre PUBLICIDAD DE RELOJES. Se trata de RELOJES EN LA PUBLICIDAD.
El reloj es un instrumento que, además de dar o mostrar la hora, despertarnos, deleitarnos con sus tintineos o sus tictaces, servir como objeto decorativo o sostén de libros en lejas, etc., también puede tener otras utilidades. Una de ellas, de la que aquí hablaremos, es la de ser objeto integrante de los anuncios publicitarios en prensa.
El reloj, en sus distintas formas (de pie, de pared, de pulsera, monumental, de bolsillo, etc.), es un elemento que encontramos habitualmente a nuestro alrededor. La publicidad, a veces, refleja escenas, paisajes o lugares corrientes, donde es normal que se encuentre este elemento. Tal es el caso de las cocinas, lugar preeminente de las casas, en donde el reloj es particularmente útil y, en numerosas ocasiones, especialmente necesario, por las labores que allí se realizan. Labores en las que la diferencia entre una obra de arte culinaria o un pequeño desastre la puede marcar un pequeño espacio de tiempo. Para evitar que eso ocurra –el desastre-, es por lo que solemos disponer de uno de estos aparatos puesto en la pared, de tal modo que podamos consultar la hora de un simple vistazo, sin necesidad de apartar las manos del perol o sartén que estemos en esos precisos instantes manejando. A continuación van dos ejemplos de anuncios publicitarios con escenas culinarias en donde, como se ha dicho, no podía faltar el típico reloj de cocina pegado en alto en la pared:
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Hay otros anuncios publicitarios en los que el reloj es protagonista del reclamo debido a que el mensaje es el tiempo, habitualmente escaso, que ha de transcurrir para que los maravillosos efectos de lo que se intenta vender puedan ser notados o bien como el bien que no podemos dejar perder. Aquí van unas muestras de lo que se quiere decir:
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A continuación va un curioso anuncio donde los relojes son los principales protagonistas, pero no cualesquiera relojes, sino los monumentales y más emblemáticos de las ciudades de donde parten vuelos de la compañía aérea que se hace publicidad que es, precisamente, del país cuna de la relojería:
Hay ocasiones en que en los carteles publicitarios aparece un reloj, y no es porque nos tenga que indicar la hora de algo o porque en el mensaje publicitario tenga importancia el transcurso de un determinado lapso de tiempo, sino porque va bien con la decoración que se ha determinado dar a la escena. Aquí, como veremos, la decoración es marinera, por lo que han puesto un “reloj marinero”:
A veces, como ocurre en el siguiente anuncio, se pretende simbolizar el tiempo mediante un reloj; pero no en su dinámico sentido, en su transcurrir, sino en el de “momento”, “instante”, más concretamente en el dichoso o feliz instante que nos proporciona el consumo de lo que nos quieren vender:
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El tiempo es aquello que casi siempre nos falta. A veces decimos que es necesario estirar el tiempo y…, ¿qué mejor manera de simbolizar gráficamente el estiramiento del tiempo sino con el estiramiento de un reloj? Como aquí hacen:
En las casas es corriente que haya relojes en el salón. Por ello, hay anuncios publicitarios en donde aparecen relojes que no se pusieron adrede para ambientar la escena, sino que están allí porque esto es lo habitual, al igual que lo que se dijo de las cocinas. Aquí aparecen relojes de salón, es decir, de repisa o chimenea y de péndulo. Curiosamente, estos dos anuncios “de salón” están ambientados en época navideña:
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El reloj, como símbolo de mecánica de precisión, es bastante recurrido. Aquí se muestra un bonito cartel publicitario donde se compara un cronómetro con la mecánica de aviación que, en el año en que está hecha esta publicidad, 1943, estaba en pleno auge:
En este anuncio quieren dar a entender que lo que se publicita es un elemento de uso corriente y de llevar encima todos los hombres cuando salen de casa, como lo son el llavero, el encendedor, la cartera y… el reloj de pulsera:
Esta marca, en su publicidad, escoge un reloj como elemento compositivo, ya que aquella hace alusión a las 24 horas del día:
Aquí pretenden vender una bebida que, al igual que se bebía antes, es también apta para los gustos actuales (actuales en aquella época). La parte “moderna” del bebedor aparece con un fabuloso reloj, moderno para la época (habrá quienes sepan la marca y hasta el modelo de él):
Hay cosas que se suelen hacer a una determinada hora, y no a otra. Como, por ejemplo, tomar café. En estos dos que van a continuación se dice esto gráficamente mediante el empleo de sendos relojes :
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También, a veces, de lo que nos quieren vender para su consumo, dicen que este se puede realizar a cualquier hora y no en un determinado momento, como ocurría con los anteriores:
Una cualidad, a veces muy importante, que han de tener los productos publicitados, como la ropa, es la de su durabilidad (antes, al menos). Esta cualidad se puede mostrar gráficamente, entre otras maneras, como en este anuncio se hace, mediante el uso de un reloj:
El reloj es un instrumento que, además de dar o mostrar la hora, despertarnos, deleitarnos con sus tintineos o sus tictaces, servir como objeto decorativo o sostén de libros en lejas, etc., también puede tener otras utilidades. Una de ellas, de la que aquí hablaremos, es la de ser objeto integrante de los anuncios publicitarios en prensa.
El reloj, en sus distintas formas (de pie, de pared, de pulsera, monumental, de bolsillo, etc.), es un elemento que encontramos habitualmente a nuestro alrededor. La publicidad, a veces, refleja escenas, paisajes o lugares corrientes, donde es normal que se encuentre este elemento. Tal es el caso de las cocinas, lugar preeminente de las casas, en donde el reloj es particularmente útil y, en numerosas ocasiones, especialmente necesario, por las labores que allí se realizan. Labores en las que la diferencia entre una obra de arte culinaria o un pequeño desastre la puede marcar un pequeño espacio de tiempo. Para evitar que eso ocurra –el desastre-, es por lo que solemos disponer de uno de estos aparatos puesto en la pared, de tal modo que podamos consultar la hora de un simple vistazo, sin necesidad de apartar las manos del perol o sartén que estemos en esos precisos instantes manejando. A continuación van dos ejemplos de anuncios publicitarios con escenas culinarias en donde, como se ha dicho, no podía faltar el típico reloj de cocina pegado en alto en la pared:
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Hay otros anuncios publicitarios en los que el reloj es protagonista del reclamo debido a que el mensaje es el tiempo, habitualmente escaso, que ha de transcurrir para que los maravillosos efectos de lo que se intenta vender puedan ser notados o bien como el bien que no podemos dejar perder. Aquí van unas muestras de lo que se quiere decir:
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A continuación va un curioso anuncio donde los relojes son los principales protagonistas, pero no cualesquiera relojes, sino los monumentales y más emblemáticos de las ciudades de donde parten vuelos de la compañía aérea que se hace publicidad que es, precisamente, del país cuna de la relojería:
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Hay ocasiones en que en los carteles publicitarios aparece un reloj, y no es porque nos tenga que indicar la hora de algo o porque en el mensaje publicitario tenga importancia el transcurso de un determinado lapso de tiempo, sino porque va bien con la decoración que se ha determinado dar a la escena. Aquí, como veremos, la decoración es marinera, por lo que han puesto un “reloj marinero”:
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A veces, como ocurre en el siguiente anuncio, se pretende simbolizar el tiempo mediante un reloj; pero no en su dinámico sentido, en su transcurrir, sino en el de “momento”, “instante”, más concretamente en el dichoso o feliz instante que nos proporciona el consumo de lo que nos quieren vender:
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El tiempo es aquello que casi siempre nos falta. A veces decimos que es necesario estirar el tiempo y…, ¿qué mejor manera de simbolizar gráficamente el estiramiento del tiempo sino con el estiramiento de un reloj? Como aquí hacen:
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En las casas es corriente que haya relojes en el salón. Por ello, hay anuncios publicitarios en donde aparecen relojes que no se pusieron adrede para ambientar la escena, sino que están allí porque esto es lo habitual, al igual que lo que se dijo de las cocinas. Aquí aparecen relojes de salón, es decir, de repisa o chimenea y de péndulo. Curiosamente, estos dos anuncios “de salón” están ambientados en época navideña:
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El reloj, como símbolo de mecánica de precisión, es bastante recurrido. Aquí se muestra un bonito cartel publicitario donde se compara un cronómetro con la mecánica de aviación que, en el año en que está hecha esta publicidad, 1943, estaba en pleno auge:
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En este anuncio quieren dar a entender que lo que se publicita es un elemento de uso corriente y de llevar encima todos los hombres cuando salen de casa, como lo son el llavero, el encendedor, la cartera y… el reloj de pulsera:
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Esta marca, en su publicidad, escoge un reloj como elemento compositivo, ya que aquella hace alusión a las 24 horas del día:
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Aquí pretenden vender una bebida que, al igual que se bebía antes, es también apta para los gustos actuales (actuales en aquella época). La parte “moderna” del bebedor aparece con un fabuloso reloj, moderno para la época (habrá quienes sepan la marca y hasta el modelo de él):
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Hay cosas que se suelen hacer a una determinada hora, y no a otra. Como, por ejemplo, tomar café. En estos dos que van a continuación se dice esto gráficamente mediante el empleo de sendos relojes :
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También, a veces, de lo que nos quieren vender para su consumo, dicen que este se puede realizar a cualquier hora y no en un determinado momento, como ocurría con los anteriores:
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Una cualidad, a veces muy importante, que han de tener los productos publicitados, como la ropa, es la de su durabilidad (antes, al menos). Esta cualidad se puede mostrar gráficamente, entre otras maneras, como en este anuncio se hace, mediante el uso de un reloj: