Guancho
De la casa
Sin verificar
Eran las 12.40 cuando despues de un intenso cruce de mensajes codificados a través de un canal secreto de una especie de secta de chalaos de Internet, me dispuse a coger mi coche para acudir a un secreto centro de diagnosis radiocativa.
Por el camino no dejo de mirar al retrovisor. Alguien puede haber interceptado los mensajes. Un coche con los cristales negros me sigue. Tuerce una esquina. Eran unos mascachicles en un extraño coche tuenado. En un semáforor alguien se acerca al coche. Voy a echar mano de.... HORRROR!!!!!!! He olvidado la insobornable...la flexible... la despellejalilas... la he dejado en su armario específico después de su limpieza diaria, estoy desarmado...falsa alarma. Un peatón que no quería cruzar por el paso establecido.
Llegando al C.I.P.O.T.E. (Centro de Investigaciones Peluqueras Occidentales para el Tririo en España) hago la pertinente y acordada llamada en clave:
-Illo, atahco der quinse, ehtoy máh mohqueo que un perro en una fábrica de tapacuboh. ehperame, no te vaya
-Pasa ná. Tehperon la puerta.
Todo según lo previsto. En la puerta sale el agente secreto Fordham de debajo de un coche. Estaba como los gatos en invierno, acostao en el hueco del motor de un Ranault Laguna.
Se asegura de que no me han seguido. Se monta en el coche y tras una serie de complejas contraseñas visuales con el gurdia armado hasta los dientes, de un cabina acristalada en negro, se abre la barrera. Estoy en la NASA... pol lo meno!! Aparco en el sitio establecido y marcho tras mi compañero.
Luego de andar por un intrincado conjunto de pasadizos, cuevas y pasillos, llegamos a una puerta metálica cerrada con llave. Abrimos con cuidado y disimulo y entramos en el secreto mundo del Plutonio.
Allí ya estaba dispuesto el material. Una lupa binocular con la que inspeccionamos la esfera del reloj, agujas e índices. Sacamos la primeras conclusiones, que debrán ser debatidas luego, con el gabinete de crisis y el presidente de la OTAN. Un científico investiga la masturbación de la mosca en pleno vuelo, para ver si a Miguel V se le deja de caer el pelo. Mientras, nos mira de reojo, pensando... mi jefe está chalao, pero este tío que ha entrao con tó la cara de una argofifa, da hasta miedo que ande suelto por ahí.
Se hace el distraido . Relamente está acojonado.
Pasamos a la segunda fase: Una especie de teléfono de ducha del siglo pasado que es un contador Geiger ... o algo así. Su misión es pitar si detecta radicaciones y señalarlas en un contador analógico.
Realizando la prueba, una amable señorita, que ya conocía la magnitud e importancia del experiemnto nos explica sus conclusiones. Fordham llama a un experto en el tema, el Doctor Bacterio. Tras una larga conversación a trvés de una linea privada y en clave, por supuesto, llegamos a la conclusión final.
La contaré... pero hoy no... MAAAAÑÑÑAAAANA!!!!!!!
Por el camino no dejo de mirar al retrovisor. Alguien puede haber interceptado los mensajes. Un coche con los cristales negros me sigue. Tuerce una esquina. Eran unos mascachicles en un extraño coche tuenado. En un semáforor alguien se acerca al coche. Voy a echar mano de.... HORRROR!!!!!!! He olvidado la insobornable...la flexible... la despellejalilas... la he dejado en su armario específico después de su limpieza diaria, estoy desarmado...falsa alarma. Un peatón que no quería cruzar por el paso establecido.
Llegando al C.I.P.O.T.E. (Centro de Investigaciones Peluqueras Occidentales para el Tririo en España) hago la pertinente y acordada llamada en clave:
-Illo, atahco der quinse, ehtoy máh mohqueo que un perro en una fábrica de tapacuboh. ehperame, no te vaya
-Pasa ná. Tehperon la puerta.
Todo según lo previsto. En la puerta sale el agente secreto Fordham de debajo de un coche. Estaba como los gatos en invierno, acostao en el hueco del motor de un Ranault Laguna.
Se asegura de que no me han seguido. Se monta en el coche y tras una serie de complejas contraseñas visuales con el gurdia armado hasta los dientes, de un cabina acristalada en negro, se abre la barrera. Estoy en la NASA... pol lo meno!! Aparco en el sitio establecido y marcho tras mi compañero.
Luego de andar por un intrincado conjunto de pasadizos, cuevas y pasillos, llegamos a una puerta metálica cerrada con llave. Abrimos con cuidado y disimulo y entramos en el secreto mundo del Plutonio.
Allí ya estaba dispuesto el material. Una lupa binocular con la que inspeccionamos la esfera del reloj, agujas e índices. Sacamos la primeras conclusiones, que debrán ser debatidas luego, con el gabinete de crisis y el presidente de la OTAN. Un científico investiga la masturbación de la mosca en pleno vuelo, para ver si a Miguel V se le deja de caer el pelo. Mientras, nos mira de reojo, pensando... mi jefe está chalao, pero este tío que ha entrao con tó la cara de una argofifa, da hasta miedo que ande suelto por ahí.
Se hace el distraido . Relamente está acojonado.
Pasamos a la segunda fase: Una especie de teléfono de ducha del siglo pasado que es un contador Geiger ... o algo así. Su misión es pitar si detecta radicaciones y señalarlas en un contador analógico.
Realizando la prueba, una amable señorita, que ya conocía la magnitud e importancia del experiemnto nos explica sus conclusiones. Fordham llama a un experto en el tema, el Doctor Bacterio. Tras una larga conversación a trvés de una linea privada y en clave, por supuesto, llegamos a la conclusión final.
La contaré... pero hoy no... MAAAAÑÑÑAAAANA!!!!!!!