El nombre de la rosa está bien como está, pero ya puestos sugiero una versión para dummies de Finnegans wake, a ver si así cae porque con la fetén no hay manera.
... o del Ulyses de Joyce
Pues teniendo en cuenta que el autor era capaz de manejarse con fluidez y agilidad entre diversos idiomas y sus frases hechas, refranes, chistes, cancioneros, etc. usándolos a su antojo para salpicar con ellos su obra, lo veo complicado.
Para el Ulysses, menos, todo hay que decirlo.
Me agrada la traducción de JM Valverde. Hablan bien de una edición relativamente reciente de Cátedra, aunque nunca he sido muy amigo de las ediciones críticas (es un tormento leer por ejemplo el Quijote con más notas a pie de página que texto propio de la obra)
Teniendo en cuenta que del Ulysses se han extraído referencias indirectas a otras obras literarias como para llenar un volumen de 600 páginas... pues lo mejor es (y a mi me fue bien), despojarse de cualquier prejuicio, cualquier necesidad de orden, paralelismo o cualquier otro corsé sistémico y zambullirse en el delirio y el puro divertimento (insisto en la traducción de Valverde)
Para Finnegans Wake me temo que tocamos hueso. Joyce siempre la definió como un "work in progress" un trabajo que por propia definición (y vocación del autor, habría que agregar), nunca se vería acabada. Hay por ahí un capítulo suelto "
traducido" que no deja de ser un epítome de la epatancia (si se me permite el palabro) porque sirve únicamente para dar a conocer que hay alguien que ha logrado la epifanía, ha vencido al monstruo: ha conseguido traducir el work in progress de Joyce. Es decir, que sólo sirve para dar a conocer al
traductor
Recuerdo haber leído un artículo en el que se hacían referencias cruzadas a Edmond Jabès, Primo Levi, Luis Sepúlveda, George Steiner, para acabar en Umberto Eco precisamente, ya que éste mencionaba que acercarse a "Finnegans Wale" requería no sólo conocer los distintos idiomas que Joyce uso-mezcló para
escribirlo-escribiéndolo, sino todo el sinfín de referencias culturales propias a cada uno de esos idiomas (refraneros, cancioneros, citas populares, literaturas vernáculas, etc.)
Algo que sólo sería posible, quizá, para nuestros tataranietos en una evolución de los planes educativos que debería llevar a aprender más de un idioma desde que el niño empieza a hablar
En mi opinión... EMHO considero que con la literatura ocurre lo mismo que con el resto de las disciplinas artísticas: el riesgo de la obra-mito; no el mito narrado en la obra, sino la mimetización del concepto dándole traslado a la propia obra en sí, para construir una casta de sabios que se autoerigen en únicos demiurgos chamanes capaces de metabolizar la masa viscosa de la obra-mito, su veneno, para acabar donando al vulgo (los mortales a los que nos gusta leer) la esencia refinada que le/nos conviene. Auténticos sustitutos del autor (farsantes claro) que no detienen a los críticos cuando dicen que el autor y su obra no existirían sin aquéllos.
¡Que no salimos del cieno! que hay que igualar por arriba, no por abajo... Da igual gritar, se hallan tan lejos, allá en lo alto que no pueden oír.
Si no se concibe una versión
popular del Ulysses o de Finnegans Wake, mucho menos sentido le veo para El Nombre de la Rosa... vamos... es que no hay color. Me parece un ejercicio de arrogancia del señor Eco bastante cuestionable... lo de la epatancia que menciono líneas arriba.
¡Salud!
P.D: El capítulo de Finnegans Wake al que me refiero es "Anna Livia Plurabelle" ¡telita!