Catilina
Milpostista
Verificad@ con 2FA
En primer lugar deciros que esperaba hacer esta revisión de ambos modelos cuando me dieran el nuevo teléfono móvil con cámara chula y a prueba de patanes, porque mi BB es del pleistoceno y no vale para estas cosas. Pero esta noche tocó insomnio y lo entretuve escribiendo mis impresiones sobre estos dos pelucazos de Casio. Prometo incluir fotos cuando lo tenga, palabra de Boy Scout.
Este es un breve análisis de dos relojes que pueden parecer lo mismo o para lo mismo, pero no lo son. El Rangeman y el Mudmaster. Empiezo con unas fotos de la casa para no horrorizar a los lectores de primeras:
Los relojes de aire libre me encantan y les doy mucho uso, así que estos dos, con la G delante, solares, radiocontrolados y de la marca de mis amores, Casio, eran un target claro para mí.
LO BUENO
Los dos me encantan, pero a ambos les ha costado llegarme al corazón.
El Rangeman al salir no me gustó demasiado y me pareció que resultaría grande y poco práctico en la muñeca. Tuve que ver muchas fotos y leer el manual en castellano (lo leí en inglés, pero algunas cosas no las veía claras) hasta decidirme a comprarlo.
Esto me benefició porque cuando me hice con uno ya había varias versiones y correa de fibra, lo que me permitió elegir color y asegurarme de llevar una correa con las ventajas de la resina (ponerla en el cinturón, en muñeca pero sobre la chaqueta para las lecturas…) pero también con la seguridad de que sería muy difícil que se rompiese en medio de un viaje, dejándome con un reloj de acción de bolsillo (esto me pasó una vez y me j***ó el humor para todo el viaje).
En cuando llegó descubrí que estábamos hechos el uno para el otro:
El tamaño me resulta perfecto y es un reloj que no noto.
La pulsabilidad es perfecta en cualquier condición.
La programación y activación de funciones resulta fácil y eficaz.
La activación inmediata del crono de ¡¡¡mil horas!!!
La vuelta a la pantalla de hora desde cualquier función con una pulsación larga.
La luz de los led, que sirve como pequeña linterna perfectamente.
La posibilidad de grabar datos desde la pantalla de hora, de altitud, de rumbo… PER-FEC-TO.
Total, que tardé muuucho en decidirme pero ahora el Rangeman es mi media naranja para la aventura.
Con el Mudmaster la relación ha ido casi al revés y ha sido más pasional y tortuosa, lo que siempre me parece una cosa buena con un reloj. Entiendo a los compañeros que venden, odiándola por algo, una pieza que necesitan volver a tener un tiempo después, en muchas ocasiones para repetir el ciclo.
Siempre lo digo: mejor que te pase con relojes que con parejas, que he vivido ambas cosas y con parejas pasionales resulta agotador el ciclo te-amo-te-dejo-te-odio-te-necesito-te-amo… ("te amo" y "te necesito" en estos caso suele querer decir que f******o nos lo pasamos pipa).
Cuando salieron las primeras imágenes del Muddie me enamoré, frente a los gustos de la mayoría de aficionados a mí los ana-digis son los relojes que más me gustan. Además duermo fatal y normalmente uso para dormir un ana-digi, cuyo lume me permita ver la hora sin tener que hacer nada, pero cuya función de luz me sirva de linterna si me levanto para evitar ir pisando a los perros que duermen a los pies de la cama (o ubicarme en un hotel sin despertar a mi pareja si estoy fuera de casa).
Creo que fui de los primeros en España en tener un Mudmaster, pero al llegar me decepcionó: por su exagerado tamaño y por algunas funciones que creo que están mal resueltas, pero mal de veras (más adelante desglosaré los puntos débiles de ambos relojes). A punto estuve de vendérselo a un par de compañeros.
Pero… he ido descubriendo que tiene algunas cosas emocionantes que le han devuelto su lugar en mi muñeca y que le están, de a poquitos, abriendo paso hasta mi corazón:
El lume, es el primer reloj de Casio que he tenido con un lume excelente. Parece que Casio ha decidido que quienes se gasten menos de cuatrocientos pavos en un peluco no tienen derecho a verlo bien de noche.
Pero en el Mudmaster es fantástico, es el único Casio que tengo en el que se nota excitada la luminova cuando entras del exterior aunque dentro esté iluminado.
La pantalla digital ¡se lee perfectamente de noche! Casio también nos tenía castigados a no leer bien las pantallas digitales de sus relojes ana-digi solares, la luz iluminaba la esfera, pero no los displays, con lo que servía de linterna, pero si querías leer la información digital tenías que apoyar un dedo contra el cristal para reflejar la luz hacia el reloj y así entrever lo que ponía el display.
En el Mudmaster los led permiten leer perfectamente y con comodidad el display digital. Casi lloro al comprobarlo.
El cristal de zafiro, la diferencia es notable. De hecho uno de los puntos fuertes del reloj es que da una impresión de calidad y robustez impresionantes, cuando me pongo el Rangeman después todo en él parece endeble y barato por comparación con la bestia del barro.
Me gusta mucho, mucho, mucho esa sensación de calidad, en este aspecto es el Casio que más me convence de los que tengo y he tenido, pese a que por aquí andan o anduvieron MR-G, Giez, GWF… No digo que el Mudmaster sea mejor, pero tiene la virtud de conseguir la sensación de excelencia desde la idea de reloj de materiales “poco nobles”, no tiene que recurrir a salirse de la esencia de los G actuales para lograrlo: sin metal, sin cajas roscadas (aunque ¡¡ojalá!! la caja fuera roscada). Sin más extras conceptuales que el cristal aporta la idea de un reloj bueno, me gusta que no de la impresión de vestirse con plumas ajenas para conseguirlo.
La ergonomía del Muddie es maravillosa, el reloj es muy cómodo en todo momento con sus orejeras, totalmente distintas a las de otros modelos, y su correa extraordinariamente gruesa y sólida (es a otras correas de resina lo que una Peter Gunny a otras correas de cuero). Lamento no haberme aguantado las ganas hasta que salgan las versiones “Carbon Fiber”, pero la percepción es que romper esta correa es labor sobrehumana.
¡Ojo! del Rangeman he dicho que no se nota, el Mudmaster es comodísimo pero en todo momento eres consciente de que llevas reloj y al quitártelo hay una cierta sensación involuntaria de comodidad.
También comparte la comodísima y añorada característica de volver al modo hora con una pulsación prolongada del botón “mode”. Gracias por eso.
Muy práctica es la opción de que las agujas analógicas se puedan “recoger” a la dos y liberar por completo de obstáculos el display digital, yo habría puesto dos opciones: la que hay, que se recojan diez segundos, y otra para dejarlas recogidas hasta nueva orden. En todo caso es una muy buena opción que optimiza las funciones disgitales del reloj.
Me gusta mucho que, frente a la norma general de Casios analógicos y ana-digis silenciosos el Muddie tenga las opciones de “Key on” y “Signal on”.
En ambos relojes que la luz, tan eficaz como linterna, se pueda programar para tres segundos se agradece enormemente, el segundo y medio de los relojes no programables no es suficiente para casi nada que no sea ver la hora.
El diseño del Mudmaster es un punto fuerte para mí, me encanta, no podría gustarme más la deportividad extrema pero sobria que han conseguido en estas tres primeras versiones.
Una cosa que me sorprendió gratamente, aunque entiendo que algún compañero lo ponga en los contras, es que al dormir con él por primera vez (siempre duermo con los relojes nuevos, para ver cómo son de cómodos) empecé a notar un tic-tac, que pensé que era una ilusión mía, pero no, la segundera hace un delicioso y sutil sonido mecánico que, chico, a mí me mola.
LO ACEPTABLE
Ser aficionado a Casio es tragarse y convivir con algunos absurdos, que parecen ser obligados en cada uno de los relojes que hacen. Si un día hicieran uno sin “peros” supongo que Godzilla despertaría, hundiría en el oceáno a todo Japón y nos suscribiría a todos los seres humanos al instagram de Belén Estebán.
Por ello los Casiófilos sabemos que hay que acostumbrarse a notar las manos de los secuaces de Ibe palpándonos los innombrables cuando compramos un reloj. La cosa es que no aprieten demasiado.
El Rangeman, pese a ser tremendamente práctico y útil tiene alguno de estos inconvenientes menores:
El tamaño de la brújula, que hace menos cómodo y claro de lo deseable su uso.
Los tornillos frontales, cuyo uso únicamente decorativo pone de mala leche a todo aficionado a los G digno de ese nombre.
Las alarmas, que en ambos relojes son inútiles para despertar a nadie que no sea la princesa del guisante (y habla un insomne que se despierta cuando pasa un coche por la calle) y que limita su uso a avisos, pero no lo hace válido como despertador.
El Rangeman es tan cumplidor con sus funciones, tan útil, que hace muy patente una limitación que solemos tener aceptada en los G: la falta de una posibilidad para tomar/programar lapsos de tiempo, algo importante para mí, que practico CxFit, donde la toma de lapsos es importante en muchos entrenos. Si la tuviera el Rangeman podría ser el único reloj que me llevara en un viaje (en el que no tuviera una recepción en la embajada), pero sigo teniendo que llevarme mi W-S220 para entrenar, que es el mejor reloj para CxFit del mercado, pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión.
Sin embargo, tras tener el Mudmaster, lo que más se añora en el Rangeman es algo que no podíamos saber antes: la sensación de calidad y consistencia del GWG. Ahora quiero sentir eso en mis Rangemanes, necesito sentirlo.
Después de una noche pasional con el Mudmaster, sabiendo que no es ni será el amor de mi vida, noto las raíces negras y la ropa de Primark en los Rangeman, aunque ya me haya casado con ellos. Esto es duro compañeros.
Creo, siento, que el Rangeman es la última carga de los Ent, el último de los relojes tecnológicos de Casio que se ha diseñado para los aficionados de toda la vida, los que creímos que en 1983 había nacido nuestra forma de entender la relojería.
A partir de ahora creo que el rumbo será muy otro, lo entiendo y disfrutaré de las piezas que salgan y acoplen conmigo, pero Casio puro: “Nevermore” parecen decirnos los nuevos MT-G y MR-G.
Por supuesto el Mudmaster no se libra de objeciones y, pese a su porte, clase y modernidad, tiene más de estos pequeños problemas que su primo nacido del ideal de épocas pretéritas.
En primer lugar, y esto es muy subjetivo, el tamaño. Para mí es excesivo y roza lo grotesco, de hecho es el único reloj de mi larga (y cara) vida relojera del que me han dicho algo sobre esto: hace unos días un amigo lo miró y me soltó “¿Reloj nuevo? Joder tío parece un neumático, es gigante.”
Si hubiera tenido el tamaño del Rangeman… y sus funciones…. y su espíritu… pero eso sería un sueño. Y Casio está más por despertarnos con su nueva dirección que con sus alarmas.
En el Muddie el quinto botón, el de la luz, es mucho menos ergonómico de encontrar y pulsar, tanto por el ángulo, menos “natural” que en el Rangeman, como porque está completamente rodeado del plástico del bisel, en lugar de que le proteja sólo en las zonas en las que podríamos pulsarlo por casualidad como en el eficacísimo Rangeman. Intento plasmarlo en esta foto comparativa:
Por supuesto la cuenta atrás (timer) de solo sesenta minutos y sin repetición es una limitación absurda, castrante y sin motivo lógico. Mira tú, esa parte de la esencia de Casio sí que la mantienen íntegra en esta nueva época, carísima y analógica: las funciones incomprensiblemente limitadas /diseñadas.
También son pegas del Mudmaster, sobre todo conociendo al Rangeman, la limitación de registrar datos exclusivamente del y desde el altímetro, así como la falta de memoria de orientación en la brújula (por dios tienen tres agujas, ¿es que nadie quiere hacer las cosas completas en Casio?) y la falta de la función de hora del amanecer y atardecer.
LO MALO
Pero además de lo que pica también está lo que duele, las cosas donde se comprueba que en el equipo de diseño de Casio tenemos infiltrados a varios guionistas de Humor Amarillo. Que disfrutan haciéndonos sufrir horriblemente mientras contribuimos a pagarles sus sueldos. Cuando veo algunas cosas pienso que Kikuo Ibe es un pseudónimo de Takeshi Kitano. Si creéis que exagero seguid leyendo.
Ni el Rangeman, ni el Mudmaster, sobre todo este último, se libran de absurdos odiosos.
En el Rangeman está la clásica e irritante dicotomía de Casio, que parece que se le ha puesto en los mismos darnos algunas lecciones de Yin/Yan y por ello al ponernos la función de hora de amanecer/atardecer no ponen las fases de la luna. Aquí o eres de día o eres de noche. Y punto ¿que no es lógico ni razonable en un reloj de aire libre y menos en uno tan completo y útil? Pues claro que no, pero si querías lógica vete a jugar con silogismos a tu casa p**o freak y no te compres un Casio. Y Kitano ríe desde su escondite secreto.
Afirmo que si el diseñador de funciones de Casio fuera el líder de Spectra el R***x, perdón, el Omega de Bond tendría el segundero avanzando a velocidad desigual los treinta primeros segundos que los treinta siguientes en cada minuto, el lume en los índices, pero no en las agujas, y el giro del bisel del diver con 24 clicks (como el nuevo GMT), obligando a 007 a suicidarse de la desesperación.
Crueldad oriental; para un efecto óptimo tómese a pequeñas dosis y pagando la víctima.
Y con el Mudmaster se han cebado.
Pero bien.
Es que si Job fuera aficionado a Casio y le regalas el Muddie sin avisarle de cómo va, en menos de un cuarto de hora le tienes renegando del creador, pintando pentagramas en el suelo y yéndose de copas con el demonio Asmodeo, que es el que tiene un nombre más cool.
Porque…
¿Qué p**o sentido tiene el Smart Access con la corona en un reloj ana-digi donde TODO sería más fácil rápido y eficaz de programación y de acceso a través del display y los botones?
El Smart Access en el Mudmaster hace la función de Jorge Javier Vázquez en la televisión. Crisparte. Únicamente eso.
El Smart Access ha sido un inventazo para los analógicos, que yo tengo algún Casio analógico previo y para programar lo más mínimo se lo llevo a los del MIT.
De hecho el PRX-7000, uno de los modelos que lo introduce, me flipó y aún me hace ojitos desde la bahía en las noches de insomnio. Reloj, por cierto, que con menos agujas que los actuales MT-G y MR-G tenía un crono y un timer de doce horas súper fácil de operar, pero esa es la filosofía de Casio: a quienes se gastan más de dos mil pavos en uno de nuestros relojes ¡que les j***n! Crono de veinticuatro minutos (cuya única explicación es que sea el tiempo que dan en Casio para el café) y timer de dos horas. Quien lo entienda sin necesitar a Kitano para ello, que lo explique públicamente. Por Dios que lo haga, es un ruego sincero.
En el Mudmaster el Smart Access molesta para todo y en todo.
Yo, a veces, activo la luz automática por la noche si estoy en el campo y la desactivo de día, es tan sencillo e intuitivo mantener pulsado el botón de iluminación para hacerlo. Pues con el Mudmaster no, a desenroscar la coronita, lo que no es cómodo, puesto que la protección lo dificulta, buscar la función a modificar, hacerlo, volver a roscar la coronita (porque Casio ha conseguido que tengamos los mismos riesgos que con los mecánicos, si te dejas la corona desenroscada y te metes en el barro… ¡haber elegido muerte!). Si es de noche todo ello encendiendo la luz una y otra vez para ver cómo vas. Muy práctico.
Pero no se queda aquí el ejercicio de crueldad.
El reloj en modo hora no permite mostrar un segundo uso horario en el display digital ¿por qué? Nadie lo sabe, era algo que tenían todos los ana-digis de Casio y que yo usaba con frecuencia, pero que en el Muddie han quitado.
Así que no puedes ver el segundo uso horario desde el modo hora ¿qué hacer?
Sencillo, pulsas SIETE veces el botón “mode”, esperas a que las agujas analógicas se reubiquen, como te dan una lectura sobre doce horas, pulsas el botón del altímetro, que lleva la segundera a indicar si es AM o PM, además si se te ha olvidado en qué ciudad lo tienes programado tendrás que pulsar “adjust”, que lleva la segundera a indicar la ciudad seleccionada (porque si quieres seleccionar otra te tocará desenroscar la corona usar el Smart -que no Quick- Access y toda la liturgia). Eso sí en el modo World Time, el display digital sí te muestra la hora local, que conocías perfectamente hace quince minutos, cuando empezaste a interesarte por el segundo uso horario. Supongo que asumen que con la lentitud del proceso puedes haberla olvidado.
Dos relojazos, pero con el Mudmaster mejor saber qué te vas a encontrar y tenerlo asumido antes de comprarlo, porque las cosas sin sentido cuesta tragárselas.
Por eso son, y vuelvo al principio en un ejercicio de simetría:
Un reloj pensado para ser práctico que es bonito y un reloj pensado para ser bonito que es práctico.
Un grandísimo Casio y un Casio grandísimo.
Y las penas con vino son menos, y los análisis más graciosos porque vuelve a los relojes (también) más bellos y a nosotros más ingeniosos.
Este es un breve análisis de dos relojes que pueden parecer lo mismo o para lo mismo, pero no lo son. El Rangeman y el Mudmaster. Empiezo con unas fotos de la casa para no horrorizar a los lectores de primeras:
Los relojes de aire libre me encantan y les doy mucho uso, así que estos dos, con la G delante, solares, radiocontrolados y de la marca de mis amores, Casio, eran un target claro para mí.
LO BUENO
Los dos me encantan, pero a ambos les ha costado llegarme al corazón.
El Rangeman al salir no me gustó demasiado y me pareció que resultaría grande y poco práctico en la muñeca. Tuve que ver muchas fotos y leer el manual en castellano (lo leí en inglés, pero algunas cosas no las veía claras) hasta decidirme a comprarlo.
Esto me benefició porque cuando me hice con uno ya había varias versiones y correa de fibra, lo que me permitió elegir color y asegurarme de llevar una correa con las ventajas de la resina (ponerla en el cinturón, en muñeca pero sobre la chaqueta para las lecturas…) pero también con la seguridad de que sería muy difícil que se rompiese en medio de un viaje, dejándome con un reloj de acción de bolsillo (esto me pasó una vez y me j***ó el humor para todo el viaje).
En cuando llegó descubrí que estábamos hechos el uno para el otro:
El tamaño me resulta perfecto y es un reloj que no noto.
La pulsabilidad es perfecta en cualquier condición.
La programación y activación de funciones resulta fácil y eficaz.
La activación inmediata del crono de ¡¡¡mil horas!!!
La vuelta a la pantalla de hora desde cualquier función con una pulsación larga.
La luz de los led, que sirve como pequeña linterna perfectamente.
La posibilidad de grabar datos desde la pantalla de hora, de altitud, de rumbo… PER-FEC-TO.
Total, que tardé muuucho en decidirme pero ahora el Rangeman es mi media naranja para la aventura.
Con el Mudmaster la relación ha ido casi al revés y ha sido más pasional y tortuosa, lo que siempre me parece una cosa buena con un reloj. Entiendo a los compañeros que venden, odiándola por algo, una pieza que necesitan volver a tener un tiempo después, en muchas ocasiones para repetir el ciclo.
Siempre lo digo: mejor que te pase con relojes que con parejas, que he vivido ambas cosas y con parejas pasionales resulta agotador el ciclo te-amo-te-dejo-te-odio-te-necesito-te-amo… ("te amo" y "te necesito" en estos caso suele querer decir que f******o nos lo pasamos pipa).
Cuando salieron las primeras imágenes del Muddie me enamoré, frente a los gustos de la mayoría de aficionados a mí los ana-digis son los relojes que más me gustan. Además duermo fatal y normalmente uso para dormir un ana-digi, cuyo lume me permita ver la hora sin tener que hacer nada, pero cuya función de luz me sirva de linterna si me levanto para evitar ir pisando a los perros que duermen a los pies de la cama (o ubicarme en un hotel sin despertar a mi pareja si estoy fuera de casa).
Creo que fui de los primeros en España en tener un Mudmaster, pero al llegar me decepcionó: por su exagerado tamaño y por algunas funciones que creo que están mal resueltas, pero mal de veras (más adelante desglosaré los puntos débiles de ambos relojes). A punto estuve de vendérselo a un par de compañeros.
Pero… he ido descubriendo que tiene algunas cosas emocionantes que le han devuelto su lugar en mi muñeca y que le están, de a poquitos, abriendo paso hasta mi corazón:
El lume, es el primer reloj de Casio que he tenido con un lume excelente. Parece que Casio ha decidido que quienes se gasten menos de cuatrocientos pavos en un peluco no tienen derecho a verlo bien de noche.
Pero en el Mudmaster es fantástico, es el único Casio que tengo en el que se nota excitada la luminova cuando entras del exterior aunque dentro esté iluminado.
La pantalla digital ¡se lee perfectamente de noche! Casio también nos tenía castigados a no leer bien las pantallas digitales de sus relojes ana-digi solares, la luz iluminaba la esfera, pero no los displays, con lo que servía de linterna, pero si querías leer la información digital tenías que apoyar un dedo contra el cristal para reflejar la luz hacia el reloj y así entrever lo que ponía el display.
En el Mudmaster los led permiten leer perfectamente y con comodidad el display digital. Casi lloro al comprobarlo.
El cristal de zafiro, la diferencia es notable. De hecho uno de los puntos fuertes del reloj es que da una impresión de calidad y robustez impresionantes, cuando me pongo el Rangeman después todo en él parece endeble y barato por comparación con la bestia del barro.
Me gusta mucho, mucho, mucho esa sensación de calidad, en este aspecto es el Casio que más me convence de los que tengo y he tenido, pese a que por aquí andan o anduvieron MR-G, Giez, GWF… No digo que el Mudmaster sea mejor, pero tiene la virtud de conseguir la sensación de excelencia desde la idea de reloj de materiales “poco nobles”, no tiene que recurrir a salirse de la esencia de los G actuales para lograrlo: sin metal, sin cajas roscadas (aunque ¡¡ojalá!! la caja fuera roscada). Sin más extras conceptuales que el cristal aporta la idea de un reloj bueno, me gusta que no de la impresión de vestirse con plumas ajenas para conseguirlo.
La ergonomía del Muddie es maravillosa, el reloj es muy cómodo en todo momento con sus orejeras, totalmente distintas a las de otros modelos, y su correa extraordinariamente gruesa y sólida (es a otras correas de resina lo que una Peter Gunny a otras correas de cuero). Lamento no haberme aguantado las ganas hasta que salgan las versiones “Carbon Fiber”, pero la percepción es que romper esta correa es labor sobrehumana.
¡Ojo! del Rangeman he dicho que no se nota, el Mudmaster es comodísimo pero en todo momento eres consciente de que llevas reloj y al quitártelo hay una cierta sensación involuntaria de comodidad.
También comparte la comodísima y añorada característica de volver al modo hora con una pulsación prolongada del botón “mode”. Gracias por eso.
Muy práctica es la opción de que las agujas analógicas se puedan “recoger” a la dos y liberar por completo de obstáculos el display digital, yo habría puesto dos opciones: la que hay, que se recojan diez segundos, y otra para dejarlas recogidas hasta nueva orden. En todo caso es una muy buena opción que optimiza las funciones disgitales del reloj.
Me gusta mucho que, frente a la norma general de Casios analógicos y ana-digis silenciosos el Muddie tenga las opciones de “Key on” y “Signal on”.
En ambos relojes que la luz, tan eficaz como linterna, se pueda programar para tres segundos se agradece enormemente, el segundo y medio de los relojes no programables no es suficiente para casi nada que no sea ver la hora.
El diseño del Mudmaster es un punto fuerte para mí, me encanta, no podría gustarme más la deportividad extrema pero sobria que han conseguido en estas tres primeras versiones.
Una cosa que me sorprendió gratamente, aunque entiendo que algún compañero lo ponga en los contras, es que al dormir con él por primera vez (siempre duermo con los relojes nuevos, para ver cómo son de cómodos) empecé a notar un tic-tac, que pensé que era una ilusión mía, pero no, la segundera hace un delicioso y sutil sonido mecánico que, chico, a mí me mola.
LO ACEPTABLE
Ser aficionado a Casio es tragarse y convivir con algunos absurdos, que parecen ser obligados en cada uno de los relojes que hacen. Si un día hicieran uno sin “peros” supongo que Godzilla despertaría, hundiría en el oceáno a todo Japón y nos suscribiría a todos los seres humanos al instagram de Belén Estebán.
Por ello los Casiófilos sabemos que hay que acostumbrarse a notar las manos de los secuaces de Ibe palpándonos los innombrables cuando compramos un reloj. La cosa es que no aprieten demasiado.
El Rangeman, pese a ser tremendamente práctico y útil tiene alguno de estos inconvenientes menores:
El tamaño de la brújula, que hace menos cómodo y claro de lo deseable su uso.
Los tornillos frontales, cuyo uso únicamente decorativo pone de mala leche a todo aficionado a los G digno de ese nombre.
Las alarmas, que en ambos relojes son inútiles para despertar a nadie que no sea la princesa del guisante (y habla un insomne que se despierta cuando pasa un coche por la calle) y que limita su uso a avisos, pero no lo hace válido como despertador.
El Rangeman es tan cumplidor con sus funciones, tan útil, que hace muy patente una limitación que solemos tener aceptada en los G: la falta de una posibilidad para tomar/programar lapsos de tiempo, algo importante para mí, que practico CxFit, donde la toma de lapsos es importante en muchos entrenos. Si la tuviera el Rangeman podría ser el único reloj que me llevara en un viaje (en el que no tuviera una recepción en la embajada), pero sigo teniendo que llevarme mi W-S220 para entrenar, que es el mejor reloj para CxFit del mercado, pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión.
Sin embargo, tras tener el Mudmaster, lo que más se añora en el Rangeman es algo que no podíamos saber antes: la sensación de calidad y consistencia del GWG. Ahora quiero sentir eso en mis Rangemanes, necesito sentirlo.
Después de una noche pasional con el Mudmaster, sabiendo que no es ni será el amor de mi vida, noto las raíces negras y la ropa de Primark en los Rangeman, aunque ya me haya casado con ellos. Esto es duro compañeros.
Creo, siento, que el Rangeman es la última carga de los Ent, el último de los relojes tecnológicos de Casio que se ha diseñado para los aficionados de toda la vida, los que creímos que en 1983 había nacido nuestra forma de entender la relojería.
A partir de ahora creo que el rumbo será muy otro, lo entiendo y disfrutaré de las piezas que salgan y acoplen conmigo, pero Casio puro: “Nevermore” parecen decirnos los nuevos MT-G y MR-G.
Por supuesto el Mudmaster no se libra de objeciones y, pese a su porte, clase y modernidad, tiene más de estos pequeños problemas que su primo nacido del ideal de épocas pretéritas.
En primer lugar, y esto es muy subjetivo, el tamaño. Para mí es excesivo y roza lo grotesco, de hecho es el único reloj de mi larga (y cara) vida relojera del que me han dicho algo sobre esto: hace unos días un amigo lo miró y me soltó “¿Reloj nuevo? Joder tío parece un neumático, es gigante.”
Si hubiera tenido el tamaño del Rangeman… y sus funciones…. y su espíritu… pero eso sería un sueño. Y Casio está más por despertarnos con su nueva dirección que con sus alarmas.
En el Muddie el quinto botón, el de la luz, es mucho menos ergonómico de encontrar y pulsar, tanto por el ángulo, menos “natural” que en el Rangeman, como porque está completamente rodeado del plástico del bisel, en lugar de que le proteja sólo en las zonas en las que podríamos pulsarlo por casualidad como en el eficacísimo Rangeman. Intento plasmarlo en esta foto comparativa:
Por supuesto la cuenta atrás (timer) de solo sesenta minutos y sin repetición es una limitación absurda, castrante y sin motivo lógico. Mira tú, esa parte de la esencia de Casio sí que la mantienen íntegra en esta nueva época, carísima y analógica: las funciones incomprensiblemente limitadas /diseñadas.
También son pegas del Mudmaster, sobre todo conociendo al Rangeman, la limitación de registrar datos exclusivamente del y desde el altímetro, así como la falta de memoria de orientación en la brújula (por dios tienen tres agujas, ¿es que nadie quiere hacer las cosas completas en Casio?) y la falta de la función de hora del amanecer y atardecer.
LO MALO
Pero además de lo que pica también está lo que duele, las cosas donde se comprueba que en el equipo de diseño de Casio tenemos infiltrados a varios guionistas de Humor Amarillo. Que disfrutan haciéndonos sufrir horriblemente mientras contribuimos a pagarles sus sueldos. Cuando veo algunas cosas pienso que Kikuo Ibe es un pseudónimo de Takeshi Kitano. Si creéis que exagero seguid leyendo.
Ni el Rangeman, ni el Mudmaster, sobre todo este último, se libran de absurdos odiosos.
En el Rangeman está la clásica e irritante dicotomía de Casio, que parece que se le ha puesto en los mismos darnos algunas lecciones de Yin/Yan y por ello al ponernos la función de hora de amanecer/atardecer no ponen las fases de la luna. Aquí o eres de día o eres de noche. Y punto ¿que no es lógico ni razonable en un reloj de aire libre y menos en uno tan completo y útil? Pues claro que no, pero si querías lógica vete a jugar con silogismos a tu casa p**o freak y no te compres un Casio. Y Kitano ríe desde su escondite secreto.
Afirmo que si el diseñador de funciones de Casio fuera el líder de Spectra el R***x, perdón, el Omega de Bond tendría el segundero avanzando a velocidad desigual los treinta primeros segundos que los treinta siguientes en cada minuto, el lume en los índices, pero no en las agujas, y el giro del bisel del diver con 24 clicks (como el nuevo GMT), obligando a 007 a suicidarse de la desesperación.
Crueldad oriental; para un efecto óptimo tómese a pequeñas dosis y pagando la víctima.
Y con el Mudmaster se han cebado.
Pero bien.
Es que si Job fuera aficionado a Casio y le regalas el Muddie sin avisarle de cómo va, en menos de un cuarto de hora le tienes renegando del creador, pintando pentagramas en el suelo y yéndose de copas con el demonio Asmodeo, que es el que tiene un nombre más cool.
Porque…
¿Qué p**o sentido tiene el Smart Access con la corona en un reloj ana-digi donde TODO sería más fácil rápido y eficaz de programación y de acceso a través del display y los botones?
El Smart Access en el Mudmaster hace la función de Jorge Javier Vázquez en la televisión. Crisparte. Únicamente eso.
El Smart Access ha sido un inventazo para los analógicos, que yo tengo algún Casio analógico previo y para programar lo más mínimo se lo llevo a los del MIT.
De hecho el PRX-7000, uno de los modelos que lo introduce, me flipó y aún me hace ojitos desde la bahía en las noches de insomnio. Reloj, por cierto, que con menos agujas que los actuales MT-G y MR-G tenía un crono y un timer de doce horas súper fácil de operar, pero esa es la filosofía de Casio: a quienes se gastan más de dos mil pavos en uno de nuestros relojes ¡que les j***n! Crono de veinticuatro minutos (cuya única explicación es que sea el tiempo que dan en Casio para el café) y timer de dos horas. Quien lo entienda sin necesitar a Kitano para ello, que lo explique públicamente. Por Dios que lo haga, es un ruego sincero.
En el Mudmaster el Smart Access molesta para todo y en todo.
Yo, a veces, activo la luz automática por la noche si estoy en el campo y la desactivo de día, es tan sencillo e intuitivo mantener pulsado el botón de iluminación para hacerlo. Pues con el Mudmaster no, a desenroscar la coronita, lo que no es cómodo, puesto que la protección lo dificulta, buscar la función a modificar, hacerlo, volver a roscar la coronita (porque Casio ha conseguido que tengamos los mismos riesgos que con los mecánicos, si te dejas la corona desenroscada y te metes en el barro… ¡haber elegido muerte!). Si es de noche todo ello encendiendo la luz una y otra vez para ver cómo vas. Muy práctico.
Pero no se queda aquí el ejercicio de crueldad.
El reloj en modo hora no permite mostrar un segundo uso horario en el display digital ¿por qué? Nadie lo sabe, era algo que tenían todos los ana-digis de Casio y que yo usaba con frecuencia, pero que en el Muddie han quitado.
Así que no puedes ver el segundo uso horario desde el modo hora ¿qué hacer?
Sencillo, pulsas SIETE veces el botón “mode”, esperas a que las agujas analógicas se reubiquen, como te dan una lectura sobre doce horas, pulsas el botón del altímetro, que lleva la segundera a indicar si es AM o PM, además si se te ha olvidado en qué ciudad lo tienes programado tendrás que pulsar “adjust”, que lleva la segundera a indicar la ciudad seleccionada (porque si quieres seleccionar otra te tocará desenroscar la corona usar el Smart -que no Quick- Access y toda la liturgia). Eso sí en el modo World Time, el display digital sí te muestra la hora local, que conocías perfectamente hace quince minutos, cuando empezaste a interesarte por el segundo uso horario. Supongo que asumen que con la lentitud del proceso puedes haberla olvidado.
Dos relojazos, pero con el Mudmaster mejor saber qué te vas a encontrar y tenerlo asumido antes de comprarlo, porque las cosas sin sentido cuesta tragárselas.
Por eso son, y vuelvo al principio en un ejercicio de simetría:
Un reloj pensado para ser práctico que es bonito y un reloj pensado para ser bonito que es práctico.
Un grandísimo Casio y un Casio grandísimo.
Y las penas con vino son menos, y los análisis más graciosos porque vuelve a los relojes (también) más bellos y a nosotros más ingeniosos.
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