Que las hordas no se alteren
Fquiroga es muy buena persona, tanto que incluso nos hace buenos a quienes somos mucho peor...
Él sabe tanto como yo que el éxito de una kdd que se montó en noviembre de 2007 - y en desagravio a una marca que muchos siempre denostan sin conocerla- sólo fue posible gracias a otros foreros ( y de allende estas fronteras virtuales ) y complicidades fantásticas -y fanáticas de la
entente cordiale sin ninguna prebenda -que lograron convertir en memorable un deseo.
Y, como ya escribí en su dia, la asistencia poliédrica, multiorigen y sin menoscabo de nada ni nadie resultó un cóctel delicioso que perdura en todos los que disfrutamos de esas emociones.
Matadepera ( en otra escala, en otro enfoque ) tiene -como otros muchos encuentros que se dan por todo el orbe - el atractivo innato de la casualidad nacida porque sí, sin casi ni pensarlo, y ya hace tiempo que nos ofrece un combinado de afectos y cordialidades mucho más alucinantes que un chute de psicotrópicos vulgares.
Y, siendo cierto que no es
propiedad de nadie, sí reivindico ( con cortés beligerancia
) el
derecho de admisión que toda organización exige, aunque sólo fuese para evitar el caos. Y la vulgaridad.
Siempre serán
bienvenid@s quienes su ánimo entienda nuestros desvarios, que son muchos, buenos y
contaminantes; siempre habrá espacio a quienes a todos los que somos ( y somos unos cuantos ) nos sea grato ofrecernos y compartir, que seguro que ganaremos más vida con nuevas vidas; siempre tendrá lugar quien lo merezca, que son más de los que puedan creer y menos de los que quizás quieran...
Porque, ya puestos, Fquiroga es no sólo una persona exquisita : a veces incluso cree que los otros también.
Y yo, como ya sabeis, soy un malnacido. Lo ratifica mi hermana melliza y mi "okupación" de incubadoras con título honorífico. Y no tengo ninguna voluntad de ser más amable de lo que quiero, que cada vez es menos.
Por eso, que nadie espere o interprete que se ha abierto
barra libre en la sede de la tortilla alterada: va a venir quien (entre todos ) queramos que venga.
Y quien no lo entienda, dos piedras.
Y al resto, millones de abrazos perpetualizados.
: