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Un cuento Sci-Fi Vintage para la Noche de Año Viejo.

  • Iniciador del hilo rodserling
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Hilo cerrado
R

rodserling

Milpostista
Sin verificar
A él nunca le había gustado mucho el calor.

“Creía” que seria ya como la medianoche.

Su precisión nunca mucho le importó.

Ahí en el tercer subsuelo de la imponente torre, se estaba un poco mejor, solo llegaba la temperatura a 42º C., y la presión, muy alta, era de 1030 mm... de columna de mercurio.

En la silenciosa e inmensa sala de maquinas a través de la penumbra se definían las formas de las inertes y fantasmagóricas maquinas, no hacia falta verlas, durante 50 años trabajó en el mantenimiento de esos enormes equipos, y el laberinto de caños suspendidos bajo la estructura de hormigón apenas visibles, allí estaban, el sabia de todos sus recorridos.

Desde hacia cuatro años que se instaló allí, justo cuando las últimas naves dejaron el planeta. La humanidad, como un parásito que abandona un cuerpo después de destruirlo, se fue en busca de otros mundos.

Y fue la contaminación, no fue ni el holocausto nuclear ni una catástrofe del clima, fue la contaminación, el envenenamiento del aire, del agua, de la tierra. Solo había quedado una capa de aire apenas respirable de 50 metros en altura, de allí en más oscuridad.

Y no se quiso ir con ellos, ya era demasiado viejo y su lugar en las naves se lo dejo a sus discípulos más jóvenes, a ellos le encargo el cuidado de sus antiguos relojes.

Siempre pensaba del porque de esa obsesión de mantener en funcionamiento esas obsoletas maquinas del tiempo en un mundo totalmente automatizado, globalizado y digital.

Miro su estación metereológica Ángelus que ya tendría como cien años, de los cuales los últimos cincuenta estuvieron juntos.
Estaba como el primer día de la restauración, de un brillante y noble bronce.

No sabia por que, pero cada tanto la brújula montada sobre rubíes que tenia encima daba un par devueltas de una manera extraña.

El higrómetro nunca funciono bien, pero debía haber más de 90 % de humedad, tampoco mucho importaba ya.

El empeño de mantener el reloj Ángelus siempre en funcionamiento le daba como una sensación de seguridad, por lo menos temporal.

Y el triple calendario le hacia “creer” que seria el Domingo 31 de diciembre de 2050.

Su precisión nunca mucho le importó.

Siempre lamentó no haber conseguido uno con fase de luna para saber de ella, aunque hacia muchos años que no la veía. Las últimas noticias fueron que la base de transferencia de las naves del éxodo instalada en la superficie selenita había causado tal devastación que si viera la luna ahora a simple vista, no la reconocería.

Y un día quiso huir allí, a su refugio definitivo, allí estaba lo que conocía, calderas, bombas, válvulas solenoides, quemadores….y ahora eran ellos los obsoletos, nada se movía, nada funcionaba, nada en toda la superficie de la tierra siquiera hacia ruido, silencio.

Solo en ese profundo subsuelo, en el silencio oscuro el tic tac del Ángelus.

El era el último hombre sobre la tierra.

Su Ángelus era la ultima maquina con movimiento.

Sabía que el tiempo se acababa.

Se alegro por aquel que hace siglos diseño una cuerda con reserva de marcha de 8 días, aunque el se jactaba que su Ángelus “andaba” como diez días.

Despacio y tranquilamente abrió el Ángelus para darle cuerda, sabia que era la ultima vez, la ultima oportunidad, el preciso ruido del crique aseguraba que todo iba bien, como siempre no quiso dar cuerda hasta el tope.

Cerro el reloj y lo apoyo con la misma delicadeza de la primera vez.

Y quedo allí el Ángelus.

Y fue el, un Ángelus, el único y lo ultimo que se movió sobre la desvastada tierra.
 
Fantástico.......... hace falta un productor........ un manager....... un capitalista, para poder grabarla (la materia prima la tenemos.....amor, amistad y relojes)......Preciosa historia para cerrar este año, la historia de esta navidad, me ha gustado muchooooooo.

Un abrazo
Fernando
 
Bravo Daniel, imaginación al poder :clap:
 
Hermosa historia. Adivino un joven Rodserling leyendo la revista "Fierro". Saludos
 
Muy bueeeeno, pero como soy fanático de Star Trek yo me voy en la nave con mi JLC memovox, y si te arrepentis de quedarte en la tierra pido teletransporte para el Angelus y vos, Spok y yo te aceptaremos en la nave como relojero en nuestra mision de explorar extraños nuevos mundos. Firma: Capitan James T. Nostromo.
 
Buen día rodserling; me gustó - gracias. Luis
 
Gracias Don Daniel, bonita narrativa...... ya quisiera ser el protagonista, para tener un angelus......
 
Felicitaciones Daniel, adivino una buena pluma luego del Angelus y entre tus dedos, excelente.
 
Hola Daniel, Tierna historia involucrada en un futuro que esperemos no llegue nunca, pero en todo caso, como nuestro protagonista, que podamos acabar en el sótano con el Angelus. Feliz Año. Un saludo
 
  • #10
Muy bonito, Daniel. Es tranquizador pensar que nuestros objetos mecánicos heredaran la Tierra. Lamentablemente pienso que en el futuro deambularan por mercadillos de saldo hasta que ya nadie sepa como funcionan ni para que sirven. Y entonces también seremos nosotros los olvidados, a no ser que seas un arquitecto mítico como Imhotep, claro. Feliz Año.
 
  • #11
Buen día nosferatus - le cuento que comenzé a trabajar en mi infancia de aprendíz de relojero y los Angelus que me daba mi maestro eran muy extraños.
Mi tarea era solo sacarlos de las cajas y él - se escondía y yo sospechaba que algo le hacía a sus movimientos.
Recuerdo un fín de año - a fin de los 50 - un día desaparecieron los 50 Angelus que él
Importador traía - para que se haga la revisión habitual -
quedandome yo solo con las 50 cajas - llaves - botones y tornillos ...que a través de los años - acudían a mi local - taller - muchos simpatizantes de los Angelus -
como el forero rodserling - que compraban en distintas ferias - mercadillos - esos relojes Angelus - sin las llaves, sin botones y sin tornillos. ¿no es cierto Daniel?.
Gracias, Feliz Año Nuevo a todos. Luis desde Argentina.
 
  • #12
A él nunca le había gustado mucho el calor.

“Creía” que seria ya como la medianoche.

Su precisión nunca mucho le importó.

Ahí en el tercer subsuelo de la imponente torre, se estaba un poco mejor, solo llegaba la temperatura a 42º C., y la presión, muy alta, era de 1030 mm... de columna de mercurio.

En la silenciosa e inmensa sala de maquinas a través de la penumbra se definían las formas de las inertes y fantasmagóricas maquinas, no hacia falta verlas, durante 50 años trabajó en el mantenimiento de esos enormes equipos, y el laberinto de caños suspendidos bajo la estructura de hormigón apenas visibles, allí estaban, el sabia de todos sus recorridos.

Desde hacia cuatro años que se instaló allí, justo cuando las últimas naves dejaron el planeta. La humanidad, como un parásito que abandona un cuerpo después de destruirlo, se fue en busca de otros mundos.

Y fue la contaminación, no fue ni el holocausto nuclear ni una catástrofe del clima, fue la contaminación, el envenenamiento del aire, del agua, de la tierra. Solo había quedado una capa de aire apenas respirable de 50 metros en altura, de allí en más oscuridad.

Y no se quiso ir con ellos, ya era demasiado viejo y su lugar en las naves se lo dejo a sus discípulos más jóvenes, a ellos le encargo el cuidado de sus antiguos relojes.

Siempre pensaba del porque de esa obsesión de mantener en funcionamiento esas obsoletas maquinas del tiempo en un mundo totalmente automatizado, globalizado y digital.

Miro su estación metereológica Ángelus que ya tendría como cien años, de los cuales los últimos cincuenta estuvieron juntos.
Estaba como el primer día de la restauración, de un brillante y noble bronce.

No sabia por que, pero cada tanto la brújula montada sobre rubíes que tenia encima daba un par devueltas de una manera extraña.

El higrómetro nunca funciono bien, pero debía haber más de 90 % de humedad, tampoco mucho importaba ya.

El empeño de mantener el reloj Ángelus siempre en funcionamiento le daba como una sensación de seguridad, por lo menos temporal.

Y el triple calendario le hacia “creer” que seria el Domingo 31 de diciembre de 2050.

Su precisión nunca mucho le importó.

Siempre lamentó no haber conseguido uno con fase de luna para saber de ella, aunque hacia muchos años que no la veía. Las últimas noticias fueron que la base de transferencia de las naves del éxodo instalada en la superficie selenita había causado tal devastación que si viera la luna ahora a simple vista, no la reconocería.

Y un día quiso huir allí, a su refugio definitivo, allí estaba lo que conocía, calderas, bombas, válvulas solenoides, quemadores….y ahora eran ellos los obsoletos, nada se movía, nada funcionaba, nada en toda la superficie de la tierra siquiera hacia ruido, silencio.

Solo en ese profundo subsuelo, en el silencio oscuro el tic tac del Ángelus.

El era el último hombre sobre la tierra.

Su Ángelus era la ultima maquina con movimiento.

Sabía que el tiempo se acababa.

Se alegro por aquel que hace siglos diseño una cuerda con reserva de marcha de 8 días, aunque el se jactaba que su Ángelus “andaba” como diez días.

Despacio y tranquilamente abrió el Ángelus para darle cuerda, sabia que era la ultima vez, la ultima oportunidad, el preciso ruido del crique aseguraba que todo iba bien, como siempre no quiso dar cuerda hasta el tope.

Cerro el reloj y lo apoyo con la misma delicadeza de la primera vez.

Y quedo allí el Ángelus.

Y fue el, un Ángelus, el único y lo ultimo que se movió sobre la desvastada tierra.



No estoy de acuerdo con el final,sencillamente porque no fué así.

Si bien estamos ya en el 2050,el capitán de todas las cosas encontró un Ángelus 8 días funcionando por encima de su reserva de marcha.
Con la desvastación,fueron sacudidas brutalmente las órbitas planetarias haciendo que esos diez días de reserva se convirtieran en cuarenta años,justamente el período cuarentenal que el capitán de todas las cosas impuso para una vuelta a la vida.

Y como ya había probado con el homo sapiens y el experimento terminó en devastación,decidió para este nuevo tiempo probar con el homo vintagens,en parte debido a la belleza que encontró en la estación meteorológica hallada en aquél oscuro sótano y conservada de forma impecable.

Y es así que aquí estamos hoy los homo vintagens,y aunque el capitán de todas las cosas (un tal Gol van Doff) nos ha condenado a permanecer en el mismo sótano,con ese solenoide obsoleto llamado PIPO357 eternamente,podemos decir y desear que este 2051 que se viene,esté lleno de paz,prosperidad,vintages y homo vintagens.

Un gran abrazo a todos.
 
Última edición:
  • #13
Muy bonito el relato, pero al mismo tiempo triste ,porque al final pasó lo que nos va ha pasar a todos,¿quien cuidaran de nuestros queridos Angelus,Omegas,Caunys..etc? Yo espero que la profecion de relojero perdure en el tiempo,que su sabiduria no desaparesca .Gracias a todos los que haceis que tengamos amor por nuestros queridos Vintages.
 
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