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A casi 41 años, el Projecto 99

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Montijo

Montijo

Milpostista
Sin verificar
Buenas a todos,

Despues de discutir brevemente con el amigo forero Cavallino sobre su Autavia, recorde un documento que hace tiempo lei en el respetado sitio "On The Dash" y con el que inicio mi apreciación sobre el Calibre 12 y el Autavia.

El Projecto 99

http://www.onthedash.com/docs/Project99.html

El dia de mañana, 10 de enero de 1969 se cumpliran 41 años de la presentación del primer movimiento de cronografo automatico suizo desarrollado por Zenith. Y solo poco tiempo despues, el 3 de marzo de 1969 el Chronomatic Group, formado por Heuer, Dubois-Depraz, Breitling, Buren y Hamilton presentaron el primer movimiento de cronografo automatico suizo de producción masiva.

Aunque el gran debate sigue siendo quien tiene derecho sobre el nombre de "el primer movimiento de cronografo automatico suizo", esta competencia nos ha dejado una gran historia de superación tecnica.

Tambien nos ha dejado maravillas como esta

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Ya espero el próximo 3 de marzo para celebrar su aniversario como cada año :D

Espero que disfruten de este documento quien no lo haya leido aun.

Un saludo!! :ok::
 
Buena, pero que muy buena información, la he ojeado por encima, pero necesito tiempo, soy muy lento con el inglés.

Y del Autavia, no more words.
 
Aquí os dejo un post que abrí hace tiempo...perdonad el tocho, pero es interesante.

El Prodigio Automático

El 3 de Marzo de 1969, estaba invitada la flor y la nata de la prensa especializada a presenciar un momento único, a la misma hora, en los salones de Hotel Continental de Ginebra y en el "Copter Club" del Pan-Am-Building de Nueva York. Aquel día, despues de 4 años de trabajo obstinado, presentaron tres grandes nombres de la relojería - Breitling, Hamilton-Büren y Heuer - el primer cronógrafo dotado de cuerda automática a través de un micro-rotor. Aquella creación sigue siendo única hasta el día de hoy.

Un largo camino hasta la meta

Puede resultar extraño que se haya necesitado más de un siglo antes de equipar un cronógrafo con cuerda automática, pero una simple mirada a las complejas "entrañas" del instrumento es suficiente para comprender que se trata del último gran desafío de la era mecánica. Lograr la síntesis de la cuadratura y de lo automático es cosa de prodigio, ya que la energía del rotor debe alcanzar el tambor pasando por un pequeño engranaje esencial. Ahora bién, este camino, ciertamente muy corto, está obstruido por gran número de ruedas, palancas y otros muelles. El cronógrafo no puede equiparse con dispositivo de cuerda automática sin adoptar una estructura con principios diferentes de los tradicionales. Y es ese precisamente el hecho que ha horrorizado a todos los relojeros del planeta.
Durante mucho tiempo, nadie se ha atrevido a aventurarse en lo desconocido, excepto Lemania, fabricante de desbastes del Valle de Joux. Pero en 1947, su estudio no pasó de la fase de prototipo, por miedo sin duda a un fracaso técnico y comercial.
Charles-Edouard Heuer también pensaba en ello, como es obvio, puesto que su empresa era una de las pocas en disponer de servicios de ingenieros competentes. Charles-Edouard comprendió que sus medios financieros no le permitían superar los extraordinarios problemas técnicos relaccionados con la puesta a punto de este instrumento revolucionario, sobre todo porque no estaba convencido de que pudiera venderlo. El periodo de postguerra no aboga por la temeridad. Pero, si bién no se lanzó en el desarrollo, tampoco abandonó la idea. Y cuando, en 1957, presentó la manufactura Büren el primerísimo calibre automático con micro-rotor, supo Heuer que la solución estaba a su alcance si se lograba combinar este tipo de maquinaria con un módulo cronógrafo.
A partir del año siguiente, intento Heuer una primera alianza con otros ocho fabricantes de relojes de pulsera automáticos, con la esperanza de poner a punto y fabricar un calibre ultraplano, provisto con dispositivo de cuerda autómática. "Esto debería ser la base del futuro cronógrafo automático", explicó más tarde Jack Heuer. Pero se eternizaron las discusiones y el proyecto quedó finalmente abandonado. Al mismo tiempo, la marca dejó de fabricar relojes de pulsera automáticos para dedicarse a los contadores de deporte y cronógrafos que le otorgaron notoriedad internacional. Solo en apariencia, parecía el sueño olvidado, pero no en realidad. Al contrario, en los talleres de Bienne, tenían los relojeros el sentimiento de estar finalmente en condiciones de aceptar el reto.
El comité de cronógrafos en que participaban Heuer, Breitling y otros grandes nombres, tuvo la misma convicción. También pareció haber llegado el momento para dar un buén golpe, puesto que las ventas de cronógrafos se estancaban y no se podía contar con los modelos convencionales para aumentarlas. Así, a principios de los años 60, firmó Jack Heuer un acuerdo con su gran rival Willy Breitling. En esa alianza entró rápidamente Hans Hocher, director técnico de Büren Watch S.A, cuyos calibres micro-rotores parecían "predestinados", y Dubois-Dépraz S.A, que disponía de las competencias requeridas en materia de dispositivos de báscula complicados, puesto que ya puso a punto el contador de horas del instrumento de a bordo "Monte Carlo". Ahí empezó la aventura. La operación hubo que hacerla rápidamente, puesto que exigía un riesgo enorme de ver la competencia llegar antes, en particular los norteamericanos, que ya tenían extraordinarios éxitos gracias a su tecnología. En 1965, el submarino norteamericano Trieste II bajó a 6000 mtrs. de profundidad y Craig Breedlove batió el record del mundo de velocidad (996,57 Km/h) con su vehículo de reacción "Spirit of America". Corría el rumor de que la Sociedad Zenith trabajaba en un modelo de cronógrafo automático. Seiko y Citizen, gigantes de la relojería en Japón, también parecieron estra listos para interesarse por el asunto. Los relojeros suizos contrajeron la fiebre y se lanzaron en una verdadera carrera contra reloj...una de las competiciones más secretas de la historia de la industria civil.

"Alto Secreto"

La Suiza relojera es una aldea donde un rumor es suficiente para activar las especulaciones más fantasticas. En la Suiza relojera, todos se conocen y no hay nada más delicado que guardar una información. Cuando las delegaciones de las cuatro casas se reunieron por primera vez en 1965, estaban obsesionadas por el imperativo de la discreción, hasta tal punto que su proyecto recibio el nombre cifrado: "99". En dicha reunión,se distribuyeron con el mayor secreto los papeles: Büren se otorgó el mecanismo automático especial; Dubois-Dépraz se hizo cargo del módulo cronográfico provisto con un contador de 12 horas y un contador de 30 minutos, así como del piñón oscilante inventado antaño por Edouard Heuer. Breitling y Heuer asumieron el desarrollo de las otras piezas y el diseño de la esfera y de la caja. A principio del año 1966, se unieron a ellos de facto los norteamericanos de Hamilton Watch Company, de Lancaster en Pensilvania, al adueñarse de la mayoría de las acciones de Büren.
En la primavera de 1968, se efectuaron los primeros ensayos concluyentes y se experimentaron prototipos. La cuerda del cronógrafo, del calibre 11 "Chronomatic", de 13 3/4``` lineas (31 mm de diámetro) y de 7,7 mm de altura, funcionaron de maravilla, incluso en condiciones extremas de uso, y la precisión no estaba lejos de cumplir con las normas de los cronómetros. Solo quedaba por lanzar la producción en serie. Fue ese el momento más delicado, puesto que los pedidos hechos a los fabricantes revelaban, como es obvio, lo que se había tratado de ocultar durante tanto tiempo. Cualquier experto es capaz de reconocer lo que se fabrica consultando la lista de suministros: esferas, cajas, pulsadores, piñones de cuerda, etc. El secreto iba a descubrirse. En este punto, era el riesgo de tal índole que nadie osó esperar la tradicional feria relojera de Basilea para comunicar la verdad...¡sobre todo porque el proyecto costó 500.000 francos suizos!
La presentación del 3 de Marzo de 1969 en Nueva York y en Ginebra fué un acontecimiento histórico para la relojería mundial y la declaración del ministro Gérard F. Bauer, Presidente de la Federación Relojera Suiza, fue testimonio de ello: "En estos tiempos de competencia extranjera cada vez más ruda, esta innovación es el testimonio de la voluntad y de la capacidad de los industriales para permanecer competitivos, y ello en el sentido más activo, más ofensivo y más agresivo del término. Además la prueba está clara de que tres empresas relojeras, juntas y sin renunciar a sus personalidades, han podido realizar una proeza técnica que cada una de ellas aisladamente no hubiera podido llevar a cabo"
 
Qué bonito, con las rayitas rojas... qué bonito !!!!

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