joler
De la casa
Sin verificar
Como muchos aficionados a la relojería rusa, quizás la mayoría, sólo tenía ojos para Vostok.
Hasta que un día, por casualidad, se cruzó en mi camino un Slava.
No era especialmente bonito y acusaba el paso del tiempo pero me enamoré perdidamente de su interior.
Sus dos barriletes gemelos.
Su gran volante con espiral glucydur...
Poco después vino otro.
Hasta tal punto había quedado prendado de esa disposición mecánica que entré en una búsqueda infatigable que me llevó a poseer otros dos.
La obsesión, como en toda relación platónica, había trascendido el aspecto exterior y buscaba una y otra vez la esencia de Slava sin importarme su apariencia externa.
Recorrí media Europa (Rusia, Alemania, Italia, Reino Unido...
He llegado hasta China.
No puedo parar.
Hasta que un día, por casualidad, se cruzó en mi camino un Slava.
No era especialmente bonito y acusaba el paso del tiempo pero me enamoré perdidamente de su interior.
Sus dos barriletes gemelos.
Su gran volante con espiral glucydur...
Poco después vino otro.
Hasta tal punto había quedado prendado de esa disposición mecánica que entré en una búsqueda infatigable que me llevó a poseer otros dos.
La obsesión, como en toda relación platónica, había trascendido el aspecto exterior y buscaba una y otra vez la esencia de Slava sin importarme su apariencia externa.
Recorrí media Europa (Rusia, Alemania, Italia, Reino Unido...
He llegado hasta China.
No puedo parar.
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