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glu
Milpostista
Sin verificar
En las últimas semanas una ola de pasión por el diseño minimalista de inspiración Bauhaus ha sacudido el siempre inquieto subforo de relojes chinos a raíz de la presentación del Rodina y el Romiou, claramente inspirados en el sobrio Nomos Tangomat, reloj de diseño exquisito y factura aún más exquisita, especialmente la factura que hay que abonar en la caja de la relojería si se quiere tener uno. Los Rodina - Romiou también tienen una factura exquisita en lo estético aunque notablemente más asequible en lo mercurial (creo que rondan los 100 euros), pero dentro de la relojería china, no son exactamente unos relojes "low cost". Parece que el sector más económico tiene una especie de apego patológico a las esferas recargadas hasta el delirio con agujas, subdiales y cachivaches que en muchas ocasiones son mecanismos de pega con el único objeto de llenar hasta el último rincón disponible en el escueto espacio de un dial situado en una caja del tamaño de una paella para 20 comensales coronada por una correa de ecocodrilo con acabado cuanto más brillante mejor tal vez en un intento de aparentar un lujo muy, pero que muy mal entendido.
Naturalmente que hay excepciones, brillantes pero sólo excepciones, a los diseñadores chinos parece que les cuesta soltarse la melena para dar rienda suelta a lo mejor de su talento. Y como excepciones que son, pues no abundan. Algunas marcas (Winner, Eyki y especialmente Goer) nos sorprenden de vez en cuando con algún modelo de diseño realmente brillante dentro de sus delirantes líneas de esqueletos y multi-diales a cual más recargado en las gamas de hasta veintitantos euros. Pero si en los low cost hay una marca que se desmarca de la marca que marcan las marcas más marcadas, esa es Slava Sozvezdie, la conocida popularmente como "Cjiaba". Quizá llevados por su intento de parecer una marca europea, además de sus nombre ruso y el uso del cirílico en logos e inscripciones, se acercan a la estética del viejo mundo a base de diseños sobrios, sencillos y, salvo alguna que otra inspiración o copia en modelos suizos, casi todo lo que sacan es de diseño propio. Son como la oveja negra de la familia... por suerte para los aficionados a la relojería chinesca más modesta.
Y hace unas dos semanas me llegó lo último de Slava Sozvezdie, una verdadera rara avis en dentro del abigarrado universo low cost: un discreto reloj de diseño minimalista y clara inspiración Bauhaus que aparentemente no es copia de ningún modelo suizo, de lineas sobrias y elegantes y, rizando el rizo de la rareza, de carga manual.
Como buen reloj minimalista que es, vino en un embalaje también minimalista: un sobre de papel amarillo sin acolchar y el reloj envuelto en una capa simple de plástico de burbujas. Y al sacarlo de su minimalista envoltorio...
¿Pero ésto es un reloj chino de diseño chino? ...pues parece que no, pero va a ser que si. Pasado el primer shock de diseño racionalista, examinamos con algo de detenimiento la preciosa esfera blanca con numeración romana en los cuartos y árabe entre los mismos y descubrimos que el 10 o bien está fuera de su sitio o por alguna misteriosa razón ha sido puesto más al centro del dial que el resto de los números, tal vez por romper la simetría
Una extraña irregularidad que si no se va sobre aviso, pasa completamente desapercibida, aunque cuando se sabe, cobra un curioso protagonismo. También es cierto que un buen reloj minimalista debe tener, como mínimo, un mínimo defecto.
La esfera es completamente lisa, sin textura ni "oriente" alguno y tanto números como agujas son de acabado plateado, una combinación que me suele resultar poco legible, pero no en éste Bauhaus: los perfiles son tan finos que todas las formas quedan perfectamente delimitadas, y al tener poca superficie, los reflejos casi no existen, de hecho en muchas fotos parecen de color negro en vez de plata, y al natural se ven lo mismo.
El cristal mineral también contribuye a esa buena legibilidad: es completamente plano y apenas hace reflejos.
La caja del reloj está en lo que cabe esperar de un reloj minimalista: formas sencillas, perfiles bien delineados, superficies lisas y mucha, mucha sobriedad: la sombra de Walter Groupius es alargada.
La corona es genérica, sin ningún tipo de inscripción ni firma, probablemente viene del proveedor del calibre ya que el acabado es diferente al de la caja; mientras ésta es cromada, la corona parece galvanizada al níquel
Por el lado opuesto vemos los perfiles limpios y lisos de la caja y las asas de indudable inspiracion racionalista
Y es que en el fondo... ¡Ah, el fondo! Pues al fondo, más minimalismo. Ni fondo visto ni inscripciones ni florilegios: fondo completamente liso con un escueto "Slava Sozvezdie" en cirílico grabado al laser. Sencillo y elegante.
Además, (¡y sin recargo alguno!) el fondo venía lleno de pequeñas rayas y arañazos, tal vez debido al embalaje minimalista, pero no hay mal que por bien no venga, así me ahorro el tener que hacerle rayajos del uso, es como los vaqueros lavados a la piedra, que cuando son nuevos ya están casi para tirarlos a la basura. Pues con los fondos minimalistas, igual pero sin piedra.
La correa parece de algo mejor calidad que la habitual en éstas gamas. Según dice por el interior, es de cuero genuíno, y la verdad es que parece que algo de cuero si que debe tener, al menos por éste lado.
Y no sólo cuero, sino que tiene hasta nombre y apellido...
...y en la hebilla, como no cabía ni el nombre ni el apellido, hay un grabado con laser con el emblema de la marca, más minimalista imposible. Si el pincho de la hebilla hubiera estado en el centro geométrico de la correa ya hubiera sido la monda, pero ya se sabe lo que ocurre con algunos controles de calidad.
El resto de la correa (o sea, la parte que se ve) parece ser de algún material sintético con una apariencia mucho más natural que el ya clásico ecocodrilo: apenas tiene brillo, la textura cocodrilesca es muy discreta y carece de costuras. Hubiera sido preferible una piel (o lo que sea) completamente lisa, pero la verdad es que el grado de acocodrilamiento está dentro de los cánones minimalistas y realmente no resulta llamativo ni molesto ni tiene apriencia "barata". Conjunta perfectamente con el reloj.
Todo eso es por fuera pero ¿Qué es lo que esconde todo ese minimalismo en su interior?... pues esconde mucho más minimalismo. La parte mecánica está confiada a un calibre verdaderamente minimalista, tanto que casi no se ve perdido en medio de una relativamente gigantesca bata de plástico. La marca "Haida" me resulta completamente desconocida, y da la impresión de que proviniera de una partida de mecanismos de relojes de dama que llevase lustros en un almacen esperando su día de gloria y exaltación de lo mínimamente mínimo.
El accionamiento de la cuerda resulta algo duro, parece como si la tija rozara en uno de los círculos concéntricos de la bata, pero no parece afectar nada al funcionamiento del mecanismo. La carga dura 24 horas casi exactas y en cuanto a la marcha, creo que es bastante razonable para ser un low cost: adelanta unos 20 segundos al día.
Y ahora vamos con las medidas. Imagino que para muchos compañeros, éste reloj más que minimalista les parecerá miniatura, pues está en unos 38mm centésima arriba, centésima abajo.
44mm entre asas...
y unos ejemplares 9mm de altura.
De toda la vida de Dios un reloj de esa medida era un estándar para caballero, pero corren los tiempos que corren y parece que todo lo que mida menos de 40 es pequeño. Pero es que éste, como todos los bauhasianos, es un animal de otra especie. Vamos a jugar un poco con el calibre digital. Y como partenaire de juegos incofesables... el afamado Seiko 5 militar, que tras su paso por el calibre ¡Resulta medir casi exactamente lo mismo que el bauhaus!
Sin embargo, cuando ponemos uno al lado del otro, no parecen en absoluto tener la misma medida, el bauhaus parece como si "abultase" un poco más, y sus asas parecen proyectarse de una forma rotunda, al contrario de las suaves y discretas del militar, y eso que en la foto está más alejado del objetivo
Cuando se ponen ambos en la muñeca, esa especie de ilusión óptica se potencia absolutamente: aquí el bauhaus si que parece un reloj mucho más grande que el militar midiendo casi exactamente lo mismo
¿Qué es lo que ha ocurrido? ¿Magia? Pues si, la magia del minimalismo: a veces menos es más. Un bisel estrecho, unas asas rectas y sin apenas inclinación hacia abajo, una esfera blanca y con mucho espacio vacío, unas agujas muy estrechas... y el reloj crece y se hace adecuado para muñecas de cualquier tamaño, no queda para nada pequeño en una muñeca grande. Si lo llego a saber me hubiera pensado pedir la versión de esfera negra, pero es que este era tan bauhasino...
Y ahora viene la foto odiosa, la del reloj a solas en mi muñeca. En la muñeca izquierda, no en
, se entiende.
Vaya, pues si que se nota el efecto óptico. Casi que se me va de talla siendo de la mía, si es que debía haberlo cogido con esfera negra... o quizá no, que aún nos queda la "prueba del nueve" para los relojes minimalistas: la milanesa.
Y a falta de otra mejor (una milanesa de trama fina o incluso una milanesa de pollo) utilizo la célebre milanesa amablemente cedida por un espantoso reloj de señora que me costó 4 euros en una tienda china de barrio pero que todo lo que tenía de feo lo tenía igualmente de bonito su brazalete:
¡Prueba superada! Ésto es un Bauhaus de raza, parece que hubiera sido hecho para lucir con malla de acero.
¡La Virgen! ¡Pero qué cosa más bonita!
Y mira que me da que con la milanesa, al no contrastar como la correa negra, va a disminuir ese efecto óptico de agrandamiento... veamos...
...efectivamente, ahora vuelve a ser de mi talla, y de la talla de casi cualquiera puesto que el ángulo abierto de esas asas da mucho juego para ponerlo en un brazo con mucha más carne... un diseño magistral.
Diseño magistral, realización precaria en sus controles de calidad, estética racionalista europea, carga manual, peso reducido, correa más que decente dentro de su gama, calibre razonablemente preciso y sobre todo, minimalista en todos y cada uno de sus detalles... incluso, como no podía ser de otra forma, en lo más minimalista de todo: su precio.
¿Qué es un precio minimalista? pues ni más ni menos que
. He querido decir ocho con setenta y ocho euros puesto en casa, o sea, ocho euros con setenta y ocho céntimos, envío gratuíto. Eso es minimalismo al alcance de la clase obrera, una modestísima cantidad que da para saber la hora con un reloj que combina sin problema con cualquier atuendo (incluso sin atuendo alguno) y que casi nos hace sentirnos como discípulos de Groupius, Max Bill y Mies Van der Rohe. Las gafas de pasta no van incluídas en el precio.
Naturalmente que hay excepciones, brillantes pero sólo excepciones, a los diseñadores chinos parece que les cuesta soltarse la melena para dar rienda suelta a lo mejor de su talento. Y como excepciones que son, pues no abundan. Algunas marcas (Winner, Eyki y especialmente Goer) nos sorprenden de vez en cuando con algún modelo de diseño realmente brillante dentro de sus delirantes líneas de esqueletos y multi-diales a cual más recargado en las gamas de hasta veintitantos euros. Pero si en los low cost hay una marca que se desmarca de la marca que marcan las marcas más marcadas, esa es Slava Sozvezdie, la conocida popularmente como "Cjiaba". Quizá llevados por su intento de parecer una marca europea, además de sus nombre ruso y el uso del cirílico en logos e inscripciones, se acercan a la estética del viejo mundo a base de diseños sobrios, sencillos y, salvo alguna que otra inspiración o copia en modelos suizos, casi todo lo que sacan es de diseño propio. Son como la oveja negra de la familia... por suerte para los aficionados a la relojería chinesca más modesta.
Y hace unas dos semanas me llegó lo último de Slava Sozvezdie, una verdadera rara avis en dentro del abigarrado universo low cost: un discreto reloj de diseño minimalista y clara inspiración Bauhaus que aparentemente no es copia de ningún modelo suizo, de lineas sobrias y elegantes y, rizando el rizo de la rareza, de carga manual.
Como buen reloj minimalista que es, vino en un embalaje también minimalista: un sobre de papel amarillo sin acolchar y el reloj envuelto en una capa simple de plástico de burbujas. Y al sacarlo de su minimalista envoltorio...
¿Pero ésto es un reloj chino de diseño chino? ...pues parece que no, pero va a ser que si. Pasado el primer shock de diseño racionalista, examinamos con algo de detenimiento la preciosa esfera blanca con numeración romana en los cuartos y árabe entre los mismos y descubrimos que el 10 o bien está fuera de su sitio o por alguna misteriosa razón ha sido puesto más al centro del dial que el resto de los números, tal vez por romper la simetría
Una extraña irregularidad que si no se va sobre aviso, pasa completamente desapercibida, aunque cuando se sabe, cobra un curioso protagonismo. También es cierto que un buen reloj minimalista debe tener, como mínimo, un mínimo defecto.
La esfera es completamente lisa, sin textura ni "oriente" alguno y tanto números como agujas son de acabado plateado, una combinación que me suele resultar poco legible, pero no en éste Bauhaus: los perfiles son tan finos que todas las formas quedan perfectamente delimitadas, y al tener poca superficie, los reflejos casi no existen, de hecho en muchas fotos parecen de color negro en vez de plata, y al natural se ven lo mismo.
El cristal mineral también contribuye a esa buena legibilidad: es completamente plano y apenas hace reflejos.
La caja del reloj está en lo que cabe esperar de un reloj minimalista: formas sencillas, perfiles bien delineados, superficies lisas y mucha, mucha sobriedad: la sombra de Walter Groupius es alargada.
La corona es genérica, sin ningún tipo de inscripción ni firma, probablemente viene del proveedor del calibre ya que el acabado es diferente al de la caja; mientras ésta es cromada, la corona parece galvanizada al níquel
Por el lado opuesto vemos los perfiles limpios y lisos de la caja y las asas de indudable inspiracion racionalista
Y es que en el fondo... ¡Ah, el fondo! Pues al fondo, más minimalismo. Ni fondo visto ni inscripciones ni florilegios: fondo completamente liso con un escueto "Slava Sozvezdie" en cirílico grabado al laser. Sencillo y elegante.
Además, (¡y sin recargo alguno!) el fondo venía lleno de pequeñas rayas y arañazos, tal vez debido al embalaje minimalista, pero no hay mal que por bien no venga, así me ahorro el tener que hacerle rayajos del uso, es como los vaqueros lavados a la piedra, que cuando son nuevos ya están casi para tirarlos a la basura. Pues con los fondos minimalistas, igual pero sin piedra.
La correa parece de algo mejor calidad que la habitual en éstas gamas. Según dice por el interior, es de cuero genuíno, y la verdad es que parece que algo de cuero si que debe tener, al menos por éste lado.
Y no sólo cuero, sino que tiene hasta nombre y apellido...
...y en la hebilla, como no cabía ni el nombre ni el apellido, hay un grabado con laser con el emblema de la marca, más minimalista imposible. Si el pincho de la hebilla hubiera estado en el centro geométrico de la correa ya hubiera sido la monda, pero ya se sabe lo que ocurre con algunos controles de calidad.
El resto de la correa (o sea, la parte que se ve) parece ser de algún material sintético con una apariencia mucho más natural que el ya clásico ecocodrilo: apenas tiene brillo, la textura cocodrilesca es muy discreta y carece de costuras. Hubiera sido preferible una piel (o lo que sea) completamente lisa, pero la verdad es que el grado de acocodrilamiento está dentro de los cánones minimalistas y realmente no resulta llamativo ni molesto ni tiene apriencia "barata". Conjunta perfectamente con el reloj.
Todo eso es por fuera pero ¿Qué es lo que esconde todo ese minimalismo en su interior?... pues esconde mucho más minimalismo. La parte mecánica está confiada a un calibre verdaderamente minimalista, tanto que casi no se ve perdido en medio de una relativamente gigantesca bata de plástico. La marca "Haida" me resulta completamente desconocida, y da la impresión de que proviniera de una partida de mecanismos de relojes de dama que llevase lustros en un almacen esperando su día de gloria y exaltación de lo mínimamente mínimo.
El accionamiento de la cuerda resulta algo duro, parece como si la tija rozara en uno de los círculos concéntricos de la bata, pero no parece afectar nada al funcionamiento del mecanismo. La carga dura 24 horas casi exactas y en cuanto a la marcha, creo que es bastante razonable para ser un low cost: adelanta unos 20 segundos al día.
Y ahora vamos con las medidas. Imagino que para muchos compañeros, éste reloj más que minimalista les parecerá miniatura, pues está en unos 38mm centésima arriba, centésima abajo.
44mm entre asas...
y unos ejemplares 9mm de altura.
De toda la vida de Dios un reloj de esa medida era un estándar para caballero, pero corren los tiempos que corren y parece que todo lo que mida menos de 40 es pequeño. Pero es que éste, como todos los bauhasianos, es un animal de otra especie. Vamos a jugar un poco con el calibre digital. Y como partenaire de juegos incofesables... el afamado Seiko 5 militar, que tras su paso por el calibre ¡Resulta medir casi exactamente lo mismo que el bauhaus!
Sin embargo, cuando ponemos uno al lado del otro, no parecen en absoluto tener la misma medida, el bauhaus parece como si "abultase" un poco más, y sus asas parecen proyectarse de una forma rotunda, al contrario de las suaves y discretas del militar, y eso que en la foto está más alejado del objetivo
Cuando se ponen ambos en la muñeca, esa especie de ilusión óptica se potencia absolutamente: aquí el bauhaus si que parece un reloj mucho más grande que el militar midiendo casi exactamente lo mismo
¿Qué es lo que ha ocurrido? ¿Magia? Pues si, la magia del minimalismo: a veces menos es más. Un bisel estrecho, unas asas rectas y sin apenas inclinación hacia abajo, una esfera blanca y con mucho espacio vacío, unas agujas muy estrechas... y el reloj crece y se hace adecuado para muñecas de cualquier tamaño, no queda para nada pequeño en una muñeca grande. Si lo llego a saber me hubiera pensado pedir la versión de esfera negra, pero es que este era tan bauhasino...
Y ahora viene la foto odiosa, la del reloj a solas en mi muñeca. En la muñeca izquierda, no en
Vaya, pues si que se nota el efecto óptico. Casi que se me va de talla siendo de la mía, si es que debía haberlo cogido con esfera negra... o quizá no, que aún nos queda la "prueba del nueve" para los relojes minimalistas: la milanesa.
Y a falta de otra mejor (una milanesa de trama fina o incluso una milanesa de pollo) utilizo la célebre milanesa amablemente cedida por un espantoso reloj de señora que me costó 4 euros en una tienda china de barrio pero que todo lo que tenía de feo lo tenía igualmente de bonito su brazalete:
¡Prueba superada! Ésto es un Bauhaus de raza, parece que hubiera sido hecho para lucir con malla de acero.
¡La Virgen! ¡Pero qué cosa más bonita!
Y mira que me da que con la milanesa, al no contrastar como la correa negra, va a disminuir ese efecto óptico de agrandamiento... veamos...
...efectivamente, ahora vuelve a ser de mi talla, y de la talla de casi cualquiera puesto que el ángulo abierto de esas asas da mucho juego para ponerlo en un brazo con mucha más carne... un diseño magistral.
Diseño magistral, realización precaria en sus controles de calidad, estética racionalista europea, carga manual, peso reducido, correa más que decente dentro de su gama, calibre razonablemente preciso y sobre todo, minimalista en todos y cada uno de sus detalles... incluso, como no podía ser de otra forma, en lo más minimalista de todo: su precio.
¿Qué es un precio minimalista? pues ni más ni menos que
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