G
glu
Milpostista
Sin verificar
Me encantan los chinos automáticos y mecánicos de cuatro perras, no lo puedo remediar. La verdad es que la estética chinesca no me va demasiado, es una especie de empacho barroco de tan recargada, con esas esferas llenas de subesferas, detalles brillantes, cristalitos incrustados, escalas, subescalas y contraescalas disputandose el escaso espacio que suele dejarles la esqueletización del dial que hacen casi imposible no ya ver la hora sino hasta localizar dónde diablos están las agujas. Pero cuando se equivocan y hacen un diseño limpio y, sobre todo, legible... pues eso, que me encantan. Además, cuando salen buenos (son como los melones, hasta que no se catan son un misterio), marchan con precisión suiza pero al alcance del proletariado.
Y dentro de la fauna chinesca, algunas veces se encuentran ejemplares que, sin caer en el exceso y la extravagancia que parecen una casi obligada seña de identidad, escapan a cualquier clasificación por ser perros verdes detro de la perruna verdez del Celeste Imperio relojeril.
Y claro, a ver quién se resistía a éste perro verde que además costaba dos perras gordas.
A primera vista, no tiene nada de particular salvo quizá el color de la esfera, que sin ser una extrañeza, tampoco es de los más habituales en relojes de bolsillo, aunque hoy día se vea de todo.
Menos llamativa pero más rara, es su asa: por su forma, sin corona, parecería que se trata de un reloj de llave, algo más que chocante en el siglo XXI
Y no, no es de llave. Lleva su corona... que inexplicablemente asoma a las 3 ¿Para qué?
Otro detalle curioso, una tapa de robusta bisagra que en realidad es una lupa, también muy suya: apenas aumenta la imagen de la esfera.
Sin embargo, es muy práctica para usarla como monóculo o lupa para los que vemos mal de cerca. Me ha sacado de más de un apuro.
La esfera es, curiosamente, de un diseño muy limpio, legible y estético... y con día y fecha, algo que tampoco es lo más normal en relojes de bolsillo.
Pero lo mejor de todo ¡Es que es automático! En principio un bolsillo automático no resulta muy práctico dado el poco movimiento al que está sometido y lo cómodo que resulta darle cuerda, salvo que tenga la corona en el sitio más incómodo posible para accionarla, claro.
Por supuesto, ese refinamiento tecnológico no puede estar escondido, hay que mostrarlo al mundo a través de ese coqueto fondo acristalado. Y haciendo patria, con un "made in China" serigrafiado justo en medio del cristal, que se enteren los suizos de una vez.
En definitiva, un reloj raro, quizá no de los más prácticos, relativamente discreto... y con más sorpresas que una genuína película de chinos. No me llegó a 17 euros ¡Absolutamente irresistible!
Y encima dice la hora ¿Qué más se puede pedir?
Y dentro de la fauna chinesca, algunas veces se encuentran ejemplares que, sin caer en el exceso y la extravagancia que parecen una casi obligada seña de identidad, escapan a cualquier clasificación por ser perros verdes detro de la perruna verdez del Celeste Imperio relojeril.
Y claro, a ver quién se resistía a éste perro verde que además costaba dos perras gordas.
A primera vista, no tiene nada de particular salvo quizá el color de la esfera, que sin ser una extrañeza, tampoco es de los más habituales en relojes de bolsillo, aunque hoy día se vea de todo.
Menos llamativa pero más rara, es su asa: por su forma, sin corona, parecería que se trata de un reloj de llave, algo más que chocante en el siglo XXI
Y no, no es de llave. Lleva su corona... que inexplicablemente asoma a las 3 ¿Para qué?
Otro detalle curioso, una tapa de robusta bisagra que en realidad es una lupa, también muy suya: apenas aumenta la imagen de la esfera.
Sin embargo, es muy práctica para usarla como monóculo o lupa para los que vemos mal de cerca. Me ha sacado de más de un apuro.
La esfera es, curiosamente, de un diseño muy limpio, legible y estético... y con día y fecha, algo que tampoco es lo más normal en relojes de bolsillo.
Pero lo mejor de todo ¡Es que es automático! En principio un bolsillo automático no resulta muy práctico dado el poco movimiento al que está sometido y lo cómodo que resulta darle cuerda, salvo que tenga la corona en el sitio más incómodo posible para accionarla, claro.
Por supuesto, ese refinamiento tecnológico no puede estar escondido, hay que mostrarlo al mundo a través de ese coqueto fondo acristalado. Y haciendo patria, con un "made in China" serigrafiado justo en medio del cristal, que se enteren los suizos de una vez.
En definitiva, un reloj raro, quizá no de los más prácticos, relativamente discreto... y con más sorpresas que una genuína película de chinos. No me llegó a 17 euros ¡Absolutamente irresistible!
Y encima dice la hora ¿Qué más se puede pedir?
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