Ahí va mi revisión de esta pieza sinónimo de belleza y calidad por los cuatro tornillos.
Es de destacar
la magnífica presentación de la pieza que nos ocupa, en un cartón elegante con letras doradas y sujeto con una banda elástica. Ni siquiera el Marca Mardita que presume de competir en otra división viene embalado de una forma tan bella. Ya sin abrir la caja este reloj promete ser un regalo para los sentidos.
Y cuando abrimos reverencialmente nuestro envoltorio... podremos tener la segunda sorpresa del buen hacer de nuestros simpáticos amigos de la factoría KS
la caja contiene nuestra pieza con un complicado código de barras, la tarjeta de garantía internacional, un pequeño manual de instrucciones y un paño de altísimo valor destinado a mantener libre de polvo y suciedad la unidad que nos ha tocado en suerte y de la que ya somos sus alegres y orgullos propietarios.
¿Alegres? ¿Orgullosos?
....
esa es la cara que se me quedó cuando me fijé en lo siguiente:
Mi primer Small Seconds resultó que no tenía Seconds... Así que echando mano de la International Warranty escribí varias cartas al vendedor quien muy amablemente me devolvió el estipendio abonado. Colorín colorado.
Respecto a la marcha... Es preciso como el otro chino que poseo. No he hecho la prueba del cronocomparador ni siquiera he comprobado con un reloj digital, pero diría que no se desvía nada.
Eso sí, la masa oscilante tampoco carga, como no lo hacía en el primer chinorro que tuve. Así que a darle cuerda.
Para poder utilizar el reloj lo llevé a mi relojero de cabecera con su etiqueta colgando de la cuerdita. Lo vio. Y amablemente me dijo que no me abría la maquinaria y que utilizase la garantía del reloj. Así que tuve que recurrir a un segundo relojero como ya os he comentado arriba.
¡Y vaya si mereció la pena!
Desde entonces mi KS Calibre luce en todo su esplendor. Vayamos por partes en la admiración de esta bella pieza.
Lo primero que llama la atención es el armis. Sólido. De hierro brillante. Con sus eslabones folded pobremente rematados en sus laterales como podreis apreciar en la imagen
. Como no podía ser menos, la elegancia está reñida con la funcionalidad; es por eso que las abuelas ya nos advertían de que para presumir hay que sufrir. Y si no tenéis una muñeca titánica lo váis a pasar un poco requetemal quitando los eslabones. Para esta tarea debereis proveeros de un destornillador para abrir la chapa y un martillo para volver a cerrar los eslabones. Recordad que no debéis golpearlos con el metal del martillo sino con el mango del destornillador interpuesto entre martillo y eslabón. Además, no estoy seguro de que los eslabones sean de calidad obrera, me ha parecido que el pasador interno es un tanto alfeñique y en dos de los eslabones se ha partido al retirarlos:
Sigo más abajo con la presentación de este reloj superlativo