Jesús
Gran Cruz al Mérito Forero
Sin verificar
Gran cruz
De Alberto Ballestín para
Vladimir Antonov tiene problemas bastante más serios que la negativa del gobierno sueco a entrar como accionista de Saab. El banquero ruso, que lleva años tratando de hacerse de una forma u otra con el control del fabricante de Trollhattan, se encuentra en búsqueda y captura después de que el gobierno lituano haya emitido una orden de alcance europeo por malversación de fondos y fraude documental tras la nacionalización del banco Snoras, del que era el principal accionista. Las autoridades, preocupadas por la posible insolvencia de la entidad, tomaron la semana pasada el control de sus finanzas, descubriendo un agujero de 300 millones de euros que ha llevado a limitar la retirada de efectivo por parte de sus clientes. Al mismo tiempo, Letonia ha tomado el control de su filial Latvijas Krajbanka.
Según las autoridades letonas, que están tratando de controlar como pueden un corralito financiero en toda regla, con miles de personas haciendo cola en los cajeros (solo para encontrarse con un límite de 70 euros diarios), Antonov y su socio lituano Raimondas Baranauskas habrían dejado allí un roto de 140 millones de euros.
Los investigadores creen que el dinero desaparecido habría sido utilizado por Antonov para financiar proyectos personales como la compra de Saab, que nunca terminó de llegar a buen puerto.
Como recordarás, General Motors y Suecia pusieron mil y un impedimentos a la adquisición de Saab por parte de Antonov, temerosos de los supuestos vínculos del banquero ruso con el crimen organizado. El propio padre de Antonov, Alexander (también banquero y miembro del consejo de Snoras), fue tiroteado a las puertas de su casa en Moscú hace varios años, en un incidente tan misterioso como alarmante. Antonov, en respuesta, encargó una "investigación personal" para restaurar su honor y demostrar su credibilidad como inversor, pero a pesar de ello y del supuesto cambio de parecer de las autoridades, su propuesta nunca llegó a buen puerto.
Todo indica que el gobierno sueco nunca terminó de creer la auditoría encargada por Antonov, cerrándole la puerta en las narices mientras le daba largas para mantener las apariencias. El rechazo obtuvo carácter definitivo cuando el Banco Europeo de Inversiones dijo que no quería saber nada del ruso, y que si Saab quería establecer una alianza, que se buscara otro socio.
Antonov, ex-propietario del constructor holandés de superdeportivos Spyker y actual dueño de varias empresas automovilísticas, incluyendo el carrocero británico CPP (fabricante de prototipos, chasis y carrocerías para firmas como Aston Martin o la propia Spyker) y la firma de todoterrenos Bowler, firmó recientemente un acuerdo para establecer una sociedad conjunta con la italiana Zagato.
Por ahora desconocemos qué podría suceder con todas estas empresas, y lo mismo decimos del señor Victor Muller, actual CEO de Saab y gran defensor de Antonov. Lo que está claro es que el pestazo es impresionante, y no hay firma grande o pequeña que quiera verse relacionada con noticias como estas.
Vladimir Antonov tiene problemas bastante más serios que la negativa del gobierno sueco a entrar como accionista de Saab. El banquero ruso, que lleva años tratando de hacerse de una forma u otra con el control del fabricante de Trollhattan, se encuentra en búsqueda y captura después de que el gobierno lituano haya emitido una orden de alcance europeo por malversación de fondos y fraude documental tras la nacionalización del banco Snoras, del que era el principal accionista. Las autoridades, preocupadas por la posible insolvencia de la entidad, tomaron la semana pasada el control de sus finanzas, descubriendo un agujero de 300 millones de euros que ha llevado a limitar la retirada de efectivo por parte de sus clientes. Al mismo tiempo, Letonia ha tomado el control de su filial Latvijas Krajbanka.
Según las autoridades letonas, que están tratando de controlar como pueden un corralito financiero en toda regla, con miles de personas haciendo cola en los cajeros (solo para encontrarse con un límite de 70 euros diarios), Antonov y su socio lituano Raimondas Baranauskas habrían dejado allí un roto de 140 millones de euros.
Los investigadores creen que el dinero desaparecido habría sido utilizado por Antonov para financiar proyectos personales como la compra de Saab, que nunca terminó de llegar a buen puerto.
Como recordarás, General Motors y Suecia pusieron mil y un impedimentos a la adquisición de Saab por parte de Antonov, temerosos de los supuestos vínculos del banquero ruso con el crimen organizado. El propio padre de Antonov, Alexander (también banquero y miembro del consejo de Snoras), fue tiroteado a las puertas de su casa en Moscú hace varios años, en un incidente tan misterioso como alarmante. Antonov, en respuesta, encargó una "investigación personal" para restaurar su honor y demostrar su credibilidad como inversor, pero a pesar de ello y del supuesto cambio de parecer de las autoridades, su propuesta nunca llegó a buen puerto.
Todo indica que el gobierno sueco nunca terminó de creer la auditoría encargada por Antonov, cerrándole la puerta en las narices mientras le daba largas para mantener las apariencias. El rechazo obtuvo carácter definitivo cuando el Banco Europeo de Inversiones dijo que no quería saber nada del ruso, y que si Saab quería establecer una alianza, que se buscara otro socio.
Antonov, ex-propietario del constructor holandés de superdeportivos Spyker y actual dueño de varias empresas automovilísticas, incluyendo el carrocero británico CPP (fabricante de prototipos, chasis y carrocerías para firmas como Aston Martin o la propia Spyker) y la firma de todoterrenos Bowler, firmó recientemente un acuerdo para establecer una sociedad conjunta con la italiana Zagato.
Por ahora desconocemos qué podría suceder con todas estas empresas, y lo mismo decimos del señor Victor Muller, actual CEO de Saab y gran defensor de Antonov. Lo que está claro es que el pestazo es impresionante, y no hay firma grande o pequeña que quiera verse relacionada con noticias como estas.