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Accidente de coche deja a mujer en permanente estado de excitación sexual

  • Iniciador del hilo Jesús
  • Fecha de inicio
Estado
Hilo cerrado
Jesús

Jesús

Gran Cruz al Mérito Forero
Sin verificar
Gran cruz
Parece que el culpable es el daño en un nervio pélvico...

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Seguro que será mi post más visitado en el subforo ::grr:::D:D:D:D:D:D:D:D
 
Me recuerda a un episodio de....Anatomia de Grey?
 
pro favor mas señales de como fue el accidente??¿¿ :clap::clap::clap::yhoo:::yhoo:::yhoo::
 
Pues no lo tiene que estar pasando muy bien la probe... y el marido tiene que estar como mínimo en los huesos o pidiendo ayuda al del butano, al cartero, al que le limpia la piscina... :D
 
Lo pongo con permiso de Jesús

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Two years ago
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was in a car crash and damaged a nerve in her pelvis, one which acts as a floodgate for sexual arousal, since then she's been constantly turned on with no relief in sight.
Her husband might call it the greatest car crash in the history of the world, but the condition has left Joleen frustrated and constantly embarrassed. Known as
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and during the accident a pelvic nerve was damaged.
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It has left Joleen constantly craving sex to the point where multiple rounds with her husband only leave her unsatisfied (sorry Joleen's husband). No matter what she tries, the cravings don't subside, making life a little unbearable at times. This is one of those rare cases of a gift horse having a mouth full of bad teeth. [Mirror.uk]


No es que se parezca a la Beyoncé.... :whist::
 
viendo la foto de la susodicha, ahora sólo falta que un hombre sufra otro accidente similar y la pueda "corresponder" 8o
 
300 orgasmos al día

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Michelle Thompson con su novio Andrew, en Lancaster.



  • Michelle Thompson sufre el síndrome de excitación sexual persistente
  • Por fin ha encontrado a un hombre que la satisface completamente

Hay mujeres que darían lo que fuera por tener un par de orgasmos a la semana. Y, sin embargo, durante años Michelle Thompson hubiera dado lo que fuera por bajar de los 300 al día. Durante años pero ya no. Porque Michelle ha dado por fin con la horma de su zapato: Andrew, un vecino divorciado capaz de satisfacer su voracidad.
Lo de Michelle no es un vicio sino una enfermedad poco frecuente ll amada síndrome de excitación sexual persistente. Una anomalía que hace fluir más sangre de la debida hacia los órganos genitales propiciando el clímax y la excitación sexual.
Durante años ha intentado buscar una cura para su trastorno. Ahora no. Ahora está más o menos satisfecha: "Si alguien viniera y me quitara para siempre mis orgasmos, creo que quedaría devastada".
Hasta ahora Michelle había sobrellevado su trastorno entre la alegría y la desolación. Alegría por el trajín repentino y constante que le late en la entrepierna. Desolación por no poder encontrar un hombre que lo satisfaga.
Los hombres se cansaban de ella

"Todos acababan cansados de mí", dijo hace unos días en las páginas de un tabloide británico, "pero cuando se lo dije a Andrew se rió y me dijo que él acabaría conmigo primero".
Dicho y hecho: Michelle y Andrew viven en la misma calle pero en casas distintas y de vez en cuando cruzan de acera para abandonarse a los placeres del dulce meneo. "Yo podría hacerlo las 24 horas del día y él también, normalmente cruzo la calle hasta su casa para tener sexo. Y lo hacemos al menos 10 veces al día", dice.
Un traqueteo que ha disparado la calidad de vida de Michelle, sumida en una insatisfacción continua por culpa del trastorno. Y no sólo en el plano personal sino también en su puesto de trabajo: tuvo que dejar su empleo en una fábrica de galletas porque el ruido de las máquinas le provocaba orgasmos continuos.
Andrew es el primer hombre que está a la altura del reto de Michelle. Y no porque ella no se haya detenido a buscar. Por su cama han pasado muchos hombres. El primero aguantó sólo unos meses, incapaz de seguirle el paso. Hubo uno que aguantó cinco años pero también tiró la toalla. "Cuando rompimos, estaba exhausto, era un hombre derrotado", dice ella.
Nada que ver con Andrew, que trabaja como limpiador en una empresa cercana a Nelson, la pedanía del condado de Lancaster donde residen los dos. Antes, Michelle buscaba una cura para sus orgasmos. Ahora no. Dice que le basta con Andrew.
"Ahora amo la vida de verdad, estamos planeando mudarnos a una casa juntos y lo haremos en cuanto podamos permitírnoslo. He estado buscando alguien como Andrew durante mucho tiempo y ahora me siento como si estuviera en el cielo", cuenta Michelle. Suponemos que Andrew, por ahora, también.


https://www.elmundo.es/elmundo/2009/11/26/internacional/1259222594.html
 
  • #10
menos mal que el vecino está divorciado, porque como además tuviera que cumplir con su mujer... pufffff!
 
  • #11
300 orgasmos al día

1259222594_0.jpg
Michelle Thompson con su novio Andrew, en Lancaster.



  • Michelle Thompson sufre el síndrome de excitación sexual persistente
  • Por fin ha encontrado a un hombre que la satisface completamente

Hay mujeres que darían lo que fuera por tener un par de orgasmos a la semana. Y, sin embargo, durante años Michelle Thompson hubiera dado lo que fuera por bajar de los 300 al día. Durante años pero ya no. Porque Michelle ha dado por fin con la horma de su zapato: Andrew, un vecino divorciado capaz de satisfacer su voracidad.
Lo de Michelle no es un vicio sino una enfermedad poco frecuente ll amada síndrome de excitación sexual persistente. Una anomalía que hace fluir más sangre de la debida hacia los órganos genitales propiciando el clímax y la excitación sexual.
Durante años ha intentado buscar una cura para su trastorno. Ahora no. Ahora está más o menos satisfecha: "Si alguien viniera y me quitara para siempre mis orgasmos, creo que quedaría devastada".
Hasta ahora Michelle había sobrellevado su trastorno entre la alegría y la desolación. Alegría por el trajín repentino y constante que le late en la entrepierna. Desolación por no poder encontrar un hombre que lo satisfaga.
Los hombres se cansaban de ella

"Todos acababan cansados de mí", dijo hace unos días en las páginas de un tabloide británico, "pero cuando se lo dije a Andrew se rió y me dijo que él acabaría conmigo primero".
Dicho y hecho: Michelle y Andrew viven en la misma calle pero en casas distintas y de vez en cuando cruzan de acera para abandonarse a los placeres del dulce meneo. "Yo podría hacerlo las 24 horas del día y él también, normalmente cruzo la calle hasta su casa para tener sexo. Y lo hacemos al menos 10 veces al día", dice.
Un traqueteo que ha disparado la calidad de vida de Michelle, sumida en una insatisfacción continua por culpa del trastorno. Y no sólo en el plano personal sino también en su puesto de trabajo: tuvo que dejar su empleo en una fábrica de galletas porque el ruido de las máquinas le provocaba orgasmos continuos.
Andrew es el primer hombre que está a la altura del reto de Michelle. Y no porque ella no se haya detenido a buscar. Por su cama han pasado muchos hombres. El primero aguantó sólo unos meses, incapaz de seguirle el paso. Hubo uno que aguantó cinco años pero también tiró la toalla. "Cuando rompimos, estaba exhausto, era un hombre derrotado", dice ella.
Nada que ver con Andrew, que trabaja como limpiador en una empresa cercana a Nelson, la pedanía del condado de Lancaster donde residen los dos. Antes, Michelle buscaba una cura para sus orgasmos. Ahora no. Dice que le basta con Andrew.
"Ahora amo la vida de verdad, estamos planeando mudarnos a una casa juntos y lo haremos en cuanto podamos permitírnoslo. He estado buscando alguien como Andrew durante mucho tiempo y ahora me siento como si estuviera en el cielo", cuenta Michelle. Suponemos que Andrew, por ahora, también.


https://www.elmundo.es/elmundo/2009/11/26/internacional/1259222594.html


8o8o 10 veces al dia ¡¡¡ para llegar a aburrir el sexo... y 300 orgasmos diarios, no quiero ni imaginarme como quedan sus prendas intimas :D.

al tipo se le ve contento , con una sonrisa de oreja a oreja..
me gustaria ver este tipo dentro de un par de años, igual lo vemos en los huesos y con muletas para poder aguantar el peso de las piernas
 
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