Te equivocas amigo.
Ya lo he contado aquí más veces. No soy especialmente meapilas, pero sí que soy de los que consideran que hay que dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Díos, así que meto mi cuñita.
Tengo un bagaje bastante curioso y he estado en lugares a los que no va el común de los mortales a pasar las vacaciones. He estado en sitios donde la vida de un hombre y los derechos humanos valían tan poco que se te pondrían los pelos de punta, y es curioso porque nunca vi por allí a los de Amnistía Internacional, ni otros vividores de la subvención. A los que sí que vi jugándose el tipo día a día -y asumiendo riesgos que los demás consideramos inaceptables- fue a los curas y a las monjas, que a pesar de que sabían de lo efímero de su obra y su contribución, no dejaban de poner su granito de arena.
Cuando los he visto trabajar en esos ambientes, siempre me ha sorprendido el poco apego a su vida y sus necesidades; están entregados a las necesidades de aquellos a los que sirven y les da igual en qué crean. Y os lo cuento porque lo he visto con mis propios ojos. Desde entonces, cuando me apetece hacer una obra de caridad, siempre lo hago a través de la Iglesia Católica; he visto con mis ojos de lo que son capaces y sé que lo que das llega.
Y termino con una frase que ya he dicho aquí más veces: Sólo hay dos cosas que me haya encontrado en todos los lugares del mundo, independientemente de lo ricos o pobres que sean: La Coca-cola y la Iglesia Católica.
Saludos
ICE