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... qué nos está pasando?...

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... hace pocos años un vecino de mi edificio se tiró por la ventana... ayer otro vecino, del edificio de al lado...

... cuando yo era un niño vivía en una aldea... recuerdo que todos los vecinos acudían a la casa donde se les necesitaba... ya fuese por el parto de una vaca o por la malla del trigo...

... hoy... siento que hemos involucionado...
 
Básica y tristemente lo que tu dejas entrever. Que hoy a la inmensa mayoria de la gente le importa un bledo lo que le ocurre al de al lado. Y aunque de palabra te digan lo contrario sus acciones o mas bien la falta de ellas les delatan y retratan. Consecuencia. Que hay muchas personas solas, sin soporte de familia o amigos y cuando vienen mal dadas...
 
No nos está pasando nada.Soy de pueblo y puedo asegurarte que la armonía vecinal o la falta de ella nada tienen que ver con la voluntad de suicidio.En 50 años he visto muchos"se ahorcó".
 
Tecnológicamente evolucionados, socialmente involucionados. Muy triste.
 
Al hilo del comentario del compañero JERE, creo que una cosa es la causa de la otra...una pena...

Muchas veces, ves a los chavales en un parque y no hablan, están todos mirando el móvil y escribiendo...pero si tienen gente al lado!!!!!!

Esto ha cambiado mucho y no sé dónde iremos a parar...
 
[h=1]Hola:
Os adjunto documento de un viejo "compañero de estudios"; quizás en él encontremos muchas respuestas al tema que se ha planteado. Espero que os guste... Saludos


CHOMSKY: DECÁLOGO DE LA MANIPULACIÓN MEDIÁTICA[/h]
1.- La estrategia de la distracción.
2. -Crear problemas y después ofrecer soluciones.
3. -La estrategia de la gradualidad.
4. -La estrategia de diferir.
5.-Dirigirse al público como criaturas de poca edad.
6. -Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión.
7. -Mantener al pueblo en la ignorancia y la mediocridad.
8. -Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad.
9. -Reforzar la auto-culpabilidad.
10. -Conocer a los individuos mejor de lo que ellos se conocen a sí mismos.
Veamos en qué consisten las 10 estrategias al detalle: en qué se basan y de qué manera influyen a la hora de manipular las masas.

1.-La estrategia de la distracción. El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las elites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales en las áreas de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética.”Mantener la atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real…/…. Mantener al público ocupado, ocupado y ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a la granja como los otros animales.”

2.-Crear problemas y después ofrecer soluciones. Este método también es llamado ‘problema-reacción-solución’. Se crea un problema, una ‘situación’ prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el demandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.

3.- La estrategia de la gradualidad. Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, durante años consecutivos. De esta manera fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990 condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo): Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad laboral, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes. Cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicados de una sola vez y no de forma gradual, tal y como se ha hecho.

4.- La estrategia de diferir. Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como ‘dolorosa y necesaria’, obteniendo la aceptación pública en el momento para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. En primer lugar, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Segundo, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia ingenua a esperar que ‘todo irá mejor mañana’ y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue el momento.

5.- Dirigirse al público como criaturas de poca edad. La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discursos, argumentos, personajes y entonaciones particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se intenta engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantil. ¿Por qué?: Si uno se dirige a una persona como si tuviese 12 años o menos, entonces, debido a la sugestionabilidad, esta tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción más infantil desprovista del sentido crítico de un adulto.

6.- Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión. Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional y, finalmente, neutralizar el sentido crítico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o insertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir determinados comportamientos, etc.

7.- Mantener al pueblo en la ignorancia y la mediocridad. Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. “La calidad de la educación dada a las clases inferiores debe ser de la peor calidad, de manera que la brecha de la ignorancia, que separa las clases inferiores de las clases superiores, sea y permanezca incomprensible para las clases inferiores. Con tal discapacidad, incluso los mejores elementos de las clases inferiores, tienen poca esperanza de destacar sobre los demás en el estrato social que les ha sido asignado en la vida. Esta forma de esclavitud es esencial para mantener un cierto nivel de orden social, paz y tranquilidad para las clases superiores dirigentes.”

8.-Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad. Inducir al público a creer que está de moda el hecho de ser estúpido, vulgar, inculto, mal hablado, admirador de gente sin talento alguno. Despreciar lo intelectual, exagerar el valor del culto al cuerpo y el desprecio por el espíritu.

9.-Reforzar la auto-culpabilidad. Hacer creer al individuo que solamente él es el culpable de su propia desgracia, debido a la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico y social, el individuo se autoevalúa y se culpa a sí mismo, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. Y, sin acción, no habrá reacción ni revolución.

10.-Conocer a los individuos mejor de lo que estos se conocen a sí mismos. En los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una brecha creciente entre los conocimientos del público y los conocimientos poseídos y utilizados por las elites dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el ‘sistema’ ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológica. El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que este se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control y un poder sobre los individuos mayor que el de los individuos sobre sí mismos.
 
Ostras Theo, da un poco de yuyu reconocerlo, pero hoy en día se cumple bastante el decálogo. Únicamente discrepo del apartado 9; creo que más bien se trata de fomentar una falta de responsabilidad, que sirve de disculpa para la falta de actuación por parte del individuo ya que nada está en su mano ni depende de él; todo le tiene que venir dado y resuelto, porque él lo vale. Desemboca igualmente en la apatía y falta de reacción, pero sin sentimiento de culpa. Son los demás los que tienen la culpa.
 
Hola, Abderraman II:
Únicamente pretendía fomentar una amplía reflexión entre todos nosotros sobre el tema que se ha planteado; humildemente creo que, leyéndolo con atención, se pueden encontrar muchas, que no todas, las repuestas al affaire que nos ocupa; sumadas toda ellas a la mezquindad general y absoluta falta de valores humanos que campean por el ruedo ibérico, azuzados por una espantosa crisis económica urdida por especuladores y banqueros..., aparte de chorizos por todas partes: Urdangarines, Bárcenas..., y demás ralea... Saludos
 
  • #10
Todo esta cambiando para peor , nada que ver con los años 70-80
Costumbres , vecindad ... Una pena


iPhone 5s fran
 
  • #11
Las cosas estan muy mal y ahora cada uno mira por su culo...

Cuando las cosas se ponen chungas es cuando realmente ves quien esta ahi contigo y quien merece la pena y quien no... Lo flipas la cantidad de gente que te va a decepcionar, aunque hayas sido bueno con todos
 
Última edición:
  • #12
Theogalea, no nos conocemos, pero hago mio lo expresado por tu antiguo "compañero de estudios"

Me quedao mas de lo que ya estaba, necesito reseteo inmediato para volver a mis obligaciones (la mayor parte de ellas ajenas a mi voluntad o elección) no vaya a ser que me de por pensar más de lo permitido ...
 
  • #13
La situación de un suicidio se nos aparece extrema, pero a día de hoy sería extraño no haber presenciado (o al menos tenido conocimiento) de alguna "ejecución" hipotecaria (véase que uno puede llegar a pensar si la ejecución se refiere al bien hipotecado o al mal hipotecado entendido como el ex-propietario que en realidad nunca lo fue realmente) y no ha de faltar el comentario "... si es que como se mete en una hipoteca de xxxx,xx euros, un inconsciente..." que a veces llega a sonar como un "... si es que se lo han buscado ellos mismo ..." ciertamente lo habitual es que dicha euforia en las expectativas sobre el futuro fuesen alentadas, no sin una necesaria actitud de ingenuidad casi infantil por parte del la gente de a pie, por los mismo que han obtenido beneficio en cada uno de los pasos, desde el crédito promotor hasta el actual aquelarre al que se está sometiendo a quien " ... ha pretendido vivir por encima de sus posibilidades ..." y cuyas consecuencias lo son exclusivamente de sus propios actos.

Y en este ultimo acto de la obra aprecio mucho del decálogo tan inocentemente planteado por ese subversivo y activista anarquista compañero tuyo de estudios

Pero eso si, yo no me siento muy mal por que no me pasó a mi ... a lo que quizás deba añadir en un futuro ... AUN no a mi.

Esto es el rebaño pastoreado por el lobo.
 
  • #14
Hola:
De nuevo, y, como complemento al anterior aporte, os adjunto este gran ensayito, a modo de tragicomedia, que resume en cinco actos la situación económica actual. Como siempre, espero no aburriros con mis manías y, sobre todo, que os guste y os haga reflexionar... Saludos

CRISIS CÍCLICA

Andrè Maurois


UNA TRAGICOMEDIA EN CINCO ACTOS





Primer acto

El telón se levanta sobre una escena alegre. Las fábricas en Europa, como en América, reciben pedidos que sobrepasan sus medios de producción; los grandes almacenes de París, de Londres, de Filadelfia, de Buenos Aires, venden fácilmente las mercancías que compran. Las materias primas, lana, algodón, acero, caucho, al ser muy solicitadas aumentan de precio. Los industriales, al comprobar que cada una de sus compras es más cara que la anterior tienen tendencia a encargar más de lo que exigen sus verdaderas necesidades. El público, que también ha observado que los precios aumentan, compra por su parte, anticipándose a sus necesidades inmediatas, todo cuanto le será preciso. Empleados y obreros se ganan bien la vida. Algunas corporaciones obreras, al ver la situación favorable de la industria, reclaman aumentos de salarios. Los patronos, que temen siempre una huelga en periodo de prosperidad, se los conceden. Esta alza de salarios sirve para acelerar aún la de los productos. Como todas las fábricas están ocupadas, cada sociedad desea aumentar su producción. Construyen edificios, se montan máquinas. Se siente uno tanto más tentado de hacerlo cuanto se ve cómo aumentan los impuestos y al no desear distribuir dividendos por preferir emplear lo sobrante de los beneficios en nuevas construcciones. El hombre medio, que en estas épocas tiene mucho dinero, compra acciones industriales, aunque no le reporten más que un interés pequeño. Primero las compra con sus economías, y luego, al ver que los valores siguen aumentando y que basta comprar para enriquecerse, compra a crédito y se hace especulador. Reina un sentimiento general de satisfacción. Los maridos burgueses son generosos para con sus mujeres y las cubren de joyas y de pieles. Los matrimonios obreros, en América, compran coches y fonógrafos, y en Francia casitas y jardines. Los americanos viajan por Europa; los hoteles y los teatros están llenos. Los editores publican todos los libros. Los autores jóvenes están optimistas. Los impuestos producen cada año más dinero que el anterior, y los presupuestos son fácilmente equilibrados. En toda la Tierra, los hombres políticos subidos al poder son populares. Todas las clases de la sociedad, obreros, patronos, financieros, políticos están convencidos de que esta prosperidad es natural y que durará toda la vida. Claro que en su juventud han oído explicar que a veces ocurren crisis industriales y que el alza no es eterna; incluso algunos de ellos han sido testigos de tales catástrofes. Pero creen que las condiciones han cambiado, que ya no vivimos como nuestros antepasados. Estamos al abrigo de las desgracias del pasado. El telón cae sobre un Himno a la Prosperidad.

Segundo acto

Sin embargo, y aunque nadie parezca darse cuenta, el alza de todas las cosas ya ha sobrepasado los precios que razonablemente permiten la cantidad de moneda y de crédito disponibles. El oro empieza a faltar, no en todos los países, pero si en la mayoría de ellos: Al ser caros los productos, este oro, que sirve para medirlos, tiene naturalmente, menos valor. Cuesta más extraerlo, porque los salarios de los mineros han aumentado; tiene menos valor adquisitivo porque los productos han aumentado también. Al hacerse menos interesante la producción de oro, disminuye dicha producción. Es un peligro. Hay uno más grande aún. Como todos los seres humanos productores y consumidores compran demasiado y producen demasiado, empiezan a formarse reservas. Al principio estas reservas son invisibles, porque están repartidas en distintos lugares. Madame Vanderhagen, de Bruselas, compró tres docenas de camisas, con anticipación, para sus hijos porque las pagaba más caras todos los años, y quiso resarcirse contra una futura alza. Mistress Lewis, de Hartford (Connecticut), hizo como ella, y también Frau Rosenhart, de Berlín, y madame Omara de Nagasaki. El signor Paciarello, comerciante de camisas al por mayor, de Milán, tiene cincuenta mil camisas de más que su reserva normal por el mismo motivo. Monsieur Riboudet, fabricante de telas de algodón, posee una reserva para dos años. En Texas las balas empiezan a amontonarse en los almacenes. Para ciertos productos, la situación se ha hecho tan difícil, que los Estados se han visto obligados a intervenir. Una parte de las reservas de café del Brasil ha sido comprada por el gobierno. El gobierno egipcio está en tratos para comprar, del mismo modo, una parte de la cosecha de algodón. En las Bolsas del mundo entero, innumerables especuladores a la alza están en descubierto. No desean “alzar” sus valores, porque no podrían pagarlos; sólo los guardan porque esperan una nueva alza. En semejante momento, la máquina mundial está en equilibrio inestable. Al finalizar el acto estos especuladores, unos sobre productos, otros sobre valores de Bolsa, están como suspendidos en el extremo de una inmensa pieza de hierro colocada en falso sobre un abismo y que al menor choque puede hacer que bascule.

Tercer acto

Se produce el accidente. La causa es variable y generalmente pequeña. El equilibrio era ya tan frágil que bastó un movimiento del pulgar para hacer caer aquella enorme máquina. A veces es la quiebra de un Banco, otras, la simple publicación de una cifra que hace aparecer las reservas o los compromisos bastante más elevados de lo que creían los especialistas. Otras, una venta pública de lana en Melbourne o en Buenos Aires, en que de repente los compradores se dan cuenta que ninguno de ellos tiene verdaderas necesidades. Otras, una medida monetaria simplemente que disminuye de pronto la capacidad de adquisición de un gran mercado (vg. una bajada de la moneda en Extremo Oriente). Sea cual sea la causa minúscula que provoca el accidente, éste se produce siempre con tan terrible rapidez, que los especuladores, como tope, se precipitan de cabeza en el vacío. La caída es brusca, y todos ellos en grupo tienen reservas demasiado elevadas, ahora cuando han cesado de creer en el alza, todos desean vender. Mas en un mercado donde no hay más que vendedores, ya nada tiene valor.
El consumidor detallista, al comprobar que todas las veces que hace la compra la realiza en condiciones más baratas que las precedentes, deja de comprar o adquiere sólo lo que le es estrictamente necesario. El comerciante, al darse cuenta de la desconfianza de sus clientes, y al ver la cantidad de dinero que pierde sobre sus reservas, se niega a reponerlas. El industrial quiere producir menos y también él limita sus compras. El productor de materias primas, ganadero, agricultor, propietario de minas, plantador de caucho, ve cómo se le amontonan espantosas cantidades de productos de los que no sabe qué hacer. Le faltan dinero y crédito. Sobre toda la Tierra flota un viento de descontento y revolución. Los políticos que están en el poder son censurados. En las Bolsas, el capitalismo ya no quiere volver a comprar. En las fábricas, el paro es universal. En todo el mundo, en Londres, en Nueva York, en Berlín, se ven largas filas de gente sin trabajo. En Egipto y en Texas no saben qué hacer con su algodón, el Canadá con su trigo, Australia con su lana; en el Brasil se quema el café en los hogares de las locomotoras. Madame Vanderhagen, que en período de alza compraba más de lo necesario, restringe sus compras cuando bajan los precios, porque confía en que podrá comprar en mejores condiciones… Espera y deja de adquirir un traje o un abrigo. Manda componer los zapatos del año anterior. Viste a sus hijos con ropas mal cortadas de las viejas chaquetas de su padre. El obrero sin trabajo es un mal consumidor. El público se deja llevar por el pánico; amontona capitales sin interés ninguno y conserva, sin emplearlos, créditos “dormidos”, “emboscados”. Incluso los que siguen siendo ricos, o porque lo son demasiado para poder arruinarse o porque sus sueldos no han disminuido, son ahora tan absurdamente economizadores como antes eran pródigos. Ya no viajan, ni compran y aumentan con su nuevo comportamiento el desorden de los negocios. De todas partes salen profetas del tiempo que andan propagando la desesperación con alegría maligna: “Todo va mal –dicen– y todo irá peor. Esto es mucho más que una crisis: es el derrumbamiento de un sistema”. Estas profecías apocalípticas se repiten en todas las crisis. “En 1894 Wall Street estaba convencido de que el porvenir económico de América estaba destruido”. En 1921 se hablaba de una Europa en bancarrota y de un mundo arruinado. En 1931 los Jeremías de la economía condenaron al sistema capitalista. El final de un período de prosperidad es considerado, cada vez, como el fin del mundo; nunca más volverán los buenos tiempos. Los filósofos son románticos, los revolucionarios triunfantes y los pesimistas populares. El acto se termina en un coro de lamentaciones.

Cuarto acto

Así como se había subido demasiado en el camino del alza, con igual imprudencia se va demasiado lejos por el camino de la baja. Los productos caen por debajo de su precio de coste. El industrial o el labrador, a los que ya no les interesa trabajar, tratan de limitar su producción. Se han cerrado muchas fábricas. Los productores peor preparados para la lucha han sucumbido. Innumerables Bancos han quebrado. Los créditos se han restringido. Las empresas que aún viven son las más sanas y no cuentan más que consigo mismas. Las reservas visibles e invisibles han disminuido mucho. El gran almacén que tenía veinte mil abrigos de una serie, ahora sólo tiene cinco mil. Las amas de casa viven al día. El poder adquisitivo del oro va en aumento; cada vez es más provechoso extraerlo, y su producción tiende a aumentar. En todo caso, y aun cuando la producción de oro se mantenga estacionaria, los capitales están disponibles en gran cantidad y, en buenas condiciones, porque, como hemos dicho, los capitalistas de esta época de depresión y de guerra económica están en su mayoría “emboscados”. Todos los Bancos conservan en sus arcas grandes cantidades de dinero líquido, porque temen un asalto. En las Bolsas de todos los países son numerosas las posiciones especulativas a la baja. Son tanto más peligrosas cuanto que los millones, temerosos, duermen en los Bancos: los millones tienen espíritu de rebaño. El día en que despierten y huyan hacia delante, el alza será vertical como lo fue antes la baja. Poco a poco se prepara una posición de desequilibrio, tan peligrosa como la precedente, aunque en el otro sentido. Esta vez son los especuladores a la baja los que forman como un racimo humano agarrado al plato más bajo de una inmensa báscula que, al menor choque, los proyectará bruscamente en el aire.

Quinto acto

La violencia de la crisis trae consigo el remedio: debido a la falta de beneficios, la producción ha caído por debajo de las necesidades. La baratura de todos los artículos es tal, que algunos de los más atrevidos especuladores vuelven a cobrar valor. Varios compradores reaparecen en el mercado, y se produce una detención de la baja. Para empezar, son las materias primas las que muestran la nueva orientación. Todos los que desde hace un par de años se niegan a comprar o carecen de reservas, se asustan. Bruscamente vuelve a empezar el pánico, y a subir los precios. Los capitales, sobresaltados, desean de pronto aprovecharse de la baja en el precio de los valores. Todos piensan que, de esperar más, perderán una ocasión favorable. En el mercado no quedan sino compradores. Los mismos hombres que por su falta de estabilidad mental han hecho que la baja sea peligrosa, van ahora a conseguir que el alza sea demasiado rápida y casi loca. La falta de trabajo disminuye. El obrero, que empieza otra vez a trabajar, es, por fin, un consumidor. El gobierno del momento es alabado por la prudencia de sus medidas. Los actores, que no parecen darse cuenta de la comicidad de la obra, repiten exactamente las mismas cosas que en el primer acto. Otra vez gritan que entran en un periodo de eterna prosperidad, que el alza será ilimitada, y que los días malos no volverán. Sin duda se ha evitado una catástrofe. Pero el mundo ha cambiado. Estamos a cubierto de las desgracias del pasado. Y baja el telón a los acordes de un himno de gloria, con orquesta y coros.
 
  • #15
:worshippy:

y esto no lo escribieron ayer ....

André Maurois (Émile Salomon Wilhelm: Elbeuf, Normandía, 26 de julio de 1885 - Neuilly-sur-Seine, 9 de octubre de 1967)
 
  • #16
Así es y vuelta a empezar...
Crea infelicidad y tendrás consumidores"


Enviado desde mi iPhone con Tapatalk
 
  • #17
... hace pocos años un vecino de mi edificio se tiró por la ventana... ayer otro vecino, del edificio de al lado...

... cuando yo era un niño vivía en una aldea... recuerdo que todos los vecinos acudían a la casa donde se les necesitaba... ya fuese por el parto de una vaca o por la malla del trigo...

... hoy... siento que hemos involucionado...

No hay más suicidios ahora que hace, pongamos 50 años.

Lo que sí hay es estadísticas más fiables y medios que dan duenta de ellos (mal hecho porque es una conducta muy imitativa)

Antes era una vergüenza tener un suicida en la familia, ahora afortunadamente hay menos tabúes, lo que hace que se traten más y mejor las depresiones y demás problemas psiquiátricos (que es lo que hay detrás de todo suicidio) y tengan mejor pronóstico.
 
  • #18
Cuando yo era niño conocia los nombres de todas las personas que vivian en mi barrio, e incluso los nombres de algunos que vivian en otros barrios; tenderos, lecheros, carpinteros o jardineros eran las personas claves en mi pueblo y todos los conociamos y saludabamos por su nombre.

Ahora bastante años han pasado y actualmente veo como las personas que viven en mi barrio miran hacia otro lado para no tener que saludar a los que pasan. Me pregunto es que sus vidas estan tan ocupadas que no pueden sacar un minuto para decir hola y hablar acerca de cualquier cosa?

Mas grave que el indice de suicidios este aumentando, me aterra que alguien muera en su casa o necesite ayuda y nadie se de cuenta por muuuuchos dias ya que no hay interes por los demas. Esa maldita indiferencia que hace que esten asaltando a alguien y miremos para otro lado para no inmiscuirnos.

Yo siento igual que tu, la sociedad esta involucionando.


... hace pocos años un vecino de mi edificio se tiró por la ventana... ayer otro vecino, del edificio de al lado...

... cuando yo era un niño vivía en una aldea... recuerdo que todos los vecinos acudían a la casa donde se les necesitaba... ya fuese por el parto de una vaca o por la malla del trigo...

... hoy... siento que hemos involucionado...
 
  • #19
No hay más suicidios ahora que hace, pongamos 50 años.

Lo que sí hay es estadísticas más fiables y medios que dan duenta de ellos (mal hecho porque es una conducta muy imitativa)

Antes era una vergüenza tener un suicida en la familia, ahora afortunadamente hay menos tabúes, lo que hace que se traten más y mejor las depresiones y demás problemas psiquiátricos (que es lo que hay detrás de todo suicidio) y tengan mejor pronóstico.


Ni más,ni menos.

Y a ver si alguien me ilumina para poder razonar la relación entre las tendencias suicidas y la manipulación mediática de Chomsky o la repetición de ciclos económicos del otro.
 
  • #20
Ni más,ni menos.

Y a ver si alguien me ilumina para poder razonar la relación entre las tendencias suicidas y la manipulación mediática de Chomsky o la repetición de ciclos económicos del otro.

No creo que sea tanto con las tendencias suicidas sino con el número de veces que se consuman.

Es verdad que habrá muchos suicidios no relacionados con las crisis sobre los que no hay eco mediático y que cuando aparentemente puedan estar dentro de los detonantes y se hace eco, no siendo probablemente la única causa, no se profundiza más en la noticia; pero aún así yo creo que sí hay una relación directa entre el número de suicidios y las grandes depresiones económicas (al menos es un detonante más ante una posible predisposición de la persona al suicidio) y también que en épocas de crisis se da más eco mediático a estos.

Probablemente la sensación de soledad es un detonante importante, no es raro que el hecho de ser despedido y estar largos periodos en paro genere una cierta sensación en el ambiente (ellos son los que tienen la sensación) de que "no se sienten útiles" o no son "suficientemente buenos" y que potencia ese sentimiento de aislamiento al que se refería el compañero que inició la conversación y que cada vez está más presente en esta sociedad actual, suma eso a una situación económica límite y tienes un potente detonante o como mínimo un elemento que potencia otras causas subyacentes.
 
Última edición:
  • #21
No creo que sea tanto con las tendencias suicidas sino con el número de veces que se consuman.

Es verdad que habrá muchos suicidios no relacionados con las crisis sobre los que no hay eco mediático y que cuando aparentemente puedan estar dentro de los detonantes y se hace eco, no siendo probablemente la única causa, no se profundiza más en la noticia; pero aún así yo creo que sí hay una relación directa entre el número de suicidios y las grandes depresiones económicas (al menos es un detonante más ante una posible predisposición de la persona al suicidio) y también que en épocas de crisis se da más eco mediático a estos.

Probablemente la sensación de soledad es un detonante importante, no es raro que el hecho de ser despedido y estar largos periodos en paro genere una cierta sensación en el ambiente (ellos son los que tienen la sensación) de que "no se sienten útiles" o no son "suficientemente buenos" y que potencia ese sentimiento de aislamiento al que se refería el compañero que inició la conversación y que cada vez está más presente en esta sociedad actual, suma eso a una situación económica límite y tienes un potente detonante o como mínimo un elemento que potencia otras causas subyacentes.

Hola:
+10: has resuelto perfectamente las dudas del compañero anterior... Saludos
 
  • #22
Sin entrar a valorar porque se producen los suicidios, no creo que se den más ahora que antes.

La diferencia radica en que ahora disponemos de muchos canales de información y nos enteramos de hasta lo que sucede al otro lado del mundo, mientras que antes solo nos enterábamos de lo que sucedía a nuestro alrededor.

Al igual ocurre con otros muchos temas que, por desconocimiento, creíamos que antes no sucedían.
 
  • #23
No creo que sea tanto con las tendencias suicidas sino con el número de veces que se consuman.

Es verdad que habrá muchos suicidios no relacionados con las crisis sobre los que no hay eco mediático y que cuando aparentemente puedan estar dentro de los detonantes y se hace eco, no siendo probablemente la única causa, no se profundiza más en la noticia; pero aún así yo creo que sí hay una relación directa entre el número de suicidios y las grandes depresiones económicas (al menos es un detonante más ante una posible predisposición de la persona al suicidio) y también que en épocas de crisis se da más eco mediático a estos.

Probablemente la sensación de soledad es un detonante importante, no es raro que el hecho de ser despedido y estar largos periodos en paro genere una cierta sensación en el ambiente (ellos son los que tienen la sensación) de que "no se sienten útiles" o no son "suficientemente buenos" y que potencia ese sentimiento de aislamiento al que se refería el compañero que inició la conversación y que cada vez está más presente en esta sociedad actual, suma eso a una situación económica límite y tienes un potente detonante o como mínimo un elemento que potencia otras causas subyacentes.

No siempre hay relación positiva.

POr ejemplo, durante las épocas de bonanza se consumen muchas más drogas, que son detonantes y agravantes de problemas psiquiátricos que pueden acabar en suicidio.

En la época del ladrillo, se compró y consumió mucha cocaína, y no veas lo que eran las urgencias psiquiátricas en aquellos tiempos: una juerga de brotes psicóticos inducidos por las drogas
 
  • #24
Sin entrar a valorar porque se producen los suicidios, no creo que se den más ahora que antes.

La diferencia radica en que ahora disponemos de muchos canales de información y nos enteramos de hasta lo que sucede al otro lado del mundo, mientras que antes solo nos enterábamos de lo que sucedía a nuestro alrededor.

Al igual ocurre con otros muchos temas que, por desconocimiento, creíamos que antes no sucedían.

Eso también es cierto, si no vease la corrupción.

La verdad, no se que dicen las estadísticas, lo dicho es lo que creo pero sin haber intentado indagar (si es que estuviera a mi alcance) si las cifras al final reflejan o no una variación significativa de suicidios. Intentaré buscar algo por curiosidad.
 
  • #25
La situación económica actual es terrible. Antes no tenías y perdías poco. Ahora has tenido y perdido mucho.
 
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