Nadjena
Novat@
Sin verificar
He llorado tanto, las lágrimas han sido tantas desde que llegó la ausencia, que no creo, amiguitos mios, que logre superar por más tiempo este silencio. Desde que en un mayo aciago de 1998 se apagara vuestra luz, vivo en una desesperación dentro de una desesperación, como si se tratara de un sueño.
Por atenuar en algo esta angustia mía, di en estudiar a todas horas vuestra avara herencia. Diez años ya, van para doce, escudriñando cada palabra, reconstruyendo una cosmovisión sobre la que basar mi existir y mi actuar.
Así, sin más, procuré seguir fielmente vuestras enseñanzas a la hora de procurarme un marido. Amparada por la noche, el alcohol, las drogas y la música de Luis Aguilé, me relacioné íntimamente con todas las personas que abarrotaban el Karma, local de moda. Aquel que me preñó, un hombre, se convirtió en mi esposo.
Mi hijo, de nombre inmemorial, aprendió a hablar con Nos Acussamus. Yo me encargué de leérselo incansablemente a lo largo de ese periodo infantil durante el cual el cerebro humano todavía está formándose. Hoy me siento orgullosa cuando, ya adolescete, conjuga incorrectamente el pretérito perfecto simple del verbo "arrebatar" y golpea compulsivamente su cabeza contra una pared.
No obstante, me siento incompleta. No faltan ocasiones en las que mis actos se ajustan a un plan preestablecido: conducir un automóvil, preparar la cena, hacer la compra. En momentos así me siento al borde del precipicio. Haría cualquier cosa, consumiría cualquier producto.
Por todo esto, es por lo que clamo por vosotros. Me es del todo vital el regreso de Obstante. Para ello, os busco entre todos los amigos de mis amigos, escribo vuestros nombres en todos los wateres, cuelgo mi grito agónico en todos los foros y envío mensajes dentro de una botella a todos los mares.
Por atenuar en algo esta angustia mía, di en estudiar a todas horas vuestra avara herencia. Diez años ya, van para doce, escudriñando cada palabra, reconstruyendo una cosmovisión sobre la que basar mi existir y mi actuar.
Así, sin más, procuré seguir fielmente vuestras enseñanzas a la hora de procurarme un marido. Amparada por la noche, el alcohol, las drogas y la música de Luis Aguilé, me relacioné íntimamente con todas las personas que abarrotaban el Karma, local de moda. Aquel que me preñó, un hombre, se convirtió en mi esposo.
Mi hijo, de nombre inmemorial, aprendió a hablar con Nos Acussamus. Yo me encargué de leérselo incansablemente a lo largo de ese periodo infantil durante el cual el cerebro humano todavía está formándose. Hoy me siento orgullosa cuando, ya adolescete, conjuga incorrectamente el pretérito perfecto simple del verbo "arrebatar" y golpea compulsivamente su cabeza contra una pared.
No obstante, me siento incompleta. No faltan ocasiones en las que mis actos se ajustan a un plan preestablecido: conducir un automóvil, preparar la cena, hacer la compra. En momentos así me siento al borde del precipicio. Haría cualquier cosa, consumiría cualquier producto.
Por todo esto, es por lo que clamo por vosotros. Me es del todo vital el regreso de Obstante. Para ello, os busco entre todos los amigos de mis amigos, escribo vuestros nombres en todos los wateres, cuelgo mi grito agónico en todos los foros y envío mensajes dentro de una botella a todos los mares.
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