[La responsabilidad sobre los productos que contratamos es nuestra no del banco, salvo que haya una estafa por medio. A nadie debería ocurrírsele firmar un documento que otorgue plenos poderes para mover tus ahorros sin consultarte. Hay que estar siempre informado de lo que se hace con nuestro dinero.[/QUOTE]
Casi pienso lo mismo, excepto en el último punto.
A ver, si yo le digo a un médico que me opere de un uñero, y me muero en la camilla, pues seguro que el médico corre con la responsabilidad y los gastos.
S al médico le digo que me opere, pero pasando por la yugular, la cosa ya empieza a no estar tan clara, y si él me ha avisado de todos los riesgo, seguramente la juerga la acabaré pagando yo.
Pues este caso es el mismo.
¿Se informa de los riesgos reales a la hora de vender un producto financiero?
¿Se omiten datos, riesgos, gastos, penalizaciones, servidumbres y demás prebendas negativas a la hora de ofertar según qué productos que ni un doctorado en economía y finanzas sería capaz de descifrar?
Y sobretodo y más grave ¿Responde ese producto a la idea que le transmite el inversor sobre cómo y de qué manera quiere tener sus inversiones, qué seguridades demanda, qué liquidez quiere tener, etc?. Te contesto yo mismo. La inmensa mayoría de los casos no. Y normalmente con la banca, la responsabilidad es siempre del pardillo que invierte, nunca del que agarra tus ahorros y finalmente hace con ellos lo que le da la real gana.
Traslademos esto a la gran crisis en la que aún estamos inmersos (y lo que nos queda) y que empezó en los mercados financieros para acabar convirtiéndose en un tsunami que lo ha acabado arrasando todo.
Resulta que a "alguien" se le ocurrió vender bonos hipotecarios "infectados" camuflados en fondos solventes y supe seguros, es decir, que finalmente no respondían a las características que en un principio se la habían otorgado a esos fondos, y que las agencias de valoración habían calificado y bendecido con triples AAA o A+ o las calificaciones que usara habitualmente.
Empieza la crisis, y parece que detectan fondos infectados, valores podridos. Caen esos valores en picado y empiezan a salir voces de alarma indicando que puede ser que todo (y mira que es grande ese todo) pueda estar también infectado, porque finalmente nadie sabe dónde han ido a parar, o mejor dicho, dónde se han camuflado esos bonos.
Claro, el inversor de a pié, el que le ha dicho a su banco que quiere algo seguro, de bajo riesgo, que en caso de pérdida ésta sea poca, se encuentra que en dos días ha perdido, en el mejor de los casos, casi el 100% de sus ahorros.
¿Este tipo es un inconsciente? ... ¿este inversor sabía realmente lo que estaba comprando?.
Y pasado el tiempo, resulta que los que camuflaban, los que calificaban y los que vendían se han ido de rositas (por no decir de "frutas") con nuestro dinero, pagando nosotros la juerga.
No siempre quien firma sabe lo que firma. Y no siempre es por desconocimiento.
Saludos,