the family man
Forer@ Senior
Sin verificar
En estas últimas horas o días, y tras leer algunos de los hilos abiertos por otros compañeros...no he podido dejar de pensar algo que se me viene a la cabeza a menudo:
¿nos estamos dejando ir, nos estamos abandonando?
Realmente estamos acostumbrados hoy en día a manifestar nuestras opiniones libremente sin cortapisas, en el libre ejercicio de nuestra libertad. Sin embargo, creo que la inmediatez y la rotundidad con la que las expresamos a veces está dejando arrinconado pequeños tesoros que SON VITALES para mantener la alegría de vivir en nuestro día a día...
Somos dueños de nuestras opiniones, pero también de nuestras palabras y de nuestras formas. Quien está al otro lado de la pantalla leyendo este hilo, es tan persona como yo o como el resto de compañeros, y a menudo olvidamos que las opiniones son importantes, pero cuando menos no tan importantes como las personas.
Hay un dicho que dice que si a la hora de hablar no vas a ser capaz de decir algo que haga mejorar al otro o que le haga más feliz, mejor deja pasar la ocasión y permanece callado.
Mi abuela, agricultora y trabajadora de pro y sin formación académica, siempre me decía que "lo que no hay que ser en la vida es ser tonto, pero que esto no está reñido con la educación y las buenas formas, con buena educación se llega a todos los lados"
Somos de gatillo rápido en la palabra, y duele ver cómo se olvida la pudencia en el comentario, la delicadeza en las formas, la inocencia en las intenciones y la deferencia hacia el que está en enfrente.
Pienso que en la medida en que, permitidme el término coloquial, asilvestramos nuestras formas, nos hacemos menos personas.
Puede parecer exagerado, pero construimos el mundo con cada palabra que libremente decimos. En este sentido, y sin que pueda parecer exagerado, hay que tratar de que "lo que quede" después de hablar, sume en vez de que reste.
Para bien o para mal todo queda. Todo lo que decimos deja un poso grande o pequeño. Hoy empieza el día, y con lo que digamos y cómo lo digamos, construiremos y daremos forma a este día
¿Nos planteamos para este viernes un pequeño reto?:
Con toda la buena intención del mundo, procuremos hacer mejor y más feliz al que está a nuestro lado o al otro lado del teclado. Pongámonos en ello y comprobaremos además que la manera en que nos "conduzcamos" en nuestro trato con los demás, tendrá mucho que ver en ello.
Es solo una reflexión que quería compartir. Perdonadme la extensión y feliz viernes para todos.
¿nos estamos dejando ir, nos estamos abandonando?
Realmente estamos acostumbrados hoy en día a manifestar nuestras opiniones libremente sin cortapisas, en el libre ejercicio de nuestra libertad. Sin embargo, creo que la inmediatez y la rotundidad con la que las expresamos a veces está dejando arrinconado pequeños tesoros que SON VITALES para mantener la alegría de vivir en nuestro día a día...
Somos dueños de nuestras opiniones, pero también de nuestras palabras y de nuestras formas. Quien está al otro lado de la pantalla leyendo este hilo, es tan persona como yo o como el resto de compañeros, y a menudo olvidamos que las opiniones son importantes, pero cuando menos no tan importantes como las personas.
Hay un dicho que dice que si a la hora de hablar no vas a ser capaz de decir algo que haga mejorar al otro o que le haga más feliz, mejor deja pasar la ocasión y permanece callado.
Mi abuela, agricultora y trabajadora de pro y sin formación académica, siempre me decía que "lo que no hay que ser en la vida es ser tonto, pero que esto no está reñido con la educación y las buenas formas, con buena educación se llega a todos los lados"
Somos de gatillo rápido en la palabra, y duele ver cómo se olvida la pudencia en el comentario, la delicadeza en las formas, la inocencia en las intenciones y la deferencia hacia el que está en enfrente.
Pienso que en la medida en que, permitidme el término coloquial, asilvestramos nuestras formas, nos hacemos menos personas.
Puede parecer exagerado, pero construimos el mundo con cada palabra que libremente decimos. En este sentido, y sin que pueda parecer exagerado, hay que tratar de que "lo que quede" después de hablar, sume en vez de que reste.
Para bien o para mal todo queda. Todo lo que decimos deja un poso grande o pequeño. Hoy empieza el día, y con lo que digamos y cómo lo digamos, construiremos y daremos forma a este día
¿Nos planteamos para este viernes un pequeño reto?:
Con toda la buena intención del mundo, procuremos hacer mejor y más feliz al que está a nuestro lado o al otro lado del teclado. Pongámonos en ello y comprobaremos además que la manera en que nos "conduzcamos" en nuestro trato con los demás, tendrá mucho que ver en ello.
Es solo una reflexión que quería compartir. Perdonadme la extensión y feliz viernes para todos.
Última edición: