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M
maxjsr
Habitual
Sin verificar
cabanillas
Tiene un método
Contribuidor de RE
Sin verificar
pero que curiosa es la monarquia....que hasta los comunistas convierten sus puestos de gran dirigente en hereditario de padre a hijo!
En fin,un dictador menos...y es una lástima...por que nos perderemos sus looks...que eran la polla!
Por cierto,esto me recuerda un libro,nación zombi...contaba que,por el grado de cierre de fronteras que tiene Corea del norte,era el unico pais del mundo que no se infectó por el ataque zombi...
cuando aparecieron los primeros casos en corea del sur y china,cerraron fronteras y si algun zombi intentaba entrar en el pasi...los campos de minas acababan con el...
Resultado...era el unico pais del mundo aún con gobierno,fronteras y policía...pero con el problema de que al estar encerrado en si mismo..iba a desparecer por falta de suministros!(gasolina,etc....)...
En fin,un dictador menos...y es una lástima...por que nos perderemos sus looks...que eran la polla!
Por cierto,esto me recuerda un libro,nación zombi...contaba que,por el grado de cierre de fronteras que tiene Corea del norte,era el unico pais del mundo que no se infectó por el ataque zombi...
cuando aparecieron los primeros casos en corea del sur y china,cerraron fronteras y si algun zombi intentaba entrar en el pasi...los campos de minas acababan con el...
Resultado...era el unico pais del mundo aún con gobierno,fronteras y policía...pero con el problema de que al estar encerrado en si mismo..iba a desparecer por falta de suministros!(gasolina,etc....)...
Última edición:
DanThunderbolt
Milpostista
Sin verificar
Pos las imágenes de la tele oficial no tienen desperdicio.........me recuerdan a Arias Navarro cuando se murió el bixo.........aun hay muchos que lo siguen llorando.......,otro bixo menos...
Es casi cómico...
boga
Habitual
Sin verificar
La presentadora (si es que se le puede llamar asi 
) tarda 50 segundos en mirar a la cámara, y sólo lo hace dos veces más en los dos minutos que esta alli sollozando. 
Eso si, la que traduce para los sordos es toda una profesional. Impasible el ademán.
A ver cuanto tarda en morirse el hijo, y si es que los norcoreanos no se rebelan antes de que lo haga.
) tarda 50 segundos en mirar a la cámara, y sólo lo hace dos veces más en los dos minutos que esta alli sollozando. Eso si, la que traduce para los sordos es toda una profesional. Impasible el ademán.
A ver cuanto tarda en morirse el hijo, y si es que los norcoreanos no se rebelan antes de que lo haga.
JoHN
Antiguos Moderadores
Verificad@ con 2FA
Antiguos Moderadores
Yo lamento la muerte de un ser vivo. No lamento la muerte de quien representaba.
Al margen de consideraciones humanas, y hablando de la patética actuación de quien llora a alguien de dudosa humanidad...
...
...
...
¿alguien puede reproducir por escrito lo que dice en el segundo 45?
Última edición:
Super 8
De la casa
Sin verificar
Ojalá pronto se vuelva a repetir la historia de la absorción de la RDA por sus hermanos. Mientras tanto comentar que Kim era una de las personas que más asco y rabia me daban del mundo. En su día leí éste artículo de un periodista que se coló en Corea del Norte. Impresionante.
Corea es un manicomio
DAVID JIMÉNEZ. Pyongyang (Corea del Norte)
[FONT=Arial,Helvetica,Geneva,Swiss,SunSans-Regular]EL SOL ROJO. Una estatua de bronce de 35 metros de Kim Il-sung domina el centro de Pyongyang. Todo visitante está obligado a depositar flores ante ella. Conocido como Sol Rojo o Gran Líder, el nacimiento de Kim, en 1912, marca el año 0 del calendario.Aunque murió en 1994, oficialmente aún preside el país.
Las sirenas suenan puntuales poco antes del amanecer y una voz chillona se cuela en los dormitorios a través de los altavoces apostados en cada bloque de viviendas. «¡La revolución es un deber diario!», «Seamos fieles al Gran Líder», «¡Construyamos un Estado Socialista poderoso!». Un nuevo día ha comenzado en Corea del Norte, el calendario marca el año 92 de la era revolucionaria y el país sigue oficialmente presidido por el Líder Eterno Kim Il-sung, muerto desde hace ocho años y embalsamado en su palacio presidencial.
Las calles de Pyongyang se van llenando de figuras tristes. Caminan en silencio hacia las ruinosas fábricas de cemento gris que se levantan en los alrededores de la capital del último Estado estalinista puro del mundo. Todos, hombres y mujeres, llevan un pin en la solapa con la imagen de los creadores de esta superada versión del Gran Hermano de George Orwell: el fallecido Kim Il-sung y su hijo Kim Jong Il, que se ocupa de los asuntos diarios ante la ausencia de su padre bajo el autoproclamado título de «Querido Líder».
El régimen de los Kim -padre e hijo- es una mezcla de la China de Mao, la Rumanía de Ceaucescu y la Unión Soviética de Lenin, todo ello aderezado con paranoicas aportaciones propias. La única dinastía comunista hereditaria del mundo está desde 1994 en manos de un excéntrico mujeriego, obseso del cine erótico y el alcohol que ha llevado a sus súbditos a la hambruna mientras gasta los últimos recursos del país en desarrollar armas nucleares y misiles.
«Bienvenido a un lugar como ningún otro», dicen el señor Pak y la señorita Sim como si pudieran leer el pensamiento. Él es un militar retirado y ella una joven ex bailarina cuya carrera se vio truncada por una lesión. Los dos, oficialmente guías gubernamentales, forman parte del Ejército de espías destinados a controlar a los escasos extranjeros que entran en la más surrealista y despótica dictadura del mundo. La elección de dos espías no es casual: cada uno de ellos tiene la misión adicional de vigilar al otro. Nadie escapa al control del Líder.
La comitiva que me espera en el aeropuerto se completa con otro señor Pak, en este caso al volante de un flamante Mercedes negro que el Gobierno ha puesto a mi disposición. «Ha sido usted considerado un visitante ilustre, no todos los días viene alguien de España», dice la señorita Sim vestida con el traje tradicional coreano.
El hotel que el Gobierno ha elegido para hospedarme es un inmenso edificio de 42 plantas y 1.000 habitaciones -sólo una decena de ellas están ocupadas- en medio del río Taedong, en la capital.Nada más llegar, los dos guías se bajan del coche y sacan cada uno su equipaje. «Para garantizar su seguridad y bienestar dormiremos en las habitaciones contiguas hasta que se marche», dice el señor Pak. «Sí, por su seguridad», repite la señorita Sim.
La puerta trasera del hotel está cerrada con candados y en la entrada delantera siempre hay alguien vigilando que ningún extranjero abandone las instalaciones sin sus guías-espía. Corea del Norte es una inmensa cárcel vigilada por 1,2 millones de soldados, 200.000 policías y decenas de miles de confidentes.
Sus 23 millones de habitantes viven completamente aislados, Internet no existe y tener un fax está penado con la cárcel. Los gulags del régimen están repletos de quienes han sido descubiertos tratando de abandonar el paraíso marxista de los Kim. Las organizaciones humanitarias aseguran que más de 400.000 personas han muerto por hambre, torturas y ejecuciones desde 1972 en campos de concentración donde uno de los castigos consiste en colgar al prisionero de los testículos.
Si salir de Reino Hermético es difícil, entrar tampoco es fácil.El consulado norcoreano en Hong Kong establece que está prohibida la entrada en el país a «periodistas, americanos y japoneses».El régimen está experimentado con una leve apertura al turismo selectivo y los «documentos» que me nombran jefe de una empresa dedicada a la fabricación de papel pasaron los controles. Unos días después me encontraba a bordo de un viejo Tupolev de la compañía nacional Air Koryo con hilo musical revolucionario.Destino: Kimlandia, el país de los Kim.
El señor Pak me informa de que la primera visita obligada, quiera o no, me llevará a la inmensa estatua de bronce de 35 metros de altura del Gran Líder, ante la que todas las personas que entran en el país tienen la obligación de hacer una reverencia y depositar flores. «Todavía está con nosotros, es la luz que nos guía y el Sol de la patria», dice el viejo veterano del Ejército Rojo Hyok, depositando ante la estatua un ramo de Kimilsungias, las flores nacionales bautizadas con el nombre del líder revolucionario.
Cuesta creer que una simple línea fronteriza divida los destinos del pueblo coreano de esta forma, con un régimen totalitario y subdesarrollado como éste y una próspera democracia al sur.
La península coreana quedó partida por dos ideas tras la II Guerra Mundial. Los soviéticos establecieron un régimen socialista en el norte y los americanos otro capitalista en el sur. Miles de familias quedaron separadas a uno y otro lado y todavía hoy, más de cinco décadas después, esperan el día en que puedan reencontrarse antes de morir.
EN CADA CASA
Los Kim son una visión omnipresente de la que nadie puede escapar en Corea del Norte. Sus retratos se encuentran en cada casa, en las escuelas, fábricas y oficinas, en la estación de metro o en plena calle. Lemas revolucionarios escritos en grandes caracteres orientales adornan los bloques de apartamentos en las ciudades y los campos. «Dispuestos a dar nuestra vida por el comandante supremo Kim Jong Il», dice uno de ellos que muestra a un grupo de labradores portando la hoz y el martillo.
El señor Pak y la señorita Sim han aceptado llevarme de la capital a la frontera con Corea del Sur, la zona más militarizada del mundo con 1,2 millones de soldados, incluidos 30.000 marines americanos. La autopista de dos carriles está perfectamente asfaltada.
¿Tráfico? Ni un solo coche en más de 170 kilómetros de recorrid
ficialmente sólo hay tres formas de que un norcoreano pueda adquirir un vehículo privado: ganando una medalla olímpica de oro o similar distinción internacional, ocupando un alto cargo o recibiendo el coche como regalo personal de Kim Jong Il.
Los norcoreanos simplemente caminan, caminan y caminan en una escena irreal en la que aparecen como robots, vestidos de forma gris, con el gesto triste y la mirada perdida.
Sin apenas amigos en el mundo tras la caída de la URSS, el régimen parece haber parado el tiempo. Estamos en el año 92 porque se ha decretado que 1912, año de nacimiento de Kim padre, es el Año 0.
El retraso del calendario sería meramente anecdótico si no le estuviera costando la vida a tanta gente. No hay electricidad en gran parte del país ni calefacción en invierno en lugares donde las temperaturas alcanzan los 20 grados bajo cero. El sistema sanitario quebró hace tiempo, la economía se encuentra en ruinas y cerca de dos millones de personas han muerto de hambre desde 1996.
La dictadura sobrevive gracias a la contradicción de que sus más odiados enemigos, incluidos EEUU y Japón, han alimentado durante todo este tiempo al pueblo norcoreano, evitando indirectamente la debacle de sus dictadores. Gran parte de esos alimentos han sido distribuidos entre la elite en el poder y los soldados, mientras los ciudadanos de a pie sobreviven a menudo comiendo raíces y corteza de los árboles.
El Gobierno no está dispuesto, sin embargo, a que sus visitantes se marchen pensando que escasea el alimento y mis anfitriones se empeñan en atiborrarme con 10 platos diferentes en cada comida.El agasajo es difícil de digerir para cualquiera que haya visto las imágenes de los orfanatos norcoreanos y sus niños esqueléticos.
GUERRA INACABADA
El señor Pak, la señorita Sim, el conductor Pak y el «honorable vendedor de papel», o sea, yo, todos en el flamante Mercedes, llegamos finalmente a la frontera. Los soldados norcoreanos y surcoreanos desplegados aquí han sido entrenados para olvidar que los militares apostados a otro lado son sus hermanos, hablan el mismo idioma y pertenecen a la misma nación. La guerra coreana (1950-1953) no ha terminado porque no se firmó un tratado de paz.
Li, un oficial del Ejército Rojo, me explica su visión del conflicto: «Esta dolorosa división ha sido creada por los imperialistas americanos. Afortunadamente el Sol Rojo (Kim padre) se opuso a la opresión y con su gran victoria ha logrado que en este país sigamos siendo libres».
La obsesión del régimen por los americanos no había pasado desapercibida.La recepción del hotel está empapelada con fotografías y supuestos documentos históricos sobre los abusos que americanos y japoneses cometieron en la península coreana.
La enemistad, todo hay que decirlo, es mutua. El presidente americano George W. Bush ha admitido en una entrevista que Kim Jong Il es el líder del mundo que más aversión le provoca. «Lo detesto, hay algo en este tipo que me provoca náuseas, esa forma en la que somete a su población a la hambruna...», ha dicho Bush.
De los tres países que según EEUU forman el Eje del Mal, Corea del Norte es el único que ha admitido abiertamente estar desarrollando armas nucleares. Washington no tiene, a pesar de ello, intención de bombardear Pyongyang.
La razón es sencilla: la guerra con Corea del Norte, al contrario que la de Irak, es inviable. Los misiles norcoreanos tardarían tres minutos en llegar a la capital de Corea del Sur y los cálculos más modestos apuntan a más de un millón de víctimas en los tres primeros días de batalla.
Analistas de EEUU y Europa critican a la Administración americana por la hipocresía que supone el doble rasero con que mide a Corea del Norte e Irak; en política internacional lo llaman pragmatismo.
Algunos servicios secretos occidentales sospechan que el «Querido Líder» podría no estar completamente cuerdo. Kim Jong Il ocupa más de la mitad de la programación de la televisión estatal norcoreana y sus ciudadanos ya se han acostumbrado a su peculiar imagen: permanente en la cabellera, botas con plataformas para aumentar su estatura, traje verde oliva y grandes gafas cuadradas.
OBSESO SEXUAL
Kim hijo, nacido en 1941, apenas viaja al exterior y cuando lo hace, a China o Rusia, utiliza un tren privado lleno de lujos que Stalin le regaló a su padre. Dicen los desertores que han abandonado el país que es una persona acomplejada y desconfiada, obsesionada por el sexo y que dirige el país con un selecto grupo de familiares que incluye a su cuñado, un hermano y una hermanastra.
La propaganda oficial ha inventado para él una biografía de película en la que todo ha sido cambiado, desde el lugar de su nacimiento en una cabaña en la montaña sagrada de Paekdu -en realidad vino al mundo en un hospital ruso- hasta su participación en logros que incluyen haber traído la lluvia en tiempos de sequía, haber compuesto seis óperas y haber diseñado el edificio más alto de la capital. Kim padre, por su parte, ha luchado mano a mano con decenas de japoneses y americanos en batallas épicas que en realidad nunca sucedieron.
La propaganda omite, por supuesto, facetas como la decisión de los Kim de organizar el secuestro en Hong Kong de la actriz surcoreana Choi En-hui y su marido, el director de cine Shin Sang-ok, para que desarrollaran la industria cinematográfica norcoreana en los años 80.
La pareja logró escapar tras ocho años de odisea, pero el Gobierno siguió enviando a comandos por el mundo con la misión de secuestrar a ciudadanos japoneses para que enseñaran su idioma a sus espías.El régimen ha sorprendido al mundo en los últimos meses confesando tanto los secuestros como su obstinada persecución de armas nucleares, en contra de todos los acuerdos que había firmado en 1994 y provocando una nueva crisis en la región de Asia nororiental.
¿Es el súbito ataque de sinceridad de Kim Jong Il la señal de que el líder se arrepiente de abusos pasados y está dispuesto a abrirse al mundo?
Nadie diría tanto, pero por primera vez en cinco décadas, diplomáticos occidentales y surcoreanos aseguran que algo se está moviendo en el régimen. El pasado mes de julio se decretó un aumento de sueldo a todos los trabajadores, se puso fin al racionamiento de comida y se permitió a los campesinos poner sus propios precios a sus productos. Los optimistas comparan esas leves reformas económicas con el inicio de la apertura económica en China en 1978.
El Gobierno ha permitido la construcción de varios campos de golf y la apertura de dos casinos. Tiene, además, la intención de experimentar con el capitalismo más liberal en una Zona Económica Especial de reciente creación.
El lugar elegido para llevar a cabo la pequeña traición a Marx ha sido la ciudad de Sinuiju, y el proyecto merecería una oportunidad si no fuera por su letra pequeña: la orden de expulsar al medio millón de habitantes de Sinuiju para sustituirlos por un ejército de tecnócratas, funcionarios y emprendedores. Es la reforma, al estilo Kim Jong Il.
Tercer día en Corea del Norte: mis guías-espía han decidido que es obligatorio ver todos los monumentos revolucionarios de la capital antes de visitar la biblioteca, cómo no, copada de libros revolucionarios de los Kim. «¿Qué le parece el programa?», pregunta el señor Pak. Revolucionario, sin duda.
Centenares de jóvenes estudian durante horas las teorías del Gran y del Querido Líderes en una inmensa sala de la biblioteca nacional. Los libros de Kim Jong Il incluyen El arte del cine y un manual de periodismo en el que critica a los reporteros locales por su incapacidad para «diseminar suficientemente los pensamientos revolucionarios del Gran Líder».
COCHES DE LUJO
Quizá es que los norcoreanos hace mucho tiempo que dejaron de creer en Kimlandia. El paraíso sólo existe para una clase emergente de militares y altos cargos que viajan a China y Tailandia, compran televisores japoneses, ven películas americanas prohibidas y vuelven con las maletas llenas de café, ropa y botellas de coñac.Mercedes recibe cada año cerca de 400 pedidos de coches desde Pyongyang, Kim Jong Il se gastó tres millones de euros en celebrar su último cumpleaños...
Cada año, mientras, miles de personas tratan de escapar de Corea del Norte cruzando el río Tumen, en la frontera con China, con la esperanza de poder pedir asilo en alguna embajada extranjera, como hicieron los 25 coreanos que asaltaron la sede diplomática española en Beijing el pasado mes de marzo.
Cerca de la frontera entre las dos Coreas queda Koryo, la antigua capital de la Corea unificada. El señor Pak y la señorita Kim han prometido dejarme dar un paseo «en libertad» (flanqueado por ellos) si prometo no tomar fotografías ni tratar de hablar con la gente.
Algunos niños, asustados ante la primera visión de un occidental de nariz grande y piel blanca, corren espantados o se lanzan en brazos de sus madres. A sólo tres kilómetros queda la Corea del Sur de los Mc Donald's, los apartamentos de lujo y los coches deportivos. Esta noche, como la anterior y la de mañana, los habitantes de Koryo soñarán con alcanzar el otro lado hasta que una voz chillona les despierte poco antes del amanecer. Es la llamada del Querido Líder; el comienzo de un nuevo día en Corea del Norte. [/FONT]
Corea es un manicomio
DAVID JIMÉNEZ. Pyongyang (Corea del Norte)
[FONT=Arial,Helvetica,Geneva,Swiss,SunSans-Regular]EL SOL ROJO. Una estatua de bronce de 35 metros de Kim Il-sung domina el centro de Pyongyang. Todo visitante está obligado a depositar flores ante ella. Conocido como Sol Rojo o Gran Líder, el nacimiento de Kim, en 1912, marca el año 0 del calendario.Aunque murió en 1994, oficialmente aún preside el país.
Las sirenas suenan puntuales poco antes del amanecer y una voz chillona se cuela en los dormitorios a través de los altavoces apostados en cada bloque de viviendas. «¡La revolución es un deber diario!», «Seamos fieles al Gran Líder», «¡Construyamos un Estado Socialista poderoso!». Un nuevo día ha comenzado en Corea del Norte, el calendario marca el año 92 de la era revolucionaria y el país sigue oficialmente presidido por el Líder Eterno Kim Il-sung, muerto desde hace ocho años y embalsamado en su palacio presidencial.
Las calles de Pyongyang se van llenando de figuras tristes. Caminan en silencio hacia las ruinosas fábricas de cemento gris que se levantan en los alrededores de la capital del último Estado estalinista puro del mundo. Todos, hombres y mujeres, llevan un pin en la solapa con la imagen de los creadores de esta superada versión del Gran Hermano de George Orwell: el fallecido Kim Il-sung y su hijo Kim Jong Il, que se ocupa de los asuntos diarios ante la ausencia de su padre bajo el autoproclamado título de «Querido Líder».
El régimen de los Kim -padre e hijo- es una mezcla de la China de Mao, la Rumanía de Ceaucescu y la Unión Soviética de Lenin, todo ello aderezado con paranoicas aportaciones propias. La única dinastía comunista hereditaria del mundo está desde 1994 en manos de un excéntrico mujeriego, obseso del cine erótico y el alcohol que ha llevado a sus súbditos a la hambruna mientras gasta los últimos recursos del país en desarrollar armas nucleares y misiles.
«Bienvenido a un lugar como ningún otro», dicen el señor Pak y la señorita Sim como si pudieran leer el pensamiento. Él es un militar retirado y ella una joven ex bailarina cuya carrera se vio truncada por una lesión. Los dos, oficialmente guías gubernamentales, forman parte del Ejército de espías destinados a controlar a los escasos extranjeros que entran en la más surrealista y despótica dictadura del mundo. La elección de dos espías no es casual: cada uno de ellos tiene la misión adicional de vigilar al otro. Nadie escapa al control del Líder.
La comitiva que me espera en el aeropuerto se completa con otro señor Pak, en este caso al volante de un flamante Mercedes negro que el Gobierno ha puesto a mi disposición. «Ha sido usted considerado un visitante ilustre, no todos los días viene alguien de España», dice la señorita Sim vestida con el traje tradicional coreano.
El hotel que el Gobierno ha elegido para hospedarme es un inmenso edificio de 42 plantas y 1.000 habitaciones -sólo una decena de ellas están ocupadas- en medio del río Taedong, en la capital.Nada más llegar, los dos guías se bajan del coche y sacan cada uno su equipaje. «Para garantizar su seguridad y bienestar dormiremos en las habitaciones contiguas hasta que se marche», dice el señor Pak. «Sí, por su seguridad», repite la señorita Sim.
La puerta trasera del hotel está cerrada con candados y en la entrada delantera siempre hay alguien vigilando que ningún extranjero abandone las instalaciones sin sus guías-espía. Corea del Norte es una inmensa cárcel vigilada por 1,2 millones de soldados, 200.000 policías y decenas de miles de confidentes.
Sus 23 millones de habitantes viven completamente aislados, Internet no existe y tener un fax está penado con la cárcel. Los gulags del régimen están repletos de quienes han sido descubiertos tratando de abandonar el paraíso marxista de los Kim. Las organizaciones humanitarias aseguran que más de 400.000 personas han muerto por hambre, torturas y ejecuciones desde 1972 en campos de concentración donde uno de los castigos consiste en colgar al prisionero de los testículos.
Si salir de Reino Hermético es difícil, entrar tampoco es fácil.El consulado norcoreano en Hong Kong establece que está prohibida la entrada en el país a «periodistas, americanos y japoneses».El régimen está experimentado con una leve apertura al turismo selectivo y los «documentos» que me nombran jefe de una empresa dedicada a la fabricación de papel pasaron los controles. Unos días después me encontraba a bordo de un viejo Tupolev de la compañía nacional Air Koryo con hilo musical revolucionario.Destino: Kimlandia, el país de los Kim.
El señor Pak me informa de que la primera visita obligada, quiera o no, me llevará a la inmensa estatua de bronce de 35 metros de altura del Gran Líder, ante la que todas las personas que entran en el país tienen la obligación de hacer una reverencia y depositar flores. «Todavía está con nosotros, es la luz que nos guía y el Sol de la patria», dice el viejo veterano del Ejército Rojo Hyok, depositando ante la estatua un ramo de Kimilsungias, las flores nacionales bautizadas con el nombre del líder revolucionario.
Cuesta creer que una simple línea fronteriza divida los destinos del pueblo coreano de esta forma, con un régimen totalitario y subdesarrollado como éste y una próspera democracia al sur.
La península coreana quedó partida por dos ideas tras la II Guerra Mundial. Los soviéticos establecieron un régimen socialista en el norte y los americanos otro capitalista en el sur. Miles de familias quedaron separadas a uno y otro lado y todavía hoy, más de cinco décadas después, esperan el día en que puedan reencontrarse antes de morir.
EN CADA CASA
Los Kim son una visión omnipresente de la que nadie puede escapar en Corea del Norte. Sus retratos se encuentran en cada casa, en las escuelas, fábricas y oficinas, en la estación de metro o en plena calle. Lemas revolucionarios escritos en grandes caracteres orientales adornan los bloques de apartamentos en las ciudades y los campos. «Dispuestos a dar nuestra vida por el comandante supremo Kim Jong Il», dice uno de ellos que muestra a un grupo de labradores portando la hoz y el martillo.
El señor Pak y la señorita Sim han aceptado llevarme de la capital a la frontera con Corea del Sur, la zona más militarizada del mundo con 1,2 millones de soldados, incluidos 30.000 marines americanos. La autopista de dos carriles está perfectamente asfaltada.
¿Tráfico? Ni un solo coche en más de 170 kilómetros de recorrid
ficialmente sólo hay tres formas de que un norcoreano pueda adquirir un vehículo privado: ganando una medalla olímpica de oro o similar distinción internacional, ocupando un alto cargo o recibiendo el coche como regalo personal de Kim Jong Il. Los norcoreanos simplemente caminan, caminan y caminan en una escena irreal en la que aparecen como robots, vestidos de forma gris, con el gesto triste y la mirada perdida.
Sin apenas amigos en el mundo tras la caída de la URSS, el régimen parece haber parado el tiempo. Estamos en el año 92 porque se ha decretado que 1912, año de nacimiento de Kim padre, es el Año 0.
El retraso del calendario sería meramente anecdótico si no le estuviera costando la vida a tanta gente. No hay electricidad en gran parte del país ni calefacción en invierno en lugares donde las temperaturas alcanzan los 20 grados bajo cero. El sistema sanitario quebró hace tiempo, la economía se encuentra en ruinas y cerca de dos millones de personas han muerto de hambre desde 1996.
La dictadura sobrevive gracias a la contradicción de que sus más odiados enemigos, incluidos EEUU y Japón, han alimentado durante todo este tiempo al pueblo norcoreano, evitando indirectamente la debacle de sus dictadores. Gran parte de esos alimentos han sido distribuidos entre la elite en el poder y los soldados, mientras los ciudadanos de a pie sobreviven a menudo comiendo raíces y corteza de los árboles.
El Gobierno no está dispuesto, sin embargo, a que sus visitantes se marchen pensando que escasea el alimento y mis anfitriones se empeñan en atiborrarme con 10 platos diferentes en cada comida.El agasajo es difícil de digerir para cualquiera que haya visto las imágenes de los orfanatos norcoreanos y sus niños esqueléticos.
GUERRA INACABADA
El señor Pak, la señorita Sim, el conductor Pak y el «honorable vendedor de papel», o sea, yo, todos en el flamante Mercedes, llegamos finalmente a la frontera. Los soldados norcoreanos y surcoreanos desplegados aquí han sido entrenados para olvidar que los militares apostados a otro lado son sus hermanos, hablan el mismo idioma y pertenecen a la misma nación. La guerra coreana (1950-1953) no ha terminado porque no se firmó un tratado de paz.
Li, un oficial del Ejército Rojo, me explica su visión del conflicto: «Esta dolorosa división ha sido creada por los imperialistas americanos. Afortunadamente el Sol Rojo (Kim padre) se opuso a la opresión y con su gran victoria ha logrado que en este país sigamos siendo libres».
La obsesión del régimen por los americanos no había pasado desapercibida.La recepción del hotel está empapelada con fotografías y supuestos documentos históricos sobre los abusos que americanos y japoneses cometieron en la península coreana.
La enemistad, todo hay que decirlo, es mutua. El presidente americano George W. Bush ha admitido en una entrevista que Kim Jong Il es el líder del mundo que más aversión le provoca. «Lo detesto, hay algo en este tipo que me provoca náuseas, esa forma en la que somete a su población a la hambruna...», ha dicho Bush.
De los tres países que según EEUU forman el Eje del Mal, Corea del Norte es el único que ha admitido abiertamente estar desarrollando armas nucleares. Washington no tiene, a pesar de ello, intención de bombardear Pyongyang.
La razón es sencilla: la guerra con Corea del Norte, al contrario que la de Irak, es inviable. Los misiles norcoreanos tardarían tres minutos en llegar a la capital de Corea del Sur y los cálculos más modestos apuntan a más de un millón de víctimas en los tres primeros días de batalla.
Analistas de EEUU y Europa critican a la Administración americana por la hipocresía que supone el doble rasero con que mide a Corea del Norte e Irak; en política internacional lo llaman pragmatismo.
Algunos servicios secretos occidentales sospechan que el «Querido Líder» podría no estar completamente cuerdo. Kim Jong Il ocupa más de la mitad de la programación de la televisión estatal norcoreana y sus ciudadanos ya se han acostumbrado a su peculiar imagen: permanente en la cabellera, botas con plataformas para aumentar su estatura, traje verde oliva y grandes gafas cuadradas.
OBSESO SEXUAL
Kim hijo, nacido en 1941, apenas viaja al exterior y cuando lo hace, a China o Rusia, utiliza un tren privado lleno de lujos que Stalin le regaló a su padre. Dicen los desertores que han abandonado el país que es una persona acomplejada y desconfiada, obsesionada por el sexo y que dirige el país con un selecto grupo de familiares que incluye a su cuñado, un hermano y una hermanastra.
La propaganda oficial ha inventado para él una biografía de película en la que todo ha sido cambiado, desde el lugar de su nacimiento en una cabaña en la montaña sagrada de Paekdu -en realidad vino al mundo en un hospital ruso- hasta su participación en logros que incluyen haber traído la lluvia en tiempos de sequía, haber compuesto seis óperas y haber diseñado el edificio más alto de la capital. Kim padre, por su parte, ha luchado mano a mano con decenas de japoneses y americanos en batallas épicas que en realidad nunca sucedieron.
La propaganda omite, por supuesto, facetas como la decisión de los Kim de organizar el secuestro en Hong Kong de la actriz surcoreana Choi En-hui y su marido, el director de cine Shin Sang-ok, para que desarrollaran la industria cinematográfica norcoreana en los años 80.
La pareja logró escapar tras ocho años de odisea, pero el Gobierno siguió enviando a comandos por el mundo con la misión de secuestrar a ciudadanos japoneses para que enseñaran su idioma a sus espías.El régimen ha sorprendido al mundo en los últimos meses confesando tanto los secuestros como su obstinada persecución de armas nucleares, en contra de todos los acuerdos que había firmado en 1994 y provocando una nueva crisis en la región de Asia nororiental.
¿Es el súbito ataque de sinceridad de Kim Jong Il la señal de que el líder se arrepiente de abusos pasados y está dispuesto a abrirse al mundo?
Nadie diría tanto, pero por primera vez en cinco décadas, diplomáticos occidentales y surcoreanos aseguran que algo se está moviendo en el régimen. El pasado mes de julio se decretó un aumento de sueldo a todos los trabajadores, se puso fin al racionamiento de comida y se permitió a los campesinos poner sus propios precios a sus productos. Los optimistas comparan esas leves reformas económicas con el inicio de la apertura económica en China en 1978.
El Gobierno ha permitido la construcción de varios campos de golf y la apertura de dos casinos. Tiene, además, la intención de experimentar con el capitalismo más liberal en una Zona Económica Especial de reciente creación.
El lugar elegido para llevar a cabo la pequeña traición a Marx ha sido la ciudad de Sinuiju, y el proyecto merecería una oportunidad si no fuera por su letra pequeña: la orden de expulsar al medio millón de habitantes de Sinuiju para sustituirlos por un ejército de tecnócratas, funcionarios y emprendedores. Es la reforma, al estilo Kim Jong Il.
Tercer día en Corea del Norte: mis guías-espía han decidido que es obligatorio ver todos los monumentos revolucionarios de la capital antes de visitar la biblioteca, cómo no, copada de libros revolucionarios de los Kim. «¿Qué le parece el programa?», pregunta el señor Pak. Revolucionario, sin duda.
Centenares de jóvenes estudian durante horas las teorías del Gran y del Querido Líderes en una inmensa sala de la biblioteca nacional. Los libros de Kim Jong Il incluyen El arte del cine y un manual de periodismo en el que critica a los reporteros locales por su incapacidad para «diseminar suficientemente los pensamientos revolucionarios del Gran Líder».
COCHES DE LUJO
Quizá es que los norcoreanos hace mucho tiempo que dejaron de creer en Kimlandia. El paraíso sólo existe para una clase emergente de militares y altos cargos que viajan a China y Tailandia, compran televisores japoneses, ven películas americanas prohibidas y vuelven con las maletas llenas de café, ropa y botellas de coñac.Mercedes recibe cada año cerca de 400 pedidos de coches desde Pyongyang, Kim Jong Il se gastó tres millones de euros en celebrar su último cumpleaños...
Cada año, mientras, miles de personas tratan de escapar de Corea del Norte cruzando el río Tumen, en la frontera con China, con la esperanza de poder pedir asilo en alguna embajada extranjera, como hicieron los 25 coreanos que asaltaron la sede diplomática española en Beijing el pasado mes de marzo.
Cerca de la frontera entre las dos Coreas queda Koryo, la antigua capital de la Corea unificada. El señor Pak y la señorita Kim han prometido dejarme dar un paseo «en libertad» (flanqueado por ellos) si prometo no tomar fotografías ni tratar de hablar con la gente.
Algunos niños, asustados ante la primera visión de un occidental de nariz grande y piel blanca, corren espantados o se lanzan en brazos de sus madres. A sólo tres kilómetros queda la Corea del Sur de los Mc Donald's, los apartamentos de lujo y los coches deportivos. Esta noche, como la anterior y la de mañana, los habitantes de Koryo soñarán con alcanzar el otro lado hasta que una voz chillona les despierte poco antes del amanecer. Es la llamada del Querido Líder; el comienzo de un nuevo día en Corea del Norte. [/FONT]
manoloyloles
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En Youtube tenéis en seis partes el documental o reportaje que hizo Jon Sistiaga para cuatro (creo). Se llama
Podéis ir avanzando partes de 10 en 10 minutos.
Yo he visto un rato... y es demencial. Imposible comprender cómo, en pleno siglo XII puede haber reductos en el mundo donde la gente va con una cara de resignación apabullante; donde que no te guste una comida puede significar cárcel por anti-sistema; donde se asesina de hambre a dos millones de personas (no en el siglo XVIII, ¿eh?: en 2005) con tal de tener la bomba atómica; donde creo haber oído que el salario mensual es de un dólar; donde la población no tiene coches, pero hay autopistas de cinco carriles. La cúpula del partido usa Mercedes de lujo, claro...y así podría seguir, y seguir...
Y todo en nombre del comunismo.
Yo he visto un rato... y es demencial. Imposible comprender cómo, en pleno siglo XII puede haber reductos en el mundo donde la gente va con una cara de resignación apabullante; donde que no te guste una comida puede significar cárcel por anti-sistema; donde se asesina de hambre a dos millones de personas (no en el siglo XVIII, ¿eh?: en 2005) con tal de tener la bomba atómica; donde creo haber oído que el salario mensual es de un dólar; donde la población no tiene coches, pero hay autopistas de cinco carriles. La cúpula del partido usa Mercedes de lujo, claro...y así podría seguir, y seguir...
Y todo en nombre del comunismo.
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manoloyloles
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Y se lo tragan...
En el reportaje de que hablo, los empleados de una biblioteca nacional llegan a afirmar que los libros escritos por el dictador son 18.000, es decir, un libro al día durante 49 años y medio. Y no sólo lo ven tan normal, sino que afirman que son de una profundidad encomiable...
Si no fuera porque lo veo... Es delirante
Toscano
Forer@ Senior
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En el reportaje de que hablo, los empleados de una biblioteca nacional llegan a afirmar que los libros escritos por el dictador son 18.000, es decir, un libro al día durante 49 años y medio. Y no sólo lo ven tan normal, sino que afirman que son de una profundidad encomiable...
Si no fuera porque lo veo... Es delirante
De un Querido Líder que nació en una cabaña de madera, en una montaña sagrada, y el día que nació apareció una gran estrella y un arco iris... pues que quieres que te diga...
JoHN
Antiguos Moderadores
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Antiguos Moderadores
A eso, claro!!!!! A eso debe ser a lo que se está refiriendo la señora que da la noticia afligida en el segundo 45!!!!! Al nacimiento del señor líder!!!!!
Gracias por la pista
:
Penndelton
Forer@ Senior
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No solo lo de los libros. El Querido Líder hizo un recorrido de golf de 18 hoyos, par 72 en 34 golpes, 38 bajo el par del campo. Y además fue el primer día que cogió un palo de golf. Lo atestigua, aparentemente sin coacción alguna, el profesional del campo que le acompañó en la vuelta. A modo de comparación, téngase en cuenta que la menor ronda jamás consguida por un profesional son 58 golpes.
Aún a riesgo de ser tachado de spammer por haber enlazado ese blog un par de veces en días recientes, la noticia completa está
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cestommek
Antiguos Moderadores
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Antiguos Moderadores
Pues su hijo estudio en Suiza.Alli se formo,el angelito era aficionado a la NBA y le gustaba la cocacola.
Vamos a ver por donde sale el tipo.Ya tiene el apoyo de China, confirmado hoy, ese pais del cual nos interesa su dinero como ya sabemos.
Tal vez este mas enfermo que su padre o tal vez no...en todo caso pobre pueblo, porque solo ellos pueden liberarse.Con el 4° ejercito mas numeroso del mundo nadie quiere fiesta y lo peor de todo, no hay pasta y a nadie le interesa ya que no es rentable, ni en el terreno geoestrategico, ni politico, ni comercial ni energetico...y los intereses es lo que mueve el mundo.
Vamos a ver por donde sale el tipo.Ya tiene el apoyo de China, confirmado hoy, ese pais del cual nos interesa su dinero como ya sabemos.
Tal vez este mas enfermo que su padre o tal vez no...en todo caso pobre pueblo, porque solo ellos pueden liberarse.Con el 4° ejercito mas numeroso del mundo nadie quiere fiesta y lo peor de todo, no hay pasta y a nadie le interesa ya que no es rentable, ni en el terreno geoestrategico, ni politico, ni comercial ni energetico...y los intereses es lo que mueve el mundo.
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