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Ya se que muchas veces los recien llegados y los conversos son los más radicales, pero hay cosas que no entenderé nunca.
ElConfidencial.com > España
de Salamanca
, etarras,
El ex preso etarra Ignacio de Juana Chaos (Efe).
@Carlos Fonseca.- 21/09/2009 06:00h
(5/5 | 4 votos)
ETA cuenta en sus filas con numerosos militantes sin relación alguna con las siete provincias vascas de su reivindicada Euskal Herria (Araba, Bizkaia, Gipuzcoa, Nafarroa y las tres vascofrancesas de Lapurdi, Zuberoa y Beherea Nafarroa), sino nacidos a centenares de kilómetros de allí, lo que no les ha impedido abrazar la causa del independentismo violento. No son mayoría, pero tampoco una simple anécdota, y algunos casos superan con creces la ficción más enrevesada de una novela de serie negra. Una vez más, aunque suene a tópico, la realidad supera a la ficción.<?xml:namespace prefix = o ns = "urn:schemas-microsoft-com:office:office" /><o
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La etarra María Nieves Sánchez del Arco, por ejemplo, es hija de un guardia civil natural de Cipérez (Salamanca) que hace años fue destinado a un acuartelamiento de la Benemérita en la margen izquierda vizcaína, bastión socialista por excelencia. Allá por 1986 María Nieves decidió incorporarse a la infraestructura del comando Vizcaya que operaba en la zona, al que cedió en varias ocasiones su vivienda para que lo utilizara como “piso franco”. Cuando la Policía descubrió su colaboración con la banda no tuvo más remedio que poner tierra de por medio para no ser detenida. Huyó a Francia y allí se unió sentimentalmente a un destacado etarra, Jesús María Insausti Múgica, alias “Karpov”, que se encargaba de adiestrar a los nuevos militantes que cruzaban la frontera para huir de la Policía. Ambos fueron capturados tiempo después en la localidad de Haillan, en las proximidades de Burdeos, e ingresados en la prisión de Val d´Oise. María Nieves, o Edurne, se había casado años antes con un joven bielorruso, Sergio Yegorov, que también se enroló en ETA con el alias de "Ruso".
Pero la tragedia de la familia del Arco no acaba ahí. Ángel Sánchez del Arco, otro hijo de don Ernesto Sánchez, modesto guardia civil a quien su trabajo llevó al País Vasco, fue detenido en 1992 por compañeros de su padre acusado de colaborar con el comando Askatu de la banda. Un tercer hijo del miembro del Instituto Armado, Begoña Sánchez del Arco, huyó de su domicilio para evitar ser detenida por su vinculación con ETA y terminó recalando en México, donde años después fue detenida junto a su compañero sentimental, el también etarra Vicente Sagredo, ¡natural de la localidad cántabra de Ampuero. Y un cuarto hijo, Ernesto de nombre, como su padre, fue detenido en varias ocasiones por las policías española y francesa por su relación con la izquierda abertzale. La historia es sin duda insólita, pero es la única.<o></o>
Hijos de policías
Hijos de guardia civil eran también los hermanos David y Mario Álvarez Peña, en su caso natural de Ourense y destinado en la localidad vizcaína de Plentzia. En ambos casos su militancia en ETA acabó en tragedia. David murió en enero de 1978, días después de que resultara herido en un tiroteo con agentes de la Benemérita que custodiaban la central nuclear de Lemóniz (Vizcaya), y su hermano Mario cuatro años más tarde, al estallarle el artefacto explosivo que manipulaba. <o></o>
Como los hermanos Álvaro Peña, el joven Diego Sánchez Burria, nacido en la Ciudad Condal, de familia abulense, nieto de guardia civil e hijo de un comisario de Policía, se sumó al grupo de colaboradores del comando que la dirección de la banda envió a Barcelona en el año 2000 para sembrar de terror la capital catalana. Burria se encargó de alquilar viviendas para los terroristas y de elaborar informaciones para futuros atentados, de los que su propio padre podría haber sido objetivo. Y con otro comando Barcelona, el que dirigió la almeriense Dolores López Resina, colaboró el matrimonio formado por Juan Mimbrero y Antonia González, ambos de Villagarcía de las Torres (Badajoz), detenidos en su día por la Guardia Civil. <o></o>
El atentado más sangriento de la banda
En Barcelona cometió ETA su atentado más sangriento hasta la fecha, al hacer estallar un coche bomba en el aparcamiento de los almacenes Hipercor el 19 de junio de 1987, con un balance de 21 muertos y medio centenar de heridos. Los autores de aquel atentado fueron el gallego Rafael Caride Simón, natural de Vigo, y Domingo Troitiño Arranz, un palentino de Tariego del Cerrato. Su hijo, Jon Joseba Troitiño Ciria, siguió sus pasos hasta su detención en Francia en 2005 como autor de la colocación de sendas bombas en los hoteles Bahía, de Alicante, y Nadal, de Benidorm, en el verano de 2003, que causaron heridas graves a once personas. Y un hermano del primero y tío del segundo, Antonio Troitiño, formó parte del comando Madrid que en la década de los noventa sembró de muertos la capital de España. <o></o>
Curiosamente, al frente de dicho comando estaba en aquella época Ignacio de Juana Chaos, recientemente excarcelado tras cumplir una veintena de años en prisión, protagonista de una huelga de hambre que puso al Gobierno en un brete en pleno proceso de paz, y actualmente instalado en Irlanda en espera de que se resuelva su entrega a España. Este etarra “histórico”, ertzaina antes pasarse a las filas de ETA, es hijo de un suboficial del Ejército destinado en su día en el cuartel de Loyola, en San Sebastián. De Juana se hizo tristemente famoso, además de por sus crímenes, por haber pedido langostinos y champán al director de la prisión en la que estaba preso para celebrar el asesinato del concejal del PP en Sevilla, Jiménez Becerril, y su esposa, padres de dos niños de corta edad.<o></o>
De Burgos, José Luis Martín Carmona, y de Sahagún (León), José Manuel Valdueza, son los autores de uno de los asesinatos de más impacto de la banda terrorista: el del sargento mayor de la Ertzaina y destacado militante del PNV Joseba Goicoetxea Asla. Curiosamente, la información previa al atentado fue facilitada por un colaborador del grupo, Jesús María Martín, de ascendencia vallisoletana.<o></o>
Etarras de aquí y de allá
No hay comunidad en la que no haya nacido algún militante etarra. La lista, si no interminable, si es lo suficientemente amplia como para que no pueda ser reproducida aquí en su integridad, pero sirvan como muestra algunos ejemplos más. Un segoviano, Venancio Sebastián Horcajo, formó parte del tristemente célebre comando Madrid que integraron los históricos de la banda José Luis Urrusolo Sistiaga e Ignacio Aracama Mendía Macario -ahora alineados con los partidarios del fin de la violencia,- y Belén González Peñalva, una de las interlocutoras de ETA en las conversaciones con el Gobierno en Árgel.<o></o>
Alicia Sáez de la Cuesta nació en Logroño, y como liberada de la banda formó parte de la conocida como caravana de la muerte, un convoy interceptado por la Guardia Civil en Calatayud cuando se dirigía a Madrid con una furgoneta cargada con quinientos kilos de explosivos que planeaban hacer estallar en el complejo empresarial Azca de la capital. De la sevillana localidad de Utrera es otro conocido etarra, Juan Toledo Gavira, electricista de profesión, responsable de la voladura de unas cuantas torretas de alta tensión, entre otros atentados. Y echando la mirada atrás en el tiempo nos encontramos con Juan Paredes Txiki, militante de los poli-milis fusilado el 27 de septiembre de 1975 con su compañero Ángel Otaegi y los militantes de los FRAP José Luis Sánchez Bravo, Ramón García y Humberto Baena, en lo que fueron las últimas ejecuciones del franquismo. Txiki, natural de Zalamea de la Serena (Badajoz) fue, sin duda, el primer extremeño que militó en ETA.
ElConfidencial.com > España
de Salamanca
El ex preso etarra Ignacio de Juana Chaos (Efe).
@Carlos Fonseca.- 21/09/2009 06:00h
(5/5 | 4 votos)ETA cuenta en sus filas con numerosos militantes sin relación alguna con las siete provincias vascas de su reivindicada Euskal Herria (Araba, Bizkaia, Gipuzcoa, Nafarroa y las tres vascofrancesas de Lapurdi, Zuberoa y Beherea Nafarroa), sino nacidos a centenares de kilómetros de allí, lo que no les ha impedido abrazar la causa del independentismo violento. No son mayoría, pero tampoco una simple anécdota, y algunos casos superan con creces la ficción más enrevesada de una novela de serie negra. Una vez más, aunque suene a tópico, la realidad supera a la ficción.<?xml:namespace prefix = o ns = "urn:schemas-microsoft-com:office:office" /><o
></o>La etarra María Nieves Sánchez del Arco, por ejemplo, es hija de un guardia civil natural de Cipérez (Salamanca) que hace años fue destinado a un acuartelamiento de la Benemérita en la margen izquierda vizcaína, bastión socialista por excelencia. Allá por 1986 María Nieves decidió incorporarse a la infraestructura del comando Vizcaya que operaba en la zona, al que cedió en varias ocasiones su vivienda para que lo utilizara como “piso franco”. Cuando la Policía descubrió su colaboración con la banda no tuvo más remedio que poner tierra de por medio para no ser detenida. Huyó a Francia y allí se unió sentimentalmente a un destacado etarra, Jesús María Insausti Múgica, alias “Karpov”, que se encargaba de adiestrar a los nuevos militantes que cruzaban la frontera para huir de la Policía. Ambos fueron capturados tiempo después en la localidad de Haillan, en las proximidades de Burdeos, e ingresados en la prisión de Val d´Oise. María Nieves, o Edurne, se había casado años antes con un joven bielorruso, Sergio Yegorov, que también se enroló en ETA con el alias de "Ruso".
Pero la tragedia de la familia del Arco no acaba ahí. Ángel Sánchez del Arco, otro hijo de don Ernesto Sánchez, modesto guardia civil a quien su trabajo llevó al País Vasco, fue detenido en 1992 por compañeros de su padre acusado de colaborar con el comando Askatu de la banda. Un tercer hijo del miembro del Instituto Armado, Begoña Sánchez del Arco, huyó de su domicilio para evitar ser detenida por su vinculación con ETA y terminó recalando en México, donde años después fue detenida junto a su compañero sentimental, el también etarra Vicente Sagredo, ¡natural de la localidad cántabra de Ampuero. Y un cuarto hijo, Ernesto de nombre, como su padre, fue detenido en varias ocasiones por las policías española y francesa por su relación con la izquierda abertzale. La historia es sin duda insólita, pero es la única.<o
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Hijos de guardia civil eran también los hermanos David y Mario Álvarez Peña, en su caso natural de Ourense y destinado en la localidad vizcaína de Plentzia. En ambos casos su militancia en ETA acabó en tragedia. David murió en enero de 1978, días después de que resultara herido en un tiroteo con agentes de la Benemérita que custodiaban la central nuclear de Lemóniz (Vizcaya), y su hermano Mario cuatro años más tarde, al estallarle el artefacto explosivo que manipulaba. <o
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En Barcelona cometió ETA su atentado más sangriento hasta la fecha, al hacer estallar un coche bomba en el aparcamiento de los almacenes Hipercor el 19 de junio de 1987, con un balance de 21 muertos y medio centenar de heridos. Los autores de aquel atentado fueron el gallego Rafael Caride Simón, natural de Vigo, y Domingo Troitiño Arranz, un palentino de Tariego del Cerrato. Su hijo, Jon Joseba Troitiño Ciria, siguió sus pasos hasta su detención en Francia en 2005 como autor de la colocación de sendas bombas en los hoteles Bahía, de Alicante, y Nadal, de Benidorm, en el verano de 2003, que causaron heridas graves a once personas. Y un hermano del primero y tío del segundo, Antonio Troitiño, formó parte del comando Madrid que en la década de los noventa sembró de muertos la capital de España. <o
></o>Curiosamente, al frente de dicho comando estaba en aquella época Ignacio de Juana Chaos, recientemente excarcelado tras cumplir una veintena de años en prisión, protagonista de una huelga de hambre que puso al Gobierno en un brete en pleno proceso de paz, y actualmente instalado en Irlanda en espera de que se resuelva su entrega a España. Este etarra “histórico”, ertzaina antes pasarse a las filas de ETA, es hijo de un suboficial del Ejército destinado en su día en el cuartel de Loyola, en San Sebastián. De Juana se hizo tristemente famoso, además de por sus crímenes, por haber pedido langostinos y champán al director de la prisión en la que estaba preso para celebrar el asesinato del concejal del PP en Sevilla, Jiménez Becerril, y su esposa, padres de dos niños de corta edad.<o
></o>De Burgos, José Luis Martín Carmona, y de Sahagún (León), José Manuel Valdueza, son los autores de uno de los asesinatos de más impacto de la banda terrorista: el del sargento mayor de la Ertzaina y destacado militante del PNV Joseba Goicoetxea Asla. Curiosamente, la información previa al atentado fue facilitada por un colaborador del grupo, Jesús María Martín, de ascendencia vallisoletana.<o
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No hay comunidad en la que no haya nacido algún militante etarra. La lista, si no interminable, si es lo suficientemente amplia como para que no pueda ser reproducida aquí en su integridad, pero sirvan como muestra algunos ejemplos más. Un segoviano, Venancio Sebastián Horcajo, formó parte del tristemente célebre comando Madrid que integraron los históricos de la banda José Luis Urrusolo Sistiaga e Ignacio Aracama Mendía Macario -ahora alineados con los partidarios del fin de la violencia,- y Belén González Peñalva, una de las interlocutoras de ETA en las conversaciones con el Gobierno en Árgel.<o
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