¿Hacia donde vamos?

La verdad es que no tengo claro el camino que va a tomar la iglesia en los próximos años. Lo que si tengo claro es que Dios obrará para bien de todos nosotros.

El Vaticano II supuso una renovación en muchos sentidos, permitió ciertas cosas hasta entonces impensables como por ejemplo el apostolado de los laicos.

Cuando vamos por nuestros pueblos.. ¿que vemos?, ¿vemos ese espíritu de la comunidad en la iglesia?, la horizontalidad también es importante.

Ratzinger elaboró una serie de documentos que serian el principio de este nuevo papado, digamos que Ratzinger le ha dejado hecho el planning de gobierno (de las decisiones que tenga que tomar la iglesia) a nuestro nuevo santo padre.

¿Y si ese planning contiene los planes para meter a obispos en los pasillos del poder del vaticano?, es decir, para reducir y mucho la curia y proporcionar la horizontalidad a la que me refería más arriba. Esto sin duda ayudaría a una iglesia más presente en los pueblos de nuestro Sagrada España.


Pero por otro lado, ¿que sabemos del nuevo santo padre en lo referente al papel de las mujeres en la iglesia?, el tema del aborto y el uso del preservativo, a las cuestiones sociales que la iglesia lleve entre manos, en realidad sabemos más bien poco.

Ahora bien, la pregunta que subyace a mi modo de ver en esta cuestión es:

¿Hacia donde va la esposa de Cristo? Dejo la encuesta por si queréis contestar porque tengo un cacao mental con esta cuestión de tres pares de cojo nes.

Y por supuesto todo lo que queráis comentar sobre esta cuestión que ayude a aclarar todo esto sea bienvenida.

Añadiría una quinta opción:

Tú fíate de la Virgen y no corras.

Saludos.

Vamos hacia donde decida El Príncipe:

La mayor ambición debe revestirse con los ropajes del total desprendimiento. El programa, las alianzas, los argumentos, la propaganda, deben ir más allá de la discreción hasta alcanzar el silencio absoluto. Solo caben la piedad y la fe. El funcionamiento de los mecanismos del poder y de las complejas escaleras que conducen a la cima pertenece a una gramática universal, pero en ningún otro lugar se dan con tanta pureza, tanta resolución y también tanto silencio. Solo llega quien convence al mundo de que ha renunciado a todo y ha matado hasta la última bacteria de vanidad en su interior.
Hay campañas electorales, hay el equivalente a las primarias en los partidos, incluso hay algo similar al supermartes de las elecciones estadounidenses, según han señalado los periodistas encargados de informar sobre el acceso a ese poder espiritual, que es tan puro y perenne como terrestre y tangible. Pero siempre se dan en forma de señales débiles, guiños apenas interpretables, sobrentendidos que solo una larga experiencia permite descodificar rápidamente.

El tiempo tiene una función indispensable en la decantación de las ambiciones y en su realización. No pasa en vano y los príncipes aspirantes lo tienen tasado, primero por su edad avanzada, y luego por la jubilación obligatoria impuesta en tiempos recientes. Pero la envergadura del cetro universal al que se aspira también exige unas ansias de poder de largo y profundo vuelo y una disposición al sacrificio y a la renuncia como único camino para alcanzar la más alta recompensa. Hay que saber apostar desde muy joven y aguantar la espera en una ascesis para muchos insoportable: son los que van cayendo por el camino, incapaces de resguardar sus pasiones de la vista de los otros.La fortuna juega sus cartas. El monarca muere o renuncia inesperadamente, abriendo el camino a los príncipes aspirantes que hayan sabido mantenerse preparados y sepan leer los signos del tiempo. Es el lenguaje funcional del maquiavelismo, que se da aquí como en todas partes, pero queda públicamente anulado y encapsulado en el fuero más interno, donde la ambición debe llegar al grado cero antes de investir los ropajes blancos del poder infalible y máximo. Ahí está el secreto litúrgico para echar una mano: esos hombres se comportarán como tales en sus peleas por alcanzar la magistratura máxima, no hay otra forma de hacerlo, pero deberán acomodar sus manejos y tratos a la exigencia ceremonial de una opacidad sin fisuras, encerrados a cal y canto.

Ningún imperio ha conseguido ni siquiera emular esa escenografía soberbia de la sucesión en el poder. Ni en su solemne pompa litúrgica, ni en su oscurantismo, ni en la emoción popular de romanos y peregrinos agolpados en la plaza de San Pedro. Será quizás porque responde a la paradoja de que en el espíritu eclesial el poder se despliega a la vez como cero y como absoluto.

( Lluís Bassets)

Jose Claudio dijo:

Vamos hacia donde decida El Príncipe:

La mayor ambición debe revestirse con los ropajes del total desprendimiento. El programa, las alianzas, los argumentos, la propaganda, deben ir más allá de la discreción hasta alcanzar el silencio absoluto. Solo caben la piedad y la fe. El funcionamiento de los mecanismos del poder y de las complejas escaleras que conducen a la cima pertenece a una gramática universal, pero en ningún otro lugar se dan con tanta pureza, tanta resolución y también tanto silencio. Solo llega quien convence al mundo de que ha renunciado a todo y ha matado hasta la última bacteria de vanidad en su interior.
Hay campañas electorales, hay el equivalente a las primarias en los partidos, incluso hay algo similar al supermartes de las elecciones estadounidenses, según han señalado los periodistas encargados de informar sobre el acceso a ese poder espiritual, que es tan puro y perenne como terrestre y tangible. Pero siempre se dan en forma de señales débiles, guiños apenas interpretables, sobrentendidos que solo una larga experiencia permite descodificar rápidamente.

El tiempo tiene una función indispensable en la decantación de las ambiciones y en su realización. No pasa en vano y los príncipes aspirantes lo tienen tasado, primero por su edad avanzada, y luego por la jubilación obligatoria impuesta en tiempos recientes. Pero la envergadura del cetro universal al que se aspira también exige unas ansias de poder de largo y profundo vuelo y una disposición al sacrificio y a la renuncia como único camino para alcanzar la más alta recompensa. Hay que saber apostar desde muy joven y aguantar la espera en una ascesis para muchos insoportable: son los que van cayendo por el camino, incapaces de resguardar sus pasiones de la vista de los otros.La fortuna juega sus cartas. El monarca muere o renuncia inesperadamente, abriendo el camino a los príncipes aspirantes que hayan sabido mantenerse preparados y sepan leer los signos del tiempo. Es el lenguaje funcional del maquiavelismo, que se da aquí como en todas partes, pero queda públicamente anulado y encapsulado en el fuero más interno, donde la ambición debe llegar al grado cero antes de investir los ropajes blancos del poder infalible y máximo. Ahí está el secreto litúrgico para echar una mano: esos hombres se comportarán como tales en sus peleas por alcanzar la magistratura máxima, no hay otra forma de hacerlo, pero deberán acomodar sus manejos y tratos a la exigencia ceremonial de una opacidad sin fisuras, encerrados a cal y canto.

Ningún imperio ha conseguido ni siquiera emular esa escenografía soberbia de la sucesión en el poder. Ni en su solemne pompa litúrgica, ni en su oscurantismo, ni en la emoción popular de romanos y peregrinos agolpados en la plaza de San Pedro. Será quizás porque responde a la paradoja de que en el espíritu eclesial el poder se despliega a la vez como cero y como absoluto.

( Lluís Bassets)

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¿Con "opacidad sin fisuras" se refiere a que tienen que tener todo atado y bien atado no? (entre ellos mismos me refiero, no solo cada uno para sí mismo) es decir, que no pueden dar puntada sin hilo.


En rojo: naturalmente, es el poder de lo divino, amigo mio. Comprende desde lo más insignificante del alma hasta las grandes proezas del Maestro.

Hablar de religión o de política con sinceridad suele conllevar un alto riesgo de desavenencias y gente que se ofende por las opiniones contrarias, pero bueno, supongo que si abres una encuesta es porque tienes interés en pulsar la opinión del foro y ya cuentas con que es muy diverso...
Particularmente he votado "ni lo sé ni me interesa"

No lo sé. Ni creo que lo sepa nadie, aunque aventuraría que por la formación del nuevo Papa y su fortaleza, es bastante probable que mejore sustancialmente la gestión del Vaticano, que se adopten posturas más pragmáticas en el día a día, que se acabe de una "santa" vez con el proteccionismo a los pederastas santurrones, que a algunos culos cómodamente aposentados se les termine el momio y que mejoren las cuentas, porque la gestión económica del vaticano no es precisamente brillante.
El ideario católico, desde un punto de vista ecuménico,creo que se verá puesto al día, clarificado y fortalecido.
En definitiva, creo y espero que el señor de zapatos colorados aplique la doctrina de menos rezar y más trabajar... que por los fieles se llega a Dios y no por uno mismo.

Y no me interesa. Porque en otros tiempo el clero, la realeza y la nobleza, eran los tres poderes que dirigían el mundo y por supuesto a las gentes, pero hoy en día el único poder real es la pasta.
La pasta con el formato que nos imaginemos ejerce su presión y controla gobiernos, estamentos y todo lo que se menee.
La Iglesia ejerce poquita influencia en la sociedad por dos causas básicas; la primera que la ignorancia y credulidad de las gentes cada día es mucho menor y la segunda que para convencer no basta con sermones porque como dice el refrán "hechos son amores y no razones".
Por tanto la Iglesia Católica, como las demás, ha de predicar con el ejemplo.
Si no tiene influencia en la sociedad a mi no me afecta, ergo no me interesa.
Tarea titánica la que le espera a este hombre...

Pues no sé a dónde vais. Lo que si sé es de donde venís.

Claro fly, es que eso es lo que yo pienso, es decir, en si la iglesia consigue "recuperarse" de lo suyo, en que se traduciría esto en las esferas económicas y sociales, por poner un ejemplo.

En última instancia en eso estaba yo pensando cuando abrí este hilo, gracias por tu respuesta sincera y argumentada compañero.

Buenas tardes.

Yo me voy ahora mismo de fiesta

EMHO, la Iglesia, en su configuración actual, se ha convertido en un agente más de Mercado, y no en un apoyo de la identidad personal del individuo que fomente la solidaridad, el respeto y el amor para con el prójimo, dejando recaer toda su actuación en los proletarios base implicados (unos pocos párrocos y voluntarios que prestan su servicio a alguna ONG de carácter religioso) mientras los estratos superiores de poder eclesial demuestran una implicación y un conocimiento de la realidad que nos rodea inversamente proporcional a su posición. Por tanto, y mientras les siga interesando más la tradición eclesial, mantener el actual statu quo o la discusión puramente teológica que mejorar la calidad de vida de sus fieles e implicarse en paliar e invertir los mecanismos de exclusión social y pobreza, me interesa un pepino hacia donde discurra el devenir de la empresa más antigua del mundo.

Tranquilo compañero. Reza porque su santidad Francisco nos lleve por buen camino. Claro, que yo seguiré el mío...

Hoy ha dicho el Papa que le gustaría una iglesia "pobre y para los pobres"

Renacentista dijo:

Hoy ha dicho el Papa que le gustaría una iglesia "pobre y para los pobres"

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Ojalá sea cierto y pueda llevar a cabo su sueño. Me temo que la nobleza eclesial que le rodea hará todo lo posible para evitarlo.