flan
Forer@ Senior
Sin verificar
La estancia se encontraba llena de gente pero él solo tenía ojos y oídos para ella.
La muchacha rubia se encontraba al fondo de la habitación y núnca hasta ese momento la había visto. Sin embargo, algo en su interior le decía que su presencia le completaba, que tenía que encontrarla algún día, aún sin buscarla, sin haber pensado en ella, sin que, realmente la hubiera echado de menos, antes por el contrario, cuando en algún momento la había imaginado, la rehuía e intentaba borrarla de sus pensamientos.
Pero ahora estaba aquí, junto a él, en este preciso momento y sin fallar a la cita que tantas veces había evitado por miedo.
- Hola Juan, ¿ Te alegras de verme?
- Te esperaba...
- Mi pobre niño...Cada cosa a su tiempo. Nunca he sido celosa pero ahora sí, ahora debes serme fiel. Me perteneces y cuando te abrace, cuando selle tus labios con los míos, te aseguro que no volverás a pensar en devaneos. ¿ Cuantos años tienes?
- ¿ Veinte?
- ¡ Que madurez! Ya he conocido otros como tú que confesaban menos... Se ve que tienes una visión bastante adulta de las cosas, mucho sentido común...
- Siempre he sido el chico serio de la pandilla.
- ¡ Me impresionas! Pero no te esfuerces en conquistarme, ahora voy a ser tuya, ya lo sabes, y no me importa lo bueno o malo que puedas ser, eso queda para otros.
- Y tú ¿ Que edad tienes? Pareces muy joven...
- Tengo la edad que mi chico me quiera poner.
- ¿ Soy yo tu chico?
Se aproximó y lo estrechó entre sus brazos. Juan se puso tenso por lo inesperado del gesto pero, inmediatamente, se relajó y la dejó hacer, se abandonó dulcemente, dispuesto a dejarse conducir por caminos inexplorados que solo ella iba a poder revelarle.
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Los familiares habían ido abandonando la sala poco a poco y ya casi no quedaba nadie mientras el médico extendía el certificado de defunción.
- Noventa años..., en fin, lo siento mucho pero , créame, para mi quisiera poder acabar así, en compañía de ustedes, hijos, nietos... Uno ha visto cosas...
-Muchas gracias doctor...
Acertó a decir Candela, enjugando una lágrima.
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"En realidad nunca crecemos. Sólo aprendemos a comportarnos en público.", Bryan White
"Todos deseamos llegar a viejos; y todos negamos que hemos llegado.", Francisco de Quevedo
La muchacha rubia se encontraba al fondo de la habitación y núnca hasta ese momento la había visto. Sin embargo, algo en su interior le decía que su presencia le completaba, que tenía que encontrarla algún día, aún sin buscarla, sin haber pensado en ella, sin que, realmente la hubiera echado de menos, antes por el contrario, cuando en algún momento la había imaginado, la rehuía e intentaba borrarla de sus pensamientos.
Pero ahora estaba aquí, junto a él, en este preciso momento y sin fallar a la cita que tantas veces había evitado por miedo.
- Hola Juan, ¿ Te alegras de verme?
- Te esperaba...
- Mi pobre niño...Cada cosa a su tiempo. Nunca he sido celosa pero ahora sí, ahora debes serme fiel. Me perteneces y cuando te abrace, cuando selle tus labios con los míos, te aseguro que no volverás a pensar en devaneos. ¿ Cuantos años tienes?
- ¿ Veinte?
- ¡ Que madurez! Ya he conocido otros como tú que confesaban menos... Se ve que tienes una visión bastante adulta de las cosas, mucho sentido común...
- Siempre he sido el chico serio de la pandilla.
- ¡ Me impresionas! Pero no te esfuerces en conquistarme, ahora voy a ser tuya, ya lo sabes, y no me importa lo bueno o malo que puedas ser, eso queda para otros.
- Y tú ¿ Que edad tienes? Pareces muy joven...
- Tengo la edad que mi chico me quiera poner.
- ¿ Soy yo tu chico?
Se aproximó y lo estrechó entre sus brazos. Juan se puso tenso por lo inesperado del gesto pero, inmediatamente, se relajó y la dejó hacer, se abandonó dulcemente, dispuesto a dejarse conducir por caminos inexplorados que solo ella iba a poder revelarle.
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Los familiares habían ido abandonando la sala poco a poco y ya casi no quedaba nadie mientras el médico extendía el certificado de defunción.
- Noventa años..., en fin, lo siento mucho pero , créame, para mi quisiera poder acabar así, en compañía de ustedes, hijos, nietos... Uno ha visto cosas...
-Muchas gracias doctor...
Acertó a decir Candela, enjugando una lágrima.
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"En realidad nunca crecemos. Sólo aprendemos a comportarnos en público.", Bryan White
"Todos deseamos llegar a viejos; y todos negamos que hemos llegado.", Francisco de Quevedo