Jesús
Gran Cruz al Mérito Forero
Sin verificar
Gran cruz
https://www.infobae.com/america/
Se teme por la desmedida acumulación de créditos de dudoso repago, la burbuja inmobiliaria y el elevado endeudamiento de los gobiernos locales. De allí su negativa a rescatar a Europa.
China lucha contra su propia crisis de deuda, de consecuencias aún imprevisibles. Hasta en los medios estatales se pueden oír advertencias que establecen paralelos entre la actual situación financiera en China y la crisis hipotecaria estadounidense que desató la hecatombe de 2008.
Así, mientras la cúpula europea espera obtener multimillonarias inversiones chinas que respalden el euro, el Gobierno comunista intenta hacer frente a serios riesgos en casa.
Lo que genera preocupación no sólo es la montaña de malos créditos acumulados a través del multimillonario programa coyuntural y las elevadas deudas contraídas por los gobiernos locales.
La cúpula china también está alarmada por el sistema bancario que opera en la sombra y que en los últimos dos años parece haberse expandido descontroladamente.
El sector es un entramado inextricable de empresas, inversores y prestamistas que operan sin escrúpulo alguno y al margen de la ley.
El jefe de Gobierno, Wen Jiabao, anunció duras medidas para combatir a los usureros y prestamistas ilegales al tiempo que busca una solución para la falta de créditos y de capital, es decir, medidas que permitan "evitar la expansión de los riesgos".
Jiabao se comprometió a aprobar ayudas para las pequeñas y medianas empresas. Hasta ahora, aquellas empresas privadas que no pueden acceder a un crédito bancario recurren, al igual que desde hace tiempo, al mercado gris, que ofrece toda una gama de ayudas financieras además efectivas. El precio: elevadas tasas de interés.
Pero el sector no sólo sirve para financiar empresas. También aumentaron cada vez más los especuladores y empresarios que, sin miedo al riesgo, buscaban levantar las bajas ganancias de su producción con operaciones, por ejemplo, en el mercado inmobiliario, todo un boom en la actual China, u operando ellos mismos como prestamistas.
La burbuja está a punto de explotar: el crecimiento de las exportaciones va en claro descenso; los márgenes de ganancia, ya de por sí, escasos, son cada vez menores; las pérdidas aumentan; no son pocas las especulaciones inmobiliarias que ya no dan el resultado esperado; y las bolsas cayeron un 13% desde comienzos de año.
Ante el actual índice de inflación, el Gobierno puso freno a los créditos. Falta liquidez, porque gran parte del dinero con el que se operaba en el mercado gris provenía de entidades bancarias oficiales. Las quiebras van en aumento. Los jefes se dan a la fuga.
"En este momento, los riesgos inherentes al sistema bancario en la sombra son grandes porque los precios de las viviendas caen y se reduce el crecimiento económico", advierte Barclays en un informe citado por "The Wall Street Journal" bajo el título: "¿La próxima subprime?".
La falta de créditos podría desatar una ola de impagos, alertó Barclays. Algunos nuevos productos, que los bancos ofrecen como posibilidad de inversión cuando en realidad se trata de créditos, también representan un importante peligro, señala la compañía.
Mediante dicha estrategia, los bancos evitan verse sometidos a los límites crediticios impuestos a nivel gubernamental. Y en consecuencia, por lo general, no todos son conscientes del riesgo que implica la operación.
"Si esos créditos fracasan, los particulares y las empresas se verán ante pérdidas considerables." Nadie sabe con certeza cuál podría ser la chispa que generara la explosión del gigante asiático. Los analistas coinciden en señalar que el sistema financiero chino, con sus bancos estatales, controles de capital, elevadas tasas de ahorro y falta de transparencia, no funciona como los sistemas occidentales.
La cúpula comunista teme especialmente que se generen tensiones sociales y políticas. Pero simultáneamente, la inflación no deja gran margen de juego para flexibilizar la política monetaria.
Según los resultados de la agencia de calificación Fitch, actualmente cada yuan genera, en el marco de un nuevo crédito, sólo la mitad del crecimiento que lograba hace cinco años.
Antes este panorama, el gobierno chino decidió no tomar una posición activa ni ser el salvador de Europa. El presidente francés, Nicolas Sarkozy dio casi por descontado el apoyo financiero del gobierno comunista a una ampliación del Fondo de Estabilidad Finaciera de la UE.
Y más aquí: https://www.wsj.com/articles/BL-MB-38392
Se teme por la desmedida acumulación de créditos de dudoso repago, la burbuja inmobiliaria y el elevado endeudamiento de los gobiernos locales. De allí su negativa a rescatar a Europa.
China lucha contra su propia crisis de deuda, de consecuencias aún imprevisibles. Hasta en los medios estatales se pueden oír advertencias que establecen paralelos entre la actual situación financiera en China y la crisis hipotecaria estadounidense que desató la hecatombe de 2008.
Así, mientras la cúpula europea espera obtener multimillonarias inversiones chinas que respalden el euro, el Gobierno comunista intenta hacer frente a serios riesgos en casa.
Lo que genera preocupación no sólo es la montaña de malos créditos acumulados a través del multimillonario programa coyuntural y las elevadas deudas contraídas por los gobiernos locales.
La cúpula china también está alarmada por el sistema bancario que opera en la sombra y que en los últimos dos años parece haberse expandido descontroladamente.
El sector es un entramado inextricable de empresas, inversores y prestamistas que operan sin escrúpulo alguno y al margen de la ley.
El jefe de Gobierno, Wen Jiabao, anunció duras medidas para combatir a los usureros y prestamistas ilegales al tiempo que busca una solución para la falta de créditos y de capital, es decir, medidas que permitan "evitar la expansión de los riesgos".
Jiabao se comprometió a aprobar ayudas para las pequeñas y medianas empresas. Hasta ahora, aquellas empresas privadas que no pueden acceder a un crédito bancario recurren, al igual que desde hace tiempo, al mercado gris, que ofrece toda una gama de ayudas financieras además efectivas. El precio: elevadas tasas de interés.
Pero el sector no sólo sirve para financiar empresas. También aumentaron cada vez más los especuladores y empresarios que, sin miedo al riesgo, buscaban levantar las bajas ganancias de su producción con operaciones, por ejemplo, en el mercado inmobiliario, todo un boom en la actual China, u operando ellos mismos como prestamistas.
La burbuja está a punto de explotar: el crecimiento de las exportaciones va en claro descenso; los márgenes de ganancia, ya de por sí, escasos, son cada vez menores; las pérdidas aumentan; no son pocas las especulaciones inmobiliarias que ya no dan el resultado esperado; y las bolsas cayeron un 13% desde comienzos de año.
Ante el actual índice de inflación, el Gobierno puso freno a los créditos. Falta liquidez, porque gran parte del dinero con el que se operaba en el mercado gris provenía de entidades bancarias oficiales. Las quiebras van en aumento. Los jefes se dan a la fuga.
"En este momento, los riesgos inherentes al sistema bancario en la sombra son grandes porque los precios de las viviendas caen y se reduce el crecimiento económico", advierte Barclays en un informe citado por "The Wall Street Journal" bajo el título: "¿La próxima subprime?".
La falta de créditos podría desatar una ola de impagos, alertó Barclays. Algunos nuevos productos, que los bancos ofrecen como posibilidad de inversión cuando en realidad se trata de créditos, también representan un importante peligro, señala la compañía.
Mediante dicha estrategia, los bancos evitan verse sometidos a los límites crediticios impuestos a nivel gubernamental. Y en consecuencia, por lo general, no todos son conscientes del riesgo que implica la operación.
"Si esos créditos fracasan, los particulares y las empresas se verán ante pérdidas considerables." Nadie sabe con certeza cuál podría ser la chispa que generara la explosión del gigante asiático. Los analistas coinciden en señalar que el sistema financiero chino, con sus bancos estatales, controles de capital, elevadas tasas de ahorro y falta de transparencia, no funciona como los sistemas occidentales.
La cúpula comunista teme especialmente que se generen tensiones sociales y políticas. Pero simultáneamente, la inflación no deja gran margen de juego para flexibilizar la política monetaria.
Según los resultados de la agencia de calificación Fitch, actualmente cada yuan genera, en el marco de un nuevo crédito, sólo la mitad del crecimiento que lograba hace cinco años.
Antes este panorama, el gobierno chino decidió no tomar una posición activa ni ser el salvador de Europa. El presidente francés, Nicolas Sarkozy dio casi por descontado el apoyo financiero del gobierno comunista a una ampliación del Fondo de Estabilidad Finaciera de la UE.
Y más aquí: https://www.wsj.com/articles/BL-MB-38392