taitos
Forer@ Senior
Sin verificar
Por encima de todas las impresiones que me llevé de mi visita al XI Pen Show quiero comentaros una que por lo que tiene de insólita merece un capítulo aparte en mi crónica de este evento.
Pero antes de entrar en materia quiero declarar mi mayor respeto por las manías y rarezas que cada uno tenga en esta o cualquier otra afición y si contándoos lo que más adelante leeréis desvelo algo personal o el tono no es todo lo correcto que se merece por supuesto que entenderé que el Administrador del Foro proceda en consecuencia a su borrado. Si algo así sucede será porque no sé narrarlo mejor, no por falta de respeto.
Al tema.
A mitad de recorrido de mi tercera vuelta al angosto circuito donde se desarrollaba la feria, andaba todavía ligeramente aturdido; mirando, remirando, toqueteando piezas, pegando la oreja a los comentarios de expositores y visitantes, todo según el plan que me había marcado cuando una extraña pareja me llamó la atención. Se trataba de un señor de mediana edad, con algo de barba y vaqueros que acompañado de otro algo más joven, con gafas, estaba probando una pluma. Para ello le habían despejado un incómodo palmo de espacio en la mesa del amable italiano expositor (ahora no recuerdo quién, si lo veo en alguno de los reportajes lo añadiré). Hasta ahí nada raro. Hace ademán de disponerse a trazar unas líneas y de repente se lleva la pluma a la altura de los ojos y como si ésta se hubiera transformado en un diapasón se la coloca a la altura de la oreja y con la uña del dedo índice comienza a dar ligeros toques en distintas partes: en el plumín, en el capuchón, en el culotte, pluma abierta, pluma cerrada y así. Con cada golpe de uña trazaba suavemente un círculo con la pluma en el aire a la altura de su oreja. Otras veces la acercaba y alejaba lentamente de ella. Pero de escribir nada de nada (
)
Os puedo decir que en ese momento para mí las plumas habían desaparecido y solo veía un túnel al final del cual seguía contemplando la escena. Por supuesto me acerqué disimuladamente y me concentré en entender lo que estaban hablando y lo que pude oír me dejó desconcertado. El señor más mayor le estaba comentando a su amigo que la pluma sonaba bien, pero que no obstante siempre era recomendable probar y escoger bien la afinación para que se adapte al intérprete. Todo ello aderezado con términos que no entendía en este contexto como timbre, textura, calibrados y otros que ya ni me acuerdo. Esto si que era llevar la afición al extremo, pensé: detectar posibles debilidades estructurales de la pieza por el sonido. Lo nunca visto. ¿Qué otra cosa podía ser si no?.
Quedé tan sorprendido que terminé la vuelta y tuve que parar un rato para comentar con mis acompañantes lo que había presenciado. Por cierto, creo que no compró finalmente la pluma. Y le saqué disimuladamente una foto, que no pienso mostraros (por favor no me lo pidáis ni por mp), a no ser que me lo exija el Sr Administrador del Foro, en beneficio del derecho a la información de los foreros, salvando lo comentado al principio sobre el respeto a las manías ajenas, que también tengo yo unas cuantas. Otra cosa es que si algún compañero de foro es el protagonista o el amigo acompañante de mi historia no estaría mal que voluntariamente se identificara y nos ilustrara sobre el tema.
Pero ese sábado por la tarde aún nos quedaba un poco de tiempo y como ya estábamos yo embotado de plumas y mis acompañantes hasta el moño, nos fuimos al Círculo de Bellas Artes. No voy a mentiros. Os diré que fuimos a ver la exposición de Francisco Ibáñez pero como en el mismo precio se incluían otras y el edificio es tan bonito subimos un par de plantas y entramos en la sala que ocupaba esta:
Escritura experimental en España 1963-1983
https://www.circulobellasartes.com/exposiciones/escritura-experimental-espana-1963-1983/
En su web podemos leer:
Desde la escasa y fragmentaria información que tomaba tierra en España relativa a las actividades de la vanguardia internacional, algunos escritores y artistas esculpieron, en los años sesenta del siglo XX, un corpus de obras experimentales con las que pusieron a prueba las lindes del lenguaje y los vínculos entre las artes.
La voluntad de escribir sin el freno de los atavismos del pasado condujo a la experimentación y exploración de las cualidades gráficas del texto, las palabras y las letras. Los artistas inscritos en este registro experimental tendían a la articulación de lo poético en composiciones no semánticas y a la búsqueda de sus cualidades icónicas, formales o concretas, a partir de técnicas tomadas de otros lenguajes como el plástico, el musical, el teatral o el fotográfico.
Efectivamente, todo apuntaba ser un tostón infumable sólo apto para iniciados pero mira por donde encontré esta joya, que por cierto tiene ya unos añitos:
Parece ser que este poeta, artista experimental o lo que sea no sólo componía partituras para interpretar con una estilográfica sino que también realizaba conciertos. ¿Qué pensarían los asistentes y cómo acabaría el evento?. ¿En aplausos o a gorrazos?.
Pionero y vanguardista no debió tener un gran éxito pues no se le conocen más obras o bien la dificultad del instrumento le llevó al fracaso, al por ejemplo, esto ya es de mi cosecha, escoger una estilográfica poco apropiada, caprichosa y técnicamente de difícil ejecución como las italianas o una demasiado grave, pomposa y seria como las MB meistertuck.
Después de este descubrimiento la escena de la mañana en el Pen Show quedaba explicada. Esta pareja de aficionados debían ser músicos-artistas seguidores de esta escuela o habían pasado antes por la exposición y estarían directamente comprobando la musicalidad de la pieza
Otras consideraciones aparte es un ejercicio divertido y todo un reto lo que propone este señor, si lo piensas un poco. Aún es pronto pero no descarto en breve hacer alguna prueba con un par de plumas y ver qué tal suena esa partitura. Quizá estemos ante un aspecto novedoso de nuestra afición. Hablamos frecuentemente del tacto, del olor alguna vez (esas indias de ebonita…), del sabor nada, de momento, y del sonido tan sólo el del plumín al escribir, hasta hoy.
¿Qué será lo siguiente que descubramos?.
No quiero terminar sin dejar de animar, desde el máximo respeto, al forero protagonista de mi historia, que ya he medio identificado, a que nos presente y amplíe este tema tan curioso. ¿Dónde si no aquí le van a comprender mejor?.
Un saludo.
Pero antes de entrar en materia quiero declarar mi mayor respeto por las manías y rarezas que cada uno tenga en esta o cualquier otra afición y si contándoos lo que más adelante leeréis desvelo algo personal o el tono no es todo lo correcto que se merece por supuesto que entenderé que el Administrador del Foro proceda en consecuencia a su borrado. Si algo así sucede será porque no sé narrarlo mejor, no por falta de respeto.
Al tema.
A mitad de recorrido de mi tercera vuelta al angosto circuito donde se desarrollaba la feria, andaba todavía ligeramente aturdido; mirando, remirando, toqueteando piezas, pegando la oreja a los comentarios de expositores y visitantes, todo según el plan que me había marcado cuando una extraña pareja me llamó la atención. Se trataba de un señor de mediana edad, con algo de barba y vaqueros que acompañado de otro algo más joven, con gafas, estaba probando una pluma. Para ello le habían despejado un incómodo palmo de espacio en la mesa del amable italiano expositor (ahora no recuerdo quién, si lo veo en alguno de los reportajes lo añadiré). Hasta ahí nada raro. Hace ademán de disponerse a trazar unas líneas y de repente se lleva la pluma a la altura de los ojos y como si ésta se hubiera transformado en un diapasón se la coloca a la altura de la oreja y con la uña del dedo índice comienza a dar ligeros toques en distintas partes: en el plumín, en el capuchón, en el culotte, pluma abierta, pluma cerrada y así. Con cada golpe de uña trazaba suavemente un círculo con la pluma en el aire a la altura de su oreja. Otras veces la acercaba y alejaba lentamente de ella. Pero de escribir nada de nada (
)Os puedo decir que en ese momento para mí las plumas habían desaparecido y solo veía un túnel al final del cual seguía contemplando la escena. Por supuesto me acerqué disimuladamente y me concentré en entender lo que estaban hablando y lo que pude oír me dejó desconcertado. El señor más mayor le estaba comentando a su amigo que la pluma sonaba bien, pero que no obstante siempre era recomendable probar y escoger bien la afinación para que se adapte al intérprete. Todo ello aderezado con términos que no entendía en este contexto como timbre, textura, calibrados y otros que ya ni me acuerdo. Esto si que era llevar la afición al extremo, pensé: detectar posibles debilidades estructurales de la pieza por el sonido. Lo nunca visto. ¿Qué otra cosa podía ser si no?.
Quedé tan sorprendido que terminé la vuelta y tuve que parar un rato para comentar con mis acompañantes lo que había presenciado. Por cierto, creo que no compró finalmente la pluma. Y le saqué disimuladamente una foto, que no pienso mostraros (por favor no me lo pidáis ni por mp), a no ser que me lo exija el Sr Administrador del Foro, en beneficio del derecho a la información de los foreros, salvando lo comentado al principio sobre el respeto a las manías ajenas, que también tengo yo unas cuantas. Otra cosa es que si algún compañero de foro es el protagonista o el amigo acompañante de mi historia no estaría mal que voluntariamente se identificara y nos ilustrara sobre el tema.
Pero ese sábado por la tarde aún nos quedaba un poco de tiempo y como ya estábamos yo embotado de plumas y mis acompañantes hasta el moño, nos fuimos al Círculo de Bellas Artes. No voy a mentiros. Os diré que fuimos a ver la exposición de Francisco Ibáñez pero como en el mismo precio se incluían otras y el edificio es tan bonito subimos un par de plantas y entramos en la sala que ocupaba esta:
Escritura experimental en España 1963-1983
https://www.circulobellasartes.com/exposiciones/escritura-experimental-espana-1963-1983/
En su web podemos leer:
Desde la escasa y fragmentaria información que tomaba tierra en España relativa a las actividades de la vanguardia internacional, algunos escritores y artistas esculpieron, en los años sesenta del siglo XX, un corpus de obras experimentales con las que pusieron a prueba las lindes del lenguaje y los vínculos entre las artes.
La voluntad de escribir sin el freno de los atavismos del pasado condujo a la experimentación y exploración de las cualidades gráficas del texto, las palabras y las letras. Los artistas inscritos en este registro experimental tendían a la articulación de lo poético en composiciones no semánticas y a la búsqueda de sus cualidades icónicas, formales o concretas, a partir de técnicas tomadas de otros lenguajes como el plástico, el musical, el teatral o el fotográfico.
Efectivamente, todo apuntaba ser un tostón infumable sólo apto para iniciados pero mira por donde encontré esta joya, que por cierto tiene ya unos añitos:
Parece ser que este poeta, artista experimental o lo que sea no sólo componía partituras para interpretar con una estilográfica sino que también realizaba conciertos. ¿Qué pensarían los asistentes y cómo acabaría el evento?. ¿En aplausos o a gorrazos?.
Pionero y vanguardista no debió tener un gran éxito pues no se le conocen más obras o bien la dificultad del instrumento le llevó al fracaso, al por ejemplo, esto ya es de mi cosecha, escoger una estilográfica poco apropiada, caprichosa y técnicamente de difícil ejecución como las italianas o una demasiado grave, pomposa y seria como las MB meistertuck.
Después de este descubrimiento la escena de la mañana en el Pen Show quedaba explicada. Esta pareja de aficionados debían ser músicos-artistas seguidores de esta escuela o habían pasado antes por la exposición y estarían directamente comprobando la musicalidad de la pieza
Otras consideraciones aparte es un ejercicio divertido y todo un reto lo que propone este señor, si lo piensas un poco. Aún es pronto pero no descarto en breve hacer alguna prueba con un par de plumas y ver qué tal suena esa partitura. Quizá estemos ante un aspecto novedoso de nuestra afición. Hablamos frecuentemente del tacto, del olor alguna vez (esas indias de ebonita…), del sabor nada, de momento, y del sonido tan sólo el del plumín al escribir, hasta hoy.
¿Qué será lo siguiente que descubramos?.
No quiero terminar sin dejar de animar, desde el máximo respeto, al forero protagonista de mi historia, que ya he medio identificado, a que nos presente y amplíe este tema tan curioso. ¿Dónde si no aquí le van a comprender mejor?.
Un saludo.
