Jose Claudio
Forer@ Senior
Sin verificar
Si el hecho de que muchas mañanas me despierte con la banda sonora de de su anterior película, Comme une image, hizo que cuando fui a ver la última, Parlez-moi de la pluie, estuviera lleno de prevenciones sobre mi neutralidad a la hora de juzgarla, éstas me duraron poco.
La directora,actriz y guionista francesa nos regala una película intimista, compleja y sutil en la que aborda con finura las contradicciones en las que se mueve una mujer política y feminista que vuelve a su pueblo para ayudar a su hermana a ordenar los recuerdos y el mundo que su madre ha dejado.
Como ella misma ha declarado, va describiendo, a veces con ironía, a veces con dramatismo, pero siempre con pasión, a una serie de personajes que tienen un elemento común: la hermana se considera víctima de la preferencia de su madre hacia su hermana; el amante de la hermana se considera víctima de su padre, el hijo de la bonne ( la sirvienta, vamos) del racismo, y ella, feminista de pro, de los hombres.
Y así, va desgranando con inteligencia la pequeñísima distancia que separa al verdugo de la víctima y los beneficios secundarios a los que las víctimas pueden agarrrarse para eludir sus reponsabilidades afectivas, sociales y políticas en un contexto dimisionario y alienante, y la necesidad que tenemos todos los seres humanos de considerarnos víctimas de algo para suavizar una crítica sobre nosotros mismos que sin esa benevolencia victimista, sería mucho más cruel y, probablemente, más objetiva.
Y lo hace sin caer en el más mínimo estereotipo pues los personajes pueden pasar, en cuestión de segundos, de valientes a cobardes, de mezquinos a generosos, de mediocres a brillantes, de honestos a sinvergüenzas, de lúcidos a estúpidos y todo ello sin que chirrie en lo más mínimo el relato y sin decaer, en ningún momento, el vigor de una histora narrada con pulso firme.
Excelentes actores y una banda sonora que, aunque pueda molestar a algunos, pues para los momentos más burlescos, irónicos y divertidos utiliza música española, alcanza momentos extraordinarios, como en la escena del bautismo, en la que el el Nisi Dominus de Vivaldi, que os adjunto, la eleva a un momento sublime:
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La directora,actriz y guionista francesa nos regala una película intimista, compleja y sutil en la que aborda con finura las contradicciones en las que se mueve una mujer política y feminista que vuelve a su pueblo para ayudar a su hermana a ordenar los recuerdos y el mundo que su madre ha dejado.
Como ella misma ha declarado, va describiendo, a veces con ironía, a veces con dramatismo, pero siempre con pasión, a una serie de personajes que tienen un elemento común: la hermana se considera víctima de la preferencia de su madre hacia su hermana; el amante de la hermana se considera víctima de su padre, el hijo de la bonne ( la sirvienta, vamos) del racismo, y ella, feminista de pro, de los hombres.
Y así, va desgranando con inteligencia la pequeñísima distancia que separa al verdugo de la víctima y los beneficios secundarios a los que las víctimas pueden agarrrarse para eludir sus reponsabilidades afectivas, sociales y políticas en un contexto dimisionario y alienante, y la necesidad que tenemos todos los seres humanos de considerarnos víctimas de algo para suavizar una crítica sobre nosotros mismos que sin esa benevolencia victimista, sería mucho más cruel y, probablemente, más objetiva.
Y lo hace sin caer en el más mínimo estereotipo pues los personajes pueden pasar, en cuestión de segundos, de valientes a cobardes, de mezquinos a generosos, de mediocres a brillantes, de honestos a sinvergüenzas, de lúcidos a estúpidos y todo ello sin que chirrie en lo más mínimo el relato y sin decaer, en ningún momento, el vigor de una histora narrada con pulso firme.
Excelentes actores y una banda sonora que, aunque pueda molestar a algunos, pues para los momentos más burlescos, irónicos y divertidos utiliza música española, alcanza momentos extraordinarios, como en la escena del bautismo, en la que el el Nisi Dominus de Vivaldi, que os adjunto, la eleva a un momento sublime:
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