Hola,
Yo también tengo un JLC, un precioso Reverso,que, hasta la fecha, no me ha causado ningún problema. Si respondo a este hilo es porque hace unos días tuve un problema con otro de mis relojes, un Zenith Chronomaster El Primero. No sé de qué forma se le cayó el cristal y como no me di cuenta, al meterme la mano en el bolsillo se rompió la aguja de los minutos. Llamé al servicio técnico de Zenith y me dijeron que el reloj tendría que llevarlo al taller de Madrid, dejarlo allí, obviamente, y que al cabo de una semana me darían un presupuesto. No sé por qué el tono que utilizaron me dejó un tanto desazonado, desazón que corroboré después al leer en el foro todos los hilos de otros foreros que habían utilizado este taller para la reparación de sus relojes y habían quedado sumamente descontentos con el servicio prestado. Huelga decir que, además, las facturas eran más que enjundiosas, como corresponde a un servicio que depende del grupo LVMH. Esos testimonios fueron más que suficientes para disuadirme de embarcarme en esa aventura de enviar el reloj a la capital y esperar una buena porción de tiempo, pero lo decisivo para desistir del empeño fue la fama del servicio y los precios que allí se barajan. No sabía qué hacer, así que ya empezaba a desesperar un poco cuando mi hermana me habló de un relojero excelente de un pueblo de la provincia de Sevilla, el famoso pueblo de los mantecados. A pesar de que mi primera reacción fue de recelo y desconfianza, cuando me contó que había trabajado varios años en Suiza como relojero me sentí más tranquilo y me decidí a llevárselo para ver qué pasaba. El hombre se sorprendió mucho de que le llevase un reloj de ese calibre, pues regenta una platería-relojería y su labor habitual no pasa de cambiar pilas y otras cosas de semejante tenor. Me dijo que muy desesperado tenía que estar para llevarle el reloj a él. Se puso manos a la obra llamó a un colega suyo que está en Barcelona, este le puso en contacto con el SAT de Madrid y, después de hablar un rato con ellos -yo estuve presente en ese momento- le dijeron que no podían servirle un juego de agujas.
Mal se presentaba, pues, el asunto, pues el problema estribaba en esa aguja de marras, ya que el cristal -por el que por cierto pedían estos de LVMH 392 euros- apareció en casa. El caso es que el hombre me hizo una aguja perfecta, tan perfecta que nadie sería, ni siquiera con la lupa más cristalina y diáfana, capaz de distinguirla de la original. Huelga decir que mi alegría se desbordó, pues no daba crédito a cómo alguien en un oscuro rincón de un pueblo de la Andalucía más profunda, fue capaz de enfrentarse con un problema de ese calibre. Eso sí, él me dijo que el problema sería si hiciera falta alguna otra pieza, pues, cerrados herméticamente los SAT al suministro de piezas, sería muy difícil sacar el reloj adelante. Esta es mi experiencia. No quiero omitir el hecho de que el hombre cuenta con todo tipo de artilugios propios del relojero más preciado.
Espero que esto pueda servirte e ilustrarte un poco acerca de cómo, siempre que no se trate de la consecución de alguna pieza, alguien,con los suficientes conocimientos, práctica y dominio de la relojería es capaz de hacer el mantenimiento de un reloj. Mucho más.
Un cordial saludo.