cesar
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Sin verificar
Galería del Patrimonio de Jaeger-LeCoultre, Nueva exposición temporal.
La invención a través del movimiento
La Manufactura más inventiva de la relojería, Jaeger-LeCoultre, se sentía en el deber de
consagrar una exposición temporal en su Galería del Patrimonio al tema de la invención.
Mezclando clasicismo y alta tecnología, la escenografía sumerge a los visitantes en las fuentes
del proceso mismo de invención. Describe las principales etapas que presidieron la creación
de cuatro calibres presentados en 2010. De la primera idea hasta la terminación del reloj, se
necesitan miles de horas de investigación para descubrir nuevas soluciones técnicas y
estéticas, siempre al servicio de la precisión, de las complicaciones, de las funciones útiles o
también, de la resistencia. Cada creación es una aventura humana.
En Jaeger-LeCoultre el espíritu de invención es una segunda naturaleza. Nacida en 1833 de la
invención de una máquina para cortar piñones, la Manufactura con 40 oficios y 20 tecnologías
punta, ha creado más de 1000 calibres diferentes, 500 de ellos dotados con complicaciones y ha
depositado 390 patentes. Desde el año 2000, los relojeros, ingenieros y artesanos han
registrado 80 patentes y han creado 68 calibres diferentes, multiplicando las primicias mundiales:
tourbillon esférico que gravita sobre dos ejes, el primer reloj de muñeca con 3 esferas equipado
con un solo mecanismo, el primer reloj de pulsera que no necesita lubricación, la primera gran
sonería capaz de reproducir la melodía integral Westminster, el reloj de pulsera más complicado
del mundo.
La nueva exposición temporal de la Galería del Patrimonio de Jaeger-LeCoultre, inaugurada en
Marzo de 2010, invita al visitante a sumergirse en el proceso de invención. ¿Cómo nace un
nuevo proyecto?, ¿En qué patrimonio se basan los ingenieros para concebir nuevas soluciones?,
¿A qué necesidades responden las invenciones? La exposición presenta los cuatro principales
calibres creados por la Manufactura en 2010, explicando la historia de su desarrollo, destacando
sus contribuciones en el ámbito de la precisión, las funciones útiles, la resistencia y las grandes
complicaciones.
El primer espacio de la exposición, está consagrado al Master Compressor Extreme LAB 2
Tribute to Geophysic, un reloj donde el calibre Jaeger-LeCoultre 780 está dotado con
complicaciones específicamente destinadas a las condiciones extremas. En el ámbito del
cronógrafo por ejemplo, la exposición destaca el rico patrimonio de la Manufactura; el primer
cronógrafo fabricado según métodos parcialmente mecanizados (1870), el primer sistema de
tipo “Flyback” (1877), la patente de protección de los contadores de minutos instantáneos
(1892), los calibres ultraplanos (1908), el contador retrógrado (1995) y el revolucionario
concepto Dualwing (2007).
Dentro del espacio, nos encontramos una verdadera “caja negra” que encarna el proceso
creativo, una vitrina en 3D presenta, a través de planos técnicos animados, las principales
invenciones del calibre 780, un mecanismo cuyo desarrollo exigió más de 22.000 horas. Los
visitantes aprenden cómo los ingenieros han optimizado la legibilidad del cronógrafo creando un
contador digital de discos saltantes; o cómo la selección de funciones se reconsideró
completamente por medio de una corona con un pulsador en su interior, o la indicación de la
reserva de marcha se despliega sobre el perímetro de cuadrante, o también por qué los 712
componentes de este reloj hacen de él el cronógrafo deportivo más sofisticado de la relojería.
Al término de esta inmersión técnica, los visitantes pueden admirar el reloj en su caja de TiVan
(aleación de titanio y vanadio), un modelo idéntico al que llevó el alpinista Stephan Schaffter en
su ascensión al Himalaya para conquistar la cima Antoine LeCoultre el 22 de octubre de 2009.
El segundo espacio de la exposición demuestra que las mejores invenciones perduran a través
de los tiempos. Presentado en el SIHH 2010, el Master Memovox Internacional contiene el
calibre Jaeger-LeCoultre 956, quinta generación desde el calibre 815, creado en 1956, el primer
movimiento de la historia que poseía alarma y carga automática. Este concepto técnico
permaneció sin experimentar cambios desde su concepción. En cambio, en cada generación, el
calibre se ha ido dotando de los últimos perfeccionamientos en materia de precisión y de
fiabilidad: masa oscilante con rotor con esferas de cerámica, escape de alta frecuencia, volante
de inercia variable, etc…
En la tercera parte de la exposición, el Master Grande Tradition Grande Complication se
inscribe dentro de la historia de los relojes ultracomplicados creados por la Manufactura desde
el siglo XIX. La sonorización de su mecanismo de repetición de minutos es el resultado de
varios años de investigaciones acústicas: martillos articulados con sorprendentes timbres
“catedral” realizados en una aleación secreta, de sección cuadrada y amplificados por el cristal
de zafiro que protege la esfera del reloj.
Par regular el mecanismo y compensar los efectos de la gravedad, un tourbillon volante gira
sobre sí mismo en unos minutos. Implicado en la esfera del reloj, gira alrededor del centro del
reloj a la velocidad de la rotación de la tierra en relación a las estrellas., es decir, 23 horas, 56
minutos y 4 segundos.: lo que permite indicar la hora sideral (tiempo de referencia de los
astrónomos). Simultáneamente, un pequeño sol efectúa una vuelta por la esfera en 24 horas.:
indicando la hora civil. El pequeño desfase que se crea cada día por la superposición de estos
dos ritmos, permite al reloj indicar los calendarios civil y zodiacal. Con su calibre Jaeger-
LeCoultre 945, este reloj se remonta a las fuentes de la historia de la medida del tiempo: sus
pequeños mecanismos reproducen los movimientos de la tierra con relación al sol y a las
estrellas: la conjugación de la rotación terrestre y su gravitación en torno al sol permiten indicar
el calendario.
Dedicado a la precisión, el cuarto espacio presenta el calibre Jaeger-LeCoultre 381, creado para
el Duomètre à Quantième Lunaire. Nuevo capítulo en la historia de la cronometría, su único
concepto técnico acumula dos mecanismos en un mismo movimiento. Dos trenes de ruedas
dotados con su propio barrilete consiguen un único órgano regulador. Exclusivamente dedicado
a la precisión, el primer tren de ruedas intercambia la energía con el volante y no lleva ni agujas
ni ninguna otra función El segundo lleva todas las funciones del reloj, como la gran luna y el
segundero fulminante, pero no intercambia energía con el volante¡
Dotada de un sistema complejo, la corona permite la puesta en hora del reloj con un sexto de segundo gracias a una parada de segundos que no detiene el volante!
Cada uno en su ámbito, los cuatro modelos de la exposición proponen nuevas soluciones
técnicas, reinventan la precisión, las funciones útiles, el placer de uso y hacen progresar la gran
tradición suiza de relojes con complicaciones.
La invención a través del movimiento
La Manufactura más inventiva de la relojería, Jaeger-LeCoultre, se sentía en el deber de
consagrar una exposición temporal en su Galería del Patrimonio al tema de la invención.
Mezclando clasicismo y alta tecnología, la escenografía sumerge a los visitantes en las fuentes
del proceso mismo de invención. Describe las principales etapas que presidieron la creación
de cuatro calibres presentados en 2010. De la primera idea hasta la terminación del reloj, se
necesitan miles de horas de investigación para descubrir nuevas soluciones técnicas y
estéticas, siempre al servicio de la precisión, de las complicaciones, de las funciones útiles o
también, de la resistencia. Cada creación es una aventura humana.
En Jaeger-LeCoultre el espíritu de invención es una segunda naturaleza. Nacida en 1833 de la
invención de una máquina para cortar piñones, la Manufactura con 40 oficios y 20 tecnologías
punta, ha creado más de 1000 calibres diferentes, 500 de ellos dotados con complicaciones y ha
depositado 390 patentes. Desde el año 2000, los relojeros, ingenieros y artesanos han
registrado 80 patentes y han creado 68 calibres diferentes, multiplicando las primicias mundiales:
tourbillon esférico que gravita sobre dos ejes, el primer reloj de muñeca con 3 esferas equipado
con un solo mecanismo, el primer reloj de pulsera que no necesita lubricación, la primera gran
sonería capaz de reproducir la melodía integral Westminster, el reloj de pulsera más complicado
del mundo.
La nueva exposición temporal de la Galería del Patrimonio de Jaeger-LeCoultre, inaugurada en
Marzo de 2010, invita al visitante a sumergirse en el proceso de invención. ¿Cómo nace un
nuevo proyecto?, ¿En qué patrimonio se basan los ingenieros para concebir nuevas soluciones?,
¿A qué necesidades responden las invenciones? La exposición presenta los cuatro principales
calibres creados por la Manufactura en 2010, explicando la historia de su desarrollo, destacando
sus contribuciones en el ámbito de la precisión, las funciones útiles, la resistencia y las grandes
complicaciones.
El primer espacio de la exposición, está consagrado al Master Compressor Extreme LAB 2
Tribute to Geophysic, un reloj donde el calibre Jaeger-LeCoultre 780 está dotado con
complicaciones específicamente destinadas a las condiciones extremas. En el ámbito del
cronógrafo por ejemplo, la exposición destaca el rico patrimonio de la Manufactura; el primer
cronógrafo fabricado según métodos parcialmente mecanizados (1870), el primer sistema de
tipo “Flyback” (1877), la patente de protección de los contadores de minutos instantáneos
(1892), los calibres ultraplanos (1908), el contador retrógrado (1995) y el revolucionario
concepto Dualwing (2007).
Dentro del espacio, nos encontramos una verdadera “caja negra” que encarna el proceso
creativo, una vitrina en 3D presenta, a través de planos técnicos animados, las principales
invenciones del calibre 780, un mecanismo cuyo desarrollo exigió más de 22.000 horas. Los
visitantes aprenden cómo los ingenieros han optimizado la legibilidad del cronógrafo creando un
contador digital de discos saltantes; o cómo la selección de funciones se reconsideró
completamente por medio de una corona con un pulsador en su interior, o la indicación de la
reserva de marcha se despliega sobre el perímetro de cuadrante, o también por qué los 712
componentes de este reloj hacen de él el cronógrafo deportivo más sofisticado de la relojería.
Al término de esta inmersión técnica, los visitantes pueden admirar el reloj en su caja de TiVan
(aleación de titanio y vanadio), un modelo idéntico al que llevó el alpinista Stephan Schaffter en
su ascensión al Himalaya para conquistar la cima Antoine LeCoultre el 22 de octubre de 2009.
El segundo espacio de la exposición demuestra que las mejores invenciones perduran a través
de los tiempos. Presentado en el SIHH 2010, el Master Memovox Internacional contiene el
calibre Jaeger-LeCoultre 956, quinta generación desde el calibre 815, creado en 1956, el primer
movimiento de la historia que poseía alarma y carga automática. Este concepto técnico
permaneció sin experimentar cambios desde su concepción. En cambio, en cada generación, el
calibre se ha ido dotando de los últimos perfeccionamientos en materia de precisión y de
fiabilidad: masa oscilante con rotor con esferas de cerámica, escape de alta frecuencia, volante
de inercia variable, etc…
En la tercera parte de la exposición, el Master Grande Tradition Grande Complication se
inscribe dentro de la historia de los relojes ultracomplicados creados por la Manufactura desde
el siglo XIX. La sonorización de su mecanismo de repetición de minutos es el resultado de
varios años de investigaciones acústicas: martillos articulados con sorprendentes timbres
“catedral” realizados en una aleación secreta, de sección cuadrada y amplificados por el cristal
de zafiro que protege la esfera del reloj.
Par regular el mecanismo y compensar los efectos de la gravedad, un tourbillon volante gira
sobre sí mismo en unos minutos. Implicado en la esfera del reloj, gira alrededor del centro del
reloj a la velocidad de la rotación de la tierra en relación a las estrellas., es decir, 23 horas, 56
minutos y 4 segundos.: lo que permite indicar la hora sideral (tiempo de referencia de los
astrónomos). Simultáneamente, un pequeño sol efectúa una vuelta por la esfera en 24 horas.:
indicando la hora civil. El pequeño desfase que se crea cada día por la superposición de estos
dos ritmos, permite al reloj indicar los calendarios civil y zodiacal. Con su calibre Jaeger-
LeCoultre 945, este reloj se remonta a las fuentes de la historia de la medida del tiempo: sus
pequeños mecanismos reproducen los movimientos de la tierra con relación al sol y a las
estrellas: la conjugación de la rotación terrestre y su gravitación en torno al sol permiten indicar
el calendario.
Dedicado a la precisión, el cuarto espacio presenta el calibre Jaeger-LeCoultre 381, creado para
el Duomètre à Quantième Lunaire. Nuevo capítulo en la historia de la cronometría, su único
concepto técnico acumula dos mecanismos en un mismo movimiento. Dos trenes de ruedas
dotados con su propio barrilete consiguen un único órgano regulador. Exclusivamente dedicado
a la precisión, el primer tren de ruedas intercambia la energía con el volante y no lleva ni agujas
ni ninguna otra función El segundo lleva todas las funciones del reloj, como la gran luna y el
segundero fulminante, pero no intercambia energía con el volante¡
Dotada de un sistema complejo, la corona permite la puesta en hora del reloj con un sexto de segundo gracias a una parada de segundos que no detiene el volante!
Cada uno en su ámbito, los cuatro modelos de la exposición proponen nuevas soluciones
técnicas, reinventan la precisión, las funciones útiles, el placer de uso y hacen progresar la gran
tradición suiza de relojes con complicaciones.
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