Catilina
Milpostista
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Citizen inició, y Seiko ha logrado, el popularizar y consolidar entre los aficionados a la relojería más tradicional un importante cambio: poner los relojes tecnológicos en precios altos -particularmente los de tecnología GPS- y quitar el remordimiento por comprarlos, analógicos con corazones de cuarzo solar que son lo bastante nuevos para atraer las miradas, pero que también se parecen lo suficiente a los relojes caros de siempre como para atraer a quienes están acostumbrados a gastar pasta en un peluco.
Casio está aprovechando exitosamente el rebufo con sus nuevos MT-G y MR-G, de precios estratosféricos dentro de su catalogo, pasando del “más por menos” al “más por más, pero aún razonable.”
No es que Casio no tuviera antes relojes carísimos y analógicos, recordemos aquellos imposibles MR-G 8100 y otros del mismo pelaje, pero eran un producto residual y nadie aspiraba a que fueran top en ventas, sencillamente ahí estaban para los incondicionales que querían hacer declaraciones de principios y de fidelidad hacia la marca a golpe de billetera.
Sin embargo, por mal que me caiga Seiko y bien que me caiga Casio, lo cierto es que vender este tipo de relojes y hacerlo bien implica algo más que hacerlos, es necesario dar un servicio postventa de calidad. Un aspecto en el que Casio siempre ha tendido al descuido, cuando no a la negligencia.
Los relojes de cuarzo por muy solares que sean, no son eternos, necesitarán cambios de acumuladores o incluso la sustitución del módulo si nos planteamos que los hereden nuestros hijos. Además en el caso de los MT-G, con piezas de resina, Casio debería asegurar que tendrá piezas de sustitución en cantidad, distribución y tiempo suficiente para que estos relojes puedan durar y no ser un engorro.
Hace años -cuando eran Casios caros, pero ni mucho menos como ahora- compre un MR-G en lugar de un MT-G, pese a gustarme más el segundo, porque me conozco a Casio y no quería andar buscando una correa en unos años por toda la red. Cosa que le ha pasado a algunos con el modelo que miré inicialmente.
He hablado de este tema con un vendedor de Japón con el que he establecido una buena amistad después de más de diez años de tratos, y me dijo que desde Casio le dieron muy buenas palabras en este aspecto. Pero al preguntarle con más profundidad vi que solo le dieron eso: palabras, no hay ningún documento interno de Casio que implique un cambio de política, algún tipo de garantía, declaración de principios o exposición de las medidas que se han tomado para garantizar el servicio post-venta a largo plazo.
Claro que está la garantía de cada reloj, pero eso es insuficiente de todo punto: lo que deben asegurar si quieren jugar en este rango de precios, es cómo responderán cuando el reloj necesite piezas dentro de diez, de veinte años. Mientras no lo hagan todos los que hemos conocido su descuido tradicional a este respecto sentiremos poca confianza y se nos hará difícil plantearnos la compra de estos relojes.
Porque para jugar en determinados terrenos de precios importa tanto la seguridad del servicio a largo plazo como la del producto que se vende. Y si en tecnología Casio está muy por delante de sus rivales, en servicio post venta está en flagrantes números rojos.
Casio está aprovechando exitosamente el rebufo con sus nuevos MT-G y MR-G, de precios estratosféricos dentro de su catalogo, pasando del “más por menos” al “más por más, pero aún razonable.”
No es que Casio no tuviera antes relojes carísimos y analógicos, recordemos aquellos imposibles MR-G 8100 y otros del mismo pelaje, pero eran un producto residual y nadie aspiraba a que fueran top en ventas, sencillamente ahí estaban para los incondicionales que querían hacer declaraciones de principios y de fidelidad hacia la marca a golpe de billetera.
Sin embargo, por mal que me caiga Seiko y bien que me caiga Casio, lo cierto es que vender este tipo de relojes y hacerlo bien implica algo más que hacerlos, es necesario dar un servicio postventa de calidad. Un aspecto en el que Casio siempre ha tendido al descuido, cuando no a la negligencia.
Los relojes de cuarzo por muy solares que sean, no son eternos, necesitarán cambios de acumuladores o incluso la sustitución del módulo si nos planteamos que los hereden nuestros hijos. Además en el caso de los MT-G, con piezas de resina, Casio debería asegurar que tendrá piezas de sustitución en cantidad, distribución y tiempo suficiente para que estos relojes puedan durar y no ser un engorro.
Hace años -cuando eran Casios caros, pero ni mucho menos como ahora- compre un MR-G en lugar de un MT-G, pese a gustarme más el segundo, porque me conozco a Casio y no quería andar buscando una correa en unos años por toda la red. Cosa que le ha pasado a algunos con el modelo que miré inicialmente.
He hablado de este tema con un vendedor de Japón con el que he establecido una buena amistad después de más de diez años de tratos, y me dijo que desde Casio le dieron muy buenas palabras en este aspecto. Pero al preguntarle con más profundidad vi que solo le dieron eso: palabras, no hay ningún documento interno de Casio que implique un cambio de política, algún tipo de garantía, declaración de principios o exposición de las medidas que se han tomado para garantizar el servicio post-venta a largo plazo.
Claro que está la garantía de cada reloj, pero eso es insuficiente de todo punto: lo que deben asegurar si quieren jugar en este rango de precios, es cómo responderán cuando el reloj necesite piezas dentro de diez, de veinte años. Mientras no lo hagan todos los que hemos conocido su descuido tradicional a este respecto sentiremos poca confianza y se nos hará difícil plantearnos la compra de estos relojes.
Porque para jugar en determinados terrenos de precios importa tanto la seguridad del servicio a largo plazo como la del producto que se vende. Y si en tecnología Casio está muy por delante de sus rivales, en servicio post venta está en flagrantes números rojos.
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