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SOLO PUEDE QUEDAR UNO - Panerai Radiomir Vs. Patek Philippe Nautilus

  • Iniciador del hilo Maurice
  • Fecha de inicio

Panerai Radiomir Vs. Patek Phillippe Nautilus

  • Panerai Radiomir

    Votos: 32 18,0%
  • Patek Phillippe Nautilus

    Votos: 146 82,0%

  • Total de votos
    178
  • Encuesta cerrada .
Estado
Hilo cerrado
Maurice

Maurice

Forer@ Senior
Sin verificar
Hola,

Bienvenidos una semana más a la eliminatoria para elegir "El Reloj" para el foro!

Tras el segundo enfrentamiento en el que el Zenith El Primero ha arrasado al Heuer Monaco con un 70% de los votos, seguimos con la tercera eliminatoria.

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Primer contrincante: El Panerai Radiomir
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Panerai es una casa mucho más antigua de lo que algunas personas piensan y su historia es bastante curiosa y original. Existen libros completos que retratan con extrema precisión todo este pedigrí, por esta razón en este artículo solo conoceremos a breves rasgos algunos hechos curiosos sobre la mítica marca y en particular sobre el Radiomir que después de varias décadas de existencia sigue siendo una pieza de culto entre los fanáticos de los relojes de lujo.

En el año de 1860 Giovanni Panerai abre su taller de relojería en Florencia que serviría además como la primera escuela de la ciudad para dicho oficio.

En el año de 1864 Guido Panerai & Figlio se crea especializada en ingeniería mecánica, con la finalidad de servir en diseño y producción de instrumentos para la armada Italiana. Posteriormente se trasladaría a su ubicación actual en Piazza San Giovanni y a principios del siglo XX, pasaría a llamarse Orologeria Svizzera. Obviamente la plaza dónde pasaría a asentarse la compañía y el nombre de su fundador es tan solo una coincidencia.

En 1915 Guido Panerai desarrolla y patenta un proceso para crear manecillas y marcadores luminiscentes para equipos de la armada Italiana. Este proceso recibió el nombre de Radiomir ya que contaba con el elemento radio como principal elemento para obtener los resultados deseados.
Por supuesto, Guido no contaba con que el radio es un elemento sumamente peligroso y tóxico.
El radio, es un millón de veces más radioactivo que una masa del mismo tamaño de uranio.

Al igual que las tecnologías actuales mayoritariamente utilizadas en la luminosidad horológica, el radio seguía el mismo principio. El de absorber la luz, almacenarla y emanarla. El radio al igual que el polonio fueron descubiertos por la famosa científica Marie Curie a quien se le atribuye de la misma manera el descubrimiento de la radioactividad y acuñar el término para la posteridad. Parte del folklore de los Estados Unidos cuenta la historia de las "Radium Girls" un grupo de mujeres que trabajaban a partir de 1917 aplicando pintura de radio de forma manual para relojes. A ellas les parecía graciosa la luminosidad que lograba emitir el compuesto y lo utilizaban en su maquillaje, para pintarse las uñas y de forma involuntaria lo ingerían al meterse a la boca los pinceles utilizados para el oficio para afinar sus puntas. Por supuesto, estas chicas trágicamente empezaron a fallecer. Incluso al día de hoy, si cuentas con una pieza Radiomir de la época, no es más que un artículo de colección y no deberías utilizarlo. El radio permanece radioactivo hasta por 1602 años.

Panerai antes de realizar sus famosos relojes realizaba brújulas y medidores de profundidad para la armada italiana. Dadas las limitaciones de aquella época en el equipamiento de inmersión, las profundidades a las que alcanzaban eran bastante bajas para los estándares actuales.

El radiomir como proceso de luminosidad fue utilizado también para equipos marítimos de navegación así como, para elementos de artillería naval al no depender de electricidad para iluminar si instrumental.



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Para el año de 1935 Panerai recibe el encargo de crear relojes de buceo para el comando de submarinistas de la armada real Italiana. Panerai se acercaría entonces a Rolex con la finalidad de desarrollar en conjunto el reloj que hasta el día de hoy mantiene básicamente las mismas cualidades como son por ejemplo su caja de 47 mm de acero inoxidable con forma de cojín y las asas de alambre soldadas a la misma, un calibre automático de cuerda y correas de cuero resistentes al agua, lo suficientemente largas como para llevarlas por encima del traje de inmersión.

Rolex contaba entonces con un modelo de reloj de bolsillo de similares características y se han encontrado bocetos que datan de la misma época del misterioso Rolex 2533. Lo que no se conoce es quien llevó a quien los bocetos que terminarían en el producto final.

Lo que si sabemos es que para aquella época el tamaño del radiomir era ridículamente grande y para los estándares modernos no está tan fuera de tono. ¿Panerai estaba adelantada a su tiempo? Es el historiador de Rolex James Dowling quien ataría los cabos para mostrarnos la evolución del Radiomir que conocemos al día de hoy.



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La época Rolex.


Todos los Panerai Radiomir manufacturados entre 1936 y 1956 fueron fabricados por Rolex. Por ejemplo, el modelo que podemos apreciar en la primera fotografía de este artículo es uno de las 30 unidades que se fabricaron para el ejercito egipcio en 1956. El modelo 6154 tenía originalmente el dial negro, claramente pueden apreciar los efectos del radio en todo su esplendor.

Lo curioso es que todos atribuimos el crédito del primer reloj de submarinismo al Blancpain Fifty Fathoms y posteriormente al Rolex submariner que sin duda merecen la mención por los avances en resistencia a la profundidad y reducción del tamaño de la caja pero el verdadero abuelo de los relojes de submarinismo es sin lugar a duda el Radiomir.

En la siguiente foto se observa a los buceadores de la armada italiana con su característico traje de goma Pirelli que llevaba dos botellas de oxígeno por delante a la altura de la cintura.


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De igual manera en la segunda guerra mundial algunos Kmpfschwimmer alemanes, también llevaban relojes Radiomir en sus tareas, no se sabe como se hicieron con ellos ya que nunca hubo un contrato específico, seguramente fue un intercambio entre aliados en maniobra conjunta.



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Por si para algunos no es suficiente con encontrar en los calibres de los relojes Panerai de la época las inscripciones de Rolex, existen facturas originales de la casa helvética dirigidos a Panerai por concepto de la venta de relojes con referencia 2533. Ni Panerai ni Rolex son claros en su historia oficial sobre colaboraciones, por suerte contamos con investigadores obsesionados en brindarnos estas joyas.



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En el año 1949 se presenta la patente para sustituir al Radio como elemento luminiscente a favor del Luminor. Este, nuevamente daría el nombre al modelo que sustituiría al Radiomir para dejarlo en el olvido durante algunas décadas.

El retorno de Panerai.

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En el año 1993 el actor Sylvester Stallone visitaría personalmente la boutique de Panerai en Florencia y se enamoraría de sus clásicos diseños llevándose algunos de ellos que aparecerían en películas taquilleras como "Day Light" esto fue suficiente para que la casa italiana vuelva con fuerza aprovechando la exposición mediática y de esta manera presentar la primera colección Officine Panerai para el público en general de manera masiva.

Recién para el año 2005 luego de adquirir en 2002 un complejo en Suiza, Panerai produce por primera vez sus propios calibres elevando a un nuevo nivel la marca. Hoy en día la colección de Panerai se basa en sus dos míticos hijos, el Radiomir y el Luminor que han sido refinados con sus nuevos calibres y materiales sin ensayar en nuevos modelos radicales pero si en innovación de los mismos, una formula que ha probado ser exitosa y han logrado transmitir a los aficionados de la marca ese peculiar "je ne sais quoi" que llevan sus relojes que a tantos cautivan pese a no conocer su historia.


Fuente: Horología Prima. Todo sobre relojería. Panerai: La historia del Radiomir Publicado por Martin Endara



Segundo Contrincante: El Patek Philippe Nautilus:


Hijo pródigo de los años 70, objeto de culto del siglo XXI


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En la década de los 70 se produjo lo que sin duda podemos denominar como la mayor revolución experimentada por la Alta Relojería en el siglo XX. Durante siglos, las grandes firmas competían por crear nuevas complicaciones, o por implementar varias de ellas en un reloj de pulsera. La precisión también había sido un importante caballo de batalla y de marketing, enfrentándose en los diversos concursos de cronometría con el fin de acumular galardones y atraer con ellos a nuevos clientes. No podemos olvidar tampoco el constante perfeccionamiento de los acabados de cada una de las piezas del reloj, uno de los aspectos que diferencian a los grandes de los no tan grandes.

Pero lo que ocurrió en 1972, de la mano del diseñador Gerald Genta, no tuvo nada que ver con esto. No fue una innovación técnica ni una mejora en procesos o calidades. Fue un cambio radical de concepto en lo que sería a partir de entonces el reloj de pulsera: El reloj de lujo diseñado para ser utilizado en casi cualquier ocasión sin riesgo de ser dañado.

Este camino ya lo había iniciado años antes Rolex con su Submariner, pero Patek Philippe, Audemars Piguet y Vacheron Constantin, el triunvirato que había reinado durante siglos la Alta Relojería, se mantenía inamovible, centrado en perfeccionar sus relojes de oro con pulsera de piel.

Cuando en 1972 Audemars Piguet recurrió a Gerald Genta para diseñar el primer Royal Oak, ni la misma empresa era consciente del fenómeno que acababa de iniciar. Supongo que la clave del éxito se debió a una mezcla de intuición y de observación del entorno. La Alta Sociedad, los clientes naturales de estas marcas, estaba cambiando su modo de vida de forma radical. Ya se estaba convirtiendo en habitual, incluso en moda, que los personajes de alcurnia practicaran regularmente el deporte y las actividades de aventura, unas actividades nada recomendables para los delicados relojes de oro y sus correas de aligator. Casi se puede afirmar que el primer Royal Oak “Jumbo” fue un reloj experimental, lanzado inicialmente en una serie muy corta para prevenir un posible rechazo de los clientes habituales de la marca. inesperadamente se produjo el fenómeno contrario y no solo estos clientes “de toda la vida”, sino un gran número de nuevos compradores convirtieron al Royal Oak en objeto de deseo y de prestigio.

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¿En que consistía este cambio tan radical de concepto?. Se podría resumir en tres términos: acero, pulsera integrada y hermeticidad. Hasta la fecha, salvo alguna rara y corta edición especial, ninguna de las grandes marcas había utilizado en sus relojes metales que no fueran nobles, y el acero quedaba relegado para firmas de producción menos artesanal y exquisita. El problema es que estos metales nobles se caracterizan por su escasa dureza, indefensos ante los impactos y roces inevitables en la práctica de ciertas actividades. La pulsera de piel, a pesar de su gran elegancia, se deteriora y llega a partirse, originando con ello la caída y daño del reloj, o aun peor, su pérdida. En cuanto a la hermeticidad, la mayoría de relojes de lujo eran simplemente “resistentes a la humedad” o como mucho alcanzaban los 3 bares.

El nuevo Royal Oak estaba realizado íntegramente en acero. Su pulsera, también en acero, ya no era un accesorio de la caja, sino que estaba diseñada para ser totalmente integrada en ella. Finalmente, su hermeticidad alcanzaba uno eficientes 5 bares.

Patek Philippe, el rey entre reyes, no podía quedarse mucho tiempo cruzado de brazos. No solo era una cuestión de negocio, sino que su prestigio podía verse afectado. Incluso su inmaculada imagen, clásica pero innovadora, podía quedar relegada al peligroso concepto de “demodé”. Pero la decisión no era fácil. Patek Philippe no podía limitarse a copiar el Royal Oak, aunque tampoco podía alejarse mucho de un concepto y diseño que había triunfado de forma tan espectacular. La respuesta fue la más pragmática posible.

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Patek Philippe recurrió a Gerald Genta, el mismo diseñador que había creado el Royal Oak. Creó un reloj que también era de acero, también constaba de una pulsera metálica integrada y también alcanzaba unos niveles de hermeticidad superiores a lo habitual en relojes de lujo. Incluso la forma de su bisel también huía de la típica forma redonda para seguir la geometría octogonal del Royal Oak. La diferencia, es que Patek Philippe llevo estos cuatro conceptos a niveles mucho más extremos y complejos. Así nació el legendario Nautilus, cuya primera referencia fue 3700/1A.

La caja del primer Nautilus medía 42 mm de diámetro por 7,60 mm de grosor. Solo con estas dos cifras ya se había alcanzado el primer objetivo. Un reloj más grande de lo habitual, pero que mantenía el escaso grosor de sus hermanos clásicos de oro.

La consecuencia de ello a nivel práctico y estético, es un reloj con bisel más grueso, que mantiene la legibilidad y que gracias a su finura no pierde la elegancia inherente a cualquier Patek Philippe. Pero estos logros no se alejaban de los conseguidos por Audemars Piguet con su Royal Oak. Había que hacer algo más y aquí es donde Patek Philippe puso toda la carne en el asador.


Las orejas del Nautilus

El Royal Oak recurrió al clásico diseño de caja en tres partes: bisel, carrura y fondo. La innovación técnica consistió en la forma de unir estas tres piezas. En lugar de sellarlas a presión o a rosca, los dos métodos conocidos hasta la época, Audemars Piguet utilizó unos largos tornillos que desde el bisel hasta el fondo atravesaban las tres piezas y las unían fuertemente. La innovación estética consistió en su bisel de forma octogonal y especialmente en las cabezas visibles de los tornillos que de el partían. Dos elementos que ya forman parte de su identidad.

La caja del Nautilus no fue una evolución sino una auténtica revolución de diseño e ingeniería. Partiendo de la finalidad básica de obtener una gran hermeticidad con poco grosor, Patek Philippe realizó un ejercicio de lógica de lo más simple y eficaz. La lógica dice que cuantos más elementos hay que unir, más puntos débiles hay que inmunizar del agua. Por tanto, la solución no puede ser más obvia y revolucionaria: crear una caja formada por tan solo dos elementos. Así la caja del primer Nautilus 3700/1A, carecía de fondo separado y por tanto solo constaba de una carrura de una sola pieza con el fondo integrado y del bisel. Esta solución planteaba un segundo problema, que era el ensamblaje del mecanismo dentro de la caja de la forma más eficiente posible. Esta operación que siempre se realizaba extrayendo el fondo del reloj ya no era posible, pues este elemento no existía.

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Aquí es donde Patek Philippe y Gerald Genta encuentran una solución única y exclusiva, incluso hoy en día: un bisel que está unido a la caja mediante bisagras, permitiendo su liberación y fijación de forma ultra-rápida y eficiente. Ello también implica un cambio radical en el diseño, ya que forzosamente estas bisagras requieren de unos salientes que las alberguen, dando origen a las famosas “orejas” que se han convertido en el símbolo icónico del diseño del Nautilus. Nunca antes un nuevo concepto había conseguido tal éxito y notoriedad, tanto a nivel técnico como a la vez estético. Este particular diseño también origina cierta confusión entre las personas no muy introducidas en las particularidades del Nautilus, ya que sus dimensiones son “relativas”. Cuando decimos que su diámetro es de 42 mm, nos estamos refiriendo a una medición entre las 3 y las 9, que incluye las mencionadas orejas. Por contra, si medimos la caja del Nautilus entre las 12 y las 6, sus diámetro es de tan solo 38 mm. Este es un hecho muy a tener en cuenta para quienes puedan pensar que los “falsos” 42 mm son excesivos para un reloj que quiera mantener su elegancia.

Ya se había conseguido el primer objetivo, una caja que a pesar de utilizar el mismo material que el Royal Oak, comportaba un diseño mucho más avanzado. El Nautilus también conseguía el objetivo inicial de este cambio de concepto tan radical: una hermeticidad de nada menos que 12 bares, casi tres veces superior a la del Royal Oak.

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Pero aun faltaba el bisel, un elemento que desde el punto de vista estético es el más notorio y relevante de un reloj de este tipo. Si no nos fijamos demasiado, puede darnos la impresión de que el bisel octogonal es una copia del Royal Oak, algo por otra parte lógico teniendo en cuenta que ambos relojes los diseñó el mismo genio. Pero si nos adentramos en su geometría, veremos que el Nautilus lleva el diseño octogonal hasta el extremo. Mientras el bisel del Royal Oak es octogonal en su parte externa y circular en la interna, el del Nautilus es octogonal en ambas. Ello requiere que tanto el mecanizado del bisel como del cristal y de la junta hermética sean perfectos, ya que de lo contrario la hermeticidad tan duramente conseguida se iría al traste. Esta complejidad es probablemente una de las causas de la reducida producción del Nautilus.


La esfera cambiante

Otro elemento crucial en un reloj de este tipo es su esfera. Al igual que el resto de elementos que lo conforman debe ser fácilmente legible, y además mantener la elegancia inherente a cualquier reloj firmado por Patek Philippe.

El principio básico de la legibilidad es el contraste entre las indicaciones y el fondo. Fiel a esta norma, el Nautilus utiliza unos índices aplicados sobre fondo oscuro. Estos índices, realizados en oro, son de forma rectangular y muy estilizados, pero lo suficientemente anchos para albergar la materia luminiscente que los hará visibles en la oscuridad. Las agujas siguen exactamente la misma pauta, con un grosor idéntico al de los índices horarios. De este modo ya se ha logrado un conjunto de gran visibilidad y armonía estética.

La única inscripción que encontramos en la esfera, ubicada y centrada a las 12 horas, es la marca PATEK PHILIPPE con el término GENEVE inmediatamente debajo de ella. La tipografía es discreta y recurre al color blanco para contrastar con el fondo. Muy acertadamente, Patek Philippe omite el término “automatic” tan en boga en esa época. El propietario de un Nautilus no necesita ningún absurdo recordatorio del tipo de carga de su reloj.

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El conjunto de todos estos elementos ya ha conseguido el objetivo inicial de facilidad de lectura y discreción. Pero faltaba el detalle que además le confiriera ese punto de elegancia y distinción que hace de un Nautilus un reloj realmente camaleónico en su versatilidad. Y la solución fue ciertamente camaleónica, eligiendo un fondo de esfera que varía su tonalidad en función del ángulo de incidencia de la luz que refleja. Es evidente que el tono básico de la esfera del Nautilus es azul, pero si giramos lentamente la muñeca, veremos que este azul varía su intensidad e incluso parece gris en función del ángulo de visión adoptado. Además, este fondo no es liso, sino que consta de una estrías horizontales que probablemente son las culpables de su cambio de tonalidad.

Este relieve de la esfera es precisamente el que condiciona el diseño de la única función que quedaba por implementar: el fechador. Una de las críticas de algunos perfeccionistas ha sido que el fondo blanco del fechador no coincide con el color de la esfera, pero el relieve de esta lo hace imposible. La primera dificultad sería elaborar un disco fechador con las misma estrías de la esfera, y que estas se alinearan a la perfección en todas y cada una de sus posiciones. Aunque de gran dificultad, seguro que Patek Philippe hubiera sido capaz de lograrlo, pero ello comportaba dos inconvenientes insalvables. Por una parte, de forma inevitable, el disco del fechador queda a un nivel inferior al de la esfera, con lo que la incidencia de la luz difiere y por tanto los cambios de tonalidad no coincidirían. Por otra, la aplicación de las estrías implicaría un relieve que a su vez incrementaría el grosor del disco, obligando a un aumento del grosor general de la caja del reloj.

El grosor es probablemente la palabra clave que distingue al Nautilus y al Royal Oak de los mucho relojes deportivos que ya existían en la época. Si analizamos todos los puntos que hemos descrito hasta el momento, veremos que este es el elemento clave del diseño de todos ellos. Realizar un reloj robusto y hermético es fácil, pero que al mismo tiempo sea elegante implica que este sea lo más fino posible, y aquí radica su extraordinaria dificultad, tanto de concepto como de implementación. La prueba de ello, es que incluso hoy en día no existe un solo reloj que se acerque al ratio hermeticidad/grosor del Nautilus.

La pulsera del Nautilus

Este último elemento externo de un reloj de estas características es el que puede afinar el conjunto o dar al traste con todo lo conseguido. Su integración visual y estética con la caja debe ser armoniosa y dar una imagen de continuidad. La clave de todo ello es la forma de unir los distintos eslabones que conforman la pulsera. Una vez más, la precocidad de Royal Oak limitaba las posibilidades, ya que de ningún modo se podía “copiar” su diseño.

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Mientras el Royal Oak utiliza dos pequeñas piezas ligeramente verticales para unir cada uno de sus eslabones horizontales, el Nautilus recurre a una sola pieza de unión de geometría también horizontal. Al estar la pieza de unión centrada, permite un cierto juego de la pulsera con respecto a la caja del reloj, lo que incrementa ligeramente su flexibilidad y su adaptación transversal a la muñeca de su portador.

Otro elemento diferenciador es el acabado de los elementos de acero de la pulsera. A los eslabones, al igual que para la caja, se les aplica un acabado satinado, muy acorde con un reloj deportivo. Por contra, las piezas de unión son totalmente pulidas. Esta misma solución de contraste de acabados, la podemos observar en el canto del bisel y de la misma carrura, todos ellos también pulidos. El conjunto resultante es un reloj en el que predomina el acero satinado, pero que cuenta en cada una de sus piezas con pequeños detalles pulidos. Una vez más, todo enfocado a conseguir el difícil objetivo de aunar deportividad y distinción, dos características antagónicas que el Nautilus consigue armonizar.

El motor del Nautilus

Algo solo conocido por los más iniciados en este mundo de la Alta Relojería, es el origen del calibre que motoriza el primer Nautilus. Probablemente pueda escandalizar a los más fanáticos del erróneo concepto actual de “manufactura”, pero ha sido la verdadera realidad durante siglos de Alta Relojería.

El calibre 28-255 C que utilizaba el Nautilus 3700/1A de 1976, probablemente el más legendario de todos los relojes existentes, estaba fabricado por Jaeger-LeCoultre. Que nadie se ponga las manos en la cabeza, porque la base de ese mismo calibre, el Jaeger-LeCoultre 920, es la misma que utilizaba Audemars Piguet en su Royal Oak y Vacheron Constantin en su Overseas. En el caso de Audemars el calibre final se denomina 2120 y en el caso de Vacheron 1120.

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calibre 28-255 C

El origen de compartir un mismo calibre, realizado externamente, por parte de los tres grandes, es un tanto confuso ya que existen diversas versiones. La más fiable es que las tres grandes manufacturas unieron fuerzas para financiar el desarrollo de un calibre que a la vez fuera muy robusto y muy plano. Para ello recurrieron a una manufactura histórica como es Jaeger-LeCoultre, especialista en la elaboración de dicho tipo de mecanismo.

Este calibre de base, denominado 920, jamás ha sido utilizado por Jaeger en sus relojes ya que el acuerdo comportaba la exclusividad para los que realizaron el encargo. Una vez entregado el mecanismo, cada uno de los tres realizaba sus pequeñas modificaciones y sus propios acabados y decoraciones, pero el esquema y su base técnica se mantenía inalterada.

Años más tarde, Patek lo reemplaza por su propio calibre 315 SC, pero Audemars Piguet lo sigue utilizando incluso hoy en día en el Royal Oak 15202, curiosamente mucho más caro que el 15300 que equipa su propio calibre. Este calibre automático oscila a una frecuencia de 21.600 alternancias por hora y utiliza un volante de inercia variable que se regula mediante cabezas perdidas, lo que en Patek Philippe se denomina sistema Gyromax.

La carrura solidaria con el fondo de la caja del Nautilus impedía ver su mecanismo, algo que luego cambió en sus distintas evoluciones. Esta interesante evolución del Nautilus de 1976, hasta llegar a la amplia variedad de hoy en día, la dejamos para la segunda parte del artículo sobre este reloj Legendario.

Fuente: Articulo publicado por Watch Test. Patek Philippe Nautilus: hijo pródigo de los años 70, objeto de culto del siglo XXI Publicado por Enric Moliné


Pues bien.... Hechas las presentaciones, solo nos queda decidir quien pasará a la siguiente ronda...

¿Quién ganará en este duelo? ¿Qué argumentos usará para vencer?

Os invito a votar por vuestra reloj elegido. Os animo también a dar las opiniones y argumentos de vuestra elección. Que esto no se convierta exclusivamente en votar por el preferido y el más deseado, sino que también compartamos nuestros conocimientos y argumentemos nuestro voto.

¿Ganará el aura mágica de Gerald Genta o la pasión de los Paneristi?

Sin mas dilación...

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Última edición:
votar para Nautilos
 
Votado.
Gracias por el curro :clap:
 
Incomparables.
Pero elijo el Nautilus.
Aunque no veo el sentido a comparar dos relojes (y dos marcas) tan distintos.
 
Nautilus
 
Sin duda Nautilus
 
El Nautilus ... qués mu apañao ...
 
El Nautilus
 
  • #10
El Panerai [emoji12]!!!
 
  • #11
Esta sí que es difícil ::bash::
 
  • #12
Lo siento por el Pam, pero si he de elegir uno, voto por el Nautilus.
 
  • #13
Nautilius
 
  • #14
De nuevo muchas gracias por incluir toda esta cantidad de información sobre ambos candidatos. De ambos modelos conocía algunas pinceladas de sus historias, pero nada en comparación con lo expuesto.

Entrando ya en la comparativa, mi elección es el Nautilus, por concepto de reloj deportivo, evolucionando (o revolucionando, como has dicho) enormemente el diseño de su competidor.

Un saludo. :ok::
 
  • #15
Nautilus...no hay duda.
 
  • #16
Nautilus
 
  • #17
Nautilus !! Que buen trabajo haces como siempre gracias!
 
  • #18
En esta si que no hay color compañero, el PP, q va a ganar por robo. Salu2
 
  • #19
Nautilus en este caso ,sólo hay dos contrincantes que puedan hacerle sombra
 
  • #20
El pate.
 
  • #21
Mi voto es por el radiomir
 
  • #22
Como decía el de Primos Lejanos: " No seas ridículo ".
 
  • #23
He votado por Panerai... Patek tiene más nombre, pero en este estilo creo que Panerai a aportado más...

Parek es sin dudas importante, pero su ámbito es otro estilo de reloj... sin ir más lejos, prefiero un Royal Oak por sobre un Nautilus cualquier día de la semana...

Saludos
 
  • #24
PPlease!
 
  • #25
Complicado, pero me quedo con Panerai
 
Estado
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