El africano
De la casa
Sin verificar
Ayer sorprendí a mis conocidos apareciendo con un reloj con armis. Además es mi primer reloj con la esfera gris y, por si faltaba algo, mi primer Omega. No me lo he quitado desde que salí de la joyería esa que patrocina el subforo de Omega y que se haya en
esta la ciudad que habito. Fui a preguntar y salí con el puesto. Bueno, primero salí sin él a comprar dinero al banco y luego, más feliz que una perdiz, con esta joya.
[/URL][/IMG]
José Moreno, el excelente vendedor de Armando Martínez, me dejó a solas con el reloj mientras atendía a unos extranjeros con ganas de souvenirs con clase. Yo después de mirarlo por todos lados me decidí a toquetear la corona. Veo fundamental para determinar la calidad de un reloj sentir lo que transmite el tacto de la corona. Me gusta que sea recio, seguro el tacto, el clic
al tirar de ella.
Ahora viene una demostración de mi tremenda ignorancia. Desenrosco la corona, le doy cuerda, estiro un poco para poner la fecha y,! o cielos, que horror! Me he cargado el reloj. Se mueve la aguja horaria en lugar de la fecha. Resoplo, atornillo la corona,
dejo el reloj sobre la mesa acolchada, busco disimuladamente una cámara que haya grabado mi fechoría.
En estas viene José, me pide perdón por no haberme podido atender, se sienta conmigo y yo le pregunto si tiene algún misterio el cambio de fecha en este reloj. No, contesta. Hace lo mismo que yo minutos antes y veo que cambia la fecha moviendo la aguja horaria. Es por el cambio de hora sin que afecte a los minutos, muy cómodo si viajas a Canarías, por ejemplo. Me dice. Casi me baja la regla.
Descansé y decidí que me lo quedaba para cambiar la fecha de tan original modo y disfrutar de un reloj completísimo y precioso.
Y ahora más horribles fotos.
[/URL][/IMG]
[/URL][/IMG]
[/URL][/IMG]
Gracias por llegar hasta aquí. Y, ya sabéis, no toquéis lo que no conocéis. Un saludo.
esta la ciudad que habito. Fui a preguntar y salí con el puesto. Bueno, primero salí sin él a comprar dinero al banco y luego, más feliz que una perdiz, con esta joya.
José Moreno, el excelente vendedor de Armando Martínez, me dejó a solas con el reloj mientras atendía a unos extranjeros con ganas de souvenirs con clase. Yo después de mirarlo por todos lados me decidí a toquetear la corona. Veo fundamental para determinar la calidad de un reloj sentir lo que transmite el tacto de la corona. Me gusta que sea recio, seguro el tacto, el clic
al tirar de ella.
Ahora viene una demostración de mi tremenda ignorancia. Desenrosco la corona, le doy cuerda, estiro un poco para poner la fecha y,! o cielos, que horror! Me he cargado el reloj. Se mueve la aguja horaria en lugar de la fecha. Resoplo, atornillo la corona,
dejo el reloj sobre la mesa acolchada, busco disimuladamente una cámara que haya grabado mi fechoría.
En estas viene José, me pide perdón por no haberme podido atender, se sienta conmigo y yo le pregunto si tiene algún misterio el cambio de fecha en este reloj. No, contesta. Hace lo mismo que yo minutos antes y veo que cambia la fecha moviendo la aguja horaria. Es por el cambio de hora sin que afecte a los minutos, muy cómodo si viajas a Canarías, por ejemplo. Me dice. Casi me baja la regla.
Descansé y decidí que me lo quedaba para cambiar la fecha de tan original modo y disfrutar de un reloj completísimo y precioso.
Y ahora más horribles fotos.
Gracias por llegar hasta aquí. Y, ya sabéis, no toquéis lo que no conocéis. Un saludo.