CASCARILLEIRO
Habitual
Verificad@ con 2FA
... pues entonces, en ese caso, servidor está de cumpleaños.
Y el que le acompaña en la foto, hace 30 años (treinta!) que está conmigo. Si, aunque no lo parezca por su aspecto. Y quienes me conocen saben que no ha sido mimado, que tiene "mucha mili" encima, desde que mi madre, que quería regalar a su hijo un "reloj para toda la vida" me lo entregó con tanta ilusión, aquel 3 de febrero de 1989.
Esta semana, algún compañero se echó unas risas a mi costa por el gran cariño -admiración y favoritismo- que tengo a este reloj. Pero es que, como decía en otro hilo ayer o anteayer, sostengo que un reloj no es sólo calibre o movimiento. Y éste, más allá de tener un corazón de cuarzo (por cierto, no de los malos) es una carrocería de lujo que, encima, no envejece. La clave está en su caja y armis del material "Hard Metal", patentado por Rado (una aleación de carburo de titanio y tungsteno, para mí gusto mejor que la Cerámica Hi-Tech, por la que la marca de Lengnau es tan conocida).
A eso le añado que en treinta años hemos vivido juntos los acontecimientos más destacados, por decisión propia. Y fue el centro de tantas miradas y comentarios, desde el principio, sobre todo cuando quienes me rodeaban tenían a un reloj de estas características conceptuado como "alta relojería" [emoji1] (normal, nuestros venerados eran los Lotus, los Swatch...)
Luego me he hecho muy selectivo, entiendo y conozco mucho más de este mundo de la relojería; me doy día a día cuenta de cuánto me falta por aprender; he conocido e incorporado piezas más complicadas y, por qué no decirlo, más valoradas y más costosas.
Pero mi Rado siempre será mi "ojito derecho". Él lo sabe y los demás también. Nadie le disputa su lugar.
Y el que le acompaña en la foto, hace 30 años (treinta!) que está conmigo. Si, aunque no lo parezca por su aspecto. Y quienes me conocen saben que no ha sido mimado, que tiene "mucha mili" encima, desde que mi madre, que quería regalar a su hijo un "reloj para toda la vida" me lo entregó con tanta ilusión, aquel 3 de febrero de 1989.
Esta semana, algún compañero se echó unas risas a mi costa por el gran cariño -admiración y favoritismo- que tengo a este reloj. Pero es que, como decía en otro hilo ayer o anteayer, sostengo que un reloj no es sólo calibre o movimiento. Y éste, más allá de tener un corazón de cuarzo (por cierto, no de los malos) es una carrocería de lujo que, encima, no envejece. La clave está en su caja y armis del material "Hard Metal", patentado por Rado (una aleación de carburo de titanio y tungsteno, para mí gusto mejor que la Cerámica Hi-Tech, por la que la marca de Lengnau es tan conocida).
A eso le añado que en treinta años hemos vivido juntos los acontecimientos más destacados, por decisión propia. Y fue el centro de tantas miradas y comentarios, desde el principio, sobre todo cuando quienes me rodeaban tenían a un reloj de estas características conceptuado como "alta relojería" [emoji1] (normal, nuestros venerados eran los Lotus, los Swatch...)
Luego me he hecho muy selectivo, entiendo y conozco mucho más de este mundo de la relojería; me doy día a día cuenta de cuánto me falta por aprender; he conocido e incorporado piezas más complicadas y, por qué no decirlo, más valoradas y más costosas.
Pero mi Rado siempre será mi "ojito derecho". Él lo sabe y los demás también. Nadie le disputa su lugar.
Última edición: